iv. algo oscuro


FRAGMENTOS,
capitulo cuatro: algo oscuro!



          NADIE SUPO DONDE SE ENCONTRABA LA EX-ASESINA DE HYDRA DESPUÉS DE HABER ENCONTRADO LA PISTA DE RUMLOW Y KYLE. Steve sabía que algo le molestaba, pero no sabía descifrarlo bien. Mucho después de aquella visión con Rumlow y luego de haber visto una pesadilla en la galaxia, Irina se mostraba más cuidadosa, analizando posibilidades. Sin embargo, ninguna de esas posibilidades era factible. ¿Y por qué pensaba en posibilidades? Ni ella lo sabía.

          Irina golpeó la bolsa una vez más, concentrada en atacar a la bolsa. Sus auriculares se encontraban en sus oídos, dando a ver que la música le concentraba demasiado. La rubia dejó que algunos pequeños mechones cayeran en su frente, pues tenía su larga cabellera atada en una trenza delicada.

          Sus puños se estrellaron en la bolsa rápidamente, siendo cada vez más reiterados y dirigidos a diferentes esquinas. Arriba, abajo, arriba, abajo. Irina sabía perfectamente que aquellos golpes eran hechos con furia, pero nadie estaba diciéndole qué hacer y eso le hacía sentir que podría hacer lo que quiera.

          La ex-asesina de HYDRA se sentía abrumada, no solo por Rumlow, si no por sus visiones. Además, para agregar, algo raro ocurría con sus poderes. Ya no se sentía ella misma. Y eso era algo no solo le preocupaba a ella, si no al equipo. Había vuelto a los supresores, pero aquellas imágenes eran imposibles de sacarlas de su cabeza. Era algo que le abrumaba constantemente pero sabía que contaba con la ayuda de Steve. Sin embargo, hoy no era un buen día.

          (O al menos ella no estaba en sus buenos ánimos ese día.)

          Golpeó con fuerza la bolsa y esta salió volando e Irina, con un movimiento rápido de manos, detuvo la bolsa evitando que chocase contra la pared. En ese momento, Irina observó sus manos y su aura era de un color azul, pero luego, el azul se fue oscureciendo rápidamente convirtiéndose que un aura negra. Sus ojos también se volvieron negros. ¿Qué le sucedía?

          En un intento de desesperación, Irina se giró y lanzó la bolsa lejos. Se tambaleó torpemente y cayó en el suelo frío. Miró sus manos con horror, observando que el aura negra seguía aún en sus manos. Estaba horrorizada. No sabía cómo sus poderes habían cambiado drásticamente de un azul a un negro en cuestión de segundos.

          Se sentía indefensa.

          Sacudió varias veces sus manos, intentando hacer desaparecer el aura oscura de sus manos. Pero no tenía éxito. Parpadeó un par de veces y sus palmas seguían con el aura. Su respiración se volvió agitada y no tenía idea de qué hacer ante esa situación. Soltó un chillido audible ante la desesperación que movió la mano y un par de cosas se cayeron al mero movimiento.

          Sentía que el caos se apoderaba de ella lenta y tortuosamente. Parecía que todo comenzaba a pasar otra vez: se sentía descontrolada. Intentó adecuar su respiración y mantenerse calmada pero era algo muy difícil. Algo la mantenía cuerda en ese estado, algo oscuro.

          'Adelante, Irina. No tengas miedo.'

          Esa era una voz similar a la suya. Y eso le hizo sentir miedo. Mucho miedo.

          Se llevó la mano al pecho, intentando regular su respiración. Sentía otras voces a su alrededor pero aún seguía horrorizada. Tomó su cabeza con ambas manos e intentó calmarse otra vez. No lo lograba.

          'Oh Irina, ¿acaso pensabas que podrías escapar de mí?'

          La rubia apretó los ojos con fuerza y soltó un grito de horror. La puerta, las ventanas y todo lo que era de cristal se rompió en millones de pedazos. Irina, por primera vez, sintió dolor. Un hilo de sangre cayó por su nariz y ella cayó al suelo, con sus ojos negros aún presentes. Estaba temblando tenuemente.

          Tony, Steve y Wanda corrieron por las escaleras con rapidez, al ver que algo ocurría con la electricidad. Llegaron al pabellón de entrenamiento y se encontraron con cristales rotos esparcidos en el suelo. Tony Stark miró hacia las cámaras y preguntó—Viernes, intenta restablecer la energía en este pabellón y dime si hay figuras de calor aquí.

          —Procesando, jefe—respondió la voz electrónica—. Detecto una figura de calor: es la de la señorita Morgan, su pulso está alterado. Restableciendo electricidad.

          Las luces se encendieron y los tres vengadores observaron a la joven de cabellos rubios tirada en suelo, intentando controlar su respiración. Steve corrió hacia ella y la tomó en sus brazos, Morgan sintió un calor familiar y repentinamente se sintió a salvo. Respiró hondo y parpadeó un par de veces, dejando ver que sus ojos negros se volvieron verdes otra vez.

          Se encontró con los orbes azules del capitán que le miraban con preocupación y ella solo pudo suspirar—Lo siento...Esto ha sido muy raro-

          —Demasiado—agregó Tony acercándose.

          —¿Qué ha pasado, Irina?—preguntó Steve acariciando su mejilla—. Había escuchado gritos. Y luego las luces titilaron...

          La rubia corrió los mechones que cayeron sobre su frente y soltó un resoplido. Realmente no sabía que pasaba. No sabía que le pasaba a ella.

          —No lo sé—respondió Irina intentando de levantarse—. No sé qué me está pasando.

          Tony miró a Wanda Maximoff con una ceja alzada—¿Algo para decir, brujita?

          Wanda, al escuchar el sobrenombre que el millonario le había puesto, rodó los ojos—Algo no va bien, siento algo que provoca un descontrol en su cuerpo.

          —¿A qué te refieres?—preguntó Steve.

          —A que hay algo que me afecta desde la visión de Rumlow. Algo oscuro—repuso Irina mirando a todos.

          Steve y Tony se miraron entre ellos, buscando alguna respuesta, o por lo menos generar una solución. Pero eso no era algo posible en aquel momento. El capitán ayudó a la rubia a levantarse e Irina se recargó contra su cuerpo.

          —Eso significa que ella no irá a Lagos, ¿verdad?—preguntó Steve.

          —Oh, por supuesto que iré—replicó Morgan fulminando con la mirada a Steve—. Tengo una cuenta pendiente con Rumlow.

          —Creí que habíamos hablado sobre esto.

          Tony y Wanda se miraron entre ellos, antes de rodar los ojos al ver que la pareja empezaba una pequeña discusión. El millonario hizo un gesto distraído con la mano, para evitar otra discusión, y les dijo—Arreglen sus cositas en otro lado.

          —¡Tony!—Wanda le reprendió.

          Irina rodó los ojos—Ya, lo entiendo. Solamente necesito descansar...

          La rubia se recompuso y salió dejando a los tres vengadores solos, tomó el ascensor y subió dos pisos, para luego ir a la habitación que Steve y ella compartían. Se sentía agotada y al mismo tiempo abrumada. Sus poderes le jugaron una mala pasada, otra vez.

          Al llegar a su habitación, cerró la puerta y se recostó contra la puerta. Hundió su cabeza entre sus rodillas e intentó no llorar. Sin embargo, no logró evitarlo. Sus mejillas se mojaron rápidamente y sus ojos largaban interminables lágrimas. Se limpió con el dorso de su mano y miró fijamente la gran ventana que tenía al lado de la cama que Steve y ella compartían.

          Pudo ver la oscuridad de la noche, sabiendo que nadie estaba fuera observándola. Pero en realidad, sentía alguien a su lado. Como si fuera ella, pero con la oscuridad en su mente. Era algo cruel, hasta malvado. ¿Cómo había aparecido eso ahí?

          Irina se levantó para ir hacia la ventana, volviendo a mirar la gran noche oscura. Una sombra de ella se colocó detrás de la rubia. Irina le miró sutilmente y descubrió que resultaba ser esa misma persona. Ella.

          Su aspecto físico era el mismo, sin embargo, ella tenía el cabello corto. Sus ojos estaban oscurecidos y miraba fijamente a la misma Irina. La rubia se giró rápidamente y no se encontró con nadie. Solo la habitación oscura era el entorno que le rodeaba.

          —¿Hola?—dijo Irina en un susurro casi audible.

          Pero nadie le respondió. Ella necesitaba respuestas y las conseguiría en Nigeria. 





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