ADOP.32
El alfa inhaló con fuerza una gran cantidad de aire y la retuvo en sus pulmones un buen rato, pudiendo sentir como sus propias manos temblaban por la anticipación de volver a ver al omega luego de todo.
Contó hasta tres y no pudo evitar pintar una sonrisa nerviosa en sus labios al sentir en el aire el dulce y tan relajante aroma de Jimin, el cual se mantenía suave y casi imperceptible a su olfato...
Suspiró y tragó el nudo lleno de nervios que comenzaba a crearse en su garganta.
Moría de ganas por ver a Jimin y juntos fundirse en un abrazo.
Moría por decirle lo orgulloso que estaba de él y felicitarlo por todo lo fuerte que había sido, y definitivamente moría por contarle lo hermoso que era el pequeño cachorro que él ayudó a nacer.
Pero...
También moría de miedo por lo que pasaría después.
Tenía un gran terror que Jimin decidiera irse muy lejos con su cachorro y él no pueda volver a verlos nunca más.
Porque por más que su estupido orgullo no le dejara admitir muchas cosas de su vida, debía aceptar con creces que aquellos pequeños ojitos negros, aquella sonrisa de encías rosaditas y aquellas mejillas abultadas lo habían flechado inevitablemente. Y cuando menos lo pensó, ya se encontraba imaginando un futuro con aquel cachorro en sus brazos, creciendo junto a Jimin bajo la seguridad que su lobo anciaba por darles...
Por eso se sintió morir de nervios cuando se le ocurrió pedirle al omega una petición muy personal...
Tenía miedo de como reaccionaria a su petición...pero muy dentro suyo sentía que esa la manera correcta de empezar las cosas con él.
Contó hasta hasta cinco mentalmente y se preparó rápidamente para volver a ver el rostro del que para él ahora era el omega más lindo del mundo.
Se preparó para volver a caer enredado en aquellos preciosos ojos y envolverse hasta su perdición en aquella sonrisa que contenía aquel pequeño dientito chueco que ahora hacia parte de las cosas favoritas de Min.
...
Jaló la manija hacia abajo y entró a la clara habitación de hospital, pudiendo apreciar como el brillante sol se reflejaba en el fino cristal de la ventana y colaba su calida luz dentro de la habitación, dándole una sensación cálida y de esperanza al alfa asustado.
Se adentró aún más y pudo ver como el omega se encontraba descansando con una expresión que el alfa no supo descifrar en el momento...
Suspiró pesadamente, intentando con todas su fuerzas ahuyentar aquel nerviosismo que lo estaba carcomiendo desde adentro.
Cerró la puerta detrás de el y se aproximó al omega con pasos lentos y algo torpes, intentando hacer el menos ruido posible para no despertar al omega de su descanso.
Se acercó a la camilla con sigilo y apreció ahí mismo el rostro del omega...
Se lo veía cansado, demacrado y muy desaliñado...sin embargo por alguna razón eso solo hizo hacerlo sonreír en grande, pues volver a ver al omega a salvo le hizo volver a sentir aquel pequeño pinchazo en su corazon, el cual hacía poner su mejillas rojas y sus nervios a flor de piel.
¿Eso era otro signo de que no solo había caído perdidamente por el pequeño cachorro?
Recordó al pequeño bebé y solo pudo reír como un tonto al volver a él aquellas imágenes fantacionsas en donde el cuidaba del aquel pequeño y experimentaba junto a él sus primeras palabras, sus primeros pasos y sus primeros días de preescolar.
Incluso ya se había imaginado las primeras lágrimas que derramaría cuando esté se convierta en todo un hombre y haga su vida bajo los concepto que él ahora soñaba con enseñarle...
Él no lo anticipaba...pero su lobo sabía perfectamente que el pequeño cachorro y él crearon un lazo desde la primera vez que éste percibió en el aire un aroma a durazno.
El lazo estaba establecido entre ambos...ahora era trabajo del alfa fortalecer aquella unión de padre a hijo.
Inhaló una gran cantidad de aire, inundando todos sus sentidos con el dulce aroma de Jimin, el cual ahora se sentia un poco más suave que antes, haciéndolo más relajante y embriagador.
Liberó su aroma inconscientemente y no notó cuando el omega comenzó a mover su pequeña nariz, percibiendo aquel fuerte y relajante aroma que ya conocía tan a la perfección.
El alfa se percató por fin y sonrió. Llevó su fria mano hasta el cálido rostro del omega y propinó suaves caricias en las mejillas de éste, intentando despertarlo con la mayor suavidad posible.
—Jimin...—murmuró su nombre con voz ronca, haciendo estremecer al omega bajo su tacto, el cuál abrió lentamente sus cansados ojos—Despierta bello durmiente...
El omega tardó unos segundos en percatarse de la situación, pues sentía un fuerte dolor de cabeza, un gran mareo y su cuerpo completamente adolorido.
Eso le trajo horribles recuerdos del pasado...
Quiso llorar ahí mismo, pero su omega y su gran cansancio no le permitieron siquiera dejarlo derramar alguna lágrima.
Parpadeo lentamente, sintiendo como sus parpados estaban más pesados que nunca, haciéndole que una tarea tan fácil como abrir sus ojos sea complicada.
Dirigió su mirada al pelinegro delante suyo y sonrió inconsciente al verlo de nuevo, pues el omega pensaba que en cuanto despierte esté ya se habría ido muy lejos de él para ocuparse de su vida ostentosa y llena de lujos y omegas preciosos que estaba ansioso por ocupar el espacio que el había estado ocupando en la vida del del alfa.
Quiso llorar también por eso...
—Hyung...—Habló en un hilo de voz, realmente no sabiendo con exactitud como debería de actuar o reaccionar ante la situación de que un apuesto alfa como lo era Min le estuviera sosteniendo el rostro mientras lo acariciaba y lo veía con aquellos ojos llenos de una calidez que el menor no supo calificar en ese mismo momento—pensé que te irías y que no te volvería a ver nunca más.
El alfa sintió un pequeño dolor en su pecho al escuchar los pensamientos del omega, pues sentía que él le había dado motivos para terminar pensando en eso...
Buscó palabras entre todo su embrollo de pensamientos y emociones, decidiendo utilizar las palabras que realmente cruzaban su cabeza al ver al bonito omega de cabello rosa.
—¿Y dejar al omega y al cachorro más lindo del mundo solos?—preguntó con una sonrisa, apreciando con sus ojos como el omega pintaba sus abultadas mejillas en un hermoso tono rosado—Eso ni pensarlo Jiminnie...
Entonces el omega pareció realmente reaccionar ante aquella sensación de vacío que sentía en lo más profundo de su corazón...
Se reincorporó en la camilla rápidamente, gimiendo de dolor al hacerlo, pues el corte de la cesárea era aún demasiado reciente y los puntos de saturación tiraron desde adentro de él, haciéndole derramar una pequeña lagrimita de dolor.
—Ahg...—masgulló entre sus labios un quejido que alarmó al alfa, el cual no perdió el tiempo de asegurarse el bienestar del menor y tomar sus ambas manos entre las suyas, pudiendo volver a notar aquella diferencia de tamaños que ahora le parecía sumamente tierno y lindo—.
Esperó pacientemente a que el omega se tranquilizara y volviera su algo errática respiración a la normalidad...
—¿Que ocurre Jimin? ¿Quieres que llame a alguna enfermera?—preguntó con verdadera preocupación, dándole pequeñas caricias consoladoras en sus pequeñas manos—.
—¿Lo viste?—ignoró olímpicamente las preguntas del mayor y formuló de manera complicada en casi un hilo de voz—¿Ya viste a mi bebé?—volvió a formular al ver la expresión de confusión en el alfa—.
El mayor detuvo sus caricias en las manos del menor unos segundos y proceso la pregunta lentamente en su interior, sonriendo tontamente al pensar uno y mil sinonimos referente a la belleza que cargaba aquel pequeño bebé...
—Si...lo vi, lo aprecié y me enamore de su pequeña sonrisa—Admitió con completa sultura, sintiendo que si quería comenzar a hacer las cosas bien con el omega debía comenzar por ser sincero con él y consigo mismo—siempre creí que todo los bebés al nacer eran feos al igual que una pasa de uva vieja...pero me equivoqué horriblemente al verlo.
El omega no pudo evitar soltar una pequeña risa al escuchar el último comentario del alfa.
Apretó sus labios y sonrió al sentir una gran sensación cálida en su pecho al escuchar todo lo que dijo el pelinegro, emocionándose secretamente al ya imaginarse la apariencia de su pequeño fruto.
Y aunque se sentia satisfecho con saber que su pequeño estaba bien, su curiosidad le gano y quiso preguntarle al alfa.
—¿Como...es él?—preguntó con emoción, sonriendo esta vez con demasiado ilusión—.
El alfa meditó una respuesta rápidamente y le sonrió al omega al ver su evidente felicidad...
—Tiene una naricita de botoncito, labios finos, mejillas iguales a la tuyas y unos ojitos negros que apuesto que cautivarian a cualquiera que lo viera.
El menor sonrió en grande al imaginarselo, sintiendo una gran emoción que lo abrumo un poco e hizo aumentar su doloroso dolor de cabeza.
—Quiero verlo...—Pidió en tono lleno de súplica, pintando en su rostro una mueca de impaciencia y dolor—quiero conocerlo ya.
—Y lo harás...—sonrió con compresión—Jin hyung dijo que Taehyung lo traería en unos minutos para que lo conozcas y puedas darle de comer por primera vez.
El omega dirigió su mirada con impaciencia hacia la puerta de entrada, deseando internamente que aquel omega de sonrisa tan peculiar se apresurara en traer a su cachorro.
El alfa bajó la mirada y tragó pesadamente, creyendo que estos minutos restantes a solas con Jimin eran suficientes para pedirle lo que venía planeando hace días y que ahora moría por pedirle...
Tomó con una de sus manos ambas manos del omega con cuidado, llevando la otra hasta el mentón del omega, haciendo que la mirada del menor conectara con la suya mientras se acercaba al rostro del omega y le daba suaves caricias en sus ahora rojas mejillas.
Mordió su lengua con fuerza y re formuló la pregunta una y otra vez en su interior, sintiendo la anticipada emoción golpeando en su interior...
—Jimin...—comenzó murmurando su nombre, haciendo estremecer nuevamente al omega por el mentolado aliento que chocaba directamente contra su rostro—tu...¿confías en mi?
El omega tragó pesadamente y tardó varios segundos en procesar la pregunta...
Sin embargo su lobo se adelantó a la respuesta y asintió ante esta.
—Si...confío en ti.
El alfa sonrió ante la afirmativa del omega, pudiendo sentir perfectamente como su lobo saltaba, arañaba y movía su cola en su interior.
—Jimin...¿crees que...—Vaciló un poco, realmente nervioso con la respuesta del omega ante su petición—pueda hablar con tu lobo?
El pelirosa se quedo estático al escuchar aquella palabras, olvidándose por unos segundos el creciente dolor en su cuerpo y su impaciencia por ver a su bebé...
¿Hablar con su lobo?
¿Por qué el alfa querría hablar con su lobo?
¿Quería acaso decirle algo malo?
—¿Puedo...?—volvió a preguntar el mayor ante el silencio del omega, creyendo ahí mismo que Jimin se lo negaría, pues mostrar el lado lobuno a una persona es un acto demasiado íntimo del cual se necesita demasiada confianza—entiendo si no quieres, no quiero presionarte ni nada parecido. Lo que te pido es un acto demasiado íntimo y si no te sientes cómodo lo entiendo a la perfec-
El alfa fue callado por el omega con un suave apretón en su mano...
Éste sonrió suavemente y tardó unos segundos en asentir ante la petición del alfa.
El había hecho tanto por él que sentía que hacer esto no era ni un pago mínimo a todo lo que le debía.
El menor inhaló una gran cantidad de aire y exhaló con fuerza, cerrando sus ojos para pedirle internamente a su lobo que se comportara mientras estaba enfrente de alfa.
El mayor se quedó paralizado unos segundos al ver que el omega había accedido y que estaba a punto de conocer al lobo de Jimin.
¿Será tímido? ¿Será más extrovertido que Jimin?
¿De qué color serán sus ojos?
Esas y más preguntas se hizo el alfa ante la emoción que su lobo y su parte humana estaban sintiendo por igual.
Pasaron unos segundos y Jimin por fin volvió a abrir los ojos...
Pero esta vez no era Jimin, era su lobo quien tomaba su lugar.
El alfa quedó completamente en blanco al ver a los ojos del omega...
Eran grises, su lobo tenía ojos color grises iguales al color de las nubes cuando estaban a punto de precipitar y de la neblina más hermosa que podía presenciar en cada mañana de invierno.
Pero a pesar de eso, estos brillaban como dos estrellas incandescentes en el oscuro cielo.
Sintió como sus sentidos se atontaban ante la fija y profunda mirada del omega...
Era Jimin sin serlo a la vez, pues el Jimin que él conocía no lo miraría tan fijamente sin tener el pudor o el temor reflejado en sus ojos. Y eso era algo que inquietaba y emocionaba al mismo tiempo a su hechizado lobo.
—H-Hola...—saludó con una timidez que no sabia que tenía—¿eres el omega de Jimin?—preguntó con obviedad, ganándose una mueca de confusión por parte del menor—claro que lo eres, que pregunta tonta, lo siento...
El omega se mantuvo callado en todo momento, enfocándose en ver al mayor con aquellos ojos profundos.
—Yo...quería hablar contigo...—volvió a comenzar, cerrando sus ojos para poder concentrase en sus palabras y todos los sentimientos que querían salir con ellas—porque quiero comenzar otra vez. Quiero conocer al verdadero Jimin y todo lo que conforma parte de él...incluyéndote especialmente.
El alfa tragó el nudo de su garganta y prosiguió...
—Sé que suena loco e incluso ridículo...créeme que yo soy el primero en cuestionarme mis acciones, así que créeme cuando te digo que antes de conocerte nunca hubiera imaginado que me terminaría involucrando con un omega hasta este punto...—confesó aun con los ojos cerrados, rebuscando en su corazon todo lo que alguna vez calló por los estupidos estereotipos que tenía la sociedad—siempre tuve miedo de llegar a este punto porque me aterraba la idea de ser padre y convertirme en el hombre que alguna vez complico y deshizo mi infancia y mis sueños...—contó con dolor, recordando todas aquellas lágrimas que derramó cuando era mas pequeño y todos aquellos sueños que se obligó a tirar a la basura por el simple peso de responsabilidad que sus padres habían puesto en él—pero cuando vi al bebé sonreirme de aquella menera...supe que quería estar para ése pequeño hasta el último momento de mi vida. Cuidándolo junto a ti, criandolo en nuestro propio hogar, con nuestras propias reglas y sus propios sueños...
Un gran silencio perduró en el aire, pudiéndose percibir a la perfección el aroma que desprendía el alfa, el cual mantenía una combinación extraña entre tristeza y felicidad.
El pelinegro abrió los ojos que había mantenido cerrado todo este tiempo y los enfocó en los brillantes y atrayentes ojos del omega.
Éste se mantenía callado, sin embargo el alfa sabia que lo estaba escuchando y que entendía sus palabras a la perfección.
Así que tomó valor y dijo las últimas palabras que tenía atorada en su garganta y su pecho hace semanas...
—Park Jimin...—llamó con el tono de voz más suave y seguro que tenía—¿Quieres ser mi omega?
...
Ay espero que le haya gustado y que no les haya parecido aburrido 🥺🌸❤
Me disculpo si es así 😔💔
Cada vez falta menos para el final...👉👈💔
1/3 (final)
Recuerden que las amo mucho ♡ cuídense por favor y nos vemos pronto en otro libro~
MoonMacchiato ♡
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