Los guardias buscaron por dos días la místeriosa tienda de té y sombreros de Hatta el sombrero ( pues ésta no siempre estaba en el mismo lugar ) y cuando al fin la encontraron, la vieja tienda estaba vacía. No había rastros del sombrero por ningún lado, sólo listones, ramas y conchas de mar; los restos de sus trabajos pasados.

"Estuve en una fiesta de té mágica" había dicho Alice. U sólo el sombrero y su amigo, Haiga, la liebre, hacían ese tipo de fiestas mágicas.

Catherine despidió a los guardias, molesta, y decidió encargarse ella misma de la búsqueda. «Si vas a una fiesta del té del país de la maravillas, Catherine, es un hecho que volverás a otra. Es solo cuestión de encontrar el camino».

Se preguntó si Hatta la recordaría. Se preguntó si recordaba quien era él.

¿Estará realmente tan loco cómo dicen?

Recordó la última vez que se habían visto, y todas las veces anteriores a esa; y cruelmente deseó que realmente lo estuviera.

Pero al mismo tiempo no, pues era el único que podría abrir el camino en el espejo para ella.