Capítulo 8
Afrodita salió con el café cargado y se acercó a Poseidón para ayudarle a tomárselo, porque ni loca iba a permitir que el hermano del chico o Hera le dieran algo con el humor que se cargaban contra el ojiverde.
Poseidón poco a poco empezó a despejarse mientras tomaba el café con una mueca.
—Es lo mínimo que te mereces por lo que has hecho —le recriminó Zeus a su hermano como si fuera un niño.
—¿Puedes dejarme en paz un minuto? —le pidió el Poseidón a su hermano con un tono cansado— ¿Sería mucho pedirte eso?
El tono de su amigo rompía a Afrodita. La noche anterior Hermes, Apolo, Poseidón y ella se habían abierto los unos a los otros y por lo mismo sentía mucho más personal su dolor.
—¿Sería mucho pedir que te comportes como alguien de tu edad y no como un mocoso sin responsabilidades? —le respondió de vuelta el ojiazul formando una jaqueca en Afrodita— No das nada por la familia y aun así nos llenas de vergüenza.
—Zeus —el jadeo de Hera con el nombre de su pareja saco a la pelirroja de su shock.
—Fuera —le ordenó Afrodita al chico— Largo de mi casa y no vuelvas a asomarte por aquí a menos que te hayas cambiado el cerebro —le dijo molesta.
¿Cómo diablos se atrevía a decirle algo así a Poseidón?
Ok, Afrodita no era tan cercana a él. De hecho dudaba que alguien se hubiera acercado a Poseidón como un verdadero amigo. El chico si salía, hacía de las suyas y demás, pero la mayor parte del tiempo ignoraba al mundo como lo ignoraban a él.
Ambos se miraron de manera retadora hasta que Poseidón se puso de pie poniendo una mano en el brazo de Afrodita.
—Nos vemos el lunes —le dijo y la pelirroja quería negar y decirle que podía quedarse en su casa hasta que todo se solucionará, pero antes de que pudiera hacerlo el chico miró a su hermano— Vamos, Zeus. No quiero causar más problemas.
Problemas es lo que causa él.
—Tú no causas problemas, Poseidón —le dijo Hera acercándose al chico que rehuyó su toque.
La rubia se vio afectada por la actitud, pero no dijo nada, gracias al cielo. Era lo mínimo que podía hacer después de todo lo sucedido.
Afrodita no quería dejarlo ir, no con todo lo que Zeus le había dicho; sin embargo, la mirada que el chico tenía le rogaba dejarlo ir y encerrarse en su mundo.
—Nos vemos el lunes —susurró la pelirroja acercándose a él— No dudes en llamarme si necesitas algo yo iré por ti —le dijo y el chico asintió con una sonrisa ligera dándole un beso en la mejilla.
Los tres se dirigieron a la puerta de la casa siendo Poseidón el primero en salir seguido de Hera, Zeus y finalmente ella. Por lo que cuando se detuvieron en el umbral de su puerta la pelirroja se preguntó que pasó hasta que se acercó y vio quien estaba fuera de su casa.
Demonios pensó. ¿Acaso no podía ir algo bien solo por un día? Sentía que su día estaba empezando mal solo para empeorar.
—¿Dónde está Hermes? —preguntó Artemisa viéndolos retadoramente.
¿Cuándo entenderás que no somos tus enemigos? Se cuestionó Afrodita viendo como su mejor amiga se había perdido a lo largo de los años.
—No lo sé y harías bien en quitar a tu hermano de nuestro camino —le respondió Hera con un tono de superioridad que solo complicaría las cosas para la pelirroja que tendría que atenderla cuando pasara por Hermes.
—Hera... —Zeus intentó reprender a la rubia.
Irónico después de como trató a su hermano.
—No te preocupes Zeus —dijo Artemisa cortando al ojiazul— Conozco a tu enamorada, ella siempre es tan dulce con nosotros —agregó con sarcasmo; sin embargo, quitó a su hermano del camino haciendo una mueca cuando olió al chico.
Estamos muertos. Pensó Afrodita viendo como Hera le daba un ligero empujón a Poseidón en el hombro para que empezara a bajar las pocas gradas de la casa de Afrodita.
—Mejor mátame, la vida sería más fácil si me matas —dijo el ojiverde y a la pelirroja le dolió escuchar esas palabras por parte de su amigo.
Soy el cordero sacrificado recordó que se había llamado así mismo la noche anterior, mientras que a ella le puso la arrastrada del grupo.
—Camina y no vuelvas a decir eso —le ordenó Zeus arrastrando al chico en dirección a casa de Hera y molestando a la pelirroja.
Era su culpa, y únicamente su culpa, que Poseidón hubiera dicho eso y si algo llegaba a pasarle Afrodita cargaría contra el mayor de los hermanos De Santis.
Una vez que estuvieron lejos la pelirroja tuvo que enfrentarse a una tortura y problema diferente.
—¿Dónde está Hermes? —le preguntó Artemisa e inconscientemente hizo una mueca antes de reponderle.
—Está durmiendo. Él...
—Esta borracho —completó por Artemisa por ella que solo asintió.
¿Qué más podía hacer? Era más que obvio que habían estado bebiendo y mentir a esas alturas solo sería algo estúpido.
EL silencio se impuso ante ellos, gobernándolos hasta tal punto que parecía asfixiante y Apolo fuer el primero en romperlo.
—No fue su culpa —dijo el chico poniéndose delante de la Artemisa— Hermes y yo dimos la idea de beber cuando Poseidón nos contó que su tía lo había prometido con Deméter —confesó sin pensarlo y Afrodita cerró los ojos ante ello.
No se suponía que contara eso.
—¿Qué, qué? Eso no es posible.
Apolo hundió los hombros respondiéndole a su hermana— Lo es, y él no está precisamente feliz. Así que nos emborrachamos para ayudarle a olvidar.
—¿Y les funcionó? —le cuestionó Artemisa con el ceño fruncido.
—Bueno, no recordamos mucho de lo que hicimos ayer —admitió Apolo y Afrodita sonrió de lado.
Estaba segura que el chico recordaba algo quizá no todo, pero algo debía recordar; sin embargo, no quería decírselo a su hermana lo que la hacía preguntarse qué era lo que había recordado.
—Claro que no recuerdas nada —le dijo Artemisa soltando un resoplido antes de caminar hacia Afrodita que se asustó ligeramente al verla ir en su dirección— ¿Dónde está Hermes? —le preguntó nuevamente. Por lo que dio un paso dentro de su casa y le señalo el cuerpo que estaba tirado en el sofá de la sala.
Artemisa miró al chico con los ojos entrecerrados antes de irse hacia su cocina.
Afrodita miró a Apolo que estaba mirando a su hermana que regresaba con un vaso de agua.
—Oh no, lo hará otra vez —escucho decir a Apolo.
Afrodita quería preguntar ¿Qué hará otra vez? Sin embargo, no fue necesario cuando vio que la chica le tiro el agua en la cara a Hermes
—Levántate —le ordeno antes de girarse y volver a la cocina.
—¡¿Acaso estás loca?! —le gritó Hermes sentado y tratando de secarse su cara del agua que la chica le había tirado.
—¡Si quieres verme loca quédate sentado cinco segundos más y verás que tan lejos puedo llegar! —escucharon gritar a Artemisa de vuelta.
Hermes miró a Apolo y Afrodita también— ¿No es capaz de algo peor, verdad? —le pregunto el pelicastaño con un toque de temor.
—¿En serio quieres arriesgarte? —le preguntó Apolo y el chico negó poniéndose de pie.
—Tú hermana me mojo todo —se quejó.
Ambos, Apolo y Afrodita, se rieron molestando un poco al chico.
—Justo como dijo Poseidón ayer, eres el gafe de los cuatro —comentó riendo.
—Ja. Ja. Ja. Muy graciosa —le dijo Hermes a la pelirroja con un tono seco, pero su mirada le decía otra cosa— ¿Aun tienes ropa para nosotros en tu humilde hogar? —le pregunto el chico a Afrodita con un tono de burla en sus últimas palabras por las que frunció el ceño divertida.
—Para ustedes mis chicos siempre —le respondió— Ve en el cuarto de invitados hay ropa para ambos —les dijo antes de mirar a Apolo que negó.
—Yo me quedo así, no quiero alterar de más a mi hermana.
Afrodita asintió y juntos esperaron a que Hermes regresara.
—¿Entonces qué pasó con Poseidón? —le preguntó Apolo y la pelirroja recordó lo sucedido anteriormente con el chico.
Le dolía saber cómo una persona que había sido tan fuerte y temperamental se viera tan retraída y sola. Sin embargo, estaba feliz de que Apolo no hubiera escuchado lo que Zeus le dijo a su hermano, sabía cuánto le afectaba a su amigo ver como otras personas eran tratadas mal, en especial personas a las que creía que les debía algo.
—Nada de lo que debas preocuparte, yo me encargaré de apoyarlo —le respondió siendo lo más honesta que podía ser con Apolo.
El chico asintió y no hablaron más hasta que Hermes bajo justo a tiempo antes de Artemisa regresará.
—¿De dónde diablos sacaste esa camisa?
—Yo se la di —respondió Afrodita y la mirada que le dio la pelinegra le dijo que estaba pensando lo peor de ella por esa respuesta, por lo que agregó— Tengo unos cuantos juegos de ropa para ellos desde que empezaron a visitarme con frecuencia.
Artemisa la miro contrariada por un segundo; sin embargo, no dijo nada más.
—Si quieres pueden bañarse y cambiarse acá, no tengo ningún problema —propuso.
— No te preocupes ya pedí un driver para que nos recoja.
Orgullosa. Sin embargo, no podía dejar que se fuera así.
—Artemisa, yo lo siento, no debí dejar que bebieran tanto —se disculpó.
Era su casa donde habían bebido y ella era la mayor de todos ellos.
—Lo sé —le respondió la pelinegra sorprendiendo a la pelirroja, pero no pudo decir nada antes de que dijera— Vámonos.
Obviamente la orden era para Apolo y Hermes que la siguieron como buenos niños haciendo que Afrodita quiera reírse.
Artemisa guio a los chicos hasta el carro y hablo con el conductor antes de dirigirse a su moto sin mirar en su dirección en ningún momento.
Eres la arrastrada del grupo se recordó por segunda vez. Pero ella no solo era arrastrada en el amor, no, también lo era en una amistad, una que al parecer estaba más muerta de lo que había querido admitir para permitirse avanzar.
Quizá ya es momento de dejar todo atrás y empezar un nuevo camino con las personas que en realidad quieren estar en mi vida pensó la pelirroja ingresando a su hogar.
Estaba por irse a su habitación cuando la el timbre de su casa suena.
Afrodita se quedó en su lugar unos segundos cuestionándose quien rayos era. No había nadie más en su casa y ella no recordaba esperar a nadie.
Abrió la puerta y se sorprendió de la persona que estaba al otro lado.
—Perdón. Sé que aún deben estar durmiendo, pero tengo que dejar el teléfono de Poseidón antes de que su hermano lo llame —le dijo Deméter un poco agitada.
—¿Qué?
—El teléfono de Poseidón —repitió la chica y Afrodita negó haciéndola pasar mientras su mente daba vueltas a sus palabras.
—¿Tienes el teléfono de Poseidón? —le pregunto de nuevo solo para aclarar la idea en su mente.
—Claro que lo tengo, ayer se olvidaron de él y quede en traérselo —le respondió Deméter— ¿Afrodita, está todo bien? —le preguntó y la pelinegra negó.
Si Deméter no había dicho que Poseidón estaba en su casa y no en la de la castaña ¿Como lo habían sabido Hera y Zeus? Porque ellos debieron haberlo sabido desde mucho antes para entrar a su casa tan temprano.
—¿Afrodita?
—Él no está acá. Zeus lo vino a llevar temprano —le informo a la chica que se asustó con sus palabras.
—¿Cómo demonios supo Zeus eso? —cuestionó y Afrodita tenía la respuesta para eso.
Hera. Esa era la única respuesta; sin embargo, algo no cuadraba.
Ok, su amiga siempre sabía más cosas de las que debía y más rápido que cualquiera, pero la noche anterior nadie más que...
Ares. Ares los había delatado.
Maldito, pensó la pelirroja.
—Tengo que ir a verlo —le dijo Deméter dirigiéndose a la puerta, pero Afrodita la detuvo.
—Espérame diez minutos. Me cambio y te acompaño.
La castaña asintió y se sentó en su mueble mientras Afrodita subía a su segundo piso a ponerse una ropa más cómoda.
Ella tenía que saber cómo estaba Poseidón y de paso evitar que Deméter también fuera achacada por su culpa.
Dio un suspiro mirando su cama y desliéndose de su oportunidad de seguir durmiendo y descansar como se debía por la resaca que tenía, solo esperaba que el sacrificio valiera la pena y pudiera ver a su amigo.
***
Peeeeeeeeeerdón :c Me tarde en publicar por asuntos de la U, pero aquí esta el ultimo cap de la semana.
Ahora vemos desde una perspectiva distinta lo que pensaba Afrodita en este cap, porqué actuó como actúo y que es lo que paso que Artemisa no supo a ciencia cierta.
¿Qué piensan de Poseidón? ¿Cuáles son sus teorías para él en un futuro? ¿O para Zeus? ¿O en general para los hermanos De Santis?
Para los que siguen la saga desde Athenea saben que estamos llegando a una parte critica en la historia y muchas cosas van a cambiar, así que esperanlas.
Espero que les haya gustado el cap. No olviden dejar su voto, comentario y compartir para seguir creciendo!!!
Los quiero!!!
Au revoir!!!
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