12
Seokjin observó con sigilo entre los arbustos, la batalla se había detenido minutos atrás, podía ver a Jimin de rodillas y el cuerpo del gran lobo castaño frente a él, gruñendo a cualquiera que se le acercara a su pareja. Sin embargo, no entendía que ocurría. La señal debió haber sido emitida minutos atrás, pero no había observado absolutamente nada.
— Algo ocurre — mencionó JungKook — ya ha pasado mucho.
— Opino lo mismo. Min parece furioso tratando de defender a Jimin, como si estuviera vulnerable ante los demás, algo sumamente sospechoso, considerando que antes luchaba contra los enemigos con total tranquilidad.
Todos asintieron a las palabras de Namjoon. Se quedaron analizando la situación frente a ellos. El hecho de que vieran al omega combatir tan fervientemente era evidencia de que habían llegado a tiempo y que la droga suministrada aún no hacia efecto.
— ¿Y ese olor? — Jackson inhaló profundamente sintiendo apenas el olor dulce y embriagante del omega Min. — Es un olor dulce.
— ¿Olor dulce?
Seokjin y Mark se observaron unos segundos antes de caer en cuenta en lo que ocurría. Actuaron de inmediato, diciéndose algunas cosas antes de salir del pequeño escondite, siendo seguido por los demás. Seokjin sacó un pequeño frasco de su túnica.
— Apenas lo percibieron porque son alfas emparejados, pero esos lobos de allá van a querer dañarlo. — Comentó Seokjin. — Ahora veo porque Min está tratando de alejarlos de su pareja.
— Junghyun acaba de dar la señal, debemos asegurarnos de que Jimin esté bien.
— ¿Qué está ocurriendo?
— El omega de Min acaba de entrar en celo, apenas la droga es efectiva en el cuerpo de un omega, dispara sus feromonas a dos kilómetros a la redonda. El hecho de que ustedes apenas pudieron percibirlo, significa que la cantidad de droga fue más de lo imaginamos. Ahora, solo buscará aparearse con el alfa que su lobo ha escogido.
— ¿Qué tiene de malo? Yoongi está allí.
— Min está en su forma de lobo, si la situación empeora será capaz de tomarlo sin ser humano, algo que solo dañaría el cuerpo del omega. Necesitamos dormir a Jimin y prepararlo para pasar su primer celo, pero aquí no podremos, así que lo llevaremos de vuelta a la manada Min. Ustedes encárguense de los enemigos y creen una abertura para poder llevárnoslo.
— Además — añadió Mark — traten de sujetar a Yoongi hasta que pierda el olor de Jimin. Su lobo odiará que le arrebaten a su omega y tratará de ir tras nosotros. Reténganlo hasta que podamos escapar.
— Regresar será peligroso. — Namjoon se acercó a su pareja y le dio un dulce beso. — Cuatro de nuestros hombres los acompañarán. Los centinelas les dejarán pasar si le dicen la situación. Preparen todo cuanto antes.
— Por supuesto.
Ambos bandos se dispersaron.
Namjoon comandó a los alfas que servirían como refuerzos en aquella disputa. Todos fueron rodeando el pueblo hasta hallarse con los enemigos, enredándose en una lucha de poder que parecía no tener fin. Su objetivo era limpiar el camino para que ambos omegas pudieran llegar hasta Jimin y llevárselo de aquel lugar. Ya luego, entre todos ellos, se encargarían de luchar contra la escoria que se hacía llamar líder de aquella manada.
Junghyun parecía estar al borde de la locura. Su hermano estaba gimiendo de rodillas por su alfa, mientras el lobo castaño mantenía a raya a los demás alfas invasores. Quería barrer con todos aquellos imbéciles, pero temía que Min, envuelto en la embriagadora fragancia que su hermano lanzaba, pudiera hacerle daño.
— ¡Maldito bastardo! Esto no va a quedarse así.
— Por supuesto que no, Yong-Bum. — Min tomó la túnica que su cuñado le ofrecía, cubriendo su desnudez por completo. —Ya es demasiado malo que hayas secuestrado a mi pareja, no puedo aceptar que lo hayas hecho usando la excusa de tu hermana.
— Infeliz...
— Sabías que amaba a Jimin y, por eso, denigraste a tu propia hermana para que se sintiera basura y huyera. Todo por el simple despecho que sentías cuando los rechacé a ambos.
— ¡No te atrevas a decirlo!
— Siendo un alfa, debías saber que no podía emparejarme con otro de mi propia clase. Mi pareja debía ser un omega, como está estipulado en las leyes de mi manada.
— Siempre te interesaron esas estúpidas leyes, Min. Nunca tuviste un juicio propio.
— Las leyes existen para garantizar el equilibrio de una manada. Sin ellas, todo sería un caos y no existiría el respeto o la justicia. Mis padres lo eligieron para mí porque sabían que Jimin podría ser más que un simple omega que me diera cachorros, vieron su valor mucho antes de que lo viera por mí mismo y eso fue lo que me convenció de que no podía apartarlo de mi vida tan fácilmente. Él es mi pareja destinada y no existe poder que pueda cambiar eso.
Aun cuando Jimin no se hubiese presentado como omega, igual lo conocería y lo amaría. Porque Yoongi no lo vio como alguien inferior a él, siempre lo trató como alguien mucho más valioso que él, la perfecta paz que necesitaba en su vida.
— Lo que sentías por mí no fue más que deseo propio de la lujuria. Te gustaba la idea de que un alfa te sometiera a pesar de ser uno. Querías convertirte en un delta con tal de tenerme, pero nunca te di cabida a pensar en ello.
— La existencia de ese maldito omega arruinó absolutamente todo.
— Nunca iba a suceder, Yong-Bum. — Sus ojos se volvieron de un color rojo intenso, igualándose casi a la sangre. — Ahora, mi lobo se siente sumamente ofendido por haber sido separado de su omega por tanto tiempo. Además, de conocer que estabas pensando en tocarlo cuando es claro que me pertenece. No esperes piedad de mi parte, después de todo lo que has hecho en nuestra contra.
Junghyun se colocó a su lado y ambos tronaron sus puños, sabiendo lo que se avecinaba.
No iban a permitir que dañaran a Jimin y se salieran con la suya.
Ambos se vengarían del tipo que se atrevió a tocar al pequeño y dulce omega.
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Los hombres llegaron exhaustos a la manada Min, algunos llenos de sangre y mugre y otros agonizando por el cansancio. La batalla había sido dura, pero habían resultado victoriosos, dejando a la manada enemiga a la deriva y en una difícil situación.
A Yoongi ya no le importaba crear lazos con aquella manada, solo deseaba llegar a su palacio y abrazar a su pareja, disculpándose por todo lo ocurrido. Llegó apresurado al palacio, donde sus padres lo recibieron entre abrazos y llanto. El pelinegro también los abrazó con fuerza, agradeciendo por haber estado con él cuando se sentía a la deriva. Varios hombres eran sacados del palacio en camillas, debido a sus heridas graves.
— ¿Qué sucedió con ellos? — Preguntó curioso.
— Uno de ellos tocó a Taehyung, — susurró la señora Min — ya debes imaginarte lo furioso que se puso Hoseok con ello. Toda su ira fue trasladada a esos pobres hombres.
Min se tensó, su mejor amigo podía ser alguien feliz y encantador a veces, pero cuando se trataba de Taehyung, todos le temían.
El pelinegro observó a todos lados, preguntándose por su pareja. Inhaló profundamente tratando de hallarla entre el mar de aromas que se aglomeraron en el salón, notando el inconfundible olor a vainilla que desprendía su dulce Jimin.
— Está en tu habitación. — Informó la mujer. — Ninguno tiene permitido quedarse aquí esta noche, así que pueden hacer el ruido que quieran. — Las mejillas del más alto se encendieron al escuchar las palabras en doble sentido de su madre. — Suerte.
Todos los demás fueron retirándose de allí, mientras Yoongi subía los escalones con total apuro. El aroma iba intensificándose conforme se acercaba a la habitación y dulces gemidos fueron escuchándose detrás de la puerta.
La polla del pelinegro reaccionó ante el llamado de su omega, dispuesto a tomarlo ahora que podía ser considerado un cambiaformas que había alcanzado su madurez sexual. Inhaló una vez más, embriagándose por completo de aquel exquisito aroma, abrió la puerta con rapidez y se adentró a la habitación.
Su mente se quedó en blanco unos segundos mientras trataba de asimilar lo que estaba presenciando.
Jimin se mantenía acariciando su propio miembro, llevando un ritmo rápido mientras su otra mano acariciaba y pellizcaba sus propios pezones.
Sus mejillas eran de un color carmín intenso, el sudor perlaba su frente y su respiración se mantenía en un ritmo descoordinado. Jimin se daba placer a sí mismo mientras gemía el nombre de su pareja.
— A-Alfa...
— Joder...
Min nunca había visto una escena tan erótica como aquella.
Su lobo aulló feliz en su interior y su polla reaccionó inmediatamente. Aquella noche era el primer celo de su omega, la primera noche que ambos pasarían juntos.
La noche donde el vínculo eterno se formaría entre ambos.
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