21
Yoongi movió sus manos con nerviosismo mientras su mirada se perdía en el pasillo que daba directamente con la sala de operaciones. Había ingresado junto a su pareja minutos antes, pero tuvo que salir, pues la presión y la ansiedad estaban jugándole en contra. Estaba demasiado preocupado por lo que pasaría con su esposo y su pequeño hijo, debido a la proximidad del parto.
— Ellos estarán bien, no te preocupes — alentó Jung.
— Es demasiado pronto para su nacimiento. Ni siquiera ha cumplido los ocho meses.
— Es normal este tipo de adelanto de parte de los cachorros, no debes preocuparte por ello. Jimin es un omega muy fuerte y tu cachorro también lo es, ellos estarán bien, ya lo verás.
Min asintió un poco más calmado debido a las palabras de su mejor amigo. Los minutos pasaron demasiado lento para el pelinegro, ocasionando que se preocupara aún más por lo que ocurría dentro de la sala de operaciones. Sus padres llegaron tiempo después, en compañía de Taehyung y su pequeño hijo. Todos preguntaron por la salud de Jimin y por la situación del bebé, brindándole palabras de apoyo y afirmando que la situación se arreglaría.
Recordó los meses que había pasado junto al menor, la manera en la que su vientre creció paulatinamente y como su mirada siempre brillaba al hablar de su bebé. Aquel niño había llegado de manera sorpresiva, pero adoraba saber de su existencia y adoraba el amor que su omega le profesaba cada noche cuando cantaba para calmar al cachorro cada vez que se movía dentro de su vientre.
Las responsabilidades de la manada habían disminuido debido al período de paz, las alianzas se habían intensificado y el comercio con regiones vecinas habían sido exitosas. No podía quejarse de absolutamente nada, su pueblo estaba en armonía y su vida fue bendecida con la llegada de un hijo en su vida.
— Bienvenidos, — escuchó la voz de su madre en la entrada del recinto — espero que el viaje haya sido bueno.
Min observó cómo los padres de Jimin abrazaban a su madre y platicaban sobre el viaje. Ellos habían sido invitados por un par de semanas a la manada Min, por petición del menor de los Park, quien extrañaba demasiado a su familia. Por supuesto, planeó viajar hasta su manada, pero Yoongi logró convencerlo de que lo mejor sería invitarlos a ellos y no arriesgarse a un accidente en el camino que pudiera ser perjudicial para su cachorro.
Yoongi se acercó a los recién llegados y realizó una pequeña inclinación como saludo.
— Bienvenidos, señores Park.
— Gracias por invitarnos, — respondió el alfa — no sabíamos que nuestro pequeño estaba en labor de parto, apenas llegamos y nos informaron sobre esto. ¿Cómo está?
— Aún está en la sala de operaciones. — Informó el castaño, después de suspirar.
— ¿Existe algún tipo de riesgo?
— Afortunadamente no, ambos están bien y solo es cuestión de esperar.
Yoongi se dijo a sí mismo que debía tener fé en que la operación resultara exitosa. Su pequeño estaría perfectamente cuando todo terminara, al igual que el omega.
— Debes estar preocupado por ellos, ¿verdad? — cuestionó la madre de Jimin — no te preocupes tanto, mi hijo es fuerte y sé que podrá resistir esto. No sería capaz de abandonar a su amado alfa, después de todo lo que ha pasado para permanecer contigo, conozco a mi hijo y sé que piensa en lo feliz que serán después de tener a su pequeño en brazos.
El pelinegro trató de decir algo, pero sus palabras quedaron selladas en sus labios cuando escuchó el llanto de un bebé dentro de la sala de operaciones. Sus ojos se llenaron de pequeñas lágrimas al saber que su cachorro estaba bien y que había nacido sano, pues el llanto sonoro era prueba de ello.
Pasó algo de tiempo antes de que una enfermera omega saliera del pasillo.
— Alfa Min, — llamó con una pequeña sonrisa — puede ingresar a verlos.
El mayor casi lloró de la felicidad al escuchar aquello, inmediatamente se despidió de sus familiares y corrió a la habitación que se le asignó a su pareja. Este dormía tranquilamente en la camilla, a causa de la anestesia. Min se acercó hasta el cuerpo del menor y tomó asiento en la silla que estaba justo al lado.
— Estaba tan preocupado por lo que pudiese ocurrir, bebé, — dijo mientras tomaba la mano del menor, dejando un pequeño beso en el dorso de esta — no sabría qué hacer si algo te pasa. Ahora, esperaré a que despiertes y puedas ver a nuestro pequeño hijo.
Un dulce beso fue dejado en la frente del omega antes de que pudiera dirigirse a la pequeña cuna que se hallaba a un lado de la camilla. Un hermoso y pequeño bebé dormía serenamente con sus manos haciendo pequeños puños y un bonito gorro azul en su pequeña cabeza. Yoongi sonrió totalmente conmovido por ver al pequeño bebé y no tardó en acariciar sus pequeñas manos.
— ¿Desea cargarlo? — preguntó una de las omegas.
— Temo soltarlo.
— No lo hará si sigue mis instrucciones. — La mujer le sonrió tiernamente antes de ir por el bebé y cargarlo, este se removió algo incómodo por ver su sueño interrumpido.
La omega le indicó como debía colocar los brazos y, entonces, se lo pasó con cuidado. Yoongi estaba nervioso por cargar al pequeño recién nacido, pues no estaba muy familiarizado con los bebes, sin embargo, todo miedo fue disipándose de su mente cuando el bebé se aferró a su pecho, en busca de mayor contacto, e inhaló su aroma.
— Al parecer, reconoce a su padre. — Comentó la omega. — Su olor va a tranquilizarlo hasta que despierte por alimento.
La mujer dejó la habitación por unos minutos para brindarles privacidad. El alfa acarició la cabecita de su pequeño, viendo como algunos mechones de cabello azabache se colaban por su rostro. Su piel aún se mantenía algo rojiza, pero podía apostar que había heredado el tono de piel de su omega y algunas facciones delicadas en su rostro.
Se mantuvo con el bebé por media hora, acunándolo en sus brazos y hablándole de vez en cuando hasta que los ojos de Jimin empezaron a temblar, avisando que estaba despertándose.
— ¿Y-Yoongi? — llamó con voz baja.
— Has despertado por fin, amor. — Yoongi se acercó hasta el menor, quien lanzó un quejido de dolor al tratar de sentarse. — No hagas esfuerzo, bebé. La herida se abrirá si lo haces, espera un segundo, por favor.
Una de las omegas ingresó a la habitación en ese momento y Min no dudó en pedirle ayuda con su pareja. La mujer ayudó al menor a sentarse cómodamente mientras el pelinegro movía levemente el cuerpo del bebé.
— Mira lo hermoso y pequeño que es, Minnie. — Min se acercó al menor y se sentó al lado suyo. — Es tan hermoso como tú.
El bebé pasó a los brazos del omega, quien, conmovido por tener al pequeño en sus brazos, empezó a derramar lágrimas de felicidad.
— P-Por fin, tenemos a nuestro pequeño.
— Por fin está con nosotros, amor.
Yoongi besó su cabello mientras abrazaba la cintura del omega. Ambos se hallaban en una pequeña burbuja de felicidad, donde se mantenían en armonía con su pequeño en brazos. Ambos se mantenían imaginando como sería el futuro a partir de aquel momento, sonriendo al saber que su familia tendría un miembro más, el cual sería amado por todos sus familiares y, estaban seguros, también por el pueblo.
Ambos se quedaron admirando al pequeño bebé mientras se mimaban un poco. Sus amigos y familiares ingresaron minutos después, trayendo obsequios para el pequeño y sonriendo al verlo. Las madres de ambos cargaron al pequeño y repartieron besos por su cabecita y mejillas, Taehyung y Hoseok llegaron con el pequeño Yeonjun, quien observaba todo desde lejos, mostrándose algo tímido por ver a tanta gente reunida dentro de la habitación.
— ¿Y ya saben cómo se llamará? — preguntó Taehyung, muy entusiasmado al ver al pequeño bebé de cabellos azabaches.
Jimin y Yoongi se miraron mutuamente antes de sonreír y asentir, estando de acuerdo en el nombre que habían pensado los anteriores meses para el pequeño.
— Min Soobin.
Como si supiera que aquel nombre le pertenecía, el pequeño bebé abrió sus ojos lentamente y se encontró con sus padres, quienes sonrieron al ver los ojos oscuros del bebé, los cuales se parecían a Yoongi en su totalidad.
— Bienvenido a la familia, mi pequeño Soobin, — pronunció Jimin, mientras dejaba un pequeño beso en su frente.
El bebé río ante la muestra de cariño y se apegó al pecho de su padre omega, tranquilizándose con su olor de inmediato. Ambos padres se hallaban sumamente felices por el nacimiento de su pequeño, pues era algo que habían anhelado desde mucho tiempo atrás.
Yoongi sabía que los años pasaban a través de ellos y que su dulce y pequeño Jimin crecía cada día, convirtiéndose en un hombre fuerte, valiente y decidido, siendo envidiado por muchos otros alfas, quienes veían al rubio como una joya difícil de hallar. Por supuesto, el mayor se sentía sumamente orgulloso de poseerlo por completo, despertando con él cada mañana y amándolo cada día más.
A pesar de la diferencia de edades, Yoongi adoraba la manera en la que aquello dejaba de importar y terminaban amándose como si de adolescentes se tratara. Y agradecía, eternamente, haber sido emparejado con alguien tan hermoso y noble como lo era Jimin. Mirando al pasado, supo que había hecho lo correcto al no forzar su relación y haber respetado la integridad del menor, pues eso le había otorgado la confianza y el amor de su pareja.
Y, ahora, con su pequeño Soobin en brazos, ambos vivirían plenamente felices, como una familia. Una pequeña familia de tres.
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