Abril suspiró cansina mientras observaba a Evans a la distancia hablando alegremente con Jenna Potter.

—¿Por qué no le dices ya?— la castaña se exaltó al escuchar una voz susurrar a unos escasos centímetros de su oído.

—¿Decirle qué, Marlene?— preguntó haciéndose la confundida, aún sin apartar la mirada de la pelirroja.

—De que te gusta, yo sé que te gusta Lily. Es linda.

Al instante, quitó la mirada de Evans y la posó en su rubia amiga. —¿Acaso es muy obvio?

—No, pero soy muy observadora.— soltó una risita —¿Y qué harás? ¿Le dirás?

Abril se negó rotundamente. —No, no. ¿Y sino le gusto? Sí, yo realmente no le gusto.

Marlene dio un suspiro pesado y despeinó el cabello de su amiga. —No te me achicopales, mi Abi. Encuentra una manera de decirle.

Dejó un beso fugaz en su mejilla y se alejó de ella, seguido de un "¡Nos vemos, cariño!".

¿Decirle? ¿Acaso le diría?

Esfumó los pensamientos de su cabeza y su mirada se perdió en el campo. —Evans...— un susurro salió de sus labios pensando en la linda chica.

Un foco imaginario se prendió arriba de su cabeza. Salió corriendo a su sala común y fue directo a su habitación.

—Nambre que ideota— arrancó un pedazo de pergamino y tomó una pluma, remojó dicho objeto en tinta negra y posteriormente escribió en el pedazo de papel.

"Hey. Evans".