xxiv. otra forma de sanación


LAS DESTRUCTORAS,
capitulo veinticuatro: otra forma de sanación!



2 meses después.

          IRINA PODÍA SENTIR ALGO DENTRO DE SU CABEZA. Algo que era tan cercano a ella que no podía comprender. Sentía a un hombre, pálido y con cabello castaño oscuro, sus ojos verdes resplandecían con ego y astucia. Podía ver que con solo el toque de un reloj, podía sacar una bala incrustada en la cabeza – sin decir que el paciente se encontraba muerto. Una mente llena de conocimiento, pero, al mismo tiempo, con mucho que aprender. Tal y como Irina necesitaba aprender. Irina sentía que él era admirado, por cada enfermera, por cada doctor, por cada cirujano, por cada persona dentro de la medicina convencional.

          Pero también sintió su agonía. Su cuerpo sufrir. Sintió cada fibra de vidrio incrustándose en su fortuna más preciada y su herramienta más crítica: sus manos. Cada punta se incrustaba como un cuchillo afilado en sus extremidades. Sentía que no respiraba. Que sus pulmones se llenaban de agua. Pero ella no era él. Ella no sentía como la cuchilla del bisturí quitaba los cristales incrustados en sus dedos. Irina Morgan, de alguna manera, había cruzado camino con alguien repentinamente perdió todo.

          "Está bien. Todo saldrá bien"

          "¿Qué hicieron?"

          "Te trajeron en helicóptero. Pero llevó un rato encontrarte. El momento crítico de daño nervioso fue mientras estabas en el auto."

          "¿Qué hicieron?"

          "Once alfileres de acero inoxidable en los huesos. Múltiples desgarros en los ligamentos, daño severo en los nervios de ambas manos. Estuviste 11 horas en el quirófano."

          "Mira esos fijadores."

          "Nadie lo podría haber hecho mejor."

          "Yo lo podría haber hecho mejor."

          Irina abrió los ojos. Encontrándose con Steve a su lado, durmiendo de una manera tan plácida. La rubia se pasó una mano por su cabello y se levantó. Al mirar a la ventana, descubrió que la lluvia y las nubes grises cubrían toda Wakanda. Irina sonrió con tristeza y se sentó en la alfombra que había debajo sus pies. Todo había cambiado de repente luego de esa misión hace dos meses.

          Después de aquella misión en Argelia, T'Challa Udaku logró conseguir el Vibranium y regresó a su nación con él. Sin embargo, él ayudó con todo lo que tenía a mano al ver que una de sus nuevas compañeras había sufrido un electrochoque al intentar defenderse. Irina Morgan fue llevada a la nave que les había llevado hasta el objetivo gracias a Tatiana Belkova – colocada en una cápsula, la cual era una cuna que mantuvo a la joven de cabellos rubios estable. Ulysses Klaue escapó ileso y el grupo no pudo detenerlo, sin embargo, lograron capturar todo armamento ilegal y llevarlo a Wakanda.

          Shuri se encargó de curar a Irina al llegar a Wakanda. Steve Rogers nunca dejó su lado, observando como la hermana menor del rey se encargaba de mirar qué era lo que ocurría con su amada. Los poderes de Morgan se descontrolaron, algo afectó su cuerpo. Algo hizo que su cuerpo se rompiese más por dentro. Ella durmió, por una semana, hasta que sus ojos verdes lograron abrirse otra vez.

          Shuri le sonrió ese día—Bienvenida, de vuelta, Irina.

          —¿Q-Qué?

          —Llegaste aquí inconsciente, hace una semana—respondió ella mientras le ayudaba a sentarse—. El capitán Rogers me contó lo sucedido, tu mejor amiga te llevó a la nave y mi cuna te salvó.

          Irina observó sus manos y luego su vista pasó hacia sus brazos, llenos de cortes y moratones. El dolor de su cabeza no cesaba y no tardó en largarse a llorar. Shuri no comprendió que sucedía hasta que vio lágrimas correr por las mejillas de la rubia. La princesa envolvió a Irina con sus brazos, intentando de reconfortarla – intentando de contenerla. Shuri deseaba entender qué era lo que le ocurría a Irina, pero lo único que le dijo ese día fue—En los lugares más oscuros, a veces, hay un pequeño rayo de luz. No te rindas y lucha para llegar a ese rayo, Irina.

          Morgan tomó esa frase como algo para seguir adelante. Sin embargo, no volvió a utilizar sus poderes en aquellos dos meses en misiones. Shuri y T'Challa fueron muy exigentes con controles médicos para ver anomalías en su ADN, en sus poderes y – a pesar de todo – en su cabeza. Irina estuvo rodeada por algunos de los Nuevos Vengadores y miraba al mundo desde una nación tan rica en tecnología – la cual estaba escondida y protegida en las montañas africanas.

          La muchacha de ojos verdes percató que Steve estaba buscando su forma de calor, pero no la encontraba. Pero ella, ella aún intentaba ver de quién se trataba el hombre de sus sueños – mejor dicho, visiones. Había algo que le producía curiosidad. La muchacha se inclinó hacia delante, tocando la ventana con ambas manos. Irina giró su cabeza, encontrándose con aquel hombre – barba y cabello crecido – con sus cicatrices en ambas manos. Era él. ¿Pero por qué ella lo estaba mirando a él?¿Por qué podía sentir su agonía?

          —Irina—la voz de Steve le sacó de sus pensamientos y ella se giró, encontrándose con el rubio semi sentado, apoyando sus codos en el colchón—. ¿Qué ocurre?

          Ella sonrió y negó con la cabeza mientras se ponía de pie—No es nada. Solo escuché un trueno y me desperté, eso es todo.

          Irina caminó hacia la cama y volvió a acostarse en ella, siendo abrazada por los brazos del capitán que la invitaban a unirse a su calor. La muchacha rubia se acurrucó junto a él y cerró sus ojos, esperando volver a dormir junto a su persona más preciada en el mundo: su esposo.




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          Irina observaba como Shuri Udaku pasaba un escáner por su cuerpo tendido en la camilla del laboratorio. Tatiana y Kyle se encontraban a su lado. La muchacha de piel pálida se mostraba muy concentrada en su tarea, intentando de registrar a Irina lo más que podía. Una pantalla se desplegó en la pared, revelando sus datos vitales tales como latidos del corazón, presión sanguínea, aire en sus pulmones y en sangre, cantidad de globulos rojos y blancos. Tal y como una visita a un médico. Pero Shuri no buscaba eso, buscaba alguna anomalía en sus poderes, pero por ahora, ella no hallaba nada.

          —Irina, necesito que te levantes—dijo Shuri esbozando una sonrisa que realmente era genuina.

          La muchacha de cabellos rubios obedeció y se puso de pie, así tocando el suelo frío del laboratorio. Shuri caminó hacia un extremo donde se encontraban un par de cosas que la princesa no utilizaba y en otro extremo había otra sin nada sobre ella. La hermana menor de T'Challa tocó su pulsera y un holograma comenzó a transmitir la imagen de Irina Morgan, el cual estaba grabando.

          —¡De acuerdo! Estas últimas semanas has estado entrenando con Okoye y Dora Milaje, pero no has hecho uso de tus poderes—dijo ella con entusiasmo—. Así que esto es lo que haremos, ¿por qué no mueves alguna de las cosas que están en aquella mesa y las traes a la otra?

          —Huh...¿Dices que funcionará?—preguntó Irina.

          Kyle chasqueó la lengua—¡Claro que funcionará!

          Tatiana sonrió de lado—Solo inténtalo.

          Irina asintió y miró uno de los objetos que se encontraban contra la mesa. Un pequeño reloj. Alzó su mano, intentando de mantenerse calmada. El reloj comenzó a levitar, mostrando un poco de su magia azul. La muchacha rubia movió las palmas de sus manos lentamente hacia un costado, mostrando sus ojos azules – tan brillantes que Tatiana y Kyle no podían creerlo. Pero algo estaba pasando. Los ojos de Irina se volvieron negros de manera repentina y Morgan sintió una puntada en su cabeza. El reloj se rompió en miles de pedazos, disparados hacia todos lados. Irina cayó de rodillas al suelo, intentando de recuperarse.

          Kyle y Tatiana se acercaron rápidamente. La castaña sostuvo a su compañera en brazos—Eh, eh, ya casi lo tienes. Solamente necesitas practicar.

          —Es inútil—murmuró Irina con cólera y miró a Shuri Udaku acercarse a ellos—. ¿No hay otro método?

          Shuri apretó sus labios, de manera pensativa—No que yo conozca.

          —Sí que la hay—replicó Kyle y su hermana le miró—. ¿Han escuchado sobre las Artes Místicas?

          —¿Artes qué?—preguntaron Tatiana e Irina al mismo tiempo.

          Shuri logró captar la idea del mayor de los Belkova—Sé a qué te refieres—miró a las dos jóvenes—. Artes Místicas Orientales. Eso ayudaría muchísimo a Irina.

          —¿Y eso sirve para...?—insistió Morgan alzando una ceja.

          —Tu propia mente puede sanarte—añadió Kyle tendiéndole una mano—. Podríamos intentarlo. Solamente necesitamos buscar un lugar llamado Kamar-Taj.

          Tatiana frunció el ceño—Wow, espera. ¿Acaso estás diciendo que debemos irnos de aquí?

          Irina miró a Kyle—¿Dónde queda Kamar-Taj?

          —Katmandú, Nepal.

          Tatiana negó—Esto es una mala idea...

          Irina le miró—Debemos intentarlo, Tat.

          —¿Acaso no recuerdas que somos las criminales más buscadas del mundo?—replicó ella cruzándose de brazos—. Steve nos matará si se entera que no estamos aquí.

          Shuri sonrió—El capitán Rogers no volverá en una semana...entonces, pienso que es una buena oportunidad.

          Irina miró a sus dos compañeros y ellos se miraron, intentando buscar una respuesta al plan. Si es que las Artes Místicas pueden curar al cuerpo, también podrían curar el alma de Irina. Kyle le miró, mientras que su hermana asentía a regañadientes. Él, por su parte, sonrió.

          —Preparen su equipaje—dijo él y la sonrisa de Irina se ensanchó más—. Nos vamos a Katmandú.




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