Reconciliación
Ni idea de qué poner de encabezado (ya sé qué no es de a fuerza), no es lo mejor que he escrito y... Eh, no se los recomiendo. XD
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El cielo se adornaba de colores pasteles que precedían al crepúsculo, el santo de oro de Piscis observaba maravillado el paisaje que la naturaleza le ofrecía. Sonrío al mar que se extendía frente a sus ojos, sin dejar de estar pendiente del hombre que lo observaba en la distancia.
Shura, observaba fascinado la figura de Afrodita, debía admitir que el sueco le llamaba la atención irremediablemente y, aunque había intentado no fijarse en él, no pudo evitar caer víctima de su encanto, como la mayoría de los que lo rodeaban.
En otro tiempo, cuando las cosas eran menos complicadas en El Santuario, ellos, junto a Death Mask, habían compartido mucho más que entrenamientos, pero al obtener sus armaduras y responsabilidades, las cosas habían cambiado drásticamente, eran pocas las palabras que intercambiaban y solo para lo indispensable, pero quería ponerle remedio a ello, no solo por lo que sentía por Afrodita, sino porque realmente extrañaba a sus viejos amigos.
Su acercamiento con Death Mask había sido más o menos sencillo, no eran los mejores amigos, pero de vez en cuando charlaban y se reunían, ambos habían notado el gesto de desprecio que se formaba en el bello rostro de Afrodita cuando se lo topaba. A Death le causaba gracia, pero a él no, le dolía.
—Sí tanto te importa —le había dicho Death una noche mientras bebían un par de cervezas en Capricornio—, ¿por qué no te acercas a él como lo hiciste conmigo?
—No sé cómo. Afrodita es...
—Extraño, sí —concordó—. Debe ser por lo cercano que fue a él.
—¿A qué te refieres? —preguntó sin entender.
—Ya sabes, ¿no prestabas atención a los rumores?
—Realmente crees que él y... —Death alzó una ceja para pedirle silencio.
—Nunca me interesó ese detalle —se encogió de hombros —y a ti tampoco debería, pero sí te importa, acércate a él —aconsejó.
—No sé, no creo que...
—Sí no lo intentas, no lo sabrás —Death rodó los ojos—. Fuimos bastante inmaduros al separarnos, pero hombre, tenemos una nueva oportunidad, ni Afrodita puede ser tan rencoroso —Shura elevó una ceja —... Bueno, tú entiendes.
Eso había sido dos meses atrás y todavía no se armaba de valor, en el pasado se habían dicho cosas muy hirientes el uno al otro y estaba seguro que Afrodita le guardaba gran rencor. No habían terminado su amistad de la mejor manera y sí se toleraban, era por el secreto que los había unido. Ahora, no tenían nada. Las primeras estrellas comenzaban a titilar tímidamente en el firmamento. Suspiró.
—Te pierdes de la belleza de la naturaleza ahí escondido, Shura —el mencionado abrió los ojos con sorpresa, no supo en qué momento bajó la guardia como para que Afrodita lo notara —¿por qué no te acercas y me dices de una vez qué quieres? Arruinas la paz que me cuesta tanto encontrar.
Tan amable como siempre, pensó irónico el de Capricornio saliendo de su escondite y encaminándose hacia el acantilado donde Afrodita seguía pendiente de la puesta de sol, colocándose a su lado y haciendo lo que había le había aconsejado: no perderse de la belleza de la naturaleza. Su belleza.
Afrodita se mantuvo en silencio esperando a que el otro hablara, siendo consciente de la intensa mirada del español sobre sí. Sin embargo, Shura no sabía qué decir o más bien, por donde comenzar. Tenía mucho que decirle, pero en realidad no sabía cómo abordarlo. Afrodita era de un carácter demasiado particular y rara vez se podía adivinar la manera en que iba a tomar las cosas. Ácido humor o gran violencia. Ambas igual de aterradoras.
—Death me dijo que querías hablar conmigo —comentó el sueco ante el mutismo del otro —, pero dado tu silencio, veo que me mintió.
—¡No! —se apresuró a decir, ¿cuándo había hablado Death con Afrodita? No lo sabía—. No es eso, es que no sé cómo empezar.
—Por decirme qué quieres, ¿qué te parece?
—Quiero retomar nuestra amistad —Afrodita lo miró sorprendido—. Sé qué no hemos estado en los mejores términos, pero...
—Me menospreciaste —interrumpió indignado—. Siempre con ese aire de superioridad por haber sido quien acabó con Aioros, cuando él simplemente nos perdonó —escupió con rencor—. ¿Pero te importó? No, me hiciste a menos cada vez que pudiste y ahora ¿sales con esto? ¿No será que quieres meterte a mi cama? —dijo con suspicacia.
—¡No! —respondió indignado—. Bueno, no es solo por eso —oyó a Afrodita reír por lo bajo—. Créeme que no me importa sí no me quieres en tu cama, no es lo único que me interesa. Realmente quiero tu amistad.
Afrodita apartó su vista de Shura y la clavó en el mar. Se había perdido de los últimos minutos del atardecer y ahora la luna comenzaba a ocupar su puesto en el cielo nocturno y todo por el hombre que esperaba una respuesta de su parte. No sabía que responderle, era la verdad, él también quería lo mismo —exactamente lo mismo, tenía que reconocer —, que Shura, sin embargo, no se le daba confiar en nadie ¿y sí se equivocaba? Mordió su mejilla.
Saga le había aconsejado que buscara a los que habían sido sus amigos, sin embargo, no estaba seguro de retomar una amistad perdida diez años atrás, todo por sus egos. Saga lo había convencido de que no debía dejar que el orgullo los separara y que estaba seguro que Death y Shura estaban dispuestos a aceptarlo, pero cuando se convenció, se dio cuenta que miraba más de la cuenta a Shura y el miedo lo invadió. Ahora ahí estaba, dejando que sus dudas y temores lo contrataran de nuevo.
Conocía a Shura, pese a sus múltiples diferencias, sabía que se caracterizaba por su honestidad y lealtad, pero eso no impedía que tuviera sus dudas al respecto. Habían pasado demasiadas cosas entre ellos como para simplemente fingir que todo estaba bien. Cerró los ojos y dejó que el viento golpeara su cara. Tomó una decisión.
—Está bien —dijo sin emoción alguna—, podemos intentar retomar nuestra amistad... De lo otro —lo miró de manera fija —gánatelo.
Shura sonrió para sí, no era un rechazo directo, lo que en el lenguaje de Afrodita significaba que no le era indiferente, no pudo evitar un pinchazo de satisfacción, sabía por rumores aquí y allá que Afrodita rechazaba a todos cuanto se habían acercado a él con esas intenciones —algunos salieron mejor librados que otros, lo tenía claro. Pocos lo sabían, pero Afrodita era capaz de competir en crueldad con Death Mask —, así que, en ese terreno, llevaba gran ventaja ya que ni una advertencia recibió.
—Gracias —respondió en un tono que aparentaba ser indiferente. Afrodita sonrío de lado.
—Se hace tarde, sí me disculpas, debo volver a mi templo.
—Vamos en la misma dirección, ¿por qué no volvemos juntos? —preguntó casual.
—Está bien —Afrodita accedió.
Shura simplemente avanzó a su lado, ninguno de los dos sabía cómo comenzar una conversación, así que siguieron en silencio hasta la entrada del Santuario y así continuaron hasta llegar a Cáncer, donde su dueño silbó al verlos llegar juntos.
—Esto sí que es novedad —dijo con burla recargándose en uno de los pilares de su templo—, debo suponer que su reconciliación salió mejor de lo esperado, ¿no?
—No molestes, Death —comentó Afrodita rodando los ojos, provocando solo más la burla del mayor.
—Vaya, por esa amabilidad tan poco frecuente en el santo de Piscis, debo decir que fue un éxito. ¿Por qué no celebran con un par de botellas? En mi templo siempre hay y ya que somos amigos de nuevo...
—¿Quién lo decidió? —preguntó Afrodita tratando de reprimir una sonrisa, tal vez, ser amigos no era tan mala idea.
—Yo, por supuesto —informó orgulloso—, pero detalles luego, entren a mi templo y celebren nuestra amistad, solo limpien al terminar o pueden tomar lo que gusten y llevarlo alguno de sus templos, les sugiero Piscis, es más... —alzó una ceja, coqueto —adecuado, para una reconciliación.
—¿No vienes? —preguntó Shura extrañado.
—¿E interrumpir? No, no, además hoy salgo a cazar un gatito —comentó malicioso —se me hace tarde, ya les estaré contando —se despidió comenzando a bajar las escaleras.
Shura y Afrodita lo miraron extrañados por su actitud, hasta que lo perdieron de vista. Comenzaron a subir de nuevo, ignorando completamente la sugerencia de Death deliberadamente. Llegaron a Capricornio sumidos en el mismo silencio que los había acompañado desde su charla en el acantilado.
—Bueno, ha sido una tarde entretenida —comentó Afrodita en la entrada del templo de Shura.
—Sí, bueno... —Shura no sabía qué decir y Afrodita rio ligeramente.
—No te esfuerces —comentó Afrodita comprensivo—, no somos especialmente conversadores, por eso también seremos amigos de Death —se encogió de hombros.
—Cierto —Shura se permitió una sonrisa—, pero haremos que funcione.
—Seguro —Afrodita asintió, haciendo un gesto de despedida y se encaminó hacia las escaleras.
—Afrodita —lo llamó.
—¿Sí? —Afrodita se giró extrañado viendo a Shura acercarse.
—Buenas noches —un beso en la mejilla acompañó la frase. Afrodita parpadeó varias veces sorprendido y luego también sonrío.
—Buenas noches, Shura —respondió. Shura lo vio desaparecer en Acuario y entró a su templo. Ese día había resultado mucho mejor de lo que hubiese podido imaginar.
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¡Gracias por leer!
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