CAP 15
—Blair, ¡Blair!… –escucho su voz pero no veo su boca moverse.
—¡Ya déjame! –grito comenzando a sollozar.
La imagen desaparece frente a mí y puedo ver su rostro lleno de preocupación.
Me siento totalmente desubicada, miro a mi alrededor dándome cuenta de que estoy en mi habitación y no en aquel pasillo gris.
—¿Estás bien? –dice agachándose para mirar mi rostro.
—¿Qué fue eso? ¿Por qué?…–digo tratando de controlar mi respiración.
—¿Qué fue qué?
—¿Por qué tú estabas ahí?
—¿Yo? ¿Dónde?
—El pasillo gris, estabas ahí, yo estaba ahí.
—Blair no hemos salido de la habitación.
‹‹Ahora si debo estar volviéndome loca››
Me mira confundido y no consigo decirle nada por lo que se acerca a mí para tratar de averiguar lo que está pasando por mi mente.
—¿Dime que sucedió? –exige con una mirada intensa.
Me debato si contarle o no, pero siento que si no digo ni una sola palabra mi cabeza va a estallar.
—Hay demasiadas cosas en mi cabeza que no tienen sentido, cada noche sueño con escenarios irreales y ya no solo las veo dormida –suelto cada palabra sintiendo un poco de alivio.
—¿Hace cuanto te sucede eso?
—Dos años –digo recordando los primeros sueños–. Pero eran simples, ahora todo se está saliendo de control.
—Solo son sueños, ya pasó, no pueden hacerte daño.
Asiento con la cabeza e intento con todas mis fuerzas hacer a un lado esos pensamientos.
Intento avanzar, pero siento una punzada en la nuca que me hace perder el equilibrio, por lo que caigo de rodillas al suelo. Escucho un pitido en mis oídos que me deja paralizada, el dolor persiste como si algo se aferrara a mi piel quemándola. Mando mi mano a esta zona, pero no siento nada, y de la misma manera en que llegó aquella sensación así de igual forma desaparece, como si alguien hubiera presionado un interruptor.
—Estoy bien –digo poniéndome de pie.
—¿Segura?
—Si –respondo avanzando prendida de la mesa–. Solo me mareé.
—Vale, si necesitas algo no dudes en llamarme –dice cerrando la puerta tras de él y sin darle otra oportunidad a que vuelva a entrar, pongo el seguro.
Me arreglo tratando de ignorar el dolor que aún permanece en mi nuca, paso mi mano por esta zona sintiéndola un poco caliente, pero nada más que me indique algo grave.
Seco mi cabello y me acomodo frente a la computadora, pero no logro concentrarme, como tampoco organizar las ideas en mi cabeza. Tomo una chaqueta y salgo de la habitación, necesito despejar mi mente.
Entro al centro comercial y reduzco la velocidad de mis pasos para comenzar a recorrer los pasillos observando el contenido de las tiendas, después de haber visto todo el lugar y haber comido lo suficiente logro sentir mi mente renovada para volver a la academia.
Avanzo enfocándome en el adoquín del suelo y solo dejo que mis pies se muevan, no voy a pensar en nada hasta que llegue; siento como una gota de agua cae a mi frente y antes de que pueda levantar el rostro para mirar el cielo la lluvia comienza a caer con fuerza.
Camino debajo de los pequeños volados de las casas hasta divisar la parada de autobús del otro lado de la calle, reviso que no vengan carros y comienzo a correr.
Me bajo de la acera salpicando agua, la bocina de un auto retumba en mis oídos, la luz de las farolas me dan en el rostro y me paralizo viendo como se aproxima hacia mí.
Las llantas rechinan contra el pavimento mojado indicándome que no alcanzará a detenerse, cierro los ojos instintivamente esperando y mi cuerpo se prepara para recibir el golpe.
Siento un fuerte impacto en mi costado izquierdo, el cual me hace trastabillar ocasionando que me enrede con mis propios pies y caiga sobre mi espalda dejando el cielo frente a mí. Las nubes se encuentran esparcidas en aquel lienzo oscuro del cual caen delgadas gotas y aunque sé que descienden sobre mí no siento que el agua me toque.
‹‹¿Acaso así es como moriré?››
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