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Las luces de la habitación eran tenues, observaba cada relieve de la blusa que llevaba puesta es suspiraba cada vez que recordaba lo que se mantenía en su cabeza desde hace un tiempo, esto la mantenía despierta y en muchas ocasiones le costaba conciliar el sueño normalmente cuando dormía era después de estar con Momo.
Esta sí sabía cómo cansarla y la suaves caricias a su cabello eran suficientes para hacerla dormir, es una persona dulce y alguien que la ama tanto que con tan solo su presencia se siente segura, una persona que no cambiaría por nadie.
Entonces ¿Por qué se le sigue atravesando la menor?
Se levantó de la cama y se dispuso a caminar hacia la nevera para ver si encontraba algo para tomar, aunque sea un poco de agua la calmaría y distraería por un rato. No tenía de otra más que hacer eso y ahogar sus penas porque la acción que tenía en su cabeza para poder calmar todo lo que había en ella no estaba bien.
Cuando pasó por el pasillo se percató de que la luz de la cocina estaba encendida o más bien la nevera estaba abierta, se supone que ella estaba sola porque Momo se iba a tardar más en llegar y se asustó, como pudo tomó el paraguas que siempre guardaban en el mismo sitio y se acercó sigilosamente.
Apenas sí se escuchaba su respiración y al momento de levantar al paraguas se encontró a la peli negra, eso le asustó incluso más si hubiera encontrado a otra persona.
"¿Qué estás haciendo aquí?". Le preguntó.
"Está lloviendo mucho y no he podido salir, pensé que estaba dormida por eso no quise informarle e intenté hacer silencio así que si la desperté pido perdón". Se notaba demasiado asustada y su respiración era agitada.
"No te preocupes". Myoui inconscientemente bajó la mirada notando que lo único que llevaba puesto su jefa era una blusa.
La cual no dejaba mucho que pensar porque era translucida y creía que a la contraria se le había olvidado usar ropa interior, tragó saliva y se cubrió los ojos.
Sana al notarlo también bajó la mirada notando su estado actual, con una pequeña risa hizo que el momento dejará de ser tan incómodo y caminó hacia la sala que estaba oscura, era una manera de decirle que no había ningún problema y que era ella la culpable de que la haya visto así porque se le olvidó usar ropa ya que pensaba que estaba sola.
"Ambas tenemos lo mismo así que no te preocupes". Dijo desde la sala. "Sí quieres puedes venir y hablamos". La invitó y como pudo llegó al lugar todavía con los ojos cerrados. "Mina, aquí no me vas a ver desnuda porque todo está oscuro". Lo único que más o menos alumbraba eran las luces que había fuera de la casa y el ambiente era acompañado con ese ruido de lluvia incesante que de una u otra manera calmaba el ambiente.
Minatozaki se sintió algo atrevida por no haberse cubierto pero por alguna razón no encontró razón por la cual debía cubrirse, tampoco estaba haciendo nada malo y estaba en la oscuridad para que no la viera.
"¿Por qué no se ha tapado?". Una pregunta bastante válida.
"Digamos que no le veo ningún problema, estamos a oscuras y no me estás viendo así que no hay ningún problema. A veces hay que dejar de ser tan asustadizos ¿No lo crees?". De una u otra manera los roles se intercambiaban, ahora era la castaña la dominante y quien mantenía en orden la situación.
Poco a poco notaba cada vez más que le gustaba sentir esa sensación de que era ella la que mantenía el control y podía cambiar todo sin necesidad de esperar que una persona hablara o tomara la decisión por ella, Siempre le ha gustado que Momo sea la que mantiene el orden, porque se le daba muy bien y en muchas ocasiones mantenía las decisiones más racionales y necesarias para la situación que estaban pasando, por lo que ese liderazgo que Sana mantenía desde muy pequeña se fue disipando y la convirtió en la persona que es ahora.
"So-solo ¿Usted no cree que es inapropiado?". Los dientes de la mayor apenas se asomaron en la sonrisa que llevaba en su rostro, era obvio que lo era pero eso no le quitaba lo divertido a la situación y era un juego en el que iba a ver hasta qué punto podía llegar y aguantar.
Una prueba para sí misma, algo que muy pocos pueden hacer y que ella iba a aprovechar.
Al final solamente eran guiados en la casa y nadie las está observando, todo era oscuro y el ambiente las estaba acompañando, incluso sentía que esa gran carga que había mantenido en su espalda por tanto tiempo desapareció.
"Las cosas son inapropiadas dependiendo de la persona a la que se lo preguntes". Murmuró. "Si me lo preguntas a mí, no, No creo que esto sea tan inapropiado cómo crees". Sus ojos poco a poco comenzaban a adaptarse a la oscuridad y eso conllevaba a poder saber en dónde estaba la peli negra, esta mantenía ambas manos en forma de puño completamente cerrado y firmes sobre sus rodillas.
Esa posición tan erguida y perfecta como si ni siquiera pudiera romper un plato la estaba llamando, era demasiado misteriosa y normalmente las cosas que decía no tenían nada que ver con su pasado.
"Mina, ¿Puedo hacerte una pregunta?". Un sonido de aprobación salió de la nada. "¿Por qué estás tan nerviosa?".
"No lo estoy". Titubeó en la respuesta.
"No me mientas". Sana frunció el rostro. "Sé perfectamente que lo estás haciendo". Dijo mientras se acercaba. "Dime, ¿Qué es lo que pasa?".
"Repito señora Hirai, no me pasa nada". Parecía intentar tomar fuerza en la respuesta pero no lo estaba logrando.
"Autoconvencerse de que no está pasando nada no hace que no pase". Se acomodó mejor en el mueble. "Llevo algunos días notando algo diferente en ti, ¿Será que me puedes informar si algo te está incomodando o alguien te está molestando? Quisiera tomar cartas en el asunto".
"¡No es necesario!". Exclamó.
"Mina, la seguridad de los trabajadores que están bajo mi tutela y la de mi esposa tienen una gran importancia, deben siempre informarnos si hay algo que no les agrada para poder mejorarlo así sea el sueldo". Levantó el mentón. "Lo repetiré una vez más ¿Me puedes informar si algo te está incomodando o alguien te está molestando?".
Este papel que estaba tomando era divertido, hasta se sentía muy segura de sí misma y notar es extraña dominancia que tenía era majestuoso.
"Le puedo hacer una pregunta". Le tocó el hombro para que siguiera hablando. "¿A qué se refería cuando dijo que yo era el problema?". Minatozaki se tensó. "Eso me ha mantenido preocupada nunca he querido ser un problema para usted". Se mantuvo en silencio por unos segundos. "Y para su esposa". Habló con rapidez.
Sana intentó calmarse pero otra vez los pensamientos inundaron su mente, besos, caricias, su rostro, su cuerpo desnudo, ellas dos en la cama.
"Mmm...". Se quedó sin palabras.
"¿Señora Hirai?". Miró cómo movía la mano hasta llevarla hacia la suya. "No hay ningún problema si no me lo puede decir pero de verdad espero no ser un problema para usted".
"¿Hay algún problema si quiero que todo se vaya a la mierda?".
"¿Cómo?". Sus hombros se cayeron.
Sana sin pensarlo y en un gran impulso se abalanzó hacía los labios de la pelinegra casi devorandolos, no se sintió para nada mal es más, era exactamente lo que necesitaba aún más cuando la contraria le correspondió.
Se sentía cómo un sueño.
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