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Los directores no estaban molestos ni nada por el estilo, ya se habían acostumbrado a su gran familia de niños gays adoptados. Aunque Fukuzawa solía alegar que la culpa era de Mori, que él tenía un radar especial para identificar homosexuales. Mori decía que era mentira.

Lo único que le dijeron a Chuuya y Dazai es que a la próxima, no griten tanto. Está bien estar emocionado, pero tampoco hay que exagerar.

Ver a Dazai y Chuuya como pareja, animó a Nikolai a preguntar de nuevo a Sigma si quería salir con él, y fue precisamente lo que hizo al regreso de la escuela, una vez el resto hubo tomado caminos separados hacia sus respectivas casas.

—Sig-chan~ —Ronroneó—, esos dos ya son novios...

—Sí, muy bien por ellos —Bromeó el de cabello bicolor. Gogol hizo una mueca.

—Eres cruel, ¿sabías?

—¿Qué? Tú hiciste una afirmación, y yo dije que sí.

El albino lo detuvo poniéndole la mano en el hombro.

—Bueno, pero ya en serio —Dijo, frunciendo el ceño—. ¿Podemos hablar de eso?

Sigma tomó la mano ajena entre las suyas.

—¿Realmente quieres salir conmigo, aunque sea chico? —Preguntó.

—Quiero. Me gustas mucho, Sigma.

Se sonrieron, pero Sigma tuvo que dejar escapar un suspiro.

—Eres muy dulce, Nikolai. En serio —Lo miró con ternura—. Y de verdad me gustas mucho. Pero no me siento precisamente preparado para tener un noviazgo, ¿comprendes?

Gogol se desinfló cual globo al que habían pinchado con un alfiler.

—No era mi intención desilusionarte... Siento que somos muy jóvenes todavía, ¿comprendes? Niko, tenemos catorce años. Bueno, tú ya casi cumples quince. Tenemos tiempo. Podemos conocernos mejor, y hacernos más cercanos de momento, y cuando me sienta listo, te lo diré. ¿Te parece bien?

El silencio de parte del albino le pareció preocupante, pero Nikolai finalmente llevó la mano de Sigma a sus labios y la besó.

—Tal vez... Tengas un poco de razón —Admitió con una sonrisita—. Aún así, yo te esperaría toda la vida si fuera necesario. ¡Pero bueno! ¿Quisieras ir a cenar a mi casa está noche? Estaba pensando en contarles a mis padres lo del maquillaje y pues decirles que soy pansexual. Ya me imagino sus comentarios tipo: "¿Pan sexual? ¿Qué es eso? ¿Te exitan los panes?

Sigma soltó una risotada.

—Me parece bien —Decidió—. Yo también le diré a mi padre que soy trans. Y de paso le digo que iré a tu casa a comer.

Gogol le guiñó un ojo y sonrió.

—Nos vemos entonces, príncipe.

Sigma se sonrojó y le hizo un gesto con la mano para que se fuera.


•[ ♡ ]•


En la noche, Nikolai pidió ayuda a su hermana para maquillarse. Sus padres no llegaban hasta un poco más tarde, y realmente no sabían que Nikolai había invitado a Sigma a cenar, pero en realidad no era ningún problema ya que serían él y Sonya quienes prepararan la comida.

Cuando Sigma llegó, Sonya lo saludó muy efusivamente, contenta de por fin conocer a la persona por quien Nikolai suspiraba tanto (aunque él lo negara).

Sin duda, quienes se llevaron a mayor sorpresa del día fueron los padres de Nikolai.

—Ya llega... —Iniciaron, pero se callaron al ver al joven de cabello bicolor sentado a la mesa charlando alegremente con el ucraniano, a quien no reconocieron a primera vista.

—¿N...Nikolai? —Dijo su madre con la boca abierta de estupefacción.

—Hola, ma —Saludó él como si nada—. Hola, pa. Él es Sigma. Va a ser mi novio... Algún día. Lo invité a cenar. Espero no les moleste.

—Sigma... ¿Es un chico? —Preguntó el padre, pues a sus ojos Sigma parecía una chica.

Nikolai iba a decir un comentario poco amable, pero el de cabello bicolor lo pudo detener a tiempo.

—Sí, soy un chico —Contestó amablemente—. Soy un chico trans.

La madre de Gogol dejó escapar un suspiro medio desmayado, como si no terminara de procesar lo que estaba viendo. Sonya se acercó y saludó a sus padres con un beso.

—Madre, Padre, ya voy a servir la cena —Avisó—. Por favor, siéntense.

Sin salir de su sorpresa, ambos sonaron asiento frente a su hijo y Sigma. Ellos les sonrieron, y siguieron enfrascados en su conversación como si nada.

—Hijo, tú... —Inició la señora Gogol— Te ves...

—Diferente —Terminó su esposo.

—Oh, sí, esta vez quise intentar algo diferente con el maquillaje —Explicó Nikolai—, por lo general sólo me ponía base, y un poco de rubor, pero hoy quise hacer algo especial, así que además de eso me eché sombras y me delineé los ojos. Quería presentarles a Sig-chan y decirles que me gusta y que soy pansexual. ¿Qué tal?

Sus padres se quedaron boquiabiertos, y balbuceando frases sin demasiado sentido.

Nikolai parecía muy calmado, pero en el interior se moría de los nervios. Sigma, perceptivo como era para esas cosas, le tomó de la mano bajo la mesa para tratar de reconfortarlo. Él agradeció el tacto, y siguieron conversando.

En casa de Gogol, lo común era que los niños escucharan a sus padres hablar durante la cena sobre lo que hicieron en el día, sobre la politica, sobre los adolescentes, sobre como cambiaron los tiempos, y muchas cosas más. Ellos permanecían en silencio, escuchando a los mayores, y de vez en cuando, se miraban y hacían morisquetas.

Esta vez era diferente. Los adultos estaban en silencio, escuchando detenidamente lo que decían sus hijos y Sigma, quienes hablaban entretenidamente de un tema y otro, sus propias interpretaciones de la actualidad, la adolescencia, la escuela, las modas, y muchas cosas más.

Pasaban de un tema a otro con tanta sencillez y terminaron escuchando y aprendiendo de muchísimas cosas en tan sólo diez minutos, mientras la cena terminaba de prepararse, y luego los adolescentes fueron a servir los platos mientras los padres trataban de procesar lo que estaba sucediendo.

Y, aunque no dijeron mucho, estaban encantados con Sigma, y agradecidos de que ellos hubieran preparado la cena con tantas molestias. Había sido un día largo, y habían regresado agotados del trabajo.

—Papá, ma, Sigma trajo unas galletas que hizo en casa para el postre —Avisó el albino—. ¿Quieren algunas?

Ellos lograron balbucear una afirmación, y Sonya les pasó algunas. Tenían distintas formas y algunas venían con maní, otras con chocolate y otras con chispitas de colores.

—M-muchas gracias —Alcanzó a decir la señora—. Están muy buenas, querid... Querido.

Sigma hizo un gesto de asentimiento.

—Me alegra mucho que le gusten, seño —Dijo.

Los adultos intercambiaron miradas.

—Y, bueno, ¿Sig-chan ya le dijo a su padre? —Preguntó Sonya con interés mientras mordía una galleta con forma de dinosaurio. Nikolai la vio y protestó.

—¡Oye! ¡Las de dinosaurios eran las mías!

Para que no se quejara, Sigma le dio una de las suyas.

—Sí, se lo comenté a mi papá antes de venir aquí —Dijo—. Estaba sorprendido, pero le pareció bien, y dijo que me apoyaba en lo que quiera, y que cuando termine el año escolar podíamos ir con un doctor para ver cómo se puede hacer lo de cambio de sexo. Ya sabes, si debemos tratarlo con hormonas, o si me puedo operar, cosas por el estilo.

—A mi me daría miedo que me operen —Comentó Gogol.

—La verdad, a mi también me da un poco de ansiedad, pero si se puede... Lo haría.

—¿Y estás completamente seguro de querer cambiar tu género al cien por ciento?

Sigma lo pensó un momento.

—Sí. Completamente seguro. Aunque de momento estoy bien con tratamientos hormonales, creo que la cirugía puede esperar.

Al terminar la cena, Sigma se despidió de todos amablemente.

—Gracias por venir, Sigma —Dijo el padre de Gogol—. Fue un placer conocerte.

—El placer fue mío —Fue la respuesta del de cabello bicolor. Dio un abrazo afectuoso a Sonya y a Nikolai, y luego se fue.

Luego de un breve momento de silencio, Nikolai giró en sus talones.

—Bueeeeeeno, tengo sueño, así que iré a dorm...

—No, un momento, jovencito —Lo detuvo su padre, poniéndole una mano firme en el hombro—. No irás a ninguna parte.

Sonya le deseó suerte en lenguaje de señas, y luego fue a la cocina y asomó la cabeza por la puerta para espiarlos. 

—Nikolai, desde siempre has sido un poco excéntrico, pero, ¿podrías decirme qué fue todo eso de hace rato?

El albino tragó saliva.

—B-bueno, yo sólo quería que conocieran a Sig-chan... Y ya.

Sus padres lo miraron con el entrecejo fruncido. Claramente, no los había convencido.

Su madre suspiró.

—Ay, Niko... No sé qué es lo que haremos contigo...

—Podrían no hacer nada...

Su padre también suspiró y se llevó la mano a la frente.

—Nikolai, de haber sabido antes que tu amigo vendría a visitarnos esta noche nos podríamos haber organizado mejor... ¿Por qué no dijiste nada? Eres un desastre.

Nikolai sonrió tímidamente. Su padre se refirió a Sigma en masculino. Eso era bueno. Y el tono que usaba no era estricto, y no parecía estar regañándolo.

—Quería que fuera una sorpresa...

Miró rápidamente a la cocina y Sonya alzó el pulgar.

—¿Era importante para ti? —Cuestionó su madre.

—Es muy importante para mi —Asintió Nikolai.

Sus progenitores se miraron y acto seguido lo envolvieron en un abrazo que lo sorprendió. Sonya sonrió e hizo un gesto de victoria, y luego fue al baño. 

Luego del abrazo, el padre de Nikolai lo sujetó por los hombros y lo miró seriamente.

—Muchas veces muchas personas te dirán lo que es ser un hombre —Dijo—. Pero nunca debes olvidar que ser un hombre va más allá de tener una mujer, o ser un macho, o cualquiera de esas tonterías. Ser un hombre significa ser firme en tus creencias, y ser valiente para expresarlas. Y estoy orgulloso de ti, de ser tu padre, y de que seas mi hijo.

Se le saltaron las lágrimas, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para contenerse y no echarse a llorar ahí mismo.

No porque los hombres no lloran, sino porque no quería que se le regara el maquillaje, pues siempre se había puesto bastante, y sería más difícil limpiarlo si se le regaba por toda la cara.

—A mi también me enorgullece ser tu hijo, papá. Y el tuyo, mamá.

Ella le sonrió y le sacudió el cabello.

—Tienes que invitar a Sigma a la casa más seguido. Me cae bien.

—¡Vivaaa!

Sus padres se rieron, y el les dio otro abrazo. Luego fue a desmaquillarse, y después se comió las galletas que Sigma le había dado antes de irse.



















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AAAAAAAAAA NO PUEDO CREER QUE YA SEA EL ÚLTIMO CAPÍTULO 😭😭😭

SUFRÍ escribiendo este fic, lo juro, muchas veces me atoré y no sabía cómo seguir, pero bueno, aquí estamos.

Probablemente el sábado saque el epílogo y ya, se finí como dice mi papá.

¡Muchas gracias por leer!

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