22. Interruptor en el sol

Giselle

El pasto verde y las flores del bosque son como un manto suave bajo mis pies descalzos con cada paso doy junto a Zaek. El viento cálido acaricia la piel de mis brazos desnudos. Elevo la mirada al cielo para sentir los ligeros rayos del sol de esta preciosa mañana.

—Ariadne estaba muy extraña.

—Bueno, dime algo nuevo, es mi hermana y sé que es extraña.

Nunca había caminado descalza por un lugar tan lindo como este. Lleno de vida con árboles enormes, verdes y frondosos.

—¿Cuánto falta? ¿A dónde vamos? —pregunto mirándolo de reojo.

—Estamos cerca, descubrí una laguna escondida y también hay una enorme roca para que nos sentemos a hablar.

—¿Qué es este lugar? —pregunto. Zaek suelta una risa por lo bajo y lo miro confundida—. ¿Qué es tan gracioso?

—Esas fueron tus preguntas cuando te fui a buscar y cruzamos el portal del Inframundo por primera vez —me da un beso en la frente y sonrío haciendo memoria.

—Es que eres demasiado insufrible —digo en broma y él sonríe.

—Gracias, no escucho cumplidos tan seguidos —responde y luego nos echamos a reír—. Mira, está aquí.

Detrás de unos árboles, un par de metros más abajo hay una laguna de agua muy azul, rodeada de más árboles y una enorme roca justo al lado de la laguna, tal y como lo había dicho.

Pero no solo eso, también hay una pequeña plantación de flores rojas tan hermosas que incluso parecen irreales cerca del camino.

Zaek me toma de la mano con más firmeza y me ayuda a bajar a paso lento, pero seguro hasta llegar a la laguna y en el proceso arranca una de las flores de la orilla extendiéndomela, yo la tomo olfateando su aroma y caigo en cuenta de que esta es la segunda vez que me obsequia una flor.

Al llegar a la orilla de la laguna me mira y esa es la señal que me da para comenzar a caminar dentro de la misma ya que si queremos llegar a la roca debemos pasar por allí. A mí me llega el agua hasta los pechos y a Zaek por el estómago. Llegamos hasta el otro lado y escalamos la roca para llegar a la cima y sentarnos.

Estábamos dentro de un portal, eso explicaba porque quedamos empapados de agua al segundo de entrar en la laguna.

—¿Cómo descubriste este lugar? Es muy bonito —comento mirando todo y me acomodo el vestido.

—Con el paso de los días me iba estresando porque no despertabas, así que salía a caminar por ahí, hasta que un día llegué aquí y me gustó, ahora es mi lugar secreto.

—Gracias por compartirlo conmigo entonces —me apoyo su hombro y miro hacia la laguna.

—Jure que cuando despertaras serias la primera a la que le mostrara este lugar y lo cumplí.

—¿Qué fue lo que me pasó?

—¿En serio quieres saber?

—Por algo estoy preguntando, genio —ruedo los ojos, aunque sé que no puede verme.

—Bueno, te caíste, te noqueaste la cabeza y te moriste —responde en tono melancólico y yo me separo de él dándole un golpe en el hombro, se ríe y lo miro mal.

—Hablo en serio, deja los chistes. ¿Qué me hizo Tessabeth? ¿Acaso me quitó la esencia? ¿Por qué puedo llorar?

—Lamento no poder responder tus dudas, lo siento.

Muerdo mi labio inferior y miro hacia la laguna sin entender lo que me decía. Me percato de que el libro que él traía en la mano está flotando en el agua.

—Zaek, tu libro —lo señalo con la flor que tengo en la mano y él sube los hombros despreocupado.

—No es importante, es solo un libro viejo que había en la cabaña.

—¿Entonces para que lo fuiste a buscar?

—Para que te despidieras de Ariadne y Jehiel, les di privacidad.

—¿De qué diablos estás hablando?

Zaek suspira y toma mi mano, lo miro en espera de que diga o haga algo y así es, vuelve a unir sus labios a los míos, no protesto más y me relajo un poco.

Puedo jurar que duramos demasiado tiempo besándonos porque no recuerdo haber quedado sentada en su regazo durante todo el beso.

—Esto es tan difícil, lamento mucho haber desperdiciado tanto tiempo para darme cuenta de lo que en realidad sentía.

—Eres el hijo de la Muerte, no podía pedirte sentimientos así por así.

—Te mentí cuando dije que no podía amar, claro que puedo, es solo que tenía miedo.

—Basta, ahora estamos juntos y podemos... —me vuelve a besar interrumpiéndome, pero esta vez no le sigo y me separo rápidamente.

—Ya dime qué está pasando, Zaek.

—Solo quiero besarte y estar contigo, nada más. ¿Hay algo malo en eso?

—¿Sabes? no te creo nada —hago una mueca y él pasa una mano por su cabello revolviéndolo.

Me quito de su regazo y me siento a su lado nuevamente sin mirarlo, solo miro la flor en mi mano. Zaek se pone de pie y se zambulle a la laguna, yo solo lo veo nadar como si fuese la cosa más interesante del mundo.

—¡Si querías que me callara solo lo tenías que decir, no debías tirarte al agua!

—¡Como si hicieras caso de lo que digo! —grita de vuelta—. ¡Deberías venir, está super fría!

—Eso no da ganas de ir, y sabes muy bien que no sé nadar.

—¡Ven! No seas cobarde, yo te atrapo —dice y de mala gana me pongo de pie—. Esa es mi chica.

Coloco la flor sobre la roca y me lanzo haciendo una bola de cañón, Zaek nada hasta mí y me toma por la cintura, rodeo mis brazos en su cuello y nos quedamos ahí mirándonos a los ojos sin decir nada.

—No quiero que me dejes —dice en un susurro casi inaudible.

—Qué cosas dices, no voy a dejarte, Zaek.

—¿Crees que tu familia te extrañe?

Que pregunta... mi familia, hace mucho no pensaba en ellos. Creo que es mejor así, no pensar en ellos significa no extrañarlos y así no estoy triste, pero la verdad es otra, claro que extraño a mi madre, con sus locuras y sus comidas extrañas, mi hermano y su famosa manera de recibirme en casa, a Chloë... incluso al intolerable de mi padre. Mi vida no era perfecta estando viva; no tenía muchos amigos, a ese alguien especial, pero era feliz porque tenía todo lo que necesitaba.

—Te has quedado callada —Zaek besa mi cuello y yo me aferro más a él.

—Solo pensaba en ellos...

—Les haces falta, tienen la esperanza de que regreses —dice mirándome seriamente y yo frunzo el ceño—. Pero la cuestión aquí es... ¿Tú quieres regresar?

—¿De qué hablas, idiota? Estoy muerta desde hace semanas... Ha pasado tanto que hasta perdí la cuenta —no dice nada—. Zaek... —él me aferra más contra su cuerpo y me da un beso corto en los labios—. ¿Por qué no dices nada?

—No quiero que me dejes, Giselle, pero tampoco quiero que estés aquí si tienes a tantas personas reales que te quieren de vuelta y te extrañan. El mundo espiritual se ha vuelto un tremendo caos.

—Me estás asustando.

—¿Qué acaso no perdiste el miedo, meu cor? —indaga burlón y yo quito sus manos lejos de mí—. Solo era una broma no te enojes, no quiero que te vayas enojada conmigo.

—Dios mío, Zaek, no me iré a ningún lado, estoy aquí contigo. ¿Por qué actúan todos tan extraño?

Zaek se queda callado un momento como si reuniera el valor para continuar hablando.

—Quiero que sepas que si estoy haciendo esto es porque no me interesa otra cosa más que tu seguridad —dice de la nada y yo abro los ojos medio sorprendida—. Todo lo que haré de ahora en adelante será por ti, y si eso significa dejarte ir por un tiempo entonces estoy conforme con eso.

—No te entiendo nada.

—Debes volver. Este no es tu lugar y te juro que no me importa romper reglas para que eso pase.

El miedo regresó, puedo sentirlo latente y el cómo se apodera de mi cuerpo de manera veloz.

Tomo a Zaek de las mejillas y comienzo a besarlo, porque justo en este momento el pánico me invade mezclado con horror y eso me hace saber que algo va a pasar.

—Giselle... —dice separándose de mí, el simple acto de hacerlo parece dolerle en miles de maneras—. Mi mundo, justo ahora, no es seguro para ti. Debes irte.

—¿A dónde? No me iré a ningún lado.

—Y si te prometo buscarte y hacer las cosas bien desde el inicio, ¿lo harías?

—Zaek, no...

Quita mis manos de su rostro y me mira.

—¡Quiero que despiertes ahora mismo! —grita enojado y yo retrocedo unos centímetros.

—¿Qué diablos?

—Giselle, despierta—hace una mueca de dolor—. Te buscaré cuando el momento sea adecuado, es una promesa. Despierta, por favor.

—¡Zaek...! —grito con dolor al verlo retroceder.

Su imagen se vuelve borrosa, todo a nuestro alrededor comienza a dar vueltas como si estuviéramos en el interior de una licuadora, la laguna se absorbe en la tierra dejando un gran vacío en el terreno.

Zaek retrocede más y más pasos sin dejar de verme y yo estiro mi mano para alcanzarlo, pero no puedo, su silueta se vuelve borrosa y oscura, hasta que lo pierdo de vista.

Quiero moverme y no puedo, la misma sensación de antes me invade y no soy dueña de mí. Todo se apaga como si hubiesen puesto un interruptor en el sol.

Entonces estoy envuelta en completa oscuridad y silencio.

—Giselle, te necesito. Despierta ahora por lo que más quieras, ya no puedo más con todo esto.

La voz de mi mejor amiga me toma por sorpresa y abro los ojos de golpe.

—¿Chloë? —digo en un susurro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top