XXII
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✧「 Capítulo veintidós 」✧
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ADDS CAMINÓ POR LOS PASILLOS DE LOS laboratorios, dirigiéndose al laboratorio de velocidad, donde sabía encontraría a Barry.
El velocista había desaparecido luego de que el grupo llegara con Abra Kadabra. Sabía que Barry no podía dejar de pensar en el hecho de que estaban dejando ir la oportunidad más cercana que habían tenido hasta el momento, la oportunidad de saber quién era Savitar.
Con sus poderes se impulsó para poder subir la rampa del laboratorio, y una vez arriba comenzó a caminar hasta el castaño, quien estaba sentado en un borde de la pista.
Sin decir ni una palabra, Adds se hincó frente a él, pasando una de sus manos por la mejilla de su prometido, mientras le regalaba una sonrisa de lado.
—No pienses tanto en ello —pidió en voz baja.
—Estamos dejando ir nuestra mejor oportunidad. No puedo dejar de hacerlo —negó aún sin mirarla a los ojos.
—Aún tenemos tiempo.
—¿Pero cuanto tiempo más tardaremos en encontrar una oportunidad cómo esta? —inquirió—. Estamos perdiendo.
La rubia guardó silencio, pensando detenidamente en lo próximo que diría.
—Tienes razón, el tiempo se está acabando, casi perdimos a Caitlin. Pero no aún no es tarde Barry. No todo está perdido.
Finalmente el velocista centró sus ojos en los de su prometida. Viendo la preocupación con la que estos le miraban.
—Si llega el momento y te pierdo, yo ya lo habré perdido todo —susurró.
Adds sintió una fuerte punzada en su pecho. Verlo así, y saber que era su culpa ya le estaba pasando cuenta.
—Puedo soportar esto, puedo soportar hasta estar en el maldito infierno. Pero lo que no soporto es verte así —confesó tomándolo por las mejillas—. No soporto verte de esta forma, menos sabiendo que es por mi culpa —susurró.
Barry negó mientras tiraba de ella hasta él, sentándola sobre sus piernas.
—No es tu culpa.
—Yo soy quien va a morir —hizo una mueca—. Y estás así porque eso, creo que queda bastante claro todo, Amor.
—Pero no es tu culpa.
—Tampoco es la tuya —señaló Adds.
Barry suspiró.
—Solo.., no pienses tanto en esto. Disfrutemos el tiempo y los buenos momentos que podemos tener. Déjame disfrutar de tus sonrisas —pidió acariciándole ambas mejillas.
Barry se sonrojó ligeramente, mientras una casi imperceptible sonrisa se asomaba por sus labios. Al ver aquello Adds sonrió genuinamente.
—A algo como eso me refiero.
Él negó mientras su sonrisa se pronunciaba. Adds se acercó lentamente y junto sus labios con los de él. En un lento y suave beso. Sintiendo cada roce electrificante recorrerlos de pies a cabeza.
—¿Sabes que quiero ahora? —habló ella, sintiendo sus labios rozarse con los de él a causa de la cercanía.
—¿Qué?
—Quiero ir a casa, ver películas en compañía de mi prometido. Y quien sabe, tal vez nos besemos unas cuantas veces más y nos abrazaremos... —sonrió divertida.
Barry sonrió divertido de igual forma.
—¿Y a qué estamos esperando?
Adds soltó una risita divertida mientras se ponía de pie y tiraba de él.
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AMBOS SE ENCONTRABAN RELAJADAMENTE RECOSTADOS en el sofá de su hogar, viendo alguna película que Adds había dejado Barry escogiera, hasta que el pitido en el celular de Adds interrumpió la paz.
Sabiendo que aquello no significaba nada bueno Adds se abalanzó sobre su celular, revisando los datos registrados en este.
—¿Qué es eso? —inquirió Barry curioso.
Adds ahogó un jadeo.
—Los laboratorios —pronunció a tropezones.
—¿Qué?
—Barry, es Caitlin... Hay que ir a los laboratorios ¡Ya!
En un segundo, sin pensarlo más, Barry la cargó en sus brazos y corrió hasta el lugar indicado.
Al llegar pudieron ver como la enfermería se encontraba destrozada, al igual que habían rastros de escarchas por doquier lo que les indicaba solo una cosa.
—Killer Frost —murmuraron a la par.
Nuevamente ambos comenzaron a moverse, siguiendo en camino de hielo en las paredes, llevándoles a las tuberías donde frente a ellos vieron a Caitlin dándole las espaldas y a los chicos frente ella.
—Detente —saltó Adds quedando entre la reina de hielo y los demás.
—Aww, la parejita vino al rescate —se burló viendo cómo Barry se posicionaba a un lado de su prometida—. Grandioso, ahora puedo deshacerme de ustedes también.
—Al pareces tú no eres mi mejor amiga —murmuró Adds.
—Nunca lo fui —hizo saber Killer Frost, preparándose para atacar.
Adds alzó una pared de fuego, deteniendo el ataque de la peliblanca, para luego lanzar la pared contra ella, mandándola lejos.
—Lo siento Caity —susurró arrepentida.
—Eres tan débil y patética —se burló, poniéndose de pie.
—Caitlin, tú puedes vencer esto —le incentivo Barry.
—Lo sé, pero no quiero.
Tras decir aquello, la peliblanca creó una pared de hielo impidiéndoles la salida de las tuberías.
Adds lanzó una potente esfera de fuego logrando que la pared rápidamente comenzara a derretirse, por lo que Barry no dudó en salir corriendo tras Caitlin. Lamentablemente fue muy lento, ya que ella ya había desaparecido.
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BARRY SOLTÓ UN ADORMILADO GRUÑIDO EN cuanto sintió un característico cuerpo sobre él, junto a unas suaves a caricias que se proporcionaban en su mejilla.
—Barry —llamó Adds—, Amor.
—¿Qué? —cuestionó con voz rasposa, aún sin abrir los ojos mientras de paso se aferraba a la cintura de su prometida quien soltó una suave risa.
—Feliz cumpleaños Amor —susurró cerca de su oído, para luego seguir con las caricias que proporcionaba esta vez con su nariz.
—Adds, Amor, son las cuatro de la mañana —musitó Barry viendo de reojo el reloj en la mesita de noche.
—Pero es tu cumpleaños —indicó nuevamente con un puchero—. Eres un mal agradecido, Bartholomew —bufó, buscando apartarse de él.
Barry dejó salir una risa ronca, mientras la retenía en la misma posición.
—Suéltame —ordenó ella intentando soltarse.
—Vamos, no te enojes amor. Solo bromeaba —murmuró esta vez mirándola.
Adds bufó nuevamente y resignada se recostó sobre el pecho desnudo de su prometido.
—Te odio.
—No, me amas —canturreó.
—Ya no —negó—. Yo me despierto temprano para desearte feliz cumpleaños y ni eso agradeces —hizo un puchero.
Barry sonrió y la tomó del mentón para besar sus labios. Y a pesar de fingir estar enojada, Adds se dejó llevar de todas formas.
—Gracias —murmuró sobre sus labios—. Por eso te amo.
Adds solo sonrió, para luego volver a recostarse sobre su pecho y abrazarlo. Se sentía tan bien tener una madrugada normal, con la persona que amaba. Se sentía bien a pesar de saber que probablemente no tendrían más como esas.
—Te amo —musitó ella, dejando un beso sobre el pecho de Barry—. Felices 28 anciano —rió.
Él la observó indignado, y en un rápido movimiento la dejó bajo él para comenzar a hacerles cosquillas.
—¿Cómo que anciano? —reclamó.
Adds comenzó a reír inmediatamente, pero no sabría decir si por el rostro de indignación de su prometido o por el ataque de cosquillas que estaba sufriendo.
—¡No! —gritó—. ¡Barry por favor! —rió.
Con una sonrisa divertida el velocista dejó de ejercer la acción sobre el abdomen de ella.
—Pues este anciano te da el mejor sexo, según tu —habló metiéndose entre sus piernas.
—Mmm... tal vez solo te mentí —sonrió divertida.
—¿Qué te parece si lo ponemos a prueba? —inquirió él en un susurro a un lado de su oído.
—Eso estaría bien por mí —accedió, haciendo una llave con sus piernas alrededor de Barry.
Para cuando Barry despertó horas después, alrededor de las 8 a.m, Adds no se encontraba a su lado, y parecía ser que desde hacia ya un bueno tiempo no lo hacía, puesto que el lado de la rubia se sentía frío.
Se puso de pie, pasando parte de su pijama por su cuerpo para así salir de la habitación y comenzar a bajar las escaleras, en busca de su prometida.
Para cuando llegó a la planta baja, no tardó en divisarla en la sección de la cocina. El estéreo estaba encendido a un volumen moderado, mientras ella cantaba alguna canción en español a la par que cocinaba alguna cosa.
—Yo te llevo dentro
Hasta la raíz
Y por más que crezca
Vas a estar aquí.
Barry se acercó con una pequeña sonrisa, abrazándola por la espalda. Y Adds al sentir el toque de su prometido, no dudó en relajarse y apoyarse ligeramente en el pecho de este, mientras seguía con su tarea en la cocina.
—Aunque yo me oculté tras la montaña
Y encuentre un campo lleno de caña
No habrá manera ni rayo de Luna
Que tú te vayas, que tú te vayas.
Entonó el siguiente verso, sintiendo como Barry echaba su cabello a un lado para depositar suaves y tibios besos al rededor de su cuello.
—Mmm... —jadeó—. Amor...
—¿Si? —inquirió él mientras seguía con su trabajo.
—Estoy tratando de ser una buena prometida y hacerte el desayuno por tu cumpleaños, pero si sigues así no sé si la comida terminará a medias o terminaré por quemar la cocina —admitió para luego soltar un suspiro.
El velocista soltó una risa ronca, logrando que todo su cuerpo vibrara, al igual que el de Adds.
La rubia apagó la cocina en cuanto terminó con los panqueques y se dió la vuelta, cruzando sus brazos por el cuello de Barry, quien aferró sus manos a su cintura.
—Feliz cumpleaños, amor —susurró, conectando sus miradas—. Espero que todos tus deseos se hagan realidad —le sonrió.
Barry le sonrió de vuelta y subió una de sus manos hasta la mejilla de su prometida, dejando suaves caricias.
—Te tengo a ti aquí, conmigo —musitó—. Y ese es mi mejor deseo hecho realidad —admitió.
Las mejillas de Adds se tornaron de un suave rojo, mientras soltaba una risita boba.
—Te amo demasiado Bartholomew Henry Allen —le hizo saber mientras rozaba su nariz con la de él.
—Y yo te amo a ti, Adeline Verania Singh.
Ambos sonrieron y sin más acortaron la distancia, juntando sus labios en un tierno beso el cual duraría solo unos segundos.
—Entonces, preparé panqueques, fruta picada, café y un pastel —comentó en cuanto se separaron—. Oh, y huevos revueltos con tostadas.
—¿Tocino?
Adds le puso mala cara.
—Una cosa es que sea tu cumpleaños, y otra cosa muy distinta es el hecho de que me prometí a mí misma que nunca tocaría o cocinaría carne de animal muerto —recordó—. Soy vegetariana.
—Si, lo recuerdo —rió—. Solo bromeaba.
—Bien, supongo que querrás de todo un poco —supuso dándose la vuelta para comenzar a servir todo en platos.
—Supones bien —asintió abrazándola nuevamente por la espalda—. Hueles bien—. comentó, rozando con su nariz el cuello de su prometida.
—He tomado una ducha antes de bajar —explicó—. Cosa que te falta a ti.
—¿Estás diciendo que huelo mal? —inquirió con ambas cejas alzadas.
—Tal vez, quien sabe —murmuró riendo.
Barry negó mientras se separaba de ella para ayudarle a servir café. Tomó dos tazas en sus manos para luego dejarlas en la barra y esta vez tomar la cafetera con una de sus manos.
—Barry... —aquel susurro salió de forma temerosa.
Al notar aquello el velocista se dió la vuelta rápidamente, viendo cómo todo a su alrededor se desvanecía, para dar paso a un nuevo escenario consigo mismo presente y dos personas más, en la famosa Calle Infantino.
Frente a él se encontraba Adds, con los ojos cubiertos en lágrimas repitiendo una y otra vez que lo sentía. Y tras ella se encontraba Savitar tomándola por la espalda mientras una de sus filosas lanzas apuntalaba en su espalda.
—Te dije que no podrías evitarlo, Barry —habló de forma majestuosa Savitar—. Estás destinado a perder.
—Déjala ir. Por favor —suplicó el velocista escarlata.
—No importa los míseros intentos que hiciste para cambiar este futuro, Flash, porque siempre terminaríamos aquí. Contigo suplicándome —se rió.
—¡Por favor! ¡Haré lo que quieras pero déjala ir! —gritó avanzando unos pasos.
—Barry, te amo —sonrió con tristeza Adds.
—Tu pierdes, Barry.
Y antes de que el velocista pudiera dar siquiera un paso, la cuchilla atravesó el cuerpo de su rubia, su Adds, para que luego este cayera estrepitosamente al suelo, sin vida alguna.
El castaño soltó un grito ahogado, sintiendo como sus ojos lagrimeaban, y su corazón se quebrajaba en mil pedazos. Se acercó a ella rápidamente, dejándola sobre sus piernas, para así abrazarla entre sollozos.
—No, no me puedes dejar —susurró a pedido—. Vamos amor. No me hagas esto otra vez.
Su mano se posó en el rostro de ella, sintiendo su piel fría y sin vida.
—Vamos mi amor. No puedes dejarme —suplicó—. No me dejes.
Pero nada ocurría. Todo parecía una pesadilla.
—Vamos amor, abre tus ojos, por favor —pidió en un nuevo susurro.
Entonces una conocida voz lo alertó, llamando por completo su atención.
—Tu me mataste, Barry.
—¿Q-qué? —alzó su cabeza viendo a la persona frente a él.
—Todo esto es tu culpa —lo señaló la rubia frente a él—. Tú me mataste.
—N-no... yo no quería —negó él,.
—¿Estás seguro? —inquirió ella acercándose—. No es la primera vez que muero por tu culpa —sonrió de lado—. ¿No es así?
El velocista vio como el cuerpo en sus brazos se desvanecía, y como luego el cuerpo frente a él se volvía cada vez más real. Sin embargo la sangre permanecía sobre el torso de la rubia y en sus propias manos.
—Antes de Flashpoint —mencionó ella—. Si hubieras matado a Zoom como debías nada de esto hubiera ocurrido. Yo no habría muerto aquella vez, y tampoco lo estaría ahora —explicó dando un toquecito en la mejilla de él—. Pero ya sabes la historia. No asesinaste a Zoom y morí. Creaste Flashpoint y al volver yo estaba viva, pero ahora estoy a punto de morir. De nuevo.
—Y-yo... yo... —intentó hablar él, aún atónito.
—Ya lo sé. No querías que muriera —blanqueó los ojos—. Pero lo hice, lo haré —corrigió.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó limpiando las lágrimas en sus mejillas.
Y en eso todo volvió a desvanecerse.
Abrió sus ojos de golpe, viendo su entorno alerta, no tardando en reconocer aquel lugar como su habitación. A su lado se encontraba cierta rubia observándole con ojos preocupados mientras se acercaba rápidamente a él.
—Hey, todo esta bien —aseguró con voz suave.
Él solo la observó por unos segundos antes de asentir y ponerse de pie, sintiendo como su toque quemaba. Y por más que no quisiera fuera así, su toque dolía en recuerdos.
Adds lo vió caminar por la habitación, y posteriormente lo vió salir de esta para luego escuchar el ruido de la puerta principal abriéndose y cerrándose. Soltó un sonoro suspiro.
Habían pasado semanas desde que Barry había comenzado con las tormentosas pesadillas. Y durante las últimas se había comenzado a cerrar poco a poco con ella, alejándose, enviándola lejos. Y ya no lo soportaba. No soportaba ver a la persona que más amaba de ese modo, y menos sabiendo que era a causa de ella.
No tardó en ponerse de pie para bajar a la cocina y prepararse un café. Por seguido se sentó en uno de los bancos frente al mesón de la cocina, mientras soplaba la humeante taza en sus manos. Pasaron aproximadamente unas dos horas hasta que Barry volvió al apartamento, y la encontró en el mismo lugar, dormida con sus brazos sobre el mesón y su cabeza sobre estos.
Soltó un suspiro, sintiendo la culpabilidad invadirlo. Después de todo ella no tenía la culpa de nada. Su rubia no tenía la culpa de que él se cerrara ante ella, no tenía culpa en la culpabilidad que a él le invadía. Ella era simplemente inocente.
No tardó en acercarse hasta ella, para alzarla cuidadosamente en sus brazos. Adds se removió despertándose al instante.
—¿Qué hacías aquí? —Barry preguntó en un torpe balbuceo.
—Estaba esperándote —murmuró ella, intentando bajar de sus brazos.
Barry hizo una mueca, disgustado.
—Debes dejar de hacer esto, Bar —pidió Adds tomándolo de las mejillas—. Debes dejar de alejarme.
Él suspiró. Sabía que ella no tenía la culpa y que tenía razón, pero no podía evitarlo. Y menos cuando en parte era ella quien le torturaba en sus pesadillas.
—Adds yo... no lo entiendes —negó.
—No, Barry. Si lo entiendo, tú más que nadie sabes que lo entiendo —le cortó—. Por eso no quiero que pases lo que yo pasé.
Ambos guardaron silencio, compartiendo miradas. Miradas donde Adds le suplicaba con a través de sus ojos que hablara y confiara en ella.
—Habla conmigo —pidió—. Déjame ayudarte, Amor.
Barry suspiró.
—Y-yo... bien —asintió finalmente.
Y antes de que Adds pudiera omitir una palabra como tal, fue interrumpida por su propio gritillo al sentir como Barry la alzaba. Y en menos de un segundo ambos estaban recostados nuevamente en la cama.
El castaño se acomodó sobre ella, posando su cabeza sobre el pecho de su prometida, sintiendo como rápidamente ella comenzaba a acariciar su cuero cabelludo, intentando relajarle. Cosa que si funcionaba.
—Amor.
—¿Si? —preguntó Barry en un susurro.
—Habla conmigo —le recordó—. Puedes confiar en mi.
—Lo sé.
Un pequeño silencio se hizo plazo nuevamente dentro de la habitación, pero no tardó en ser cortado.
—Yo... es solo que cada vez que cierro los ojos te veo a ti, cayendo en mis brazos sin vida —comentó con voz tortuosa—. Y luego es como si te desvanecieras de mis brazos, y te viera frente a mí, diciendo que todo es y fue culpa. Que cada vez que has muerto ha sido mi culpa —confesó.
Adds suspiró con el corazón haciéndosele añicos en el pecho.
—Eso no es cierto Barry. Es solo una cruel mentira que tu subconsciente crea, culpándote por cosas que están fuera de tu alcance.
—¿Realmente lo es? —inquirió—. Porque no lo veo tan incierto.
Adds abrió su boca sorprendida.
—Bar...
—Tal vez yo soy el problema —murmuró—. Porque cada persona a mí alrededor muere a causa mía. Mi madre, Ronnie, Eddie, mi padre, tú... —enumeró—. Tal vez si soy yo el culpable, el problema.
—No digas eso —negó ella intentando evitar que las lágrimas escaparan de sus ojos—. Te prohíbo decir esa mierda otra vez.
—Adds...
—¡No Barry! —le cortó tomando asiento en la cama, obligándole a hacerlo de igual forma—. Eso es pura mierda.
—No lo es tanto...
—Si, lo es, y mucho —su respiración falló por un segundo—. En tu vida has hecho algo para lastimar a alguien. Eres la persona más pura en este maldito mundo. Y si, cometes errores pero es normal. Eso no te vuelve culpable de algo. Todas esas muertes no son tú culpa, muchas fueron accidente, otras fueron a conciencia y decisión propia o por un bien mayor. Pero eso no las vuelve tú culpa —negó nuevamente.
—Pero...
—No. Pareciera que siempre tengo que repetirte lo mismo, Amor —suspiró Adds acariciando sus mejillas—. Y no tengo problemas en hacerlo cada día, cada noche, e inclusive cada segundo, pero me destruye ver cómo te culpas y te destruyes a ti mismo por algo que queda totalmente fuera de tu criterio y de tus manos.
Un involuntario puchero se formó en los labios del velocista, y Adds no pudo evitar abalanzarse sobre él abrazándolo, creyendo que había sonado muy dura.
—Lo siento, no quise sonar tan dura e insensible —se disculpó.
El castaño se aferró a ella, pasando sus brazos por su cintura mientras hundía su rostro entre el hueco que quedaba entre el cuello de Adds, mientras ella seguía dejando caricias en su cabello y espalda.
—No pienses más en ello, Amor —murmuró a pedido.
—No puedo evitarlo —confesó.
Adds hizo una mueca.
—Eres la mejor persona en este planeta, Barry —aseguró tomándole del rostro nuevamente—. No importa las estupideces u errores que cometas, porque todos sabemos que cada unas de ellas van tras un impulso de hacer el bien. Tú eres un héroe al pie de la letra. Tú eres mí héroe sin importar el qué —le sonrío suavemente.
Adds bajó un poco la cabeza de Barry, buscando que llegara a su altura. Dejó un beso sobre su frente para luego seguir con un lado de su mejilla, y así con el otro. Dejando un beso en su nariz, en su mentón y luego depositar un último y suave beso sobre sus labios.
Sus labios se mantuvieron posados sin moverse sobre los de él, y cuando estuvo a punto de separarse, él atrapó los de ella en un suave beso. Un beso que se prolongó a unos cuantos más donde no había segundas intenciones, donde solo eran muestras de amor, apoyo, y comprensión. Todo lo que necesitaba.
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ADDS LO ADMIRÓ DORMIR PACÍFICAMENTE A SU LADO, viendo como se encontraba aferrado a ella como si su vida dependiera de cada milímetro de su persona. Soltando respiros tan tranquilos y pacíficos, las facciones del rostro suaves y relajadas.
Siempre se había prometido cuidarle, porque sabía que Barry al tener un alma tan pura como la que poseía, era frágil, pero a pesar de eso se mantenía fuerte. Siempre se proponía seguir adelante. Y no podía creer que fuera ella quien nuevamente le estuviera rompiendo, lo impulsara al borde del precipicio manteniéndolo firme de un solo y fino hilo, cuando ella solo quería darle felicidad y estabilidad.
Una débil sonrisa se formó en sus labios al verle murmurar alguna incoherencia. Lo amaba tanto que aveces como en esos casos dolía. Dolía porque quería estar siempre a su lado, quería seguir creciendo junto a él. Y no podría, probablemente ninguno podría. No sin el otro.
El pensamiento de que no podía dejarle se fortificaba cada vez más en cada centímetro de su cabeza. E intentaba mantenerlo de pie a pesar de que los tiempos y los hechos no les acompañaban.
—Cueste lo que cueste —susurró—. Porque yo tampoco pienso perderte otra vez.
Dejó una caricia en su mejilla, y a pesar de él seguir profundamente dormido, una pequeña sonrisa se formó en los labios del castaño mientras instintivamente buscaba más aquel suave toque.
2014, Nanda Parbat.
—¿Quien es él?— inquirió el rubio admirando la foto en las manos de la joven.
—Mi mejor amigo —sonrió con un deje de nostalgia.
—¿Está muerto? —preguntó Ethan con leve curiosidad.
Adds suspiró, sintiendo un nudo formarse en su pecho.
—No —respondió—. Lo abandoné cuando más me necesitaba.
Ethan le miró atentamente. Lograba ver el dolor en aquellos ojos que fríos se mostraban en la constancia de cada día. Lograba escuchar la cortada y baja respiración que soltaba su amiga. Sin embargo se sentía un tanto ajeno al sentimiento propio que embargaba a la rubia.
—¿Por qué no vuelves? —cuestionó.
Adds sonrió de lado, con una constante punzada en su pecho.
—Ya no soy la persona que él recuerda. Ya no soy digna de seguir a su lado o de sentir netamente su presencia —murmuró—. Ya no soy su Rayito.
—¿Harías todo por él? —preguntó con fría curiosidad.
—Sin importar las consecuencias —aseguró—. Es la persona más fuerte y a la vez frágil en este mundo. Vela por todo el mundo sin importar cuán roto esté su corazón.
Ambos guardaron silencio.
—Él merece que hagan cualquier cosa por él, cueste lo que cueste —agregó.
—¿Y qué haces aquí?
—Estoy aquí por él. Nunca podría lastimarlo.
—Cueste lo que cueste —repitió Ethan pensando.
—Cueste lo que cueste —afirmó Adds.
2017, Central City.
—¿Donde dices que irás? —cuestionó Barry.
—Con Ethan. Quiere que le acompañe a firmar unos papeles y luego a conocer a su hijo.
—¿Lo logró? —cuestionó sorprendido.
Lo último que recordaba respecto al tema de Ethan y su hijo era que, la madre del menor no quería que este le conociera. No cuando decía que el rubio sería un pésimo padre. Cosa en la que claramente él, Adds y el resto del equipo no coincidían.
Había olvidado por completo el tema, ya que su mente maquinaba totalmente en torno a vencer a Savitar.
—Lo logró —sonrió Adds.
Dejó el cepillo devuelta en el tocador y se acercó hasta la cama donde Barry se encontraba sentado. Y con agilidad se lanzó sobre él, quedando sentada sobre sus piernas mientras le cruzaba los brazos por el cuello.
—¿Qué te parece la idea de ser tío? —preguntó curiosa la rubia.
—Sería extraño —admitió pensativo—. Pero no me desagrada.
Adds sonrió.
—¿Pero sabes algo?
—¿Qué? —le observó con atención.
—Me gusta más la idea de ser padre —le sonrió inocentemente.
La rubia soltó una carcajada.
—Buen intento —negó divertida.
—Habló en serio —protestó con falsa indignación.
—Yo también —coincidió—. Espera a unos años más. Es difícil digerir la idea de que me hincharé como un globo y luego me saldrá un niño de casi 48 centímetros de ahí abajo.
—Si lo dices así suena fatal.
—No solo suena fatal, amor, es fatal —le observó seriamente—. Mejor adoptemos.
—Me gusta esa idea —admitió.
Ambos sonrieron, mutuamente.
—Bueno, debo irme.
Barry suspiró. Realmente no quería dejarla ir.
—Te amo —murmuró sobre sus labios.
—Te amo más —aseguró ella con una sonrisa.
Adds dió un nuevo salto, para finalmente quedar de pie, tomó su bolso con una de sus manos colgándolo sobre su hombro para luego darle una sonrisa a su prometido y salir por la puerta de la habitación.
Al salir de su edificio, Adds se encontró a Ethan fuera de este, recargado en el auto, con la mueca más nerviosa que le había visto en su vida. Cosa que le causo gracia a decir verdad.
—Oye, súper papá —llamó acercándose —. No estés nervioso. Todo irá bien.
—¿Cómo estás segura? —preguntó mientras ambos entraban en el vehículo.
—Soy bruja —bromeó—. Pero hablando seriamente, algo me dice que todo irá bien —le sonrió con seguridad—. Ahora ¿Qué esperamos?
Ethan soltó un suspiro y tras este puso en marcha el vehículo. Los nervios lo llevarían a saltar de un puente, pero sabía que Adds no le dejaría, y probablemente lo golpearía por estúpido.
Ninguno de los dos se sentía realmente bien como para hacer algo como aquello. No cuando Caitlin estaba perdida por la ciudad siendo Killer Frost. No cuando el tiempo seguía corriendo y la posibilidades se volvían cada vez menos, acercándose a lo nulo. No se sentía bien traer a un niño de poco más de un año a conocerlos cuando el ambiente estaba tan tenso.
Pero era ahora o nunca. Ethan no volvería a tener la oportunidad así que debían hacerlo, y ella no dudaría en apoyarlo sabiendo lo importante que era la situación para su mejor amigos.
Adds esperó fuera del juzgado en todo momento. Dentro se encontraba Ethan, Cecile como su abogada y la madre del niño junto a este y su abogado.
En aquel tiempo Adds medito bastantes cosas. Tal vez hizo una lista mental de cosas que debía hacer si o si en aquel tiempo. Lo que realmente le dolería dejar, sería a Barry. Sabía que los demás lograrían seguir con sus vidas si ella moría. Pero Barry... había perdido tanto que tenía miedo que se terminara perdiendo a él mismo si le perdía.
—Muchas gracias Cecile, lo digo en serio —escuchó decir a Ethan, logrando sacarla de sus pensamientos.
—No hay de que. Este pequeño merecía conocer a su padre —la mujer le hizo una caricia al menor, logrando que este sonriera.
Tras ello, Cecile no tardó en marcharse, haciéndole un ademán de despedida a Adds y recordándole a Ethan que debía cumplir con un horario.
—Hola precioso, Andrew, soy tu tía, la tía Adds —sonrió la rubia pellizcándole suavemente las mejillas al bebé—. Es precioso, E.T —sonrió desviando su mirada hasta su mejor amigo.
—Es mi hijo, claro que es precioso —remarcó con altanería.
Adds negó y le quitó al niño de los brazos para así subir con él a la parte trasera del vehículo y acomodarlo en la sillita que Ethan había comprado especialmente para él.
—Dios, aún no puedo creer que soy tía —murmuró atónita Adds.
—Bah, imagínate yo. Aún no me creo que soy padre —murmuró Ethan mirándola por el espejo retrovisor.
—Este bebé debe conocer al tío Barry —musitó Adds dándole un toquecito en la mejilla a Andrew—. Este bebé guapo debe conocer a sus tíos.
Ethan sonrió viéndola actuar así. En definitiva su mejor amiga se veía adorable con sus instintos maternos activados. Lo había comprobado anteriormente con Adara, y ahora lo comprobaba con Andrew.
Era una pena que el futuro les dijera que aquello no sería una realidad para ella.
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HOLA HOLA
espero que todes estén bien. Bueno quería comentarles algunas cositas, comenzando principalmente por la falta de votos y comentarios, honestamente odio parecer tan pesada con el tema, pero para mi es súper importante teniendo en cuenta que son estos los que suelen ser los mayores motivantes para escribir, y últimamente mi nivel motivacional a la hora de escribir está fatal. Ustedes ven que he publicado constante todas las semanas, pero aquellos eran capítulos que tenía escritos desde hacía más de un mes, y este que he subido hoy me a costado un montón terminarlo, porque ni motivación para ver la serie tenía.
Es cierto que este libro ya no me motiva tanto como antes, lo único que me ondea a seguir adelante es que en el siguiente libro contaré los orígenes de Adara y eso literal se contará en un capítulo. Pero si ya llega el punto en el que no me veo con más ganas de escribir, terminaré esta historia, y puede que me tome un tiempo de lo que es esta trilogía o puede que cancele el tercer libro. No lo sé, suelo ser muy indecisa.
Bueno me he alargado un poco pero solamente quería decirles cómo me sentía respecto a esto, por lo demás espero tengan un bonito resto de semana<3
y como en cada capítulo digo, no se olviden de votar y comentar<3
editado: 10/05/2022
─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬
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