III
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✧「 Capítulo tres 」✧
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TAL COMO DIJO ADDS, AQUELLA no sería una despedida definitiva. Ellos seguirían viéndose día a día debido a sus trabajos tanto como Adds y Barry, como en sus trabajos de héroes. Por lo tanto aquella era una despedida a lo que solían ser juntos.
—¿Despertó? —le preguntó a Cisco, entrando al cortex.
—Si, ella despertó hace unos... ¿Estás bien? —se detuvo a preguntar, al ver los ojos de su mejor amiga.
Adds asintió e intentó encaminarse hasta la enfermería pero fue detenida por Cisco.
—¿Estuviste llorando? —cuestionó nuevamente, tomando su rostro entre sus manos, luciendo preocupado.
—Estoy bien, Cisco —aseguró sonriéndole lo más sinceramente posible.
—No estoy muy seguro de eso —murmuró viendo como Barry entraba al cortex con un gesto que reflejaba las misma emociones que Adds.
—Tengo que ir a ver a Adma.
—Si, claro —asintió aún reacio a dejarla ir, pero finalmente lo hizo—. Por cierto, ella preguntaba por una chica rubia y un castaño. Claramente se refería a ti y a Barry —apuntó al velocista quien estaba pendiente de la conversación.
—¿Por qué? —cuestionó Barry.
—No lo sé amigo. Tal vez porque fueron las primeras personas que vio cuando despertó —se encogió de hombros.
Ambos asintieron y se encaminaron hasta la enfermería tomando distancia entre ellos. En cuanto pusieron un pie dentro, la mirada del par cayó sobre la pequeña castaña, la cual estaba al pendiente de quien se adentraba en la habitación.
—Los estaba esperando —informó Caitlin con media sonrisa.
—Hola, linda —Adds sonrió sentándose en un borde de la cama.
—Hola —murmuró tímida.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Barry.
—Me siento bien... creo —la clara forma de hablar que tenía la pequeña sorprendió a ambos meta-humanos. Sus palabras sonaban tan claras al hablar para ser tan pequeña.
—Eso es bueno —comentó Adds mirando a Caitlin quien solo asintió indicando que la pequeña se encontraba en buenas condiciones.
—¿Ustedes...? —los miro a ambos— ¿Ustedes son mis padres?
Tal pregunta tomó por sorpresa a Adds y Barry, logrando que ambos comenzaran a soltar balbuceos a la hora de responder, al no saber que replicar ante aquello.
—Lo siento, bonita —murmuró delicadamente Barry tras aclarar su garganta—. No lo somos.
—Oh —susurró—. ¿Y quiénes son?
La expresión de tristeza que puso la pequeña les encogió el corazón a ambos jóvenes. Era claro que aquello había logrado lastimarlos aún más teniendo en cuenta la situación actual.
—Mi nombre es Barry —se presentó.
—Y el mío Adds. Con nuestros amigos cuidamos de ti mientras estabas dormida —intentó explicar—. ¿Recuerdas tú nombre, cariño? —preguntó Adds dando una caricia en su mano.
—No —negó.
—Bueno linda, nosotros tampoco sabemos mucho sobre ti sabes —comentó la rubia —. Eres una pequeña desconocida para nosotros —tocó la nariz de la menor de forma juguetona, haciendo sonreír a la pequeña.
Barry por inercia sonrió de igual forma. Adds nunca había sido gran fan de los niños, más allá de aquel sueño de tener una hermana menor, pero siempre que había convivido con algún pequeño era totalmente adorable, al igual que los pequeños quedaban encantados con ella, y eso lo entendía completamente. Él podía ver aquel lazo comenzar a formarse entre la pequeña castaña y Adds.
—Lo único que sabemos de ti es que te llamas Adma —siguió Barry, atrayendo la verdosa y dulce mirada de la pequeña, quien le sonrió haciendo que él le sonriera de vuelta.
—No me gusta ese nombre —comentó la menor mientras negaba y arrugaba su nariz.
—¿A no? —cuestionó con ligera diversión Adds—. ¿Qué te parece si te buscamos uno?
La pequeña asintió emocionada, haciendo reír de forma sincera a ambos. Tal vez aquello sería bueno para ambos luego de aquel desastroso y doloroso momento que tuvieron durante el día anterior.
—Muy bien —asintió—. ¿Alguna sugerencia Barry? —preguntó desviando brevemente la mirada hasta él.
Olvidando sus problemas ambos se enfrascaron en la búsqueda de un nombre para la pequeña Adma. Negando y riendo por algunos nombres, sonriendo y disfrutando la compañía junto a la pequeña castaña. Y sintiendo como sus corazones comenzaban a llenarse con un poquito de felicidad ante aquella pequeña presencia.
—Bien, entonces Callia queda descartado —suspiró Barry, viendo como ambas asentían— ¿Que hay de Valeria?
—Es un lindo nombre —concordó Adds, pensativa.
—No, no me gusta —volvió a negar la pequeña.
—Vaya, vaya. Tenemos a una pequeña exigente aquí —bromeó Barry, haciéndola reír tiernamente.
—Eso parece —siguió Adds.
—Esos nombres son feos —respondió la pequeña alzando sus brazos de forma frustrada.
—Bien, bien. ¿Que opinas de Ada...? —Adds titubeó al decir sus siguiente palabras, pensando aquel nombre guardado en un rincón de su memoria.
—Adara —completó para si mismo Barry mirando levemente sorprendido a Adds.
—¿Qué opinas de Adara? —cuestionó finalmente Adds, mirando como la pequeña ojiverde comenzaba a sonreír.
—¿Te gusta? —preguntó Barry.
La pequeña asintió con una gran sonrisa, intercalando la mirada entre ambos.
—Bueno, al parecer hemos encontrado el nombre ganador —señaló Barry.
—Al parecer, ¿No es cierto Adara?
—¡Si! —chilló la pequeña con desbordante alegría.
Cisco y Caitlin miraban al trío desde lejos, con sonrisas adornando sus rostros.
—Esto es muy tierno —susurró Caitlin.
—Nunca creí que vería una escena como esta —Cisco tocó su corazón dramáticamente.
—Estoy muy segura de que estos dos serían muy buenos padres —opinó.
—Pienso lo mismo —asintió el ingeniero—. Solo espero que puedan resolver sus problemas.
—Espero lo mismo —murmuró Caitlin.
Ambos podían apreciar perfectamente la manera en que Barry observaba a Adds cuando ella no se daba cuenta, al igual que ella le observaba a él.
Si supieran que aquello parecía tan lejano para ellos.
—Hey, chicos —saludó una conocida voz tras ellos.
—Carol, Diana, hola —saludó la bioingeniera.
—¿Está mi hija aquí?
—Claro, esta con la pequeña en la enfermería junto a Barry.
—¿Adds y Barry juntos en una habitación? —preguntó incrédula Diana.
—A medida que vayan acercándose verán la razón —comentó Cisco.
Ambas mujeres se dirigieron a la enfermería y a medida que se iban acercando lograron ver como su hija, Barry y la pequeña reían al unísono por alguna tontería que seguramente alguno de los mayores dijo.
Diana golpeó suavemente las paredes de cristal de la enfermería, llamando la atención del trío.
—Oh, hola —Adds les dio media sonrisa—. Adara, ellas son mis madres. Ella es Carol y ella Diana —las apuntó.
—Hola, linda —saludó Carol mientras se acercaba.
—¿Cómo te sientes?
—Bien, gracias —sonrió tímidamente la menor.
Luego de que la pequeña conociera un poco más a fondo ambas mujeres, Adds procedió a intentar explicarle la situación.
—Bueno cariño —Adds le acarició la mejilla—. Lo que te diré tal vez sea un poco difícil de entender o digerir, pero tienes que entender que esta decisión se tomó pensando en lo mejor para ti, ¿Bien?
Adara asintió.
—Bien, entonces Carol y Diana serán quienes cuidaran de ti. Ellas te darán un hogar —explicó suavemente.
—¿Como mis madres? —cuestionó mirando a Barry.
—Algo así —asintió él.
—Oh, yo creí que ustedes cuidarían de mí —murmuró—. ¿No pueden ser ustedes?
—Lo siento, linda —Adds le sonrió apenada—. Nosotros no...
—¿Pero ustedes no están junto? —interrumpió Adara—. ¿Ustedes pueden cuidar de mí?
Aquellas palabras fueron un balde de agua fría para ambos. El latente dolor no tardó en hacerse presente nuevamente. En definitiva no estaban listos para ese tipo de preguntas.
Escondiendo cualquier tipo de flaqueo en su tono de voz, Adds se aclaró la garganta para hablar.
—Lo siento, linda. Pero no somos novios y lamentablemente no estamos capacitados para cuidar de ti —explicó finalmente.
—Pero no es porque no queramos hacernos cargo de ti —aseguró Barry viendo como los ojos de la pequeña se aguaban—. Es solo que siempre estamos muy ocupados.
—Exacto —asintió Adds sin mirar a Barry—. Pero te aseguro que Carol y Diana son simplemente increíbles madres. Ellas te darán dulces si te portas bien —susurró en su oído, haciendo sonreír ligeramente a la pequeña—. Además puedo visitarte cada que me sea posible.
—¿En serio? —inquirió. Adds asintió—. ¿Tú también me visitarás? —esta vez observó a Barry.
—Cada que quieras y yo pueda ahí estaré —asintió él intentando sonreír.
Lamentablemente no era tan bueno como Adds en cuanto a ocultar sus emociones se trataba.
—Bien, entonces si quiero —aceptó la pequeña—. ¿Puedo elegir la decoración de mi cuarto? —pidió cuando ambas mujeres estuvieron a un lado de ella.
—Claro que si, hermosa —le aseguró Diana acariciándole el cabello.
Adds dejó salir una última sonrisa, antes de salir de la habitación, siendo seguida por Barry segundos después.
—¿Cómo fue aquello? —preguntó delicadamente Caitlin.
—Fue bien, Adara es una niña increíble —aseguró Adds.
—¿Adara? —Cisco alzó una ceja.
—Ese es su nuevo nombre —explicó Barry—. Adma no era de su agrado, así que le ayudamos a buscar uno nuevo.
—Oh... creí que Adara era el nombre que usarías si tenías una hija algún día —comentó Cisco.
Adds se tensó ligeramente para proceder a encogerse de hombros.
—La idea de tener hijos suena lejana —intentó bromear, fallando totalmente en el intento—. Además creo que a esa pequeña le queda mucho mejor.
—Es un lindo nombre en realidad —susurró Barry—. Siempre me gusto.
La rubia sonrió triste. En ese instante sus pensamientos fueron interrumpidos por una alarma resonando en el área del cortex.
—¿Qué es eso? —cuestionó Barry.
—Es el botón de pánico de Iris —informó Cisco.
—¿Su qué?
—Esta en los celulares de todos, por si nos secuestran —explicó de mejor forma.
—Una mejoría de la línea temporal —murmuró Barry.
—Algo que haya mejorado —murmuró Adds al escuchar al castaño.
Barry le observó unos segundos, un una ligera mueca que no tardó en esconder.
—Es en el hospital —hizo saber Caitlin, tras leer las pantallas.
—El idiota padre adoptivo de Frankie —dedujo Adds frunciendo su ceño.
—¿Es eso un barco? —cuestionó sorprendida Jesse, quien hacia unos segundos había llegado.
—Sip, es un barco cisterna —confirmó Cisco tecleando algunas cosas en el ordenador.
—Acabará con él y todos los del hospital —murmuró Joe quien de igual forma había llegado hacia segundos.
—Debo ir —habló Barry.
—Debemos ir —corrigió Adds.
—No tienen súper fuerza —Joe frunció el ceño mientras decía eso.
—No, pero algo se nos ocurrirá —murmuró ella tirando del rayo en su pulsera—. Vámonos —su vista se dirigió al velocista momentáneamente, antes de tomar su katana.
—Empiecen a pensar —sugirió él cargándola para luego comenzar a correr.
—Chicos... —murmuró Adds en cuanto llegaron al lugar.
—No hay tiempo para sacarlos a todos —informó Barry viendo el barco sobre ellos.
—Esta cosa caerá en cualquier momento y luego seremos solo sesos.
—¿Y si creo un túnel de viento? —preguntó el velocista.
—El impulso ascendente no bastará —habló Cisco.
—No. No con mis brazos —negó él—. Corriendo.
—Haz un ocho —musitó Adds llamando la atención del velocista.
—Haz una figura de ocho —habló casi al mismo tiempo Wells.
—Yo impulsaré el barco hacia arriba para que se más fácil —comentó—. Hazlo —asintió hacia Barry.
En cuanto el velocista comenzó a correr, ella activo sus poderes ejerciendo fuerza para así comenzar a impulsar el barco.
—Funcionó. ¿Y ahora? No pueden detenerla si están ambos allá arriba —escuchó decir a Cisco.
—¡Barry! —gritó Adds, llamando su atención.
—¿¡Qué!?
—¡Ve a detener a Frankie!
—¿Y que hay del barco? Estas loca si crees que te dejaré con esta cosa.
—¡Eres quien más rápido puede detenerla! —le recordó ella—. ¡Ve por ella! ¡No dejaré que el barco caiga!
—¡Estás loca! —repitió.
—¡Solo hazlo! —ambos guardaron silencio unos segundos, dándole la oportunidad a Adds de volver a hablar—. ¡Barry!
—¡Bien! —accedió tras soltar un suspiró, sabiendo que ella no cedería—. ¡No tardo!
El velocista dejó de correr y se dirigió hasta la entrada del hospital donde Frankie se encontraba. Y en el momento exacto en que dejó de ayudar con el barco, Adds sintió como un peso caía sobre ella, sin embargo no se permitió ceder. El fuego en sus manos comenzó a salir con mayor intensidad reteniendo el barco. Las temperaturas que comenzaba a desprender su cuerpo lograron que sus pies se enterraran en el concreto del edificio, y un dolor comenzara a aprisionarla.
Nunca desde que había comenzado a hacer uso de sus habilidades se exigió a tal punto. Estaba forzándose más de lo que había hecho alguna vez y las punzadas en su cerebro y el ardor que recorría su cuerpo eran testigo de aquello. Un grito involuntario salió de sus labios mostrando que ya no aguantaría mucho más, pero sabía que alguien venía en ayuda, así que en cuanto el rayo de Jesse apareció frente ella haciendo el hélice en forma de ocho se dejó caer de rodillas.
Para su mala suerte Magenta comenzó a ejercer más presión sobre el barco, así que desde su posición en el suelo, siguió ejerciendo presión con sus poderes, ayudando a Jesse a mantener el barco sobre el edificio.
—Vamos Barry —susurró, sintiendo sus ojos luchar por mantenerse abiertos y su cuerpo por mantenerse estable.
Segundos más tarde el barco comenzó a ser elevado y posteriormente llevado a su lugar, y por fin ella pudo derrumbarse sobre el suelo, viendo como su vista se nublaba en puntos negros.
En cuanto Jesse la vió desplomarse en el suelo corrió hasta ella, siendo seguida por Barry quien solo tardó unos segundos más en llegar. La cargó en sus brazos y la llevó hasta los laboratorios para luego volver por Magenta.
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—¿ALGUIEN PUEDE POR FAVOR CAMBIAR EL BOMBILLO? —gruñó Adds, abriendo los ojos.
—Veo que estás bien —comentó divertida Caitlin.
—¿Por qué habría de estar mal? —cuestionó Adds confundida.
—Bueno... llevas inconsciente poco más de tres horas —comentó con una mueca Cisco—. Y ocupaste unas diez bolsas de suero.
—Genial —bufó ella dejándose caer bruscamente sobre la cama.
En eso una pequeña figura de un metro entró corriendo a la enfermería.
—¿Estás bien? —preguntó la pequeña con ojos preocupados.
Al reconocer a la persona, como Adara, sintió como su corazón se derretía ante aquella inocente y preocupada pregunta.
—Claro que estoy bien, linda —asintió—. ¿No deberías de estar en casa con Carol y Diana?
—No quizo dejar los laboratorios —contó su madre en el marco de la entrada.
—¿Por qué no, cariño? —cuestionó indicándole que subiera a la camilla.
—Estaba preocupada por ti —respondió tímidamente.
—Aww, pero estoy bien —aseguró Adds sonriéndole—. Así que ya puedes ir a casa y conocer tú nueva habitación —acarició su mejilla—. ¿Bien?
—¿Irás con nosotras?
—No puedo, linda —negó—. Tengo cosas que hacer, pero te prometo que iré en cuanto pueda ¿Si?
La pequeña asintió y se acercó para besar su mejilla, y luego de un brinco bajó de la cama corriendo hasta el cortex, donde le esperaba Diana.
—Ella en serio te quiere —comentó su madre con una pequeña sonrisa adornándole el rostro.
—No se si querer sea la palabra —Adds ladeó la cabeza insegura—. ¿Apreciar? Tal vez. Solo nos conocemos de hace algunas horas.
—No. Esa niña en serio te quiere —atribuyó Cisco.
—Bueno que les puedo decir. Todos me adoran —sonrió de forma egocéntrica.
—Estoy bastante segura de eso —asintió Caitlin divertida.
Carol se despidió de su hija y todos en los laboratorios para así por fin marcharse a casa junto a la pequeña nueva integrante de la familia.
—Aún debes mantener reposo —la detuvo Caitlin en cuanto vió que Adds hacía ademán de salir de la cama —. Le hice un escáner a tu cerebro Adds. Cargas un estrés sorprendente.
—Estoy bien.
—Adds, ¿Por qué no hablas con nosotros? —pidió Cisco acercándose hasta ella.
—Y-yo... —soltó una pequeña risa para detener su balbuceo—. ¿De que debería hablar con ustedes?
—Hablaste con él ¿No? —inquirió Caitlin.
Adds asintió rendida.
—Por eso... —comprendió Cisco—. Supongo que no fue bien.
—No, claro que no lo fue —negó—. Me besó. Y yo solo me separé y comencé a gritarle como una estúpida —cerró los ojos con fuerza recordando el momento.
—Le contaste la verdad —murmuraron ambos.
—Tuve que hacerlo. No dejaba de insistir y en el momento solo exploté y le conté todo... —se cubrió la vista con un brazo—. Volví a perder mi dignidad. Aunque no se si aún me quedaba un poco de ello.
—Oye, de eso nada —negó Caitlin—. Llorar por sentir no es perder tú dignidad, expresar tus sentimientos tampoco lo es. Así que no vuelvas a decir eso.
—Cait, le dije que le odiaba mientras lloraba por él —bufó Adds—. Es un poco ridículo si lo piensas.
—¿Y lo haces? —se atrevió a preguntar el pelinegro—. ¿Le odias?
Adds guardó silencio unos segundos, pensando en su respuesta a pesar de esta ser bastante clara, le mantenía en duda.
—Claro que no —negó susurrando—. Por más que quisiera no podría.
—¿Lo amas?
—Dudo que alguna vez deje de hacerlo —sinceró Adds con los ojos levemente aguados.
—¿Y por qué no lo perdonas? —cuestionó Caitlin mientras le peinaba el cabello con una mano.
—Porque a pesar de que no fue él quien terminó conmigo, y me dijo todas esas cosas, sumado al hecho de que le siga amando; los recuerdos se repiten en mi cabeza una y otra vez recordándome cuan dañada estoy —comentó—. He pensado en hacerlo. Desde que nos contó la verdad de Flashpoint, pero simplemente no puedo. No aún.
Los tres guardaron silencio.
—Necesitas sanar y perdonar si quieres seguir siendo feliz, y para que así el dolor no dómine en tu vida y decisiones —sentenció Cisco—. Tómate tú tiempo —dejó un beso sobre la frente de Adds.
—Todo estará bien —coincidió Caitlin.
—Eso espero —les dió media sonrisa.
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—¿ENTONCES NADIE MÁS SALIÓ LASTIMADO? —cuestionó una afligida Frankie.
—Por suerte no —respondió Caitlin—. Así que no te preocupes por eso.
—¿Qué hay de John?
—El fiscal lo juzgará por lo que te hizo —respondió esta vez Joe—. Pasara un buen tiempo en prisión.
—Por lo tanto no volverá a ser padre adoptivo de nadie y no volverá a lastimarte de nuevo —le aseguró Adds con una sonrisa apretando su hombro en forma de consuelo.
—Es muy raro ser responsable de todo esto y no poder recordar nada.
—¿Recuerdas como obtuviste tus poderes? —preguntó Barry—. ¿Como comenzó todo esto?
—Comencé a soñar con Magenta —confesó.
—¿A soñar? —preguntó interesado Wally.
—Eran más que sueños —se corrigió a si misma—. Era como vivir otra vida o algo como eso. Después comencé a tenerlos todo el tiempo, e incluso durante el día, y mientras más los tenía más dolorosos se volvían. Y entonces comencé a oír una voz.
—¿Cuál voz? —cuestionó Cisco.
—De un hombre llamado Alchemy. Dijo que podía darme lo que quería y hacerme poderosa de nuevo —siguió—. No lo entendía. Creía que me estaba volviendo loca —sollozó.
—Créeme, Magenta no está aquí por algo que hayas hecho —habló Barry tras la máscara de Flash—. Tal vez haya oscuridad dentro de ti, pero si la enfrentas, tu lado bueno ganará.
—¿Me dejarán ir? —preguntó confundida la menor.
—Nada de esto es tú, culpa Frankie —intento consolarle Barry—. Caitlin y Adds encontraron un buen hogar en Keystone.
—Con personas que nunca te lastimarán —señaló Adds junto a Caitlin quien asintió.
—¿Y si Magenta trata de regresar?
—Tú podrás contra ella. Eres más fuerte de lo que crees, Frankie.
—Y si necesitas ayuda, estaremos ahí —completó Barry.
—Gracias. Gracias a todos —sonrió la castaña de mechones rosas.
—Ellos te llevarán con tú nueva familia —apuntó a Caitlin y Cisco.
Solo un intercambio más de palabras, y Cisco y Caitlin se llevaron a la menor, para así trasladarla con su nueva familia.
Adds por otro lado soltó un pesado suspiro y comenzó a caminar fuera del cortex con intenciones de seguirlos, pero fue detenida antes de cumplir aquel objetivo.
—Adds —le detuvo Barry.
—¿Si?
Se volteó lentamente sintiendo la ansiedad correr por su sistema a la hora de hacerlo.
—En tú vida te vuelvo a hacer caso en algo así —sentenció Barry.
—¿Eh? —frunció el ceño confundida—. Oh —soltó en cuanto comprendió a que se refería—. Barry somos héroes, debemos tomar sacrificios como esos sin importar el qué —se encogió de hombros.
—Pudiste salir lastimada.
—Pero estoy bien. Y si tuviera miedo de salir lastimada cada vez que salgo, entonces no me dedicaría a esto —Adds le dio una media sonrisa.
Barry abrió la boca con intención de decir algo más, sin embargo nada salió y volvió a cerrarla. Con eso Adds dió por terminada la conversación y salió del cortex camino a la salida.
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BARRY ENTRÓ A SU LABORATORIO EN EL CCPD, viendo a Joe sentado en la silla frente a su escritorio.
—¿Que pasa?
—Espera un segundo.
—¿Que espere qué?
—En serio, no era necesario que vinieras hasta acá —escuchó hablar a alguien por el pasillo.
—Esta bien. Después de todo no tengo nada que hacer.
Ambas personas entraron en el laboratorio y ahí fue cuando Barry pudo comprobar que aquellas voces no eran nada menos que de Adds y Julian. Eso le hizo fruncir automáticamente el ceño.
—Detective. Allen —saludó el de acento británico.
Adds se removió incómoda en su lugar, sintiendo la mirada de su ex novio sobre ella, sin embargo fingió que le era indiferente.
—Singh quiere que les muestre esto...
—Tal vez deberías esperar afuera, Adds —sugirió Julian.
—No seas aburrido —ella le empujó ligeramente por el hombro—. No le diré a nadie sobre esto, soy una tumba.
—Pero...
—Está bien, Julian —accedió Joe.
Adds le enseñó la lengua en forma de victoria, haciendo que el rubio soltará una pequeña risotada.
—¿Qué nos quieres mostrar, Joe? —cuestionó con molestia Barry.
—Esto paso hace unos días en Iron Heights —los tres se acercaron para poder observar las pantallas señaladas por Joe—. Trataron de mantenerlo oculto, no querían que pensaran que la seguridad falló.
Un video comenzó a reproducirse, dejando ver a quien parecía ser Edward Clariss.
—¡Alchemy! —se escucho gritar a Clariss.
Luego de eso se escucharon una serie de dolorosos gritos y veían como Clariss era lanzado y golpeado por un destello casi imperceptible.
—Muerto antes de caer al piso —comentó Joe.
—Alchemy —murmuraron Adds y Barry.
—¿Han escuchado ese nombre antes? —cuestiono Julian interesado.
—No, no lo he hecho —negó Barry.
—Primera vez que lo escucho —se encogió de hombros Adds.
—Tal vez hay un meta invisible —comentó Joe.
—Eso sería genial —Adds soltó una media sonrisa emocionada—. No, para nada genial —negó al ver la mirada que todos le daban.
—Tal vez es un fantasma —dijo Julian—. ¿Crees en fantasmas, Allen?
—Bien, nos vamos —sonrió nerviosa Adds mientras comenzaba a empujar a Julian por la espalda.
—Espera Adds —le detuvo Joe, en cuanto Barry le rogó con la mirada que hiciera algo para que Adds aún no se marchara—. Necesito hablar algo contigo, será rápido.
La rubia titubeó, pero terminó aceptando, por lo que le pidió a Julian que le esperara abajo mientras ella hablaba con Joe.
—¿Qué pasa? —cuestionó acercándose confusa.
—Uhm... —balbuceó nervioso Joe.
—¿Por qué estas con Julian? —soltó Barry con el ceño fruncido.
—¿Qué...?
—¿Estás saliendo con él?
Adds le observó levemente sorprendida, pensando por un momento que se trataba de una broma, pero por la seriedad en el rostro del castaño dedujo que no era así.
—No. Y tampoco debo darte explicaciones sobre lo que hago o no con mi vida —fue el turno de ella para fruncir el ceño.
—Si tienes.
—No tengo porque, Barry —negó—. No soy tu novia, no soy tu amiga, no somos nada más que compañeros de trabajo.
Barry tensó su mandíbula. Aquello le había molestado, porque era cierto, sin embargo también le dolió.
—¿Algo más que decir?
Joe negó.
—Bien, nos vemos.
Le hubiera encantado poder decirle que si estaba saliendo con Julian. Pero no era así, en primer lugar porque aún seguía enamorada de él y en segundo porque ella y el británico eran solo amigos, y si habían salido era porque Julian quería pedirle disculpas a Adds por su actuar en la situación pasada con Frankie.
—Entonces ¿Él está celoso? —preguntó divertido Julian.
—No lo sé —agitó la cabeza no queriendo hablar de ello.
—Yo creo que si lo esta.
—¿Y eso debería importarme por? —cuestionó indiferente.
—Porque aún sigues enamorada de él.
—Eres odioso, Albert —bufó Adds.
—Gracias —sonrió con egocentrismo.
—No era un cumplido —hizo saber para luego soltar un suspiro—. Bueno, ¿Quieres ir a un bar?
—¿Qué me ves cara de adolescente hormonal con ganas de hacer algo ilegal?
—Aguafiestas —le abucheó Adds—. Vamos, llamaré a Caitlin y Cisco.
—Adds, no quiero...
—Demasiado tarde, ya los estoy llamando —canturreó.
Media hora más tarde estaban ambos sentados en una mesa de un bar karaoke, esperando a Cisco y Caitlin. Por lo que eso significaba que las protestas de Julian habían terminado siendo en vano.
—Vamos Julian, alégrate por un minuto. Estoy absorbiendo toda tú amargura y eso no es bueno.
—Eso es muy cierto —afirmó una voz tras ellos.
—¡Chicos! Al fin llegan —sonrió Adds, sin embargo su sonrisa decayó ligeramente al ver a la tercera persona que había llegado.
Los tres recién llegados tomaron asiento en los lugares libres en la mesa, y sin esperar más ordenaron.
—Bien, ¿Quien será el primero en hacer el ridículo? —cuestionó Caitlin.
—Yo no lo seré —negó Adds divertida—. Antes necesito unos tres más de estos —dijo antes de tomar todo el contenido de su vaso.
—Espera, espera ¿Estás bien? —preguntó Julian sorprendido al ver la rapidez con la que había bebido el alcohol.
—Claro, una vez que te acostumbras es como beber agua —aseguró—. Anda bebe tú ahora.
—No beberé de esa forma —se negó el británico.
—Buu, eres un bebé —la rubia le pinchó una mejilla.
—No me harás cambiar de opinión.
—No dirás eso cuando ya te haya convencido de beber un vaso completo en menos de cuatro segundos —rió Cisco.
—Nadie me hace cambiar de opinión.
|30 minutos después|
—No puedo creer que lo haya hecho —Julian negó en cuanto terminó de beber su trago.
—Te lo dije —recordó Cisco divertido.
—Voy por otra botella —Adds se levantó de la mesa dirigiéndose hasta la barra.
Esperó unos segundos hasta que llegó su turno.
—Una botella de vodka, por favor.
Mientras el barman iba por su pedido se dió la vuelta para observar el show de la persona que había decidido hacer el ridículo sobre el escenario.
—No canta mal ¿No?
—¡Mierda! Bartholomew me has asustado.— llevó su mano al pecho.
—Perdón —se disculpó.
—No... eh... está bien —le restó importancia mientras se removía incómoda.
—Y también perdón por lo de hace unas horas —Adds asintió—. Es solo que esta situación es extraña. Aún trato de acostumbrarme.
—Dímelo a mí —murmuró pagando la botella de alcohol—. ¿Vienes? —preguntó apuntando la mesa.
—¿Y Cisco? —cuestionó Barry en cuanto llegaron.
—Mira al escenario —apuntó riendo Caitlin.
—No puedo creerlo —sonrió Adds viendo como su mejor amigo saludaba a todos en el bar.
Ella no dudó en sacar su celular para grabar el espectáculo que Cisco estaba por dar. No todos los días se veía algo como aquello.
Cisco presionó el botón de la máquina en el escenario y esta comenzó a sortear rápidamente nombres de canciones hasta que se detuvo en una. That's What I Like de Bruno Mars comenzó a sonar por los parlantes y todos comenzaron a seguir a coro la letra.
El latino tenía buena voz, eso era cierto, pero todos reían por momentos cuando Cisco arrastraba algunas palabras por culpa del alcohol.
Al terminar la canción el pelinegro hizo una reverencia y bajó del escenario escuchando los aplausos de todos los presentes en el bar.
—Dios, nunca olvidaré esto —rió Adds.
—Bien, ¿Quién es el siguiente? —cuestionó Julian en tono aburrido.
Nadie se ofreció así que se dispusieron a hacer un juego en donde todos decían un número al mismo tiempo el cual fue propuesto. El que dijera un número distinto, sería el perdedor.
—¿Listos? —preguntó Adds divertida.
Todos asintieron.
—Tres —gritaron Julian, Caitlin y Barry.
—Uno —gritó Adds—. ¡No! —bufó frustrada.
—Tú turno, rubia —se burló Julian.
—Vamos, tú cantas bien —sonrió Cailtin dándole ánimos.
—No tengo miedo de cantar, tengo miedo de la canción que me tocará cantar —tras decir eso tomó de un solo trago el resto de líquido que quedaba en su vaso y se levantó de su silla escuchando como sus amigos gritaban su nombre.
La canción seleccionada fue Sue Me de una cantante a la cual no conocía realmente, pero la letra le pareció bastante bien.
Remember when you said it
There's no second chance
Oh baby I heard you been hoping
You could change the past
You miss the long goodnights
You miss the long goodbyes
You miss the long goodnights
Well did you ever think that it was hard for me?
To walk it off like nothing happened nonchalantly
I got you feeling like
I got you feeling right
I got you feeling like
A Adds le parecía sorprendente como en aquel momento aquella conocida frase caía perfectamente en su situación. Aquella que decía: "La música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo".
Le hacía un poco de sentido la canción, inclusive sentía como se adaptaba perfectamente a la situación por la que estaba pasando. Pero si algo se le había venido a la cabeza era el hecho de que ella no necesitaba de nadie más que de ella para ser feliz. Podría amar a Barry de formas inexpresables, pero no lo necesitaba realmente para vivir, aún así por gran tiempo hubiera pensado lo contrario.
So sue me
For looking too pretty tonight
Wearing your favorite color under the lights
For moving on, doing everything right
So sue me
For being good friends with your friends
And running into you the place that we met
For being something you can't forget
So sue me
It's hard to see me on when you've been off as hell
But I'm not gonna dull myself because you dull yourself
I know it's hard to see
What you don't want to see
I know it's hard to see
Barry por otro lado no sabía de que forma sentirse. Aquella canción caía como anillo en el dedo. Cada estrofa. Por lo que no sabía si de alguna extraña forma debería sentirse ofendido, dolido, o... simplemente no lo sabía. Solo sabía que Adds lucía preciosa t tenía una voz increíble. Tal vez en otra vida se había dedicado a la música.
That's my shape, I made the shadow
That's my name, don't wear it out though
Feelin' myself, can't be illegal, illegal
So sue me
For looking too pretty tonight
Wearing your favorite color under the lights
For moving on, doing everything right
So sue me
For being good friends with your friends
And running into you the place that we met
For being something you can't forget
So sue me
I, I, I, I guess I'm hard to ignore
Pick up that jaw off the floor
So sue me
Un suspiro salió de sus labios al terminar la canción, seguido de una sonrisa al escuchar como todos los presentes aplaudían.
La musica si ayuda... pensó.
Sus pies se apresuraron a bajar del escenario. A pesar de haberse mostrado tan relajada a la hora de cantar, aún podía sentir el hormigueo en las palmas de sus manos provocado por el nerviosismo.
Un nuevo suspiro salió de sus labios, y justo en ese instante sintió un roce en su mano.
—Adds... —era Barry.
Volteó su cuerpo levemente, para observarle, sus ojos chocaron por unos instantes, pero entonces el contacto se rompió cuando Adds decidió seguir con su camino. Aún sintiendo aquel suave y tibio roce en su mano.
Se escabulló entre las personas para dirigirse al baño del recinto. Al entrar se dirigió hasta el lavamanos, abrió el grifo y dejó que una posa de agua se formara en sus manos juntas, la dejó caer y cerró el grifo, para posteriormente pasar sus palmas en la piel expuesta de su cuello, en un intento de refrescarse. Observó su reflejo en el espejo, notando las pequeñas ojeras bajo sus ojos, las cuales estaban ligeramente cubiertas por el maquillaje especial para estas.
Era tiempo de dejar de mortificarse por ello, no estaba durmiendo bien, ella no se sentía del todo bien, y era completamente normal, no necesitaba seguir mortificándose por sentir aquello como si de un problema se tratara. ¿Se sentía horrible sentirse así? Claro que si, pero era parte del proceso que debía cruzar hasta lograr llegar al punto en que nuevamente retomara su confianza. Pero por sobretodo, necesitaba luchar contra el dolor y dejar de llamar a este a su vida.
Tomó su celular, y comenzó a buscar entre los contactos a la persona con quien quería hablar en esos momentos. Presionó el contacto y acercó el móvil a su oreja.
—¿Hola?
—Hola, E.T —sonrió.
—Adds, ¿Que ocurre?
—Nada realmente —se encogió de hombros a pesar de que el no la pudiera ver—. Solo extraño a mi asesino favorito.
Ethan rió al otro lado de la línea.
—No sabía que me querías tanto.
—Claro que lo sabías, idiota —ella rió suavemente—. ¿Como va todo por allá?
Al otro lado de la línea Ethan se tensó.
—De hecho bien. Visité a Oliver y Felicity.
—¿En serio? ¿Aún no vuelven? —preguntó esperanzada.
—No, y no creo que ocurra pronto.
—¿Por qué?
—Creo que Felicity esta saliendo con alguien —contó sus sospechas.
—¿Bromeas?
—No —él rubio negó con la cabeza a pesar de que Adds no podía verle.
—Bueno, si ellos son felices así, está bien —suspiró.
—No te preocupes, aún tenemos tiempo para hacer que nuestra pareja favorita vuelva.
Adds rió. Ethan en definitiva lograba hacer que su mente se despejara.
—Nunca me constaste porque fuiste a Star City —comentó casualmente.
—No es realmente importante.
Ambos guardaron silencios unos segundos hasta que Adds habló.
—Mientes —lo acusó.
—¿Que? Claro que no.
—Ethan...
—Bien —bufó.
—¿Y?
—Adds... creo que soy padre de alguien—murmuró finalmente tras unos segundos en silencio.
—¿Qué?
Luego de hablar sobre aquel tema por unos minutos más, Adds salió del baño. Odiaba no poder estar con su amigo apoyándolo en esos instantes. Pero tampoco podía hacer mucho al respecto.
—¿Estás bien? —preguntó Julian en cuanto la vió llegar.
—Claro, ¿Por que no lo estaría? —sonrió a medias, mientras miraba la hora en su celular— Eh... yo debo irme chicos —señaló.
—¿Qué? —preguntó Cisco.
—¿Por qué? —le siguió Caitlin.
—Debo hacer unas cosas. Lo había olvidado por completo —mintió—. Nos vemos mañana. Adiós.
Antes de que alguno pudiera replicar ante su repentina huida, Adds salió rápidamente de ahí, con Julian en su asiento maldiciéndola por haberle dejado con sus amigos.
Comenzó a caminar por las calles, pensando en toda la información que había recibido en las últimas semanas. Se encontraba en un rehuido de sus pensamientos, pero aún así logró escuchar un extraño ruido que la alerto.
Se suele decir que la curiosidad mató al gato. En este caso, el gato mataría a la curiosidad.
—¿Hola? —inquirió acercándose al callejón de donde provenía el ruido.
Sin embargo parecía no ser ni haber nada.
—Hola de nuevo, chica de fuego —aquel idioma lo identificó rápidamente como una mezcla de árabe y chino.
Inmediatamente Adds se dió la vuelta, encontrándose frente a frente con un encapuchado de traje gris. Aquel traje lo reconocía a la perfección.
—Mierda —maldijo por lo bajo.
El hombre no dudó en comenzar a lanzar flechas en su dirección, haciendo que ella corriera en su de forma ágil mientras esquivaba las flechas. Una vez ala distancia correcta, lanzó una patada con la cual logró lanzar lejos el arco de su atacante.
Los golpes comenzaron de ida y vuelta, ambos con movimientos bastante familiares. Pero a pesar de esto quien llevaba la delantera era Adds. Al caer en cuenta de eso el de capucha gris, sacó la espada que cargaba en su espalda, intentando apuñalar a Adds con esta. Con agilidad y perspicacia, intentando captar el patrón de movimientos de su atacante, Adds se dedicó de igual forma a evitar cada ataque, y a pesar de ser quien llevaba la delantera, en un inestable movimiento sintió como el filo de la espada hacía un roce con profundidad media en uno de sus brazos.
Sin darle mayor importancia y ya comenzando a cansarse de una pelea que no tenía mayor futuro, encendió sus manos en su característico fuego y comenzó a arremeter contra el encapuchado logrando que la espada saliera volando por lo aires. Tomó su oportunidad y dando un brinco, agarró el arma con una de sus manos, para así proceder a atravesarla en el abdomen del encapuchado, sin dudar en ningún segundo del acto.
Él cayó de rodillas en el suelo, abriendo su boca en busca de aire mientras la sangre comenzaba a salir de la herida y seguido también lo hizo de su boca.
—Dejen de venir por mí —escupió la rubia.
—Ellos seguirán viniendo hasta que pagues —sonrió de lado.
—No tengo nada que pagar.
El encapuchado dirigió su mano hasta su pecho, en donde reposaba el pendiente del collar que rodeaba su cuello. Tiró de este, y su cuerpo comenzó a volverse negro, debido a esto, su sombra desapareció y seguido el cuerpo se volvió humo, mezclándose con la brisa de la noche.
Tras aquello se dirigió hasta los laboratorios, rezando porque nadie se encontrará allí. Por suerte en esos momentos el universo estaba a su favor y cuando puso en pie en ellos este se encontraba en compañía de la soledad.
Bueno, hasta ese momento.
Se dirigió a la enfermería y revisando entre las gavetas y muebles de la sala, tomó la cantidad de implementos que necesitaría para limpiar la herida. Con una gasa húmeda en alcohol comenzó a desinfectar suavemente, soltando pequeños quejidos por el ardor. Dejó aireando unos segundos la herida, antes de comenzar a suturar.
Por otro lado, Barry minutos atrás y en un algún punto de la ciudad, en el momento en que Adds salió del bar, no tardó en salir tras ella. Al no encontrarla fuera del bar se dirigió al departamento de la rubia, pero tampoco la encontró allí.
Así que sin más opciones comenzó a revisar su ubicación a través del nanoGPS que le había puesto a la pulsera de Adds para usar en casos de emergencia. Tal vez aquel no era un caso de emergencia como el que había imaginado al momento de poner tal seguridad en la joya de Adds, pero necesitaba hablar con ella. Finalmente la encontró en los laboratorios.
Corrió hasta allí, y en cuanto llegó caminó por el cortex hasta la enfermería. No tardó en verla sentada sobre la camilla, pasando la aguja e hilo por la carne abierta de su herida.
—¿Pero que mierda?
Al escuchar la voz de una nueva y repentina presencia, Adds dió un salto por la sorpresa y debido a tal movimiento brusco e involuntario, la aguja se desvió y terminó varada en la piel abierta y expuesta, logrando que un alarido de dolor saliera de sus labios.
—¡Mierda! —chilló sacándola cuidadosamente.
—Lo siento, lo siento —se disculpó el velocista corriendo hasta ella para ayudarle.
Adds mordió su labio reteniendo la cantidad inimaginable de insultos que quería soltar en esos momento. Si de por si la herida dolía, ahora era peor.
Barry le pidió permiso con la mirada, y en cuanto ella asintió, él se ocupo de terminar de suturar la herida de forma delicada.
—Lo siento —se volvió a disculpar.
—No pasa nada —aquello era una completa mentira, porque la verdad era que pasaba de todo.
—¿Cómo te hiciste eso?
—Asaltante —fue lo primero que se le ocurrió.
—Ajá —Barry alzó una ceja—. Un asaltante le hizo esto a alguien que sabe defenderse tan bien como tú.
—Estaba distraída ¿Bien? —se justificó frunció el ceño—. Ahora si me disculpas debo irme.
—Espera —Barry se interpuso en su camino.
—¿Qué? —inquirió Adds alzando la mirada.
Inevitablemente ambos observaron fijamente los orbes del otro, y por poco, tal vez por un milisegundo aquella mirada se sintió como en los viejos tiempos.
—¿Barry? —llamó Adds, volviendo a si misma.
Barry sólo pestañeó, y se acercó unos pasos a su dirección, subiendo ambas manos hasta el rostro de Adds, acariciándole así las mejillas sonrojadas.
A pesar de todo el tacto de él le era tan suave, tan delicado que contra su propia voluntad, se relajó buscando más de aquel tacto.
—¿En serio no más oportunidades? —cuestionó Barry en un susurro.
Adds se tensó inmediatamente, abriendo los ojos y saliendo de la ensoñación en la que se había sometido ella misma. Sus pies se movieron unos pasos atrás, alejándose, y causando que de esta forma las manos de Barry quedarán suspendidas en el aire buscando mantener un contacto que ya no sentiría más.
—Y-yo...—balbuceó Adds—... honestamente Barry, no lo sé.
Y sin más se fue de los laboratorios, dejando a un desolado Barry añorando su compañía.
— ϟ —
DEJANDO
de lado que en este capítulo se siguió un poco la trama de Magenta, siento que es más de relleno. Sin embargo hay cosas pequeñas e importantes que me gustaría creer que ya se dieron cuenta cuales son jajaja.
Recuerden votar y comentar, les quieroo<33
NOTA DE EDICIÓN:
La vergüenza ajena, y la flojera que me dió editar este capítulo... la verdad es que los primeros capítulos de Afterlife son un asco, pero siento que ya no da cambiar la trama
[editado: 22/03/2022]
—𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
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