8

Ni siquiera tuvo que escuchar el despertador para despertarse.

Después de un mes de escuela, se levantaba automáticamente a la hora que debía, incluso antes. Luego de guardar su futón, buscó a su madre. En su lugar, encontró una nota.

"Tuve que trabajar desde temprano, te agradecería mucho si llevas a Izumi a la primaria."

Suspiró y fue a despertar a su hermanita. No era la primera vez que se hacía cargo de llevarla a la escuela, y no sería la última.

-Despierta, Izumi. Es hora de levantarse.

La niña de cabello azul lo miró feo.

-¿Dónde está mamá? -Preguntó.

-Tuvo que trabajar. Vamos, llegarás tarde.

Preparó rápidamente un desayuno y la merienda de ambos, se puso el uniforme mientras su hermana se vestía también y salieron juntos. Unas cuantas cuadras más abajo estaba la primaria. Se despidió.

-Nos vemos luego, Izumi.

-Adiós.

Izumi Kyoka no era apegada en absoluto. No tenía miedo de separarse de sus conocidos e ir a donde fuera. Cuando su madre la dejó por primera vez en la guardería, pensó que lloraría todo el día extrañando a su madre. No podía estar más equivocada. La verdad era que a Kyoka la tuvieron que sacar a rastras de la guardería porque le daba pereza regresar a casa. No había extrañado a su mamá ni a su hermano en absoluto.

Igual que muchas otras veces, la pequeña entró al lugar sin mirar atrás para despedirse de nuevo. Chuuya suspiró.

-Esta niña... -Murmuró. Se iba a dar la vuelta cuando una voz llamó su atención.

-¿Chuuya?

Quien lo había llamado era nada más y nada menos que un muchacho conocido de cabello gris claro.

-Oh, Shirase -Se sorprendió el pelirrojo-. Hola. ¿Qué haces aquí?

-Llevaba a mi primito a la escuela, ya sabes. Me ofrecí porque su madre debía trabajar, y bueno, no podía quedarse en casa.

-Ya veo.

-¿Y tú, Chuuya-kun? ¿Qué te trae por aquí?

-Vine a traer a mi hermana menor. Nuestra m... -Se cortó un momento, dudando un poco-... Nuestra hermana mayor tenía que trabajar desde temprano, así que traje a Izumi yo.

Tragó saliva. Shirase se hizo un gesto de aprobación.

-Ya veo. ¿Tienes dos hermanas, entonces? -Chuuya asintió- Debe ser difícil estar rodeado de mujeres. Son muy quisquillosas. ¿Qué hay sobre tus padres?

-Casi nunca están en casa -Mintió-. Trabajan mucho.

-Así que tú eres el hombre de la casa. Muy masculino. No debe ser fácil.

-Claro que no, ya sabes cómo son las mujeres -Intentó ocultar su incomodidad con una sonrisa forzada-. ¿Vamos al colegio? Se está haciendo tarde.

-Claro. Andando.

Suspiró. Según él, Shirase era alguien genial, muy popular y conocido, tanto en la escuela como en redes sociales. Sin embargo, era muy prejuicioso. Para él, la homosexualidad estaba mal, las madres solteras estaban mal, y sobre todos los males estaban las madres demasiado jóvenes. Si se enterara de la situación de Chuuya... No le volvería a hablar, y definitivamente no lo aceptaría en su equipo de baloncesto.

-Por cierto, ¿has estado practicando, verdad? -Preguntó Shirase.

-¿Eh? ¿Practicar para qué?

-¿Para qué más? ¡Para el equipo! Pronto será la prueba.

-Ah, eso. Claro que he practicado.

-Supongo que crees que eres muy bueno, ¿no es así? -Se burló el chico.

-Estoy seguro de que soy mejor que tú -Replicó Nakahara.

-Pues si estás tan seguro, entonces el día de la prueba competiré contra ti. Uno contra uno. Si te gano, no podrás entrar al equipo.

Se fulminaron con la mirada mutuamente.

-Bien -Accedió Chuuya finalmente-. Pero, si yo gano, seré el capitán del equipo.

Shirase enarcó una ceja, pero le ofreció la mano.

-Es un trato.

-Es un trato.

Se sintieron con competividad y siguieron caminando. Entraron al colegio y el pelirrojo se dirigió al salón, pero Shirase lo detuvo.

-¿Quieres hacer algo divertido? -Preguntó con una mirada maliciosa.

-¿Qué cosa?

-Ven conmigo.

Chuuya torció el gesto, pero al final lo siguió.

Sonó el primer timbre, pero Shirase no se detuvo a devolverse. Entraron al baño de varones del segundo piso, y el de cabello gris sacó un destornillador.

-Levántame al conducto de la ventilación -Pidió.

-¿Haah? ¿Quién te crees para pedirme eso? -Protestó Nakahara.

-Vamos, por favor. Será divertido.

Sonó el segundo timbre, el de inicio de clase. Chuuya se puso más nervioso.

-Shirase, llegaremos tarde.

-No lo haremos, confía en mí. Si tanto te preocupa, entonces ayúdame a hacerlo rápido.

Chasqueó la lengua, pero se acercó y lo levantó. Shirase empezó a desatornillar la ventanilla del conducto.

-¿Qué harás? -Quiso saber.

-Ya lo vas a ver, tenme un poco de paciencia.

Una vez desatornillado, se bajó y tomó unas cosas de su maleta. Eran petardos.

Shirase sonrió diabólicamente.

-Ahora si viene lo chido -Dijo.

Encendió los petados, los lanzó por el conducto, agarró a Chuuya de la manga de la camisa y salieron corriendo.

-¿¡Qué mierda contigo, Shirase!? -Chilló Chuuya- ¿¡Qué acabas de hacer!?

-No te preocupes. Esos petardos van a la sala de profesores. Tardarán en ir a clase. Estarán muy ocupados para eso.

Chuuya tenía la mandíbula desencajada. Estaba asustado, pero emocionado. Su corazón latía sin parar, y dejó salir una risa un poco desquiciada. Shirase también se rió.

Y así, entre risas, entraron al salón.

Todos ya estaban allí, y se los quedaron viendo. El maestro no estaba. Shirase se le guiñó un ojo y fue a su puesto. El pelirrojo se disponía a seguirlo, pero un detalle desvió su atención.

Era algo pequeño, no importaba demasiado, pero le parecía extraño. Frunció el ceño. Dazai y Fyodor habíam cambiado de puesto con Sigma y Nikolai. Dazai lo miraba con ojos asesinos. Tragó saliva.

-¿Está todo bien? -Preguntó.

Fyodor y Dazai tenían una expresión sombría. Nikolai estaba cruzado de brazos, mirándolo fijamente con desaprobación y Sigma ni siquiera le dirigía la mirada. Tenía la vista fijada en el suelo, apoyando la mejilla en su mano.

-¿Que si está todo bien? -Repitió el castaño- Está de maravilla.

Cuando ambos se irguieron en su silla, Chuuya pudo ver la razón por la cual ellos y Sigma y Nikolai habían cambiado de lugar. La mesa estaba rayada con marcadores y tallada con navaja, con insultos poco originales y bastante ambiguos, pero muy dañinos, dirigidos a la chica.

Por un lado, decían "prostituta", por juntarse con muchos chicos. Por el otro, decía "monja" o "virgen", por no haber tenido todavía su periodo.

Mensajes de odio grabados en su mesa, dibujos obscenos y deseos de muerte y daño. Chuuya apretó los puños.

-¿Quién lo hizo? -Preguntó con rabia.

-No lo sé -Contestó Dazai, fingiendo indiferencia-. ¿Por qué no le preguntas a tus nuevos amigos?

Miró a Shirase, Yuan y los otros miembros de Sheep, quienes conversaban entre risas, mirando a Sigma, señalándola indiscretamente con el dedo, burlándose de ella.

-Tú eres igual de culpable que ellos -Dijo el castaño-. ¿Dónde estabas cuando escribieron esto?

-Y-yo... Y-yo no sabía... -Tartamudeó. Miró a la chica- Sigma, lo lamento tanto...

Ella no lo miró. Simplemente adquirió un repentino interés por los cordones de sus zapatos que no tenían cordones. Chuuya tragó saliva.

Sonó un timbre, la alerta de incendios. Sonó un aviso por el altavoz.

-Todos los estudiantes deben evacuar AHORA MISMO, todos deben evacuar AHORA MISMO. Esto no es un simulacro, repito, NO ES UN SIMULACRO.

El salón entró en pánico y empezó a correr por doquier. 














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UN MES








UN MES!

Todo un mes sin actualizar!!!



Pido perdón je, je

No andaba muy inspirada, que digamos.

Espero les haya gustado el capítulo.

Gracias por leer!



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