Capítulo 24

—Bájate de mi auto.

—Tenemos que hablar.

—¿Y yo cuando he querido hablar contigo? —le preguntó Afrodita con un tono irónico a su acompañante.

—Cuando nos enrollábamos en la misma cama sin importarnos nada.

Esa respuesta... Esa maldita respuesta y referencia que no quería escuchar ni recordar.

—Mira, Ares...

—Nada de mira. Esta no eres tú —le reclamó y ella rodó los ojos.

—Tú no sabes quien soy —le señaló la pelirroja— El que nos hayamos acostado en el pasado no te hace saber quién soy ahora. Todos hemos cambiado, porque de no hacerlo yo te hubiera elegido a ti ¿Y adivina qué? —le preguntó con saña antes de responderse sola— No lo hice y no lo haré.

Ares la miró con los ojos entrecerrados y llenos de furia por sus palabras. Afrodita no entendía que esperaba el chico acudiendo a ella cuando sabía a la perfección que no lo quería cerca.

—Bájate de mi auto. Es la ultima vez que te lo pido por las buenas —advirtió la pelirroja.

—Te vas a arrepentir del camino que estas tomando —le dijo el chico ira antes de bajarse.

Probablemente pensó Afrodita dándole la razón en su mente y poniendo en marcha su auto antes de que a cualquier otra persona se le ocurriera subir para tratar de hablar con ella y hacerla cambiar de opinión.

Un esfuerzo inútil, lamentablemente.

El camino mientras iba al punto de encuentro con Orión fue largo y silencioso. Ya había recorrido más de la mitad de camino para obtener lo que quería, solo le faltaba una cosa para demostrarles a todos de que lado estaba, cuales eran sus nuevos objetivos y a quienes apoyaría en esa guerra.

Sabía que se estaba moviendo demasiado rápido ¿Dos muertes a sangre fría en un día? Nadie se lo creería si no lo hubieran visto, ni siquiera ella si le hubieran dicho un par de semanas atrás que haría eso, pero Afrodita no tenía tiempo que perder para andar de puntillas entre leones, o mejor dicho escorpiones.

El tiempo estaba corriendo para ella y Orión, por más que el chico quisiera negarse a verlo esa era la verdad.

Cuando Afrodita aparco en el lugar de encuentro la bruja que la obligó a recuperar sus recuerdos estaba esperándola. 

La pelirroja se quedó en su auto unos segundos mirando a la mujer que era la culpable de una de sus torturas y de quien también quería vengarse.

No es el momento. No es el momento. Se repetía la pelirroja en su mente. En ese instante necesitaba viva a la víbora, pero cuando ya no le fuera utilidad prepararía un destino peor que el de Aura, quien había sufrido muy poco en comparación del tiempo que la torturaron junto a Apolo.

Su corazón se apretó al recordar a su amigo.

No, no es tiempo para lamentos, re recordó. No podía demostrar debilidades ante nadie en el lugar en que estaba.

Soltando una bocanada de aire, Afrodita bajo de su auto y se dirigió a la mujer con un porte altivo, ya no era más la chica dulce y credula de hace unos días, ahora era una persona cruel llena de resentimiento y ambiciones.

—Me enteré de tu venganza —comentó la mujer cuando Afrodita llegó a su lado sin dejar que ella dijera algo— Interesante para alguien que ha sido protegida por los dioses más fuertes —comentó— Así que... ¿Qué es lo que quieres demostrar? ¿Por qué el cambio tan repentino?  —le preguntó la bruja sin perder su tono calmado, pero no por ello la pelirroja dejaba de detectar la curiosidad y sospecha en sus palabras.

—Yo no tengo nada que demostrar.

—Mataste a dos líderes en menos de cuatro horas —le recordó la mujer con una sonrisa irónica— ¿En serio quieres que te crea eso?

—No me importa lo que creas —le respondió Afrodita sin perder su postura— Ahora estoy aquí...

—¿Y mañana con ellos?

—Quién sabe. Busco mi beneficio y solo ustedes me pueden dar lo que quiero en este momento.

—¿Y qué sería eso? —le preguntó la bruja con una ceja arqueada.

—Mi venganza sin interferencias —admitió Afrodita acercándose unos pasos hacia ella hasta quedar frente a frente por unos centímetros— Y créeme cuando te digo que no he terminado con todos aquellos que me han hecho daño.

—¿Es una amenaza?

—Es un aviso —le respondió— No te estoy advirtiendo, ni te estoy amenazando. Te estoy informando que así va a ser.

—Tienes mucha seguridad.

—Soy una diosa, corre por mis venas el tenerla.

La pelirroja estaba disfrutando la incertidumbre que corría por los ojos de la mujer.

Eso, témeme, porque tú no te escapas por lo que me hiciste pasar se dijo mirándola con una sonrisa maliciosa.

El sonido de las motos cortó cualquier interacción adicional entre ellas.

Orión fue el primero en estacionarse y acercarse a ella y dándole la mirada que le dan a los niños problemáticos cuando los llegan a revisar después de dejarlos solos. Afrodita rodo los ojos por lo exagerado que era el chico.

El tiquismiquis de estarás por tu cuenta, juega sucio, no estaré cuidando tu espalda solo era una fachada que el pelinegro había practicado, y muy bien, cuando las decía, pero con sus acciones derrumbaba esa imagen ¿Pero qué podía esperar? El chico seguía enamorado de Artemisa y estaba casi segura que proyectaba hacia ella lo que no podía hacer con la pelinegra. Por suerte para la pelirroja solo era la protección y no otro sentimiento.

No, eso no será en mí se recordó.

Orión ya se había cruzado aún sin darse cuenta con quién estaría muy pronto gobernando su corazón, solo que el destini tenía sus propios planes y Afrodita temía cuando eso pasara, no solo por lo qué pasará sino por el cómo. Tal y como estaban las cosas dudaba que fuera algo bueno y aunque le gustaría ver el futuro para hacer algo no podía.

No es momento de pensar en eso se recriminó en su mente. Estaba perdiendo el foco.

Sí, era la diosa del amor, pero no necesitaba esa faceta en ese momento, lo que ella necesitaba era el poder que traía la lujuria, el deseo y la belleza. Muy pocos se daban cuenta de la influencia de que todos esos aspectos tenían en la vida diaria, pero cuando lo hacían no daban nada por cambiarlo.

—¿Se puede saber que hace esta asesina aquí? —preguntó Helena dando un paso delante de todas las Eris y enfrentándolas.

A diferencia de la Helena del pasado que había sido muy manipulable esta parecía tener claro lo que quería y estaba dispuesta a luchar, o gritar, por ello. Le agradaba ese cambio, pero iba justo tenía que demostrarlo cuando en ese momento, que lo único que la chica quería era sacarla de donde estaba.

Mal para ella que Afrodita no pensará moverse. No había hecho tanto para que una ardida le frustrara sus planes.

—Ella esta aquí porque es parte de nuestro bando —respondió la bruja mirando a los recién llegados— Afrodita y Orión ahora serán sus líderes por órdenes de la jefa.

—Estas jodiendonos ¿Verdad? —cuestionó una de las Eris, Lilith si mal no recordaba su nombre.

—No, no lo estoy haciendo y cuida tu tono hacia mí —advirtió la bruja— Ellos serán sus líderes. No les estoy preguntando o consultando, les estoy informando.

Copiona pensó Afrodita cuando la mujer agrego lo último.

—¿Y si nos negamos a aceptarlo? —volvió a preguntar Lilith sin amedrentarse y sorprendiendo a la pelirroja.

Tal parecía que hasta sus enemigos tenían problemas internos como su anterior grupo.

Y aún así se las arreglaron para dañarlos susurró su traicionero inconsciente.

—Puedes irte, pero te recuerdo que si lo haces mañana no amaneces —le respondió la mujer que se había colocado entre Afrodita y Orión.

Las palabras que la bruja había dicho la tensaron, esa era una sentencia.

El que entra no sale, al menos no vivo se dijo en su mente.

Lilith dio un paso hacia atrás aún mirándola con furia. Afrodita dudaba que ella le hubiera hecho algo, con sus recuerdos de vuelta sabría quien era la chica, pero no lo hacía por lo que debía tener algo contra cualquiera de las personas que eran cercana a ella.

Media Grecia nos odiaba se recordó pensando en sus antiguos amigos. Averiguar quién era la persona a la que odiaba sería difícil.

O no tanto, después de todo tenía un poder que podía utilizar para saber todo lo que quería.

—Los escorpiones estarán bajo mi cargo desde ahora y las cosas se harán según el plan de la jefa —dijo el Orión dando un paso al frente y todos los escorpiones de arrodillaron ante él.

Eso debía subirle el ego al cazador.

Mi turno se ordenó dando un paso delante para quedar a la misma altura que el pelinegro.

—Solo para recordarles —empezó diciendo con una sonrisa burlona— Soy la verdadera diosa Afrodita, pulsen mis botones, desafienme y mueren. Aura es un ejemplo de lo que pasa a quien se mete conmigo. Ahora las Eris están bajo mi mando, yo respondo por ustedes y ustedes responden ante mí —les dijo con la amenaza de sus vidas alrededor de sus cuellos.

Después de todos eran humanos y se les olvidaba que ella era una diosa, por lo que un recordatorio no estaba mal. Estaba un paso delante en cuestión de poder.

La magia es una habilidad humana se recordó mirando de soslayo a la mujer a a su lado.

Sí, ese era un problema del que debía ocuparse, pero no en ese momento. No cuando las Eris una a una hacían lo que nunca pensaron hacer, desde que empezaron una guerra silenciosa contra ellos; arrodillarse ante una olímpico.

***

Afrodita al poder!!! Líder de las Eris. Co líder con Orion, que es líder de los escorpiones y aaaaaaaaaaaaaaah es desmadre que pueden armar estos dos.

¿Se imaginan?

A veces la mayor venganza y el mayor daño nace de un corazón lastimado.

Por aquí hay un pequeño SPOILER de uno de los sgtes libros.

¿Podrán adivinar cuál es?

Espero que les haya gustado el cap. No olviden dejar sus votos, comentarios y compartir para seguir creciendo!

Los quiero!!!!

Au revoir!!!

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