Capitulo 2
Gracias a las personitas que se han tomado el tiempo para leer esta segunda historia de omegaverse.
Esté no es un capitulo muy importante solo es la razón de el por que México y Alemania comenzaron a tener más contacto como cercanía :3
Si por que también me encantan los state humans :3
Perdonen las faltas de ortografía que se me pudieron haber escapado.
Aun sigo en duda si ponerles lemon o no Alemex :/
Pozos grises seguían los pasos de cierta capital que caminaba de un lado a otro cumpliendo en lo que podía sus labores, y era en lo que podía donde radicaba el problema pues la capital con esta era la cuarta vez que se le caían los documentos de las manos, sin contar que ya ha tropezado con sus pies en dos ocasiones, ni mencionemos el golpe en la cabeza que se ha dado por la pared y el escritorio.
Por lo que notaba su hijo se encontraba con la cabeza en cualquier parte menos en el trabajo, este comportamiento era extraño para alguien tan responsable como su hijo, solo una vez le había visto en esa actitud, fue solamente cuando pasaba de ser una capital pequeña a adulta.
El primer amor de su hijo fue algo que sucedió cuando este aún era un chiquillo, y durante toda la vida adulta nunca más lo había vuelto a ver en semejante situación, hasta ahora.
- ¿Sucede algo?
Berlín se sobresaltó ante la voz profunda y seria de su padre, sacudió la cabeza negando.
-No, esta todo bien.
- ¿Seguro? Hoy has estado muy torpe, algo que no es común en ti.
-Yo...si lo siento...no sé qué me pasa...-llevo una de sus manos a su cabeza, alborotando su cabello.
-Probablemente sea por que tu celo ¿Está cerca?
La capital trataba de hacer memoria para recordar si estaba cercano a su celo, con sorpresa se percató de que si, efectivamente faltaban dos semanas para este, pero...era sumamente raro, anteriormente estaba cercano a su fecha, pero jamás había actuado de esta manera. ¿Entonces que estaba pasando?
¿Qué fue lo que detono este extraño comportamiento? Seguía haciendo memoria, intentando recordar el detonante. Sus ojos grises se abrieron en sorpresa al recordar un pequeño encuentro que tuvo hace dos meses con una simpática omega.
Alemania se alertó al ver como su hijo se apoyaba del escritorio para evitar caer.
Se coloco de pie para acercarse apurado, pero manteniendo distancia con su hijo debido a su casta, era conocido que no a todos los alfas les gustaba está cerca de otros, tenían mayor tolerancia cuando se trataba de sus padres e hijos, pero igualmente era recomendado mantener una distancia prudente.
- ¿Qué pasa, Berlín? ¿Te sientes mal?
-Yo...yo eh recordado...
El mayor suspiro aliviado, pero aun preocupado por su capital.
-Bien ¿Entonces que ha pasado?
-Fue...fue una omega latina...
Un suspiro derrotado salió de los labios del tricolor de negro, rojo y oro.
Tantas omegas de su propia nacionalidad, incluso tantas omegas de países vecinos y que no era necesario hacer un viaje tan extenuante, pero no, a su hijo tenía que gustarle una omega latina.
¿Acaso su hijo quería matarlo de problemas? El alemán tenía una impresión muy diferente de los omegas, alfas y betas latinos. No muy buena para la estripe del continente que se encuentra al otro lado del mar. Bastaba recordar el problema en que su mejor amigo ruso se metió por causa de un omega latino.
- ¿Estás seguro que es una omega latina?
Berlín levanto la vista para ver a su padre, el alfa mayor mostraba un comportamiento entre preocupado y resignado, quizás mentalizándose para algo que escapa de la visión del alfa joven.
-Si...o al menos eso es lo que recuerdo...
- ¿Recuerdas de qué lado de América es?
-Si...ella es de...
Ronquidos escapaban de los labios carnosos de cierto tricolor que se encontraba en el séptimo sueño, tan relajado y sumergido en su descanso que no se percataba del ajetreo que se estaba llevando a cabo en su humilde hogar.
Calientito y abrigado en el nido que con trabajo formo en su enorme cama, aquel que tenía varias prendas de todos sus hijos, sus bebes preciosos, ellos quienes eran su motor día, día. A pesar que ya todos eran estados adultos, contaba con la bendición de tener dos pequeños cachorros que aun requerían de su tiempo, de sus cuidados.
Soñando con que se echaba unos deliciosos tamalitos de pollo con su crema de elote en rajas acompañados por una deliciosa agüita de Jamaica.
Con su sueño intacto, no escuchaba como CDMX subía a toda prisa las escaleras, haciendo ruido al subir los escalones de madera, ni se inmuto cuando la puerta de su habitación fue bruscamente abierta.
CDMX ajeno al sueño perfecto de su progenitor, se acercó lo suficiente para llamar a su padre.
- ¡jefe, jefecito, despierte!
Sabía que no debía estar despertando a su jefecito, si no quería tenerlo como un pequeño demonio en la casa renegando porque no lo dejaban dormir, pero la situación era urgente y por demás hilarante.
El tricolor que seguía en su perfecto sueño, apenas estaba por hincar el diente en ese tamalito cuando se vio sacudido con fuerza.
Gruño en clara señal de molestia para darse la vuelta en su nido buscando retomar una posición cómoda para retornar su sueño.
- ¡Despierte, jefe! ¡Tenemos una urgencia!
-CDMX, mijo déjame seguir durmiendo, hoy es sábado...por favor...-murmuro entre sueños el lindo omega tricolor.
-Lo sé, pero hay un vato que quiere hablar con usted y por lo que se ve está molesto...
-Dile que venga luego...que ahorita no estoy disponible.
-No creo que el señor Alemania pueda darse otra vuelta...-comentó con cierta gracia la capital.
-Espera... ¿Qué has dicho?
-Que el vato se llama Alemania y tal parece tiene un asunto urgente que atender con usted, pa.
Y paso algo que la capital jamás se esperó que pudiera pasar, su padre de un salto se levantó en medio del nido, para quitarse la sabana que cubría su cuerpo.
- ¡Maldición! ¿Ahora que hiciste chamaco?
CDMX se sintió ofendido por la pregunta.
- ¿Perdón? ¡Yo no eh hecho nada! ...Al menos no que yo recuerde...-esto último lo murmuro esperando no ser escuchado por su padre.
- ¡Me lleva la que me trajo! Dile que ya bajo...-le grito desde el baño, mientras se daba una rápida ducha.
-Todo yo...siempre que pasa algo la culpa la tengo yo...-reniega la capital, saliendo de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
Después de 15 minutos es que por fin se digna a aparecer el tricolor, al llegar al final de las escaleras buscando a su invitado, al asomarse por la cocina lo vio a él como a su capital con CDMX tomando una taza de café en compañía de los típicos panecillos de la capital.
-Lo siento...-se disculpa para tomar asiento enfrente del europeo...- ¿Qué los trae por mis tierras?
Ante lo dicho CDMX se coloca de pie, para servirle una taza de café de olla que sabe que tanto ama su padre.
-Gracias.
-De nada.
Alemania aclaro su garganta atrayendo la atención de ambos omegas.
-Lamento haber llegado de manera tan imprevista...pero hay un asunto que me gustaría tratar contigo...
-Mira Alemania...realmente lamento lo que sea que mi hijo hiciera...y por lo que veo tu capital se ve involucrada...no quisiera crear mal entendidos entre nosotros, sea lo que sea que CDMX hiciera, ten por seguro que será castigado y tendrá que asumir sus consecuencias.
Alemania le hizo gracia la expresión ofendida de la capital del tricolor quien miraba con el ceño fruncido a su padre.
-Ya le dije que yo no eh hecho nada, jefecito, no me tenga tan mala voluntad.
-Lo siento, siempre que hay pedos es porque tu o tu hermano están involucrados...-responde bebiendo tranquilamente de su taza de café.
Por su parte Berlín miraba entretenido la interacción entre ambos omegas, realmente le gustaría tener una relación como aquella que veía con su padre, se notaba el cariño y el amor que ese omega sentía por su cachorro omega.
CDMX esta por renegar nuevamente cuando la discusión se ve interrumpida por el mayor.
-México...me temo que en está ocasión tu capital no es quien se encuentra en este problema.
La expresión del dúo mexicano era digna para fotografía, pues los dos se quedaron con la boca abierta, mirando confundidos a ambos alfas.
-Ah caray, entonces ¿Cuál de todas mis bendiciones es que se ha metido en problemas?
Berlín abrió sus ojos sorprendidos al escuchar que no solo tenía a ese lindo omega y posiblemente a la otra singular omega, si no que tenía varios cachorros más ¿Su relación era tan buena, así como la que tenía con ese tierno omega?
-Bueno su nombre es...
El cacareo de las gallinas y el canto de los gallos llenaba el silencioso lugar, mientras a lo lejos se distinguía la delicada figura de una mujer con un sombrero grande encima de su cabeza, levanto con fuerza la Azada para remover la tierra, tan concentrada estaba en lo suyo que no se percató de la vibración del celular en su bolsillo trasero, seguía arando la tierra buscando dejarla lista para comenzar a preparar a sembrar, eran tareas que alfas deberían estar realizando pero para ella eso no importaba, realmente disfrutaba de hacer este tipo de cosas.
Sabía que sus manos eran todo menos delicadas y suaves, no tenía las manos que todos los alfas esperaban encontrar en una omega, pero es que le gustaba estar ocupada, estar sin hacer nada no era lo suyo, si no era trabajando en el campo, lo hacía encargándose de sus animales, si no era con ellos se sentaba a disfrutar de una buena lectura.
Se detuvo solo para tomar un pequeño descanso, paso su brazo por la frente para limpiar todo rastro de sudor que bajaba por su rostro.
- ¡Mi señora! ¡Mi señora!
Los ojos cafés se enfocaron en la pequeña figura que se acercaba corriendo a toda prisa, mientras agitaba su brazo buscando obtener su atención, tomo con fuerza la Azada para clavarla en la tierra.
- ¿Qué pasa Anita?
-Lo siento, señorita...-respiraba de manera agitada buscando tomar aire, mientras la chica 10 cm más alta que la beta se encontraba dando pequeñas palmaditas en la espalda.
-Tranquila, respira, eso es...lo estás haciendo bien...-animaba tranquilizando con su suave tono de voz a su compañera.
-Gracias... ¿Ah que venía? ...-preguntó confundida pero la suave risa de su patrona le hizo recordarlo...- ¡Ah, sí! Señorita, su padre acaba de llamar para avisar que venía en camino, que lo esperara.
- ¿Mi papá? ...-la señora mayor asintió...- Vaya...esto es raro casi nunca viene...
-Cierto, casi siempre el que viene a verla es el señorito EdoMex...que por cierto ya van dos semanas que no lo vemos por aquí.
-Se le extraña ¿Verdad?
A lo que su compañera asintió dándole la razón.
-Esperemos que pronto se deje ver, estoy segura que extraña el delicioso pan de pulque que le preparas con tanto cariño.
Animó a la mujer mayor quien había puesto una expresión triste por la poca visita de su hermano.
-Bueno...será mejor que regresemos, no queremos que papá llegue y me encuentre sucia.
Anita asintió, sonrió al sentir como su patroncita entrelazo su brazo con el suyo y ambas echaron a andar camino a la casa.
Mientras tanto el alemán tenía su mirada fija en el tricolor que se encontraba manejando por la carretera, por lo que pudo entender se dirigían a la casa de una de sus hijas mayores. Le llamaba la atención como el omega tenía tan buena relación con la mayoría de sus hijos, pero por alguna razón se mostraba nervioso entre más acortaban la distancia para llegar a su hija.
- ¿Tan mal te llevas con ella?
La ronca voz del alfa lo saco de sus pensamientos.
- ¿Qué? No, realmente no me llevo mal con ella...pero nuestra relación no es tan cercana...
Eso realmente no se lo esperaba pues tenía entendido por lo poco que Rusia le hablo sobre el mexicano como la familia de este, que eran muy apegados y afectuosos entre ellos. Que el mexicano amaba demasiado a sus hijos, pero ahora ante este panorama ¿Qué se supone que debe pensar?
El alfa menor escuchaba con atención la charla de su padre con la otra nación ¿Eso era realmente bueno para él no? Que no tuvieran una relación muy cercana, así no tendría que preocuparse por no poder acercarse a la chica.
Pero la alegre sonrisa que se formaba en sus labios, desapareció al ver el brillo de una navaja muy cercana al rostro.
México que justo en ese momento miraba por el espejo retrovisor llamo la atención de su hijo.
-EdoMex por favor baja esa navaja...-regaño.
Por su parte Alemania se movió rápido en su asiento para voltear a ver a su hijo, esperando verlo herido o algo, suspiro de alivio al ver que no le había hecho nada, aún.
-Lo siento, jefe...estaba limpiándola...-la mueca burlona en su hijo, dio a entender que era un mal pretexto que lo sabía y que realmente le valía lo que ambos mayores pensaran.
-Tsk...realmente no sé qué te sorprende pa, EdoMex es quien mejor relación tiene con ella, es normal que se ponga a la defensiva por esta pequeña situación...-le recordó CDMX a su padre.
México suspiro le alegraba saber que EdoMex mantenía una buena relación con sus hijos del norte.
-No te preocupes Alemania, cuando conozcas a mi hija todas tus dudas se aclararán...-una suave sonrisa surco su rostro.
Ante esta afirmación solo se descubrió ansioso por conocer a la potencialmente pareja de su hijo.
Esto solo animo a Berlín faltaba poco para volver a reencontrarse con la singular omega.
Por fin después de un largo camino, llegaron a su destino. Donde al llegar vieron a una señora mayor que los esperaba en la entrada. EdoMex sonrió con cariño al ver a la mujer, le había extrañado mucho, con todo el trabajo que tenía ni una llamada había podido darles a las dos para preguntar sobre su día, a día, por ello aprovecho la oportunidad en cuanto escucho que vendrían de visita.
México se encontraba estacionando la camioneta cuando su hijo más rebelde abrió la puerta de está y de un salto bajo para correr. Atrapo entre sus brazos a la mujer beta mayor quien también al ver a su estado favorito, claro después de su patroncita, bajaba de la camioneta para correr hacia ella.
- ¡Mi niño! ¡Te hemos extrañado mucho! ¡Que gusto me da verte! ...-expresaba con alegría acariciando las suaves mejillas del estado.
-Pero ya estoy aquí, tengo planeado quedarme por unas dos semanas.
Ante lo dicho Anita se alegró, porque tendría a dos estados que cuidar.
Sonrió de manera suave a la representación de su país.
-Bienvenidos sean, pasen, pasen que mi niña los espera dentro...-apuro con amabilidad empujando a EdoMex y a México.
Los cinco integrantes entraron a la humilde casita de la omega que de casita no tiene nada, más bien era una hacienda grande y del estilo colonial con un toque rustico que llamaba la atención, una propiedad que no podía pasar desapercibida.
Berlín detuvo sus pasos al ver ahí sentada en la sala a aquella omega que se había vuelto su anhelo, seguía como la recordaba, con ese tono canela en su piel, los largos cabellos de color castaño oscuro recogido en una coleta de lado, que caía por sobre su hombro derecho. Se encontraba leyendo mientras en la mesita tenía un vaso de alguna bebida que no le era conocida.
-Mi niña...-la mujer beta realmente se encontraba feliz de tener más gente en la enorme hacienda.
La omega cerro el libro para levantar los ojos color café enfocándolos en sus invitados, se colocó de pie para acercarse a su padre, a quien tomo de las manos depositando dos pequeños besos en las mejillas del omega mayor.
-Que gusto verle por acá, papá, sigue tan hermoso como siempre.
Las mejillas del tricolor se tiñeron de un suave rosa ante las palabras de su hija.
-Lamento no venir más seguido a visitarte...-le murmura acariciando la mejilla con una expresión arrepentida.
Pues México estaba más ocupado y al pendiente de sus hijos del centro como del sur, que tenía muy olvidado a sus hijos del norte.
-No te preocupes, buenas tardes, Señor Alemania, espero que no se encuentre cansado por tanto viaje...-se acercó a saludar al alfa mayor con la mano extendida.
Saludo que fue correspondido por el alemán, quien no dejaba de mirar de manera curiosa a la omega. Pues la mayoría de los mexicanos como la misma representación del país eran sumamente cariñosos y afectivos a la hora de saludar. Fue agradable ver que ella mantenía la distancia para con ellos de manera cálida.
-Fue un poco cansado hacer dos viajes en un solo día.
Ante lo dicho la castaña asintió.
- ¡Hey enana! ¿A mí no me vas a saludar?
- ¡EdoMex! ...-gritó con alegría corriendo a abrazar a su hermano alfa...- Que gustó verte de nuevo, no te desaparezcas tanto, Anita y yo te extrañamos mucho.
Reprendió al separarse del abrazo llevando ambas manos a su cadera inclinándose un poco hacia adelante, mirando de manera amenazante al alfa.
-Lo siento, chamaca, pero eh estado ocupado.
-Bueno es entendible...-se acercó hasta CDMX y lo abrazo...-CDMX hasta que te dejas ver, tanto tu como papá vienen realmente poco a visitarme, deberían pasar de vez en cuando a visitar más a los del norte.
-Ya sabes cómo se pone Nuevo León con mi presencia...-se disculpó apenado la capital.
-Eso es verdad...-la castaña se giró para saludar a su ultimo visitante, pero se detuvo ladeando un poco la cabeza.
Alemania que se percató de la confusión de la hija del mexicano, aclaro la garganta.
-Él es mi hijo Berlín.
-oh...mucho gusto, Berlín...mi nombre es...-pero de repente su memoria hizo clic-... ¡ah! ¡Eres el alfa que se vio involucrado en el problema con la omega de la estación de tren ¿Verdad?
Y el mencionado con las mejillas completamente rojas asintió ante lo dicho. Alemania le miraba confundido ¿Un problema con una omega? Eso no se lo había mencionado.
-Aunque es una agradable sorpresa, imagino que no están de visita por cortesía... ¿Ah pasado algo?
Pregunto tomando asiento, para hacer una señal invitando a que los demás caballeros imitaran su acción.
-Anita, puedes traerles algo de beber por favor.
-Claro mi niña, ya se los traigo.
Y la mujer con una sonrisa, dio vuelta para entrarse en la cocina.
-Bueno verás mija, Alemania y su chamaco están aquí porque ha surgido un pequeño inconveniente.
- ¿Qué fue lo que hiciste ahora? ...-preguntó mirando a su hermano omega cuyo maquillaje era de color verde.
- ¿Eh? ¿Por qué piensas que yo tengo algo que ver?
-Bueno...siempre que pasa algo tu eres el involucrado...o EdoMex...
México río divertido al igual que el alemán ante lo dicho por la chica.
-Lamentablemente en esta ocasión quien está en esta pequeña situación eres tú mija.
La castaña comenzó a toser ante lo dicho por su padre, pues se encontraba dándole un pequeño trago a su agua.
EdoMex le daba suaves palmaditas en la espalda, divertido.
- ¿Yo? ...Pero si no eh hecho nada...al menos no que hubiera ofendido al señor Alemania, o a su hijo Berlín...-rápidamente centro su atención al alfa...- ¿Lo hice? Lo siento mucho...
Berlín rápidamente comenzó a negar ante lo dicho por la omega.
-No...no...no...es un asunto totalmente diferente...este es...ahmm...
Alemania suspiro no sabía por cuanta vez en el día.
-A lo que mi hijo se refiere es que estamos aquí no porque hicieras algo que nos ofendiera o que te metiera en problemas...estamos aquí por qué has enamorado a mi hijo.
- ¡¿Qué?!
Gritaron los tres mexicanos, mirando asombrados a la nación como a su capital.
- ¿Está seguro de que soy yo? ...-preguntó amable señalándose a sí misma con la cabeza ladeada.
-Tu eres, Coahuila ¿No?
-Lo soy...así que esto es ser parejas destinadas...-susurro tomando un poco de agua.
Los cuatro miraban sorprendidos a la omega que bebía tranquilamente del vaso.
Mientras Berlín sonreía de oreja a oreja ante la declaración de la omega ¿Esto acaso era un sueño?
Alemania se preguntaba cómo era posible que tomara el asunto con tanta calma, los ojos plata se enfocaron en el mexicano que, al sentir la mirada, volteo a verle y simplemente hundió los hombros. Para después volver a ver a su hija sonriendo feliz.
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