xiii. malas decisiones
FRAGMENTOS,
capitulo trece: malas decisiones!
1 hora después.
TONY STARK SE SENTÓ EN UN ASIENTO MIENTRAS OBSERVABA A IRINA MORGAN DE MANERA MUY CERCANA. Irina se encontraba sentada en su regazo, recostando su cabeza de forma delicada en el hombro del millonario. Tony observó que su compañera de equipo había sufrido golpes gracias a la pelea que se había desarrollado hace una hora. Juró haber visto a T'Challa darle un buen golpe y Natasha produciendo un choque eléctrico en su cuerpo. Stark no le temía a Irina, si no que le sorprendió como podía ser el 'modo soldado' cuando este se activaba con aquellas palabras.
Tony se desajustó su corbata roja y miró de soslayo a Morgan, quién seguía dormida, tomó una tolla blanca pequeña antes de remojarla con agua fría y posarla sobre la frente de la muchacha de cabellos cortos. Vio que Irina se estremecía y decidió quitárselo, para poder intentar otra vez en un par de minutos. Al posar la pequeña toalla otra vez, Irina abrió los ojos y soltó un respingo, al ver que Tony estaba tan cerca de ella. Morgan intentó moverse pero eso produjo que cayera de espalda al suelo, Tony le miró preocupado mientras que Irina deducía dónde diablos estaba.
—Eh, eh, tranquila—dijo Tony extendiendo sus brazos—. Estás bien, estás a salvo.
—¿Q-Qué...Qué sucedió?—tartamudeó ella.
—Tú y el soldadito provocaron bastantes disturbios hace una hora—respondió e Irina recordó todo lo que había pasado: el libro del soldado, los gritos de su amiga Tatiana, las palabras mágicas, el luchar contra Steve y T'Challa—. Natasha está en su búsqueda ahora mismo. Pero tú...estás a salvo aquí.
—¿Qué hice?—sintió que las lágrimas picaban sus ojos, antes de que empezase a sollozar. Tony se levantó y se arrodilló en el suelo junto a ella para atraerla a su cuerpo y abrazarla.
—Tranquila...todo está bien, Irina, todo está bien—murmuró contra su cabello mientras que Irina lloraba—. No dejaré que te hagan daño, lo prometo.
—Maté a t-todas esas personas...con mis p-propias manos.
—Esa no eras tú, estabas siendo controlada por el soldado—respondió él mientras se separaba para mirarle, pasando un dedo por sus mejillas para limpiar sus lágrimas—. Tuvimos suerte de traerte de vuelta. Steve no se lo hubiese perdonado—volvió a abrazarla—. Sé que aún estás luchando contra tus demonios, pero a veces debes pedir ayuda. Sé que eres fuerte, sé que eres capaz, pero algún día esa terquedad que tienes en tu cabeza te matará.
Irina rodó los ojos—Por qué no me sorprende que Steve tenga tanta influencia en ti.
Tony sonrió—Yo sé que me adoras, cariño.
Natasha entró por la puerta de vidrio, encontrándose a los dos vengadores en el suelo. No quiso preguntar por qué estaban los dos allí y se cruzó de brazos—Escaparon.
—¿Qué?—preguntaron los dos al mismo tiempo mientras que se ponían de pie.
—Steve y Kyle cayeron al río cuando Barnes derribó el helicóptero, Tatiana y Sam lograron escapar de aquí sin ser vistos—dijo ella con mirada seria.
—Esto no puede estar pasándome—replicó Morgan comenzando a caminar hacia la salida—. Iré a buscarlos.
Natasha tomó su muñeca y con un fuerte jalón, la muchacha rubia terminó en el suelo otra vez. Romanoff volvió a su posición inicial y le miró furiosa—Tú no irás a ningún lado.
—Nat, debo saber si Steve está bien.
—No hay rastros, desaparecieron como por arte de magia.
Irina se levantó—Él haría lo mismo por mi.
—Pero él no está aquí.
—¡Nat...!
La voz de Thaddeus Ross resonó en la habitación—¿Puedo suponer que tienen idea de donde están?
Los tres vengadores observaron al hombre canoso, sabiendo que él no estaba feliz observando que la única criminal se encontraba de pie frente a él. Irina se cruzó de brazos y se limitó a guardar silencio, comiéndose a Ross con la mirada. Él fue hacia una de las ventanas, dándoles la espalda a ellos.
—La tendremos—dijo Tony apoyándose contra la mesa—. GSG 9 cubre la frontera. Vuelos de reconocimiento todo el tiempo. Ellos sabrán algo. Nos ocuparemos.
—No entiende, Stark. No se tienen que ocupar—replicó Ross—. Es obvio que no pueden ser objetivos. Operaciones Especiales se encargará.
—¡Por supuesto que no!—bramó Morgan con enojo—. Están metiendo aún más dinamita a una guerra. ¿Qué pasa cuando empiecen a volar las balas?¿Matarán a Steve Rogers?¿Me matarán a mi, después de esto?
—Si nos provocan...Barnes hubiera sido eliminado en Rumania si no fuera por tú y Rogers junto con su equipito—replicó Ross desviando su mirada—. Murió gente que ahora podría estar viva, gracias a ti y al soldado—Irina tomó asiento mientras que Ross se acercaba—. Puede verificarlo.
—Con todo respecto, no lo solucionará con chicos y balas, Ross—Tony lo interrumpió—. Tiene que dejarnos atraparlos.
—¿Porqué terminaría de forma diferente que la última vez?
Tony miró a Irina, quien lo miraba desde antes y luego dirigió su mirada a Ross—Porque esta vez, no me pondría mocasines y una camisa de seda. En 72 horas, garantizado.
—En 36 horas. Barnes, Rogers, Wilson y los hermanos Belkova—anunció Ross mientras rebuscaba algo en sus bolsillos—. Morgan vendrá conmigo. Operaciones Especiales ordenará su ejecución inmediata.
Natasha Romanoff tomó el brazo de Irina y le dio un fuerte tirón para interponerse delante de Ross. Tony también se levantó rápidamente y empujó un poco a Ross para marcar distancia.
—Moción denegada, secretario—dijo Natasha, sosteniendo con firmeza a su compañera, con su mano a punto de sacar la pistola que tenía escondida—. No te atreverías a hacer tal cosa.
—Ya tenemos a una, ¿porqué no terminamos con el trabajo casi hecho?
—No tiene autoridad para quitarle la vida a una persona, menos a una vengadora—replicó Tony apretando los puños—. Irina está en nuestro equipo, aunque no quiera admitirlo. Ella firmó los acuerdos.
—¿Qué?—preguntó Irina asustada—. ¡Por supuesto que no!
—Lo hará—acotó Nat, dándole un firme apretón—. Irina Morgan firmará a favor los Acuerdos de Sokovia y se quedará con nosotros.
Ross miró a los dos vengadores y luego miró a Morgan—Si es así, buena suerte—y salió por la puerta.
Natasha soltó a Irina y al mirarla, ella no sabía que decirle, pero le abrazó con fuerza. Irina y Tony se sorprendieron, pero Morgan devolvió el abrazo.
—He perdido bastante hasta ahora, tú no serás la siguiente—murmuró Natasha contra su hombro—. Esta es la única manera de mantenerte a salvo. Firma los acuerdos, por favor.
Morgan se separó de ella y miró a Tony, quien le miraba en silencio. Volvió su vista a la pelirroja, sin saber qué decir. ¿Firmar los Acuerdos de Sokovia? Ella no tendría intención de hacerlo en un millón de años, pero entendía que si salía de aquel edificio sin firmarlos, terminaría con una bala volándole los sesos en un tiro limpio comandado por Ross. Si los firmaba, al menos estaría salvo y se enfocaría en tener que encontrar a Steve. Sabía que si los firmaba, lo estaría traicionando, pero lo protegería al mismo tiempo. Era una decisión tan complicada e injusta, pero ella amaba a Rogers, lo amaba con toda su alma y eso lo había dejado claro en Washington años atrás. Tony puso los acuerdos sobre la mesa y dejó una pluma para Irina, ella cerró los ojos, intentando reprimir sus lágrimas para no romper en llanto otra vez. Una lágrima silenciosa rodó por sus mejillas pero Stark la limpió enseguida.
—Irina, esta es la única manera. No quiero perder a una compañera que fue tan importante en mi pasado y no quiero que Steve pierda al amor de su vida por una bala insignificante—dijo Tony tocándole el hombro—. Steve y tú merecen estar juntos por siempre. No permitas que el dolor nuble tu juicio.
Irina asintió, pasándose el dorso de la mano por su mejilla y abrió los acuerdos, encontrándose con la firma de Visión, Rhodey, Natasha y Tony. Si quería protegerse a sí misma, debía firmar. Si quería volver a ver a Steve...debía aceptar.
'Lo siento, Steve' se habló a ella misma, esperando que él pudiese escucharlo. Y firmó. Tony se sentó y soltó un suspiro, palpándose el hombro izquierdo. Nastasha volvió a abrazar a Irina, con más fuerza, sabiendo que no había otra opción para protegerla.
—Se me durmió el brazo izquierdo. ¿Es normal?
Irina sonrió y caminó hacia él, para apoyar una mano en su hombro, Natasha imitó su acción.
—¿Estás bien?—preguntó Morgan.
—Siempre—respondió y miró al suelo—. 36 horas. Por dios...
—Estamos muy cortos de personal—dijo Nat.
Tony se recostó y miró a las chicas—Sí. Sería genial tener un Hulk ahora. ¿Alguna posibilidad?
La pelirroja sonrió—¿Piensas que estaría de nuestro lado?
—Francamente, no—murmuró Irina.
—Tengo una idea—anunció ella, alternando su mirada de Tony a Irina—. Y tú sabes de quien estoy hablando.
Tony asintió—Yo también. ¿Dónde está el tuyo?
—Abajo—respondió la ex espía e Irina sabía de qué T'Challa estaba dentro de sus opciones—. ¿Dónde está el tuyo?
Irina entró en la cabeza de Tony y se encontró con la imagen de un muchacho, era un par de años menor que ella y eso le asustó un poco—No traerás a un niño aquí, ¿verdad?
—¿Huh?¿Cómo supiste?
Irina lo miró con sus ojos negros—Te recuerdo que soy telepata. Pero adelante, hazlo.
—Nosotras iremos por T'Challa.
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Irina no podía creer que reclutarían al nuevo rey de Wakanda, T'Challa Udaku, en su equipo. Luego de lo ocurrido en Viena entre ellos dos, las cosas serían mucho más incómodas. Pero, como el destino siempre decide jugar malas pasadas, allí estaban frente a su auto. Natasha le había obligado a estar con ella todo el tiempo, cosa que no le molestó y así serían las cosas hasta que ella pudiese encontrar al capitán.
Una mujer alta, con cabello muy corto – casi estaba calva – y de piel morena caminó hacia el auto, con T'Challa y otro hombre detrás de ella. Irina no se veía intimidada por aquella mujer, pero estaría a su misma altura si se tratase de un combate.
—Es cuestión de tiempo—escuchó ella—. Hay satélites ejecutando reconocimiento facial, biométrico y de conducta—los tres se acercaban más e Irina pudo notar la mirada intensa de T'Challa sobre ella.
La mujer se detuvo frente a ellas, de manera fría e imponente, y dijo—Muévanse o las moverán.
T'Challa pasó por el lado de Irina, observando a las tres mujeres—Sería muy entretenido verlas intentarlo.
Irina lo miró—¿Piensas que puedes encontrarlo?
—Tengo recursos considerables, Irina—respondió T'Challa pasando por detrás de ella para abrir la puerta del auto.
—Sí, el mundo tardó 70 años en hallar a Barnes—dijo Natasha volteándose a mirarlo—. Así que ustedes podrían hacerlo en la mitad de tiempo.
T'Challa miró a las dos vengadoras—Ustedes saben dónde están.
Irina sonrió de lado—Probablemente, sí. Pero hay condiciones, su alteza.
La muchacha de cabellos cortos sabía que había hecho una mala decisión, pero Natasha no había dicho nada al respecto, así que T'Challa sonrió para tenderle la mano a Irina—¿Le parece que lo discutamos en privado, señorita Morgan?
Morgan miró a Natasha y esta le guiñó un ojo, tomándolo como un 'si' y ella aceptó la mano de T'Challa quien la condujo al auto. Este salió del edificio de manera rápida, dejando a Romanoff atrás.
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