xxxiii. discusiones en equipo


LAS DESTRUCTORAS,
capitulo treinta y tres: discusiones en equipo!



          CHRISTINE PALMER FUE LA PRIMERA EN ENTRAR AL QUIROFANO, limpiando la camilla donde los hermanos Belkova recostaron a Stephen, Irina se encontró a su lado y le extendió la mano a Christine—Irina Morgan, todo un placer.

          Palmer se la estrechó de manera dudable pero asintió—Christine Palmer, el placer es ¿mío?

          —El momento de presentaciones terminó, señoritas—bramó Kyle acomodando a Stephen—. Stephen está empeorando.

          —¿Qué sucedió?—preguntó Cristine preparando el equipo médico, claramente dirigiéndose a Stephen—. ¿Y qué es lo que llevas puesto...?

          —Me apuñalaron, taponamiento cardíaco—respondió Strange temblando. Christine procedió a limpiar la herida e Irina podía sentir como Stephen estaba a punto de desmayarse, la doctora corrió hacia los monitores y Stephen balbuceó—. No, la sangre está en el saco pericárdico...

          Tatiana y Kyle soltaron un respingo al ver como Stephen caía desmayado en la camilla. La doctora Palmer e Irina se acercaron, intentando de despertarlo. La doctora miró a la rubia—Irina, tú serás mi enfermera.

          —Huh, no creo que sea una buena...

          —Necesito que coloques estos parches en la zona debajo del pectoral y en el centro del tórax—ordenó ella entregándole dos parches y ella sintió colocándolos en el lugar mientras que Christine buscaba una aguja para meterla dentro de la caja toraxica—. Dios mío.

          Irina sintió que Stephen había salido de su cuerpo en su forma astral y miró a los jóvenes—Tat, Kyle, ayuden a Stephen en sus formas astrales. Ellos asintieron, acostándose en el suelo y saliendo en sus formas astrales. Christine le entregó un paño a Irina e ella lo utilizó para esterilizar la zona, la doctora se acercó y estaba a punto de meter la jeringa pero la forma astrofísica de Stephen salió provocando que Irina y Palmer soltasen un chillido.

          —Por favor, ten cuidado con la aguja—dijo él.

          —¡STEPHEN, MALDITO IDIOTA!—gritó Irina mirándole con sus ojos azules—. No vuelvas a hacer eso.

          —¿Stephen?—murmuró Christine aterrorizada y negó con la cabeza—. Espera...¿Qué estoy viendo?

          —Mi cuerpo astral.

          —¿Estás muerto?

          Irina se acercó y luego miró a Palmer—No, pero agoniza y morirá pronto si no hacemos algo.

          —De acuerdo—murmuró ella y se acercó al cuerpo físico de Stephen, enterrando la aguja en el lugar preciso que Stephen le ordenó—. Nunca vi una herida así. ¿Con qué te apuñalaron?

          —No lo sé—dijeron Irina y Stephen al mismo tiempo.

          —Huh...—murmuró Christine mirando a los dos hechiceros.

          La doctora Palmer comenzó a extraer la sangra que estaba tapando la zona de Stephen e Irina sintió la presencia no deseada de uno de los secuaces de Kaecilius. La rubia de cabellos cortos miró atentamente a Strange y dijo—Nosotras nos ocuparemos desde aquí. Tat, Kyle y tú se ocuparán de nuestro pequeño amigo—señaló al cuerpo astral que se escabullía entre ellos.

          Strange miró a las chicas al moverse—Mantenganme vivo, ¿sí?

          Y despareció, mientras que Irina lo saludó antes de levantar su dedo medio hacia allí. Una pelea de cuatro se desencadenó en la Dimensión Astral, mientras que Christine y Morgan ayudaban a curar a Stephen. Repentinamente, una de las lámparas se movió. Christine miró a la rubia y ella se encogió de hombros, acomodando el cable para continuar con lo que hacía: asistir a Palmer. Christine se movió y balbuceó una maldición. Hasta que se escuchó la advertencia al no percibir pulso.

          Irina lo movió—¡Stephen!

          —¡El desfibrilador, Irina!—señaló Palmer detrás de ella. La joven rubia, corrió hacia él y lo atrajo con su carrito mientras que Christine ponía la cantidad de voltaje—. Auméntalo a 200 Jules—Irina asintió y le entregó las placas metálicas a la doctora, quien las frotó antes y las colocó en el pecho de Strange—. ¡Despejen!

          Presionó y una descarga eléctrica comenzó a reanimar el corazón de Strange. Una de las mesas se movió, provocando que ambas soltasen un respingo. Irina tocó el rostro de Stpehen—Vamos, Strange, no me dejes aquí.

          —Házmelo otra vez—dijo Strange saliendo de nuevo de su forma astral, provocando que ambas volviesen a chillar del susto.

          —¡Deja de hacer eso!—exclamaron las dos chicas al mismo tiempo.

          —Dile a Irina que suba el voltaje y házmelo otra vez—declaró Strange—. Les diré a los hermanos Belkova que regresen a sus cuerpos, es muy peligroso.

          —¡No, tu corazón late!

          —¡Solo hazlo!—dijo antes de desaparecer.

          Tatiana y Kyle se despertaron, volviendo a sus cuerpo normales, mientras que Irina aumentaba el voltaje a 300 Jules – y al mismo tiempo Christine suspiraba de frustración. La mujer de cabellos claros presionó otra vez las dos placas contra el pecho de Steve e Irina podía observar como la energía eliminaba al secuaz de Kaecilius y todo a su alrededor titilaba y temblaba – una lámpara se rompió en el intento. Christine y Morgan se levantaron, mirando atentamente a Steve, quien se despertó súbitamente de su inconsciencia.

          —¡Dios mío!—exclamó Palmer alterada—. ¿Estás bien?

          —Sí, lo estoy...—murmuró Strange exhausto y miró a los hermanos Belkova para levantar su pulgar—. Gran trabajo ahí, chicos.

          Palmer terminó de limpiar bien la herida y se dedicó a coserla con hilo metalizado para cerrarla mientras que Irina limpiaba el brazo de Kyle, el cual tenía un corte hecho por la espada de Kaecilius.

          —Después de todo este tiempo, simplemente apareces aquí...volando fuera de tu cuerpo y con los tres criminales más buscados por las Naciones Unidas—dijo Christine mientras clavaba la aguja con habilidad para seguir cerrando la herida.

          —Sí, lo sé—replicó Stephen y miró al resto—. Han llegado a llamarse mis amigos, después de todo este tiempo. A propósito, yo también te eché de menos—Palmer asintió, sin creérselo—. Te escribí correos electrónicos, pero no los respondiste.

          —¿Por qué iba a hacerlo?

          —Christine, lo siento mucho—Strange se disculpó e Irina no tuvo que leer su mente para ver si lo decía con completa sinceridad—. Por todo. Tenías razón. Fui un maldito, te traté muy mal. Y te merecías algo mejor.

          —Basta. Obviamente estás en shock—declaró Christine cortando la sutura.

          —Nope, él dice la verdad—dijo Morgan mirando a la doctora—. Su mente no miente, sus sentimientos no mienten.

          Ella le miró—¿Qué diablos está pasando?¿Adónde estuvieron con él?¿Cómo lo encontraron?

          —Bueno, luego de que la medicina occidental me fallara...—respondió Stephen mirando hacia el techo—. Fui a oriente, y terminé conociendo a Irina en Katmandú. Ambos estábamos buscando un lugar llamado Kamar-Taj y ambos hablamos con alguien a quien llaman "Ancestral".

          —Se unieron a una secta.

          Kyle alzó una ceja mientras negaba—Yo no lo llamaría secta...

          —Allí nos enseñaron a acceder a poderes que no sabíamos que existían—añadió Tatiana sentándose derecha—. Incluso le han pateado el trasero a tu novio.

          —Sí, parece una secta.

          —No es una secta—aclaró Strange.

          —Es lo que diría alguien de una secta—Stephen comenzó a reírse e iba a levantarse pero ella lo detuvo—. Espera, Stephen. ¿Qué crees que haces?

          —Llegamos tarde a una reunión de la secta—replicó Irina asintiendo mientras se ponía de pie.

          Christine ayudó a Stephen mientras que Kyle y Tatiana seguían a Irina hacia la salida. Los cuatro hechiceros se dirigieron a la habitación de limpieza donde – accidentalmente – habían dejado el portal abierto. Los tres criminales entraron por allí, encontrándose con el cuerpo del secuaz de Kaecilius sin vida. Stephen cerró el portal y al ver que el cuerpo ya no se encontraba con vida, lo único que él hizo fue ponerse su capa.

          Los cuatro hechiceros subieron por las escaleras hacia el cuatro destrozado de reliquias, encontrándose con los restos del armazón que mantenía inmovilizado a Kaecilius. Irina observó con atención y se preguntó cómo se había liberado pero la voz de la Mordo resonó en sus espaldas.

          —¡Strange!¡Morgan!—la figura de Mordo se reveló—. Están todos bien.

          La voz de Strange se quebró—Un término relativo, pero sí, estamos bien.

          —La Capa de Levitación—dijo Mordo señalando la capa roja de Strange—. Fue hacia ti.

          —Él ya tiene su reliquia—añadió Kyle.

          —No es poco—dijo la Hechicera Suprema apareciendo junto a Mordo—. Es caprichosa.

          —Escapó—dijo Morgan y la hechicera preguntó: "¿Kaecilius?"—. Sí. Puede plegar el espacio y la materia a voluntad.

          —¿Pliega la materia fuera de la Dimensión Espejo?—preguntó la Anciana—. ¿En el mundo real?

          —Sí.

          —¿Cuántos más?

          —Dos—dijo Strange caminando hacia ellos—. Dejé uno varado en el desierto. El otro, su cuerpo está en la sala. El Mestro Drumm está en el recibidor.

          —Fue llevado de vuelta a Kamar-Taj—dijo Mordo.

          —El Santuario de Londres cayó, Hechicera Suprema—declaró Irina mirando a la mujer calva—. Debemos detener a Kaecilius antes de que derribe este y el de Hong Kong. O si no Dormammu vendrá a producir caos.

          —Stephen defendió el Santuario de Nueva York del ataque—anunció la mujer calva—. Con la muerte de su maestro, necesita otro. Maestro Strange.

          —No—respondió Strange y se dio vuelta para mirarla—. Soy el Doctor Strange. No el Maestro Strange, ni el señor Strange. El doctor Stange—Irina sintió como la voz de Stephen temblaba—. Cuando me hice doctor, hice el juramento de no dañar a nadie. ¡Y acabo de matar a un hombre! No lo haré otra vez. Me hice doctor para salvar vidas, no para tomarlas.

          —Stephen, no...

          —Te hiciste doctor para salvar una vida por sobre las demás—dijo la Ancestral cortando a Morgan—. La tuya.

          —Todavía ves a través de mi, ¿no?

          —Veo lo que siempre vi: un ego demasiado inflado. Quieres volver a la ilusión de que puedes controlarlo todo...incluso la muerte, la cual nadie puede controlar. Ni siquiera el gran Doctor Stephen Strange.

          —¿Ni siquiera Dormammu?—declaró él y la Hechicera Suprema se tensó—. Él ofrece inmortalidad.

          —Nuestro miedo a la muerte le da vida a Dormammu—dijo Morgan deteniéndolo—. Él se alimenta de eso.

          —¿Cómo ella se alimenta de él?—preguntó Strange señalando a la hechicera y la miró—. ¿Me hablas de controlar la muerte? Sé cómo lo haces. Vi los rituales perdidos de El Libro de Cagliostro.

          Irina tocó el pecho de Strange y lo miró con sus ojos azules—¡Stephen, ya basta!

          —Mide bien tus próximas palabras, doctor—advirtió la Ancestral.

          —¿Por qué quizás no te van a gustar?

          —Porque quizás no sepas de lo que hablas.

          —¿De qué está hablando?—dijo Mordo.

          —Hablo sobre su larga vida, la fuente de su inmortalidad—replicó Stephen mirándolo a él y luego a ella—. Extrae poder de la Dimensión Oscura para seguir viva.

          —No es verdad—dijo Kyle.

          —Irina y yo vimos los rituales, los decodificamos—añadió Strange, manteniendo su voz de amenaza—. Sé cómo lo haces.

          —Una vez que se reagrupen, los Fanáticos volverán—anunció la Hechicera Suprema—. Necesitarás refuerzos.

          Y sin más, ella se retiró. Mordo miró a Strange enojado y él le dijo—Ella no es quien crees.

          —No tienes el derecho a decir eso—declaró Morgan cruzándose de brazos—. Porque no lo sabes.

          —¡Despierta, Irina!—exclamó Stephen tomándola de ambos lados, sacudiéndola—. Tú misma lo has visto, tú sabes como ella utiliza esos rituales.

          —No tienes idea del peso que recae sobre sus hombros—dijo Mordo.

          —No, y no quiero tenerla—respondió Stephen soltando a Morgan.

          —Eres un cobarde.

          —¿Por qué no soy un asesino?—preguntó él a la rubia.

          —Esos Fanáticos nos van a liquidar ¿y no puedes armarte de valor para liquidarlos primero?—preguntó ella acercándose.

          —¡¿Qué crees que acabo de hacer?!—Stephen levantó la voz.

          —¡Salvaste tu propia vida!—exclamó Mordo—. Y te lamentas por eso como un perro herido. Irina tiene razón.

          —¿Lo habrías hecho con tanta facilidad?

          —No te imaginas las cosas que hice—dijo Mordo—. Y la respuesta es sí. Sin vacilar o dudar.

          —¿Aunque hubiera otra forma?

          Irina le miró enojada—¡NO HAY OTRA FORMA!

          —Te falta imaginación, cielo.

          —No, Strange—dijo ella y tocó su pecho con su dedo—. A ti te falta coraje.

          Repentinamente, la habitación tembló e Irina miró a sus compañeros. Luego miró a Strange y a Mordo.

          —Volvieron—dijo Kyle antes de salir corriendo junto a su hermana por la escalera, mientras que Stephen, Mordo y Morgan los persiguieron.




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