vi. cosas malas pasan


FRAGMENTOS,
capitulo seis: cosas malas pasan!



          DE VUELTA EN NUEVA YORK, un dolor punzante que zumbaba sin cesar en los oídos de Irina Morgan logró despertarla. Al abrir los ojos, lo único que encontró era un dolor abrumador. Cerró sus parpados, soltando un gemido de dolor al intentar levantarse.

          —Wow, tranquila—escuchó la voz de su amiga Tatiana y sintió un toque leve en su hombro, obligándola a recostarse otra vez—. Tómalo con calma.

          —¿Qué...?—a Irina le costó hablar—. ¿Qué sucedió?¿Dónde estamos?

          Parpadeó un par de veces para acondicionarse a la luz de la habitación y, cuando se acostumbró, sus ojos verdes miraron a los de Tatiana, quien ya le miraba con preocupación. La muchacha rubia se sentó lentamente y su amiga le acomodó la almohada. Irina Morgan, además de estar abrumada, estaba confundida, ya que lo último que vio fue ver a un edificio explotar en pedazos.

          Tatiana Belkova le sonrió—Es un alivio verte con vida.

          Irina frunció el ceño y miró su cuerpo, estaba con heridas, cortes y moretones. Cada extremo del mismo dolía y eso era lo que le confundía. Movió su mano, intentando ver su aura azul. Pero, para su desgracia, esta se manifestó en color negro. Irina jadeó y detuvo sus movimientos, Tatiana le miró preocupada e Irina dejó su mano quieta.

          —Tat, ¿dónde estamos?

          —De vuelta en la base de los Vengadores—respondió ella cruzando sus piernas—. En el Ala Médica, he estado aquí durante seis horas—se pasó una mano por el pelo—. Steve se había vuelto loco cuando te vio estrellarte contra el techo de uno de los pequeños mercados que había allí. Llegué allí lo más rápido que pude para sacarte.

          —¿Dónde está Steve?—preguntó Irina, ahora preocupada—. ¿Dónde está Rumlow?
         
          Tatiana hizo una mueca—¿Steve? Él está bien, está observando el interrogatorio que Erika le está haciendo a mi hermano Kyle. Se ha mostrado hostil en un principio, pero con un buen golpe lo hemos dejado durmiendo en cuestión de segundos. Pero al parecer no recordaba que yo soy su hermana—la muchacha de cabellos castaños suspiró y continuó—. Y en cuanto a Rumlow, está muerto. Murió en la explosión de ese edificio en Nigeria. Steve me dijo que intentabas detener a Wanda pero algo ocurrió con tus poderes y no llegaste a tiempo.

          Irina recordó cada detalle de aquel momento, ver a Rumlow en llamas, ella gritándole a su amado que se retirara, observando que Wanda también ayudaba y como se debilitaba con su poder. La explosión fue lo último que vio.

          —¿Y qué más ocurrió?—preguntó la rubia.

          —Nada más, lo juro—respondió Tatiana alzando ambas manos—. Steve me ordenó que te llevara de vuelta al quinjet. Gracias a Dios que tu corazón seguía latiendo.

          —¿Y Wanda?—replicó Irina.

          —No ha hablado desde que llegó del edificio en llamas. Visión y Tony se están encargando de eso—miró el reloj que había en la pared y se levantó—. Bien, es tarde, pero Steve vendrá mañana por ti. Supongo que te darán el alta—se acercó para abrazarla y dejó un beso en su cabello—. Descansa, ¿si? Lo necesitas.

          Irina asintió y esbozó una sonrisa que tranquilizó a Tatiana. La muchacha de cabellos castaños apagó la luz para dejar dormir a su amiga antes de retirarse e Irina se encontraba sumida en la oscuridad absoluta. Abrazó sus piernas con ambos brazos y miró hacia la pared, pensando en todo lo que había ocurrido. Algo no estaba bien.

          Había algo que no cuadraba y eso era algo preocupante.

          La joven volvió a recostarse en la camilla y respiró hondo. Sintió algo moverse y se levantó rápidamente.

          —¿Hola?—preguntó en un murmullo.

          Escuchó otro movimiento y miró hacia una esquina, pero se encontró con una pequeña mesa con unos instrumentos quirúrgicos dentro de un bolso. Miró al frente y se encontró con una silueta, que le miraba detenidamente.

          —¿Quién eres?—preguntó ella.

          '¿Y tú que crees?' preguntó la silueta, hablando con la misma voz de Irina. 'Soy tú'

          La rubia suspiró—Ugh...mi mente solo está jugando conmigo.

          'Es probable, pero claro, es bastante improbable que tu mente esté dándote una mala jugarreta' respondió la misma Irina. 'Sin embargo, sé que controlas las cosas que vienen en tu cabeza. Distingues qué es lo real de lo irreal'

          —Digamos que últimamente mi mente y yo no somos tan buenos amigos—replicó la rubia de cabellos largos—. Acércate, quiero verte.

          La silueta se acercó a la luz que salía del pasillo, una luz roja, que iluminó su rostro, mostrando ser el mismo rostro de Irina. Esta tenía el cabello corto y sus ojos se encontraban negros, esbozó una sonrisa de suficiencia y se sentó en la cama enfrentando a la propia Irina.

          '¿Ves? No era tan complicado preguntar.' Espetó ella.

          Irina, analizando sus opciones, abrió la boca para hablar y dijo sus palabras con cuidado—¿Qué es lo que quieres de mi?

          'De ti nada, solamente quiero que veas el poder que has desencadenado.'

          —¿Qué?—preguntó Irina—. Te refieres a...

          'Sabes exactamente a lo que me refiero, niña tonta.' Replicó ella rodando los ojos. 'Lo que ha pasado en Lagos no fue una coincidencia.'

          —Yo no sabía que podría ocurrir algo con mis poderes.

          'Lo que ocurrió hace un día era un advertencia, cielo. Algo que tú has visto antes y que no se va a detener hasta consumirte.' Dijo la joven de cabello corto. 'Es algo incontrolable y sabes perfectamente que yo estoy ahí.'

          —Es algo que se reparará, yo lo sé.

          La Irina de cabello corto negó lentamente con la cabeza, enfocando sus ojos negros en los verdes de la Irina de cabello largo.

          'Esto no tiene marcha atrás, nunca lo tendrá. Al igual que lo que ocurrió en Lagos.'

          La rubia de cabellos largos se mostró más confundida—¿Qué ocurrió en Lagos?

          Ella sonrió de lado, como si esa fuera una sonrisa malévola, buscando asustarla de alguna forma, sin embargo, Irina no se inmutó ante aquello.

          'Ve a la oficina de Steve y velo por ti misma.' Miró hacia la puerta.

          Irina le imitó y observó la puerta del Ala Médica cerrada. La muchacha de cabellos cortos que se encontraba sentada al final de la camilla se acercó sin que Irina se diese cuenta. Con un tono suave, comenzó a hablar en el oído de Irina.

          'Solo he venido advertirte sobre lo que has desencadenado. Thanos estará muy complacido de tenerte a su lado cuando todo esto termine.'

          —¿Thanos?—preguntó ella y se giró para mirarla, pero, para su desgracia, ella había desaparecido, esfumándose como el humo.

          Irina, al ver que se encontraba sola en el Ala Médica otra vez, soltó un suspiro y se pasó la mano por la cara. Quería pensar que todo esto resultaba ser una estúpida pesadilla y que pronto despertaría. Intentó cerrar los ojos y volverlos a abrir un par de veces. Pero no pudo. Estaba despierta, estaba consciente. Debía hacer lo que su paralelo le había dicho.

          La joven de cabellos largos se levantó de la cama suavemente, sintiendo que el dolor no aminoraba y aún seguía en su cuerpo. Ella salió silenciosamente del Ala Médica, dirigiéndose a las escaleras de emergencia. La oficina de Steve se encontraba en el Nivel cuatro, el último piso, donde también se encontraban un par de habitaciones. Por suerte, sentía a todos en el comedor de la base, charlando entre ellos lo que había ocurrido. Sintió a Wanda en su habitación sola, ya durmiendo y eso le alivió. La joven rubia decidió caminar más rápido para llegar a la oficina de Steve y al llegar, cruzó el umbral y cerró la puerta.

          Se alivió al ver que estaba encendida y ella se sentó en la silla en silencio. Observó que había una pestaña abierta y al presionarla, se encontró con fotos, muchos artículos de noticia y videos. Todo eso relataba lo que había sucedido en Lagos hace horas. Y lo que realmente le cayó mal, era que en todas las noticias su nombre era puesto. Ella observó las fotos, donde había niños, mujeres y hombre muertos. Las llamas que Rumlow había provocado en el edificio, la explosión que había provocado ella.

          —Dios santo...—murmuró ella.

          Fue hasta los videos y presionó uno de ellos, mostrando a una reportera frente a la catástrofe. Irina pulsó un botón y el video comenzó a reproducirse.

          '¡Buenos días, mundo! Soy la reportera Anne Collins y aquí nos encontramos en la famosa tragedia de Lagos, una pequeña ciudad situada en Nigeria, cerca del reino de Wakanda, donde observamos a un edificio departamental donde al menos cien personas han perdido la vida gracias a una explosión originada por el criminal buscado por la CIA, la INTERPOL, el MI6 y nuestros héroes, Los Vengadores' dijo la joven de cabello corto sosteniendo el micrófono. 'Quien es mejor conocido como Crossbones. Sin embargo, según los testimonios, la explosión era controlada, pero, desgraciadamente, terminó descontrolándose gracias a dos vengadoras: Wanda Maximoff y la ex-asesina más buscada en el mundo: Irina Morgan. ¿Qué pasará con estas dos heroínas? Las Naciones Unidas pondrán en discusión estos hechos. Soy Anne Collins, de la cadena BBC y volvemos a la estación.'

          Irina no podía creer lo que veía, en un momento le pareció algo imposible. Pero era real. Era algo muy real. Y era su culpa, después de todo.

          La muchacha miró los titulares de las noticias digitales que estaban frente a ellas. Muchas ponían fotos de la explosión o de los cuerpos muertos, eso le pareció algo horrendo. 'TRAGEDIA EN LAGOS: ¿IRINA MORGAN Y WANDA MAXIMOFF SERÁN CULPABLES?', '¿QUÉ HARÁN LAS NACIONES UNIDAS CON LOS CRÍMENES DE MORGAN?'. Irina dejó correr varias lágrimas por sus mejillas y se puso ambas manos en sus orejas. Intentando sacar esa pequeña voz que decía la misma cosa una y otra y otra vez:

          'Esto no tiene marcha atrás, nunca lo tendrá. Al igual que lo que ocurrió en Lagos.'

          Sentía que ella volvía otra vez a aquel lugar que le había arruinado la vida desde que el Soldado del Invierno la trajo. Volvía a sentir la oscuridad. Pero se negaba, se negaba al simple hecho de volver ahí. Era una heroína, ella quería hacer el bien, ella era una vengadora. No era una asesina.

          La joven rubia observó que había un pequeño recipiente con lápices y bolígrafos, junto con otros artefactos de oficina. Allí, descubrió una tijera, y la agarró, para dejar la habitación con las pestañas abiertas. Fue hasta la habitación de Steve, sabiendo que él no estaba allí y buscó algo de ropa, para volver de nuevo al ala médica. Las lágrimas no cesaban de caer por sus mejillas, el dolor era demasiado.

          Al entrar en el ala médica, ella tiró todo en la cama y cayó de rodillas al suelo, se tapó la cara y siguió llorando. Era algo muy amargo, ella sentía un nudo en su garganta, sentía que su pecho se oprimía. Era algo muy doloroso.

          'Eres una vengadora, no eres un monstruo. Tú haces el bien, no el mal.'

          Repitió esa frase una y otra vez en su cabeza. Para luego abrir los ojos—Tú haces el bien, no el mal.

          Y fue directamente hacia uno de los baños del ala médica. Allí ella se miró al espejo, observando sus moretones y cortes. Su cabello largo y rubio caía libremente sobre sus hombros, ella miró la tijera en mano y tomó un mechón de su pelo, cortándolo al instante.

          Varios mechones de pelo cayeron, siendo interminables. Irina pensaba que eso le haría sentir mejor, el dolor siguió ahí, pero ella intentaba sobrepasarlo. Su pelo caía como la ceniza, oscura y tétrica. Pero, después de todo, liberadora. Sus ojos dejaron de soltar lágrimas y permanecieron firmes en su tarea.

          'Tú haces el bien, no el mal.' 





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