~o.6.o~
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"¿Esto realmente está bien...?"
Se pregunta mentalmente al verse a si mismo tratando de peinar aquellos rubios cabellos de color ceniza de Mikey. Pues una vez que Draken se había ido, el rubio ceniza se desarreglo el cabello pidiéndole a Takemitchy si podía arreglarselo y como todo angel el rubio no pudo negarse.
"¿Cómo le hace Draken-kun para peinar esto?"
Frunce sus cejas al no poder hacerlo bien. Mikey simplemente sonríe relajado dejándose llevar por aquellas pequeñas y finas manos suaves las cuales tocan su cabeza, le relaja la manera tan cuidadosa que con la que Hanagaki lo peina.
- Mikey-kun... —Lo llama escuchando un "hm?" cómo respuesta.— ¿Por qué están aquí? —El silencio reina en el living por aquella pregunta.—
Aquellos ojos celestes se encuentran apagados desde hace tiempo.
- ¿No podíamos venir a visitarte? —Le contesta la pregunta con otra, sin siquiera dignarse a verlo.—
- No dije que no podían. —Saca la lengua volviendo su vista a su pelo el cual lo ata como puede con aquella gomita.— Listo. —Apoya sus manos en los costados de su cadera mirando su resultado.—
"No salió como los de Draken-kun."
Un suspiro triste salió de sus finos labios rosados pálido, cierra sus ojos rascando su nuca esperando algún regaño o cualquier tipo de insulto viendo de Mikey por hacerlo mal. Más no se esperaba escuchar aquel dulce sonido cargado de felicidad por parte del rubio ceniza.
- Me gusta mucho. Gracias. —Voltea a verle con una suave sonrisa y con las mejillas algo sonrojadas.—
Takemichi simplemente le devuelve la sonrisa, aliviado de no tener un problema más del que preocuparse. Algo nervioso por la siguiente pregunta decide darse ánimos igualmente.
- Como dije anteriormente...no me molesta que vengan a visitarme... —Murmura mirando al suelo.— Pero me hubiera gustado tener...um...mi propio espacio... —Aquello es susurrado muy bajo, sintiéndose mal por decir eso pero era lo que él sentía o eso quería creer.—
- Oh. —Takemichi levanta la vista esperando una respuesta.— ¿Podrías repetirlo? No logré oírte. —Ladea la cabeza mirándolo fijamente.—
No tiene el valor para volver a hacerlo.
Pero...
- ¡Y-Yo...! —Cierra los ojos apretando tanto los labios como los puños.— ¡Q-Quiero...yo quiero!
- ¿Que quieres? Takemicchi. —Da una leve sonrisa acercándose a él, quedando frente a frente.— Dime lo que quieres y te lo cumpliré.
Ah maldición.
- Q-Quiero un pancho... —Murmura con las mejillas encendidas, bajando le una gotita de sudor por su cachete.—
- ¿Quieres un pancho? Pff. —Mikey carcajea por aquella extraña petición del rubio.— ¡Eres tan extraño Takemicchi! —Agarra de su estómago mientras limpia una de sus propias lágrimas.— Son recién las 9 de la mañana pero bueno. —Takemichi se sonroja fuertemente.—
No debió decir nada.
¡Ni siquiera quería comer un pancho! ¡Solo lo había dicho porque lo otro no lo quiso decir!
- Pero como dije, cumpliré todo lo que quieras. —Pincho con sus dedos la nariz del rubio para luego sonreír.—
Busca su móvil para marcarle a Draken, una vez lo encuentra marca aquel número esperando paciente a que el rubio alto le atendiera.
- Tuut...tuut... —Imita el sonido de la llamada. Su llamada es correspondida y se escucha el "¿Qué?" del rubio.— Takemicchi quiere panchos para comer.
[- ¿cómo que panchos? ¿quiere comerlos ahora?] Pregunta extrañado por eso.
- Seeep. —Voltea para ver al rubio en aquella esquina muerto de la vergüenza.—
[- Aggg...bieeeen.] Suelta un suspiro para cambiar su rumbo a un mercado cerca.
- Bye te amuu. —Murmura en tono bajo sin darse cuenta que provocó un leve sonrojo en aquel chico alto.—
[- Y...Yo igual...] Dicho aquello ambos cuelgan a la vez levemente sonrojados.
Takemichi simplemente decide ignorar todo lo que escucho, aquello le trae recuerdos de cuando hablaba con Hinata de esa manera. Ambos sonrojandose por lo tímidos que eran, bueno, el mucho más ya que la mayoría de las veces era la chica quien daba el primer paso, siempre.
Oh.
Quizás...por eso lo dejo...
Quizás el que siempre de ella el primer paso le aburría y se canso de eso.
Carajo ahora quiere llorar, quiere patalear porque por su culpa Hinata lo dejo. Mira como Mikey sigue con lo suyo, entonces el aprovecha para ir hacia las escaleras, al final, ya terminaron de limpiar hace rato.
- Adónde vas? —Aquella pregunta hace que frene en los escalones.—
- um...iba al baño... —Señala arriba sonriendo con nerviosismo.—
- Okey. —Se queda mirándolo ambos sin despegar la mirada del otro.—
- ¿Bieeen? —Dijo con duda para ya cuando estaba arriba dirigirse a su baño.—
Ese extraño momento le hizo sentirse confundido, la intensa mirada de Mikey no dejaba de perseguirlo. Tanto pensaba en los ojos de aquel rubio cenizo que ya se había olvidado del motivo por el cual subió.
- Takemichi-kun...
El rubio gira mirando hacia atrás suyo. Juro haber escuchado su nombre pero no ve a nadie detrás y sabe que Mikey no lo ha llamado. Su mirada viaja al espejo de aquel baño.
Si seguía así, iba a tener alguna fobia o algún trauma con los espejos.
Se acerca hasta el vidrio de aquel espejo donde no ve su reflejo y eso le asusta, guía su mano hasta tocar aquello que estaba frío, extrañado al no seguir viéndose a si mismo. Pero el golpe en su espejo por alguien más hace que de algún pasos hacia atrás asustado hasta que el rostro de Hinata aparece allí.
Estaba desangrandose, la mitad de su cuerpo todo cubierto de aquel líquido rojo, su rostro contenía lágrimas y su mirada estaba aterrada. Golpeaba una y otra vez el vidrio queriendo decirle algo a Takemichi y este ni dudoso se acerco hasta ella apoyando sus manos también en aquel vidrio.
- ¡Hinata! ¡Hinata, que sucedió?! —Grita preocupado al verla llorar, sus lágrimas se mezclan con la sangre que cae de su cabeza.— ¡Hina-
La mencionada explota delante suyo, manchando todo a su paso y el fuego se deja ver en aquel cuadrado de vidrio.
- ¡HINATA! —grita con dolor golpeando el espejo una y otra vez, lastimando sus nudillos.—
El espejo se parte en pedazos por la fuerza ejercida pero aún así Takemichi no para, cortándose en el proceso. Mikey entra sorprendiendose por la escena que el otro rubio se monta, lo ve golpeando el espejo roto sin razón alguna, gritando el nombre de Hinata una y otra vez mientras llora. Se acerca a él tratando de calmarlo y alejarlo de los vidrios partidos así ya dejaba de hacerse más daño, suficiente con los golpes anteriores cuando ellos vinieron. Takemichi patalea llorando desesperado, rogando que lo soltará, que debía salvar a la chica, que ella estaba muriendo. Mikey no entiende nada de lo que sucede y decide simplemente sacar a él rubio de allí, lo abraza por atrás para levantarlo sin ningún esfuerzo alguno, Takemichi patalea con más fuerza para luego ser girado por el rubio cenizo.
- ¡Ya basta Takemicchi! ¡No hay nada en el espejo! —Apreta el cuerpo del rubio para acercar sus rostros un poco ya que lo abraza con mucha fuerza para que así no escapara.—
- ¡No, no! ¡Ella estaba allí! ¡Dentro del espejo! ¡MIKEY-KUN SUÉLTAME! ¡VA A MORIR! —Al ver que aún no lo soltaba, procedió a morder el hombro del rubio cenizo.—
- ¡Ay, ay, ay, ay! ¡Duele, duele! ¡Takemicchi no eres un perro! ¡Suéltame! —Forcejea tratando de que el rubio dejara de morderle pero seguía ejerciendo más fuerza.— ¡Tú...si serás! —Frunce las cejas enojado.—
Se paga con la misma moneda.
Mikey muerde el cuello de Takemichi con fuerza, sabe que ambos tendrían una marca por la pelea que mordidas que están teniendo. Takemichi empuja con sus pies para adelante tratando de tirar a Mikey, sabe que si el rubio cenizo cae debajo suyo dejara de morderle. Lo mismo pensaba Mikey. Ambos estaban empezando a quemarles la herida por el dolor fuerte. Todos sabemos quién terminó abajo de quién, Mikey es el que más fuerza tiene por lo que consiguió tirar al rubio ojos celestes al piso debajo de el, el rubio cenizo aprovecho para subirse encima sin dejar de morderle.
No lo soltaría.
Takemichi grita de dolor tomando de los hombros de Mikey para tratar de separarlo en vano. El rubio jadea adolorido con alguna lágrima en sus ojos una vez que el rubio cenizo lo suelta, la herida sangra un poco por los colmillitos del rubio ojos negros. Al ver a su Takemichi llorar se siente mal por lo que empieza a lamer la sangre que sale de la mordida, aquello provoca que el de iris celestes se sobresalté un poco cerrando los ojos por la extraña sensación.
- M-Mikey...! —Los besos que son dejados en su cuello le provocan un cosquilleo en su estómago.—
La idea era lamer la sangre de la herida pero una cosa llevo a la otra y ahora Mikey succiona el blanco cuello de Takemichi haciéndolo suspirar, la temperatura va subiendo en aquel pasillo del segundo piso, los jadeos de Takemichi por como su cuello es atacado y el dolor de su herida lo hacen sentirse mareado. Mikey levanta la mirada para observar a su rubio ojos celestes, verlo tan sudado y sonrojado le hace sentir tan excitado pero sabe que debe controlarse.
¿Lo sabe verdad?
Pues no parecía eso.
Porque sus manos empezaron a adentrarse en la ropa del rubio llorón. Takemichi al sentir el frío de aquellas manos se sobresalta algo asustado, recuperando los sentidos.
- ¡M-Mikey-kun! ¡E-Espera! —Agarra de las mejillas del rubio cenizo y lo separa algo brusco.—
Juro escuchar crujir el hueso de su cuello.
- ¿Qué? —Dijo el con la voz algo ronca.—
Se separa del rubio que se encontraba debajo suyo para sentarse en el suelo y girar su cabeza, su hueso vuelve a sonar, pues cuando Takemichi le empujó con fuerza la cabeza le hizo doler, ahora el mismo se calmo solo el dolor. Mikey observa al rubio temblar, quizás aún esté procesando lo que pasó.
"Quizás me deje llevar un poco..."
Piensa desviando los ojos hacia arriba, aunque a él no le importa nada de eso a decir verdad. Su oscura mirada vuelve a Takemichi, quien lo mira algo enojado.
- ¡Eres un idiota! —Grita enojado, apuntandole con el dedo.—
- ¿Ah? —Su rostro pasa a ser blanco, todo de él se vuelve blanco.—
¿Takemichi le acababa de decir idiota?
¿Él cree que es un idiota?
¿Su Takemichi piensa que él es un...?
No puede ser...
- ¿Mikey-kun? —Ya han pasado varios minutos, hasta Draken ya había llegado y Mikey seguía sin reaccionar.—
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