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—🌤—
La alarma sonó y con ella Beth abrió los ojos lentamente. Como pudo, estiró la mano hasta la mesita de noche para apagarla notando la hora, 7 en punto. No había pasado mucho desde que Bruce había vuelto por lo que le causaba una gran pena salir de su agarre y despertarle en el intento pero no tenía alternativa, mucho menos siendo el primer día de clases de Dick.
—¿A dónde vas?—preguntó Bruce con voz ronca cuando ella se sentaba en la orilla de la cama.
—A ayudar a Dick a prepararse para la escuela—giró un poco para verle.
—¿Hoy es lunes?
No usaba camisa por lo que su torso cubierto de pequeños lunares y más de una cicatriz apenas se escondía con las sábanas, estando de lado y con las manos estiradas ante la reciente salida de Beth de la cama. Abrió los ojos a su ritmo para verla usando una de sus tantas playeras de Nirvana junto a su no muy largo cabello oscuro por ningún lado.
—Si, Alfred me lo recordó anoche—admitió divertida subiendo la cobija para cubrirle. Ambos podían llegar a ser un desastre si no fuese por el inglés...o su pequeño vecino de cuarto—pero no te preocupes, yo me encargo. Lo dejo en el colegio y vuelvo contigo. Ahora duerme, lo necesitas.
Se encorvó hasta besar su mejilla. Después se levantó de la cama dejándole con una sonrisa tonta en el rostro.
Lo primero que hizo fue ir a cambiar su improvisada pijama por el outfit que arregló un día antes; no quería dejar una mala impresión en el colegio de Dick, en especial sabiendo cómo eran las demás mamás al ser de buen estatus económico pero tampoco quería dar una imagen falsa de quién era. Así que buscó su mejor par de jeans, su mejor suéter y mejor camisa para usarla debajo. Adornó su cabello con una diadema, sus ojos con el delineado más derecho que pudo y labios con el gloss más brilloso que tenía. Para terminar, amarró las agujetas de sus botas de tacón antes de darle un último vistazo a Bruce quien dormía tranquilamente.
Se detuvo fuera de la puerta de Dick —la cual tenía unas cuantas estrellas de colores pegadas junto a la inicial de su nombre— y la abrió. El pequeño estaba casi en la misma posición que Bruce, cosa que le enternecía. Llevaba tiempo encontrando lo parecidos que eran en sus hábitos. No quería asustarlo por lo que se acercó hasta sentarse en el borde de su cama y acarició su cabello. Casi al instante notó un cambio en su respiración indicando que estaba despertando.
—Buenos días—le dijo al ver lo azul de sus ojos. Dick sonrió, no obstante, bostezó estirando sus brazos en cuanto se sentó—te espero abajo para desayunar ¿si?
Tras recibir una afirmación de su parte pudo bajar encontrándose con Alfred ya en el comedor leyendo el periódico del día. Se sentía algo extraña estando tan temprano allí pues solía llevar el mismo horario que Bruce, uno donde por lo regular se saltaban el desayuno. Casi diez minutos después pudo escuchar los ligeros pasos del niño acercarse cada vez más a las escaleras.
No podía explicar lo que sintió al verle en su uniforme azul marino, aparte de que era muy parecido al que ella usaba a su edad, lucía como un hombrecito de negocios —expresión que Evan le pegó— con la camisa blanca, chaleco y saco a juego. Quizá era nostalgia o quizá sólo le parecía tierno verle vestido así. Pronto olvidó descubrir lo que era al ver la hora; algo muy característico de Beth era que planeaba tiempos para todo y pasarse con siquiera un minuto causaba una pequeña crisis.
Es así que exactamente a las 8 aparcó fuera del mejor colegio de Gótica, apagando consigo la radio donde escuchaba The Neighborhood en aleatorio. Bajó del jeep negro que usaban desde la llegada del tercer integrante y le ayudó al mismo con la mochila azul y negra de constelaciones como estampado. Su pequeña mano sostenía la de ella conforme caminaban a la entrada.
—Bruce trabajó hasta tarde de nuevo ¿no es así?—preguntó con la mirada en el pavimento húmedo.
—Si, estaba muy cansado. Pero ambos vendremos a la salida por ti. Lo prometo.
—¿Y podemos ir a McDonalds?
—¿De que otra forma lograrás tener la colección completa de juguetes?—él la miró con una sonrisa, disminuyendo su paso al estar más cerca de la entrada.
Beth notó esto por lo que se detuvo. Estaba nervioso.
—No le digas a Alfred pero, metí un paquete de gomitas en tu lonchera. Son para después de comer ¿entendido?—asintió imitando un saludo militar, llevándose la mano a la frente y sin más le atrajo hacia ella para abrazarle, dibujándole una sonrisa en el rostro—buena suerte. Te adoro.
—Yo también, mamá—respondió entusiasta.
Beth no se movió. Ni siquiera cuando Dick le soltó para comenzar a caminar hacia la gran puerta abierta junto a más niños. Llegando al marco de ésta, se dio media vuelta para despedirse otra vez agitando la mano y sonriendo plenamente. Le respondió con el mismo gesto para segundos después verle desaparecer al entrar.
Era la primera vez que le llamaba de esa manera y se sentía muy bien. No quería forzarlo a la idea de que ahora era su figura materna olvidándose de su madre fallecida, pero al parecer ahora estaba cómodo con ello. La sensación de alegría combinada con calidez permaneció aún regresando a casa, cosa que Bruce notó cuando le recibió en el comedor.
—¿Qué tal todo?
—Bien, luce muy adorable con su uniforme, como un empresario de los que vienen a visitarte—dijo riendo, dejando su bolso en la mesa—me recordó un poco a mí de pequeña.
—Pero...—le incitó teniéndole sentada en la silla de al lado.
—Bruce, me llamó mamá. ¡Mamá!
Él sonrió al verle tan emocionada, pero también cayendo en cuenta que eran una familia. Se trataba de uno de esos temas a los que prefería no darle muchas vueltas, evitándolos.
—Es una pena porque significa que seguirle llamando roomie, vecino de cuarto que no paga su parte o ewok sería raro—bromeó, cosa que hizo a Beth sonreír aún más.
—Me temo que siempre ha sido raro, joven Bruce—interrumpió Alfred llegando, yendo a sentarse enfrente suyo—lo que me recuerda, ¿ya tienen alguna fecha para la boda?—ambos se miraron, gesto que le dio respuesta a su pregunta—pensé que ya lo habían hablado.
—Lo hemos hecho—Bruce devolvió la mirada al periódico que tenía en la mesa mientras hablaba—pero eso de tener una ceremonia grande, ser portada de revistas y aparecer en las noticias no es muy nosotros.
—Es entendible pero forma parte de llevar el apellido Wayne—ante esas palabras, él suspiró—además, de esa manera todos sabrán que la señorita Walker ahora será oficialmente de la familia.
La mencionada se limitaba a observar la plática algo agresiva entre el par, esperando el momento indicado para detenerlos. Se trataba de un tema que le cansaba a Bruce y lo sabía muy bien, simplemente no era muy él seguir las tradiciones familiares siendo otra cosa que tenían en común. No obstante, también entendía el punto de Alfred.
—Lo es desde hace dos años y no se necesita ninguna fiesta llena de gente que ni siquiera recuerdo haber visto para eso—miró a Beth.
Ahora se encontraba bajo la atención de los dos hombres sin saber muy bien de qué lado estar.
—Bueno, nada de eso me importa mientras seamos tú y yo—sonrió acariciando su mejilla brevemente—aunque entiendo a lo que se refiere Alf. Los Wayne son como la familia real de Gótica y mantener la fachada puede traerte beneficios, en especial para cubrir tus paseos nocturnos en motocicleta y quién sabe, sacar provecho en alguna investigación sin levantar sospechas...
Él unió un poco las cejas, pensativo. No lo había tenido en cuenta de esa manera y ahora que era resaltado por Beth tenía mucho sentido. Sería difícil adaptarse pero no imposible, menos teniéndole a su lado.
—¿Qué tienes en mente?—se dirigió a Alfred, quien sonrió plenamente.
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