x. el nuevo problema
FRAGMENTOS,
capitulo diez: el nuevo problema!
STEVE ROGERS E IRINA MORGAN PERMANECÍAN MIRANDO LA FOTO EN BLANCO Y NEGRO DE MARGARET CARTER. Hacía media hora que había terminado el funeral, pero ellos dos no se fueron. Tatiana y Sam decidieron volver al hotel donde se hospedaban para acomodar su agenda y comunicarle a Stark sobre su posición. Lo único que Irina se enteró era que Kyle fue sacado de su celda y que estaba en Inglaterra con Nat – no entendió por qué estaba con ella.
Estuvieron en silencio durante media hora, hasta que advirtieron pasos a sus espaldas. Ambos rubios se giraron y se encontraron con Kyle y la espía rusa caminando hacia ellos. Al verlos, Irina sonrió y saludó con la mano, pero Nat solo asintió y Kyle le devolvió el gesto.
—Ahora recuerdo porqué odio estas catedrales góticas—murmuró Kyle estrechándole la mano a Steve, la cual aceptó dándole un firme apretón—. Mis profundas condolencias, capitán.
—Buen chico—dijo Natasha sonriendo de lado e Irina intentó de no reírse al ver que la pelirroja trataba al castaño como un cachorro.
—Luego de descongelarme, pensé que todos mis conocidos estaban muertos—añadió Steve con la mirada baja, para luego mirar la imagen de Peggy otra vez—. Luego supe que ella estaba viva. Fue una suerte tenerla.
—Ella también te tenía a ti—replicó Romanoff.
—¿A qué han venido?—preguntó Irina, ya sin buscar intenciones hostiles por parte de Kyle.
—Quería ver si podríamos cambiar de pareja y deseaba que pudieras acompañarme a Viena—admitió Natasha mirando a la muchacha de cabellos rubios—. Tener un compañero masculino que es considerado un terrorista no es algo divertido.
Kyle le enseñó el dedo medio—Púdrete, Romanoff.
—Y hay que enseñarle modales—murmuró ella sonriendo de lado—. Steve podría enseñarle bien mientras nosotras vamos al congreso de las Naciones Unidas.
—¿Quién más firma?—preguntó Steve.
—Tony, Rhodey, Visión—respondió ella pausadamente, como si intentase de recordar algo más—. Erika no lo firmará y está siendo restringida.
—¿Clint?¿Wanda?
—Dijo que se retira—añadió la espía—. Quiere que le quitemos las restricciones a Erika y que la enviemos allí por su seguridad. Y Wanda...a determinar. Oigan, hay mucho lugar en el jet—Steve suspiró—. Solo porque sea la decisión más fácil no significa que sea la equivocada. Permanecer juntos es más importante que cómo permanecemos juntos.
—¿A qué renunciamos al hacerlo?—preguntó Steve y Nat no habló ante aquello—. Lo siento, Nat. No puedo firmar. Ni Irina lo hará.
La pelirroja sonrió—Lo sé. No quería que estén solos. Erika también quería venir.
—O pueden dejarla irse pacíficamente, a encontrar lo que todavía no entiende—replicó Irina en un murmullo, ganándose una risotada de Kyle.
—Ella ya tiró el té de hoy—murmuró el mayor de los Belkova.
Natasha alzó una ceja—¿A qué te refieres?
—Romanoff, no soy estúpida. Tú sabes perfectamente que ella no es tu hija biológica, ¿o no?
Steve, a estas alturas, no comprendía nada—¿Q-Qué?¿Erika no es tu hija biológica?
—Larga historia y poco tiempo—replicó Romanoff tomando el brazo de Irina con fuerza para arrastrarla lejos de Steve a paso rápido—. ¡Gracias por el cambio de parejas, Steve!
Natasha Romanoff arrastró a la rubia por los pasillos de la catedral y terminó sacándola por la entrada de la misma hacia un auto negro. Irina se quejaba por aquello, pero al ver que iba a protestar, Nat abrió la puerta del vehículo y la lanzó al asiento del copiloto antes de cerrarle la puerta en la cara y subirse ella al asiento del piloto. Trabó las dos puertas e Irina se frotó el brazo.
—Nota mental: nunca hacer enojar a una Romanoff—dijo Irina haciendo una mueca de dolor.
—¿Quién te lo ha dicho?—preguntó Nat acelerando el auto—. ¡Corta la mierda, Morgan, y dímelo!
—Tu propia hija falsa, Erika Rosalie Rand.
Natasha se detuvo en un semáforo y soltó un suspiro de exasperación, miró a Irina de manera cansada y dijo—Necesito que guardes el secreto.
—¿Por qué lo hicieron?
—Lo único que queremos hacer Clint y yo es protegerla. Nada más—declaró la pelirroja—. Morgan, nos conocemos hace mucho tiempo, hasta hemos peleado juntas, necesito que guardes este secreto. Erika sigue en peligro y si a ella le ocurriera algo yo...no podría seguir viviendo, aunque ella no sea mi hija biológica.
—¿Tú la amas?—preguntó Irina y le apuntó con un dedo—. Y no quiero que digas esas malditas cosas como: "el amor es un sentimiento muy fuerte" o juro que te patearé el trasero.
—Sí, luego de tres años de convivencia con ella, he llegado a amarla tanto como Clint lo hace.
La muchacha de cabellos rubios sonrió—Entonces tu secreto está guardado conmigo.
El semáforo se puso en verde y Natasha pisó el acelerador para perderse entre el tráfico de Londres.
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Congreso de la Organización de las Naciones Unidas, Viena.
El edificio del congreso se alzaba hacia el cielo de manera imponente. Irina Morgan observaba maravillada la grandeza de las Naciones Unidas, sin embargo, eso le transmitía miedo – ya que ella no había accedido a firmar los acuerdos. Lo que más temía era el simple hecho de que estaría frente a 117 países que al menos la mitad tienen pedidos de captura y extradiciones por sus crímenes, pero el toque suave de Natasha contra su mano le hizo aflojar un poco su ansiedad.
Al entrar, había millones de personas por todos lados, vestidos de manera formal y con sus asistentes. Natasha guió a Irina, a pesar de las miradas que obtuvo al entrar, hacia un ascensor que llevaba a la sala principal donde se haría el evento. Al llegar, ambas entraron y observaron el gran ventanal que se extendía en una gran pared mostrando todo el edificio por dentro. Irina se veía maravillada y dijo—Increíble.
—¿Señorita Romanoff, señorita Morgan?—les habló una muchacha que se encontraba igual vestida que ellas.
—¿Sí?—dijeron ambas con cordialidad.
—Tienen que firmar esto—replicó ella y les mostró su Tablet. Irina observó bien lo que decía y decidió firmar, sabiendo que eso no eran los acuerdos. La asistente les devolvió una sonrisa a ambas y dijo—. Gracias.
—No fue nada—murmuró Irina.
—Supongo que no estamos acostumbrados a ser el centro de atención—dijo una voz con acento a espaldas de Irina. Las dos mujeres se giraron, encontrándose con un hombre de piel morena y apuesto que se acercó más a ellas. Irina no tardó en saber que se trataba del propio príncipe de Wakanda: T'Challa.
—Huh, no siempre es algo halagador—dijo Irina sonriendo.
—Ustedes dos parecen estar haciéndolo bien hasta ahora—respondió el príncipe sonriendo de lado—. Considerando su último viaje al Capitolio...No creo que se sienten a gusto aquí.
—En realidad, no—dijo Nat siendo franca.
—Y eso solo hace que este feliz de que estén aquí, señoritas.
Irina no frunció el ceño—¿Por qué?¿No aprueba todo esto?
T'Challa hizo una mueca—Los acuerdos, sí. Los políticos, no. Dos personas en una sala pueden más que un centenar.
—Salvo que necesites mover un piano—dijo alguien a sus espaldas. Al moverse se encontraron con el rey T'Chaka, padre del príncipe. Irina escuchó que ambos se hablaban en su idioma y que el rey miraba a las dos jóvenes—. Señorita Morgan, señorita Romanoff.
—Rey T'Chaka, permítanos disculparnos por lo que pasó en Nigeria—dijo Natasha mirándolo seriamente.
—Gracias. Gracias por estar de acuerdo con todo esto—respondió él mirando a las dos agentes y miró a Irina—. Me apena saber que el capitán Rogers no vendrá hoy.
—Un evento desafortunado nos tomó por sorpresa, su excelencia, a mi también me apena—replicó la rubia sonriendo con tristeza.
'Por favor, siéntense todos. Esta asamblea comenzará a su sesión.'
—Esto es lo que el futuro nos pide—dijo T'Challa mirando a su padre—. Un placer conocerlas—estrechó la mano de Natasha y cuando Irina iba a estrecharla, T'Challa la tomó en su mano para alzarla y darle un beso delicado en ella. La rubia no tardó en sonrojarse.
Irina siguió a Nat de manera lenta, sin saber qué decir ante aquel gesto que utilizó el príncipe de Wakanda con ella. En aquel momento que comenzaron a subir las escaleras, la muchacha de cabellos cortos sintió que alguien le tomaba la muñeca. Al girarse, se encontró con el príncipe que le miraba con sus ojos marrones.
—¿Le molestaría hacerme compañía en esta asamblea, señorita Morgan?
Ella miró a Nat y vio que su amiga asentía, para luego mirar de nuevo al príncipe y sonreír mientras asentía. T'Challa la escoltó hacia uno de los lados del estrado, cerca de una columna de metal gigante que sostenía el edificio. Ambos observaban como el rey T'Chaka hablaba hacia el resto de los países. En aquel momento, observó que el príncipe le miraba de reojo. Irina, de manera curiosa, se metió en su cabeza, pero al ver tantos pensamientos desordenados, miró a T'Challa y habló:
'¿En qué piensas tanto?'
'Oh, no creía que podría tener el honor de escuchar su voz en mi cabeza, señorita Morgan'
'Muy pocas personas pueden escucharme si así lo decido.'
'¿Me permite hacerle una pregunta personal, Irina? Si es que puedo llamarla de esa forma.'
'Claro, ¿qué es lo que deseas?'
'¿Qué está haciendo aquí, exactamente?'
Aquella pregunta golpeó a Irina con su guardia baja, no se imaginaba que el propio príncipe de Wakanda fuese tan directo. Ella guió su mirada hacia adelante antes de responder:
'Estoy acompañando a la agente Romanoff, su excelencia. Nada más.'
'Eso es sorprendente, a pesar de que usted no ha firmado los acuerdos.'
'Sí, su excelencia, tiene razón. Yo no firmé y no firmaré los acuerdos de Sokovia.'
'Primero que nada, deja de decirme "su excelencia", somos dos adultos aquí, Irina. Segundo, ¿Por qué no estaría de acuerdo? Su vida corre peligro si no los firma.'
'Estoy dispuesta a correr ese riesgo, al igual que Steve.'
'Puede firmar los acuerdos, y le garantizo que no dejaré que nadie le toque'
Irina se tensó en un momento al sentir el roce de los dedos de T'Challa contra su mano, como si intentase de entrelazar sus dedos. La muchacha de cabellos cortos apartó la mano enseguida y miró hacia la ventana.
'Aprecio su generosidad, alteza, pero no necesito protección.'
En la ventana, observó que había una camioneta que se encontraba siendo inspeccionada. T'Challa se acercó a su lado para ver que los guardias salían corriendo de allí. Irina supo inmediatamente de que se trataba: una bomba. Sin embargo, T'Challa fue más rápido que ella.
—¡TODOS AL SUELO!
Irina corrió hacia T'Challa, mientras que él corría hacia su padre y una explosión los alejó a los dos del centro. Un sonido agudo zumbaba en los oídos de Morgan, penetrando y destruyendo sus tímpanos como un relámpago. Intentó levantarse, rápidamente, pero no tuvo éxito. Se sentía mareada y su cuerpo dolía. La voz de su amiga se escuchaba a lo lejos, llamando su nombre. Sin embargo, ella observaba al príncipe de Wakanda, que tomaba la mano de su padre de manera desesperada. Pero Irina vio que ya no había vida en el cuerpo del rey T'Chaka.
Algo tironeaba de su brazo izquierdo, sus orbes negros – a causa de su poder – se encontraron con los de Natasha, quien le hablaba. El sonido se encontraba muy desenfocado e Irina sentía un dolor punzante en su cabeza. Natasha pasó su brazo por su hombro, ayudando a la ex-asesina de HYDRA a ponerse en pie.
—¿Irina?¿Irina, estás bien?
—Huh, un poco cansada, pero bien—dijo ella levantando el pulgar.
—¿En que diablos pensabas cuando corriste hacia el príncipe?—preguntó Natasha enojada—. ¡Podrías haber muerto! No te hecho venir aquí a que cometieras un acto suicida.
—Fue impulsivo, Nat. O era él o era yo.
—Si Steve te escuchara ahora mismo, te mataría.
—Nope, sería una sesión de sexo apasionado y...
—¡UGH!¡No sigas!—murmuró caminando hacia el ascensor—. Debemos evacuar el lugar y debo llevarte con un medico.
Media hora después, Natasha e Irina se encontraban sentadas en un banco de madera a las afueras del complejo de las Naciones Unidas. Los medios habían revelado que el posible responsable de aquel acto terrorista era James Buchanan Barnes, cosa que realmente asustó a Morgan, a pesar de la explosión. Irina no había sufrido daños, solo un par de moretones y una sordera temporal – la cual duró unos 20 minutos – gracias al volumen de la explosión. A su lado, estaba el príncipe T'Challa, cubierto con un poco de sangre de su sien.
—Lo siento mucho—dijo Natasha al príncipe.
Él miró a las dos jóvenes y jugaba con el anillo que tenía su padre—En mi cultura, la muerte no es el final. Es más como una bajada. Llegas con las dos manos...y Bast y Sekhmet te guían hacia la verde sabana en donde puedes correr para siempre.
Irina sonrió de lado—Eso suena muy pacifico.
—Mi padre pensaba lo mismo—espetó él con tono enojado y se puso el anillo en mismo lugar donde su padre lo tenía—. Yo no soy mi padre.
—T'Challa...las Fuerzas Conjuntas decidirán quién arresta a Barnes—dijo Irina alarmada.
El príncipe se levantó de su asiento, dirigiéndole la mirada a la rubia—No se moleste, Irina. Yo mismo lo mataré.
Cuando vio que él se retiraba, sintió la presencia de alguien familiar en su entorno, además de Natasha – que en aquel momento recibía una llamada. Se giró hacia atrás, encontrándose con Steve vestido de civil en un café que se encontraba en la esquina, hablando por teléfono. Al ver a su compañera distraída, ella se escabulló entre los autos y caminó hacia allí. Irina vio que Steve cortaba la conversación con Nat y volvía dentro del café. Ella se apresuró y entró también, observando que Kyle, Tatiana y Sam también estaban allí. Se colocó al lado de Steve y dijo—No esperaba verte aquí.
Steve se sorprendió al ver que su amada estaba sana y salva, no tardó en abrazarla con fuerza y tenerla dentro de su propio espacio personal.
—Pensé que algo malo te había sucedido.
—Tuve suerte, capitán idiota—dijo ella antes de besar los labios de Steve—. Debemos apresurarnos.
—¿Ella te dijo que no te metas?—preguntó Sam a espaldas de Irina—. Quizá tenga razón.
—Él me ayudó.
—En 1945, quizás. Quiero estar seguro de considerar todas las opciones—Sam insistió antes de llevarse otro bocado de pastel a la boca—. Los que te disparan a ti, terminan disparándome a mi.
—Que gran ayuda eres, Sam—dijo Tatiana codeándolo—. ¿Dónde está tu contacto?
Steve miró a Irina, quien ya le miraba con la ceja alzada. Repentinamente, una mujer de cabello rubio y largo se acercó—Llegaron muchos datos nuevos desde que el video se publicó. Todos creen haber visto al Soldado del Invierno. La mayoría no es creíble. Salvo este—le tendió un sobre a ambos—. Mi jefe espera que le informe, ahora mismo...así que esa es toda la ventaja que tendrán.
—Perfecto para nosotros, estoy dentro—dijo Irina.
Sharon sonrió de lado—Lo dice la persona que casi muere salvando al príncipe de Wakanda de una explosión. Buena suerte.
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editado ✓
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