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—☁️—




Tras haber ayudado a Dick a instalarse en la habitación, bajaron al escuchar que Alfred tenía ya en su poder la cena. Fue una grata sorpresa para Beth que tuvieran pizza, su comida favorita, una que no comía muy seguido por las reglas tontas de su padre. Trató de despejar su cabeza antes de darle una mordida a la rebanada teniendo a Bruce a su lado como siempre, Dick en frente suyo.



Ambos estaban acostumbrados a pasar momentos en silencio sin incomodidad pero por alguna razón, ella sentía la necesidad de hablar con el nuevo habitante de la Torre. Buscaba saber más de él para saber cómo tratarlo y acercarse, sabía que no era exactamente lo mismo que con Bruce así que debía tener cuidado con sus palabras.



—Entonces...¿te gustó tu habitación?—asintió en silencio—cool. Uh, no mordemos ¿sabes? Quizá Bruce luzca como un integrante rechazado de My Chemical Romance y yo tenga cara de estar a nada de colapsar pero puedes preguntarnos y decirnos lo que sea.



Le sonrió amablemente dejando aún más claro  su punto. Bruce asintió concordando con ella.



—¿Qué es My Chemical Romance?



Miró a Bruce aguantándose la risa apretando los labios. Al ser una de sus bandas favoritas, él parpadeó un par de veces seguidas buscando la manera de explicárselo.



—Una banda de música—finalmente dijo.



—¿Cómo One Direction?



Ahora Beth tuvo que cubrirse con la mano para no soltar una carcajada por la expresión de Bruce. En otra situación se ofendería muchísimo pero era sólo un niño, uno que no vivía en las mismas situaciones que ellos. Así que sólo le parecía tierna la interacción.



—Uh...ambas son bandas, si. Pero hacen música muy distinta—tomó su rebanada para susurrar antes de comer—demasiado, diría yo.



Ella llevó la mano a su hombro, acariciándolo con una sonrisa divertida. Después hubo un silencio más largo con pequeñas interacciones sobretodo entre Beth y Bruce quienes comentaban cosas que recordaban de su día, Dick les miraba con atención. Parecían más intimidantes a lo lejos durante el funeral la primera vez que les vio.



—¿Porqué no usas anillo?—preguntó cuando Beth recogía su plato vacío con intención de llevarlo a la cocina.



—No me gustan mucho—habló encogiéndose de hombros—nunca he tenido uno que me interese lo suficiente para tenerlo puesto más de un día.



Bruce miraba discretamente a su novia de pie al lado de Dick mientras se encargaba de la caja casi vacía de pizza y vasos usados.



—¿Ni el de bodas?—juntó las cejas confundido.



—¿Bodas?—repitió abriendo los ojos de par en par y en un tono más agudo de lo normal.



—Si, creí que estaban casados...



—No, no. Sólo somos novios—juntó los tres platos de porcelana haciendo un pequeño ruido al chocar—y mejores amigos.




Le sonrió antes de darse media vuelta e irse a la cocina. Bruce le observó irse tratando de examinar la reacción que hubo. En realidad no había pensado mucho en dar ese paso en su relación porque bueno, los dos se amaban y no creían que firmar un papel los uniría más. Sabía que no cambiaría mucho su relación más allá de compartir apellido —si es que eso quería— pero la idea de hacerlo oficial y que fuesen presentados como algo más que novios frente a quienes preguntaran se quedó estancada en su cabeza.



A esa hora, ella una especie de rutina luego de cenar: ir abajo para ayudar a Bruce a prepararse, despedirse de él y volver para esperarlo en su habitación —aunque a veces prefería hacerlo en su mismo "sótano"—. Cosa que debía modificar con la llegada de Dick. Recordaba vagamente como su mamá le arropaba junto a su hermano cada noche cuando eran pequeños, era una de esas cosas que al dejar de suceder le evitaban dormir bien. ¿Y si a Dick le llegaba a pasar?



—Te veo abajo—le dijo a Bruce besando su mejilla estando al borde de las escaleras.



Asintió sin estar muy seguro de lo que necesitaba hacer antes de ir con él.



Eran apenas las nueve de la noche cuando tocó la puerta emparejada de la habitación frente a la suya, la luz seguía prendida y un agudo "pase" le recibió. Dick estaba sentado en el centro de su cama con varias fotos a su alrededor, las cuales guardó rápidamente al verle aparecer bajo la puerta.



—Ya estaba por irme a dormir—mintió, aunque no del todo—así que quería pasar a asegurarme de que todo estuviera bien. ¿Necesitas algo o...?



Negó dejando las fotografías en la mesa de noche para entrar bajo las sábanas. Usaba una pijama azul claro con lo que parecían ser perritos a modo de patrón.



—Bueno, entonces...buenas noches—le sonrió con la mano en la perilla y con la otra sobre el interruptor de luz.



—¿Podrías dejarla prendida?



—De hecho, tengo una mejor idea—entró al cuarto directo a una de las cajoneras—Bruce dijo que no sería necesario pero yo también tuve una de pequeña así que de todos modos la compré.



Teniendo ya el pequeño empaque de cartón y plástico comenzó a romperlo camino al enchufe a un costado del mueble. Era una pequeña luz de noche con un oso de plástico impidiendo que iluminara directamente el lugar. Oprimió el botón y volvió a la puerta para apagar el foco del techo. No daba la misma intensidad que ese pero era la suficiente para no temer de la oscuridad y poder dormir.



—Gracias—respondió tomando en brazos un peluche de elefante algo maltratado.



—Que descanses, Dick.



Con la misma sonrisa que le dejó el momento bajó en el ascensor hasta donde se encontraba Bruce ya cambiado y metiendo cosas en su mochila.



—¿Porqué tardaste tanto?—preguntó teniéndole a su lado.



—Estaba asegurándome de que Dick no necesitara nada—dejó el termo que traía en manos sobre la mesa—y resulta que la luz nocturna que compré en el supermercado sí era necesaria—él le miró con una pequeña sonrisa en su rostro—¿qué?



—Arropaste a un niño—se dio vuelta para tenerle de frente—tú, la que no soporta a su primo de siete años más de diez minutos.



—Eso es diferente.



—No mucho—ella desvió la mirada haciéndole reír—oye, tampoco es algo malo...expresarle cariño a alguien que no sea yo.



—Le expreso cariño a muchas personas—le reclamó viéndole otra vez—¿crees que por ser el único al que le he dicho te amo todos los días y he dejado que me tome de la mano o que me vea en ropa interior, tienes el trono?



—Si. Exactamente por eso lo creo.



—Pues...—suspiró sin evitar sonreír—tienes razón.



Él cortó la distancia entre ambos avanzando un poco y uniendo sus labios mientras acariciaba su mejilla. Beth, por otro lado, puso las manos sobre sus hombros.



—Revisé el clima en mi celular—habló poco después de separarse—y al parecer las nevadas están cada vez más cerca así que te hice un poco de té...Batman no puede resfriarse.



—Gracias—mantenían ese contacto visual tan especial que sólo tenían con el otro—vuelvo más tarde.



—Está bien—acomodó su cabello hacia un lado—te amo.



—Yo también te amo.

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