15
¿Era todo esto un sueño?
Mientras me encontraba flotando en esa fantasía coloreada en bonitos tonos de azul, yo pensaba que la imagen que se me proporcionaba era producto de un espejismo, Kim Taehyung siendo el oasis en ese desierto que me consumía y hacía arder mi piel. Que me calcinaba y torturaba sabiéndolo imposible a mi alcance. El oasis que me tentaba a miles de kilómetros de distancia, mostrándose como un dios que venía a salvarme del infierno que yo mismo había construido a mi alrededor, y es que, no podía ser real.
No podía ser real el tacto de las yemas de mis dedos contra la piel desnuda de su cuerpo, sintiéndose suave y lisa, los pequeños vellos en sus brazos haciendo cosquillas en mi piel, erizada por el simple hecho de estar compartiendo con Taehyung algo tan banal como el contacto físico. No podía ser real el sonido de su respiración, casi imperceptible entre el silencio de la habitación, acompasada con los latidos de mi corazón que tomaban ventaja y salían disparados, haciéndome fatigar.
No podía ser real, y aún así yo quería tanto que lo fuera.
Y si todo eso era una utopía, ¡qué más daba! Yo estaba dispuesto a congelar el tiempo sólo para nosotros, para mantenernos ahí, en ese cuadro que representaba todo lo que sentíamos y jamás expresamos. Un cuadro que reflejaba la realidad en la que se había convertido nuestras vidas. Y si todo eso era falso, ¡qué más daba! Yo me sacrificaría si con eso sería capaz de volver a ver la sonrisa cuadrada de Taehyung cada vez que recibía todo mi cariño en forma de cosquillas, en forma de caricias castas que no tenían más intención que la de adorarlo, amarlo y sentirlo.
Entre mis dedos moldeé una estatua que no hacía más que quebrarse y destrozarse, arena fina que se me desvanecía entre los dedos mientras la verdadera imagen de Taehyung quedaba al descubierto, resurgiendo desde los finos granos como una epifanía que me hizo plantar los pies en la Tierra para confirmar que quizás Taehyung no era el más perfecto de los hombres, pero había logrado atraparme entre los hilos rojos de su destino aún estando lleno de defectos y debilidades. Aún siendo inseguro y frágil.
Aún aprendiendo a vivir.
Y bienvenido sea, el poder compartir con él algo más que ilusiones y expectativas.
ㅡ¿Qué haces ahí? Te vas a caer.
Quizás el alféizar de su ventana no era el mejor lugar para estar disfrutando de la vista que Taehyung ofrecía al dormir, pero yo no me quejaba, para mí el peligro estaba sobrevalorado, de todos modos, si eso me permitía verlo removerse entre las sábanas.
ㅡEs cómodo aquí.
ㅡVamos, vuelve a la cama.
ㅡNo quiero.
ㅡ¿Ni siquiera si te soborno con muchos besitos?
ㅡNo sea hijo de puta, déjeme terminar.
ㅡ¿Qué dibujas?
ㅡA usted.
ㅡ¿Por qué?
ㅡPorque usted es y será mi más precioso sujeto de adoración.
ㅡNo sabía que Jungkookie era tan cursi.
ㅡSólo por ti, Taehyung.
Habían ciertos límites entre nosotros, eso está claro, límites que habíamos decidido trazar hace tiempo, cuando hablamos sobre lo que seríamos. Límites que yo no estaba dispuesto a cruzar, pues traería consigo la pérdida de esa sonrisa que me saludaba como burlándose, amplia y coqueta.
Kim Taehyung era muy coqueto, mucho más de lo que podía haber imaginado.
El tipo de hombre que lanza miradas furtivas y sonrisas seductoras, que utiliza la ropa que usa como un arma a su antojo, conociendo su efecto sobre las personas. El tipo de hombre que siempre está en busca de contacto, que busca hacerte perder los nervios, verte sonrojado hasta el cuello. El tipo de hombre al que le gusta hacerte gritar también, pero esa es otra historia.
No dije más cuando lo vi removerse un poquito, boca abajo en el colchón de su dormitorio el cual ya todo mi cuerpo había memorizado, quizás moviéndose exageradamente para deleitarme un poquito más con la piel que se revelaba bajo las sabanas, descubierta de cualquier tipo de ropa, tan tentadora como la manzana prohibida de Adán y Eva.
Kim Taehyung parecía estar disfrutando de un hermoso prado, miles de violetas floreciendo a su alrededor y hacia todas partes, como un océano púrpura que lo abrazaba, ofreciéndole comodidad y la brisa fresca y salada impactando contra su rostro no haciendo más que adormecerlo, sumirlo en un estado de relajación mientras el sonido de las olas chocando entre ellas a metros de distancia bendecía sus oídos con el más suave de los sonidos. Todo eso mientras los pájaros sobrevolaban su cuerpo sin perturbar su ciesta, las nubes esponjosas protegiéndolo del sol de media mañana para evitar que los rayos impactaran contra su ya tostada piel. Sólo eso cubría su cuerpo, no unos shorts, no una camiseta. La vista más hermosa que se me podía otorgar era esa, la de Taehyung existiendo sólo con el viento vistiéndolo y más allá del deseo sexual que se supone la imagen traería, se veía etéreo.
Celestial, imperturbable. Sus facciones aniñándose a medida que los músculos tensos de su rostro se relajaban y ahí, cuando sus labios se estiraban hacia arriba, como complacidos, yo sabía que abandonaba sus preocupaciones y se permitía viajar al mundo de los sueños en todo su esplendor.
ㅡÚltimamente soy el más feliz cuando estoy contigo.ㅡme dijo una vez, cuando apenas llevábamos dos meses de eso que teníamos.
ㅡ¿Ah, sí?
ㅡMh, me haces querer ser mejor persona. Sé que de los dos se supone que tenga que ser yo la influencia, el modelo a seguir, pero tú me has enseñado más cosas de las que yo a ti.
ㅡ¿Cómo sabe que no es al revés?
ㅡ¿Qué podría enseñarte yo? Un viudo, un padre fracasado, melancólico, que a veces sucumbe a la bebida para sentirse libre.
ㅡY aún así aquí estamos, disfrutando de la hermosa vista del mar. Y usted sonríe, con esa sonrisa tan bonita suya.
ㅡ¿Qué quieres decir?
ㅡQue usted me enseñó que el dolor no es eterno. Tiene defectos, ha pasado malos momentos y su familia quizás no es la más perfecta. ¿Y qué? Ha logrado un montón de cosas. Yo lo sé. Sus padres eran pobres y usted trabajó muy duro para sacarlos adelante. Estoy seguro de que amó mucho a su difunta esposa y ama a su hijo con su alma, aunque él no pueda verlo. Y a pesar de todo ese dolor siempre se muestra fuerte, frente a las cámaras, no deja que vean en lo que es débil. Trata de disfrutar al máximo en sus ratos libres y ha podido soportar ser socio de mi padre durante dos años.
ㅡYah.
ㅡNo se ría, es verdad. Te admiro mucho, Taehyung. Y espero que aprendas que no debes subestimarte, yo estaré a tu lado hasta que ya no me lo permitas. Quizás no haré desaparecer el dolor pero te ayudaré a aprender de él, después de todo las cicatrices también son parte de nosotros.
ㅡ¿Sería egoísta decir que quiero que te quedes por siempre a mi lado?
ㅡHasta en nuestras próximas vidas, si así lo desea.
ㅡHm, eso suena bien.
ㅡTe amo, Taehyung.
ㅡEso también suena bien.
ㅡ...
ㅡEs broma. Creo que también te amo, Jungkook.
Y de repente Taehyung ya no se encontraba solo en ese amplio prado de violetas. También estaba yo, cubriendo su mano con la mía y viceversa, nuestros dedos enlazándose así como nosotros en cuerpo y alma, y caminábamos juntos, sin preocupaciones, siguiendo el sonido de las olas en el fondo, hacia todas y ninguna parte, simplemente sintiendo al mundo ser. Éramos éxtasis hecho personas, y yo no era religioso, pero rezaba día y noche a alguien, que por favor, jamás dañaran al hermoso angel que había decidido caminar a mi lado, que había decidido apoyarse en mi hombro, compartirme sus lágrimas y bendecirme con sus sonrisas, con sus ojos deslumbrantes.
Que por favor, nunca se lo llevaran de mi lado.
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