Derecho De Antigüedad
Este es un fanfic inspirado en la canción que lleva el mismo título, la verdad es que cuando la escuché no pude evitar pensar en estos dos. No pongo la letra porque la verdad no me gusta hacerlo, siento que se pierde el ritmo de la lectura. Espero la disfruten.
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La nieve se amontonaba en la entrada del decimosegundo templo y Shura, terminaba de servir dos tazas de chocolate caliente, colocando en una de ellas un par de bombones, tal y como le gustaba a Afrodita. Puso las tazas en una bandeja y con un suspiro de resignación, se dispuso a salir hacia el jardín, donde era seguro encontraría al dueño del templo al que había entrado sin permiso.
Casi sonríe cuando ve a Afrodita tirado en la nieve, con copos de nieve enredados en su cabello y rodeado de las rosas que poblaban su jardín, dejando ver apenas sus colores ocultos bajo las capas de nieve. Sin duda sería una vista preciosa, sí no fuera porque el santo estaba pésimamente abrigado. Afrodita estaba casi tan habituado al frío como Camus, pero no era inmune a enfermarse.
Shura, colocó las tazas en la mesa que siempre había en el jardín siendo consciente de la mirada del sueco, sin embargo, cuando se dio vuelta lo observó con la mirada fija en el cielo en un intento por ignorarlo. Afrodita debía estar muy molesto con él como para ni siquiera pedirle que se fuera y optara por el silencio, algo poco habitual en él que siempre tenía algo que decir. Se tumbó junto a él y ni una mirada de soslayo recibió.
—Hoy Death consiguió que Aioria aceptara cenar con él —dijo como al descuido y giró su rostro para que Afrodita no viera su sonrisa de victoria cuando al fin consiguió su entera atención.
—¿Qué? —preguntó desconcertado -+—¿Cómo que al fin? ¿No eras tú el qué...?
—Eso —Shura miró a su alrededor como sin darle importancia a la conversación—, irán al pueblo. Death tiene todo un plan, está decidido a conquistar a Aioria —respondió de lo más tranquilo mirando a Afrodita con una sonrisa disfrutando de su expresión de sorpresa; sabía que Afrodita creía que él estaba interesado en Aioria.
—Pero, ¿no tú...? —Shura elevó la ceja en interrogación, no entendía como es que Afrodita le costaba tanto formular la pregunta.
—¿Yo qué? —le alentó.
—Bueno... ya sabes, tú... —Shura casi se desesperaba, pero también disfrutaba de la escena, no era nada común ver a Afrodita en modo tímido.
—No, sí no me lo dices no puedo adivinar —dijo con una sonrisa que no pudo ni quiso ocultar.
—Eres un... —el tono indignado de Afrodita lo hizo reír más y tuvo que atraparlo bajo su cuerpo para evitar escapara.
—Ya, vale. No te enojes, es que no entiendo por qué te cuesta tanto preguntarme. No puedo leerte el pensamiento, Afrodita, aunque creas que es así —se separó de él y se levantó, estirando su mano para ayudar al otro hacer lo mismo—. Ven, preparé chocolate caliente, el que traje seguro se enfrió, pero adentro hay más.
Shura se entretuvo en volver a llenar las tazas, colocar los bombones en la de Afrodita y acercar algunas galletas para acompañar. Todo bajo la atenta mirada del sueco que seguía sin decir palabra esperando a que él fuera el que hablara. Le acercó la taza y se sentó frente a él. Le vio dar pequeños sorbos y tomar una galleta. Se decidió a hablar.
—La razón por la que estuve junto Aioria estos días —comenzó a explicar obteniendo su total atención —es porque Death quería que lo ayudara a descubrir sus gustos. El que está interesado en Aioria es él no yo.
—¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó en un susurro volviendo a tomar de su taza.
—Pensé que Death lo haría, pero se ve que le gusta fastidiar a quién quiere ayudarlo. Además... —se detuvo y frunció el ceño, buscando la forma adecuada de continuar sin sonar celoso, no la encontró —también estuviste ocupado ¿o no?
—¿Qué? —Afrodita lo miró sin comprender.
—Milo, ¿te suena? <las mejillas de Afrodita se tiñeron de rojo.
—Oh, bueno, él me vio triste y quiso hacerme compañía, no creí que lo hubieras notado.
—Tendría que ser ciego para no notarlo, Afrodita, te pasabas con él frente a mí -dijo en tono calmado.
—¿Celoso? —preguntó con una pequeña sonrisa. Shura negó y se borró—. ¡Oh! —exclamó simplemente y bajó la mirada. Shura le tomó las manos.
—No puedo estar celoso porque sería aceptar que Milo está a mi altura y Afrodita, para igualarme, a cualquiera que se acerque a ti, le faltan años para que yo los considere rivales.
—¿Cómo?
—Afrodita —pronunció en voz lenta—, nadie, nunca, te va a amar como yo.
Shura se recreó en el gesto de sorpresa que Afrodita le regaló, era la primera vez que le decía con palabras, lo que por años le demostró. No entendía como pudo dudar de eso, él sabía que Afrodita lo quería con la misma intensidad que él a pesar de que tampoco se las había dicho, para él ese sentimiento siempre estuvo presente, por eso jamás tuvo la necesidad de decirlo.
Todos los momentos, buenos o malos, que por años compartieron le dieron la certeza de que Afrodita era para él y él para Afrodita: miradas cómplices, roces de manos, silencios, gestos, detalles. Ambos sabían entenderse sin palabras; como hacerse reír y como enojar, todo y por eso sabía que no tenía rival, porque nadie podía competir con él. Afrodita siempre los compararía y se sabía ganador, porque lo conocía mejor que nadie, en todo sentido.
—No digo —continuó ante el mutismo del otro —que no puedas encontrar cariño en otra parte, hasta estoy seguro que habrá quien te quiera amar, pero nadie lo va hacer como yo, así como sé qué nadie me va a amar como lo haces tú —sonrío besando la blanca mano que sostenía.
—Por eso no sentiste celos de Milo...
—Ni de nadie, tengo casi veinte años de conocerte, Afrodita, compartiendo buenos y malos momentos, ¿quién puede igualar eso?
—Saga, DeathMask —respondió un tanto turbado. Shura sonrío.
—Lo acepto, ellos me igualan en eso —sonrió de manera coqueta—, pero también les faltaría años para igualarme en la cama —el tono en que pronunció aquello hizo estremecer a Afrodita.
—Eso es demasiado arrogante, Capricornio —respondió con una sonrisa juguetona.
—No es presunción cuando se dice la verdad —se encogió de hombros—, yo sé lo que te gusta y lo que no, cuando hacerlo despacio y cuando de prisa; dulce o rudo; me sé cada uno de tus gestos y como provocarlos, Afrodita.
—Yo... -—tartamudeó rojo de vergüenza, jamás imaginó semejante revelación ni semejantes palabras del serio español —pu-puedo decir lo mismo —la inseguridad impregnó su voz. Shura sonrío con ternura.
—Claro que sí, porque estoy seguro de ello —dijo estirando su mano para acariciar su rostro—. Nos pertenecemos por derecho de antigüedad —guiñó un ojo.
—Tonto —Afrodita tomó su mano y besó su palma—, jamás imaginé oír que me amas.
—¿Por eso tampoco me lo decías? —Afrodita asintió —lo lamento, no creí que fuera necesario. Tuvo Death qué hacérmelo saber.
—¿En serio? —esta vez fue Shura el que asintió —el muy... fue el que me dijo que nunca te haría sentir celos y tenía razón.
—Pero no por las razones que tu loca y hermosa cabecita seguro imaginó. Supongo que pensó que ya era tiempo de que formalicemos.
—¿Por qué ahora? —preguntó Afrodita extrañado.
—Seguro no quiere ser el único con relación formal en este Santuario —río —Aioria no lo aceptará sin nada formal de por medio, quisiera ver su cara cuando se presente en Sagitario y pida permiso a Aioros...
—No será muy diferente a la tuya cuando me pidas permiso para salir con Afrodita, Shura —la voz de Saga se dejó oír por toda la estancia, haciendo que el de Capricornio se pusiera pálido.
—Sa-Saga.
—Shura —sonrió de manera que a al español se le antojó aterradora –más te vale seguir haciéndolo feliz, de lo contrario, la Otra Dimensión te parecerá el paraíso en comparación con lo que voy hacerte —amenazó.
Le revolvió el pelo a Afrodita regalándole una cálida sonrisa para luego abandonar el templo en el mismo silencio con el que había entrado. Afrodita miró a Shura y se acercó a él, sentándose en sus piernas y enredando los dedos en sus cabellos.
—Me gustaría decir que era una broma, pero...
—Voy a matar a DeathMask.
Afrodita soltó una carcajada por aquella sentencia, pero él tenía razones para agradecerle al Cangrejo por lo que optó por salvarlo de cualquier represalia en su contra. Después de todo, conocía bien la forma de hacer cambiar de opinión a esa seria Cabra.
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—Es la tercera taza de chocolate que me sirves —se quejó Afrodita recibiendo con deleite la taza, que su, ahora pareja formal, le pasaba. .
—No la bebas sí no quieres —se encogió de hombros.
—¿Y desperdiciarla? Ni en broma —dejó un momento la taza para tomar una manta y cobijarse con ella mientras se acomodaba en el sofá.
—Entonces no te quejes —le besó la mejilla.
Se acercó a la pantalla para colocar la cinta en el reproductor. Habían decidido pasar la tarde viendo películas acordes a las fechas que corrían, empezando por una que parecía ser anti navideña. Sería la primera película que vieran sin Death y la primera vez que estuvieran solos solo por el gusto de compartir su tiempo juntos. Estaban contentos con ello.
—No es queja —Afrodita recogió sus piernas encima del sofá y acomodó su cabeza en el hombro de Shura cuando este se sentó a su lado—, pero tanto chocolate hará que engorde.
—Puedes dejar las galletas —respondió mientras lo veía adueñarse del tazón.
—¿Bromeas?
—Bien —suspiró—, entonces tendré que ofrecerme a ayudarte a bajar las calorías que puedas ingerir durante la tarde -+—comentó resignado.
—¿A sí, cómo me piensas ayudar? —preguntó coqueto.
—Te haré correr por todo el jardín durante dos horas —dijo con bastante seriedad. Afrodita lo miró con indignación.
—Serás... —Shura río y le robó un beso para silenciarlo.
—Es broma, lo descubrirás cuando termine la película.
Afrodita le compartió de su cobija y Shura pasó su brazo alrededor del cuello de Afrodita para abrazarlo, aspirando el suave aroma a rosas que siempre lo acompañaba.
—Más te vale que me sorprendas —comentó Afrodita acercándole una galleta a la boca que Shura engulló con gusto.
—Así será —dijo con una sonrisa. Presionó el botón de reproducir en el mando a distancia, dando inicio así a su tarde y su nuevo estatus como pareja formal.
FIN
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Sí sí, ya sé, estamos en agosto y, por lo menos en mi hemisferio, en pleno verano, pero no pude imaginar la escena sin la nieve y por cultura (un montón de películas estadounidensas) la asocio con la navidad. 😅
¡Gracias por leer!
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