13
La semana había pasado lenta sin Dazai a su lado. No habían sabido nada de él desde la pijamada con Fyodor, y eso los preocupaba mucho, tanto que a menudo no lograban concentrarse en clase, cosa que ponía furioso a Fukuchi, quien aprovechaba cualquier oportunidad para ridiculizarlos frente a todos.
Misteriosamente, cierto día, el trasero del maestro Fukuchi se topó con unas pequeñas agujas que algún ser había puesto en su silla. No recordaban haberse reído tanto.
Era una lástima que Dazai no hubiese estado allí.
—Ya pasó una semana —Dijo Chuuya a modo de saludo en cuanto llegó, y se sentó junto a Sigma—. ¿Creen que vaya a venir?
—Hay que ser comprensivos, perdió a Oda —Contestó Fyodor—. Debe estar abatido.
—Ya debería de haber regresado —Insistió el pelirrojo—. ¿Qué tal si intentó suicidarse?
Sigma frunció el ceño.
—¿Por qué habría de intentar suicidarse?
—La verdad, eso sí me preocupa —Comentó Nikolai—. Hace un par de días vi la noticia de un niño que se suicidó porque su mascota del tamagotchi se murió.
—¡Exacto! —Concordó Chuuya— Piénsenlo, estamos en Japón, uno de los países con las tasas más altas de suicidio, especialmente entre los jóvenes. Y Oda no era un tamagotchi, era una persona real, que Dazai adoraba y a quien él adoraba también. Imaginen qué tan mal debe de sentirse.
—Se siente mal hablar de Oda en pasado... —Susurró Sigma.
Se quedaron en silencio. El maestro Kunikida llegó y empezó a dar su clase, aunque de vez en cuando miraba al grupo. Él estaba enterado de la situación de Dazai, y, a diferencia de Fukuchi, sí tenía un poco de sensibilidad al respecto.
A mitad de la clase, la puerta se abrió.
—Discúlpeme por llegar tarde —Pidió una voz apagada en la puerta.
Por un momento, les costó reconocerlo. Pero era Dazai. Realmente era él. Una venda tapaba su ojo derecho y sus brazos, y tenía un parche en su mejilla, pero era él.
Y lucía terriblemente deprimido.
—Dazai —Susurró Chuuya, y se levantó para dejarle su puesto.
Regresó con Sheep, mirando con cautela al castaño, quien se sentó con Sigma. Se negó a intercambiar palabras con sus amigos. Kunikida siguió con la clase, aunque se notaba claramente preocupado por la actitud de Dazai, quien a menudo en sus clases era bromista y molesto junto con Nikolai. Era extraño verlo tan serio.
Antes de que sonara el timbre que indicaba el descanso, Chuuya y los integrantes de Sheep salieron para cambiarse la ropa, pues tenían partido. Cuando pasaron por delante de Dazai, éste los miró con desprecio, especialmente a Chuuya.
Sigma tomó su mano.
—Dazai —Llamó—. ¿Está todo bien?
No fue capaz de mirarlo al rostro.
Terminada la clase, fueron todos juntos a sentarse en un lugar desde donde pudieran ver el partido de Sheep. Si las miradas mataran, Shirase ya estaría enterrado veinte metros bajo tierra, mientras las ratas se comían su cadáver.
—¿Estás bien? —Preguntó Fyodor.
—Me enferma —Contestó Dazai—. ¿Quién se cree que es? ¿Por qué se cree tan importante? Medio mundo es indiferente a su existencia.
—¿De quién hablas? ¿De Shirase?
—De todos, de Shirase, Yuan y hasta el maldito Chuuya.
Sigma tragó saliva.
—Creí que ya se habían arreglado.
—¿Arreglado? No me hagas reír. No puedo creer que nos haya cambiado por ese estúpido, que no tiene idea de nada. Creí que Chuuya era más inteligente que eso.
—Chuuya no nos cambió, y tiene derecho de tener otros amigos. Sabes eso.
Cada vez era más extraño el odio que manifestaba el castaño. ¿Estaba de mal humor porque ninguno de ellos fue a visitarlo en esa semana? No podía culparlos, ellos creían que necesitaba tiempo y espacio para pensarlo.
El partido terminó, ganador Chuuya y su equipo. Celebraron con alegría, el pelirrojo por un momento se olvidó de que Dazai parecía tener ganas de gritarle solo por existir. Mientras los demás iban a cambiarse la ropa, se acercó a sus amigos con una sonrisa en la cara.
—¿Vieron eso? —Preguntó.
—Sí, sí vimos eso —Replicó Osamu—. Felicidades, ganaste. ¿Te hace sentir lleno, ahora?
Tragó saliva.
—Dazai, yo... Lamento muchísimo lo de Odasaku. Yo sé lo mucho que lo querías...
—No, tú no sabes nada.
Sigma le tomó la mano a Nikolai, con el ceño fruncido. Tenía un mal presentimiento al respecto, sentía que todo podría irse al demonio con un par de palabras mal expresadas. Y le daba miedo.
—Chicos... —Trató de intervenir, pero Dazai lo calló con una mirada.
—No te metas —Le espetó—. Una niña cómo tú no lo entendería.
El resto se indignó.
—Dazai... —Fyodor quería parar todo eso, sabía que iba a terminar mal.
—¡No te atrevas a hablarle así a Sigma! —Gritó Nikolai— ¡Ella no tiene la culpa de nada de lo que le pasó a Odasaku!
Dazai le dio un empujón.
—¡Y tú qué vas a saber! —Exclamó.
Chuuya trató de poner la mano sobre su hombro, pero él no se dejó tocar.
—¡Y tú! —Gritó— Ahora que sales con Shirase y su grupito, ¿te sientes importante ahora?
—¡¿Y eso qué tiene que ver?! ¡Deja de culpar a los demás cuando te sientes roto!
—¡No tienes ningún derecho de decirme si me siento roto o no!
—¡Ya dejen de gritar todos!
—¡Tú no te metas!
—¡Deja de insultarla!
Entre todo, Nikolai, Chuuya y Dazai parecían a punto de agarrarse a golpes. Dazai cuando estaba malhumorado sólo empezaba a criticar a todo el mundo, y Chuuya se enfadaba muy, muy fácilmente. A Nikolai los insultos no le importaban, pero si le hablaba mal a Sigma ya se lo tomaba como algo personal.
—Por favor, no se peleen —Pidió Fyodor, al lado de Sigma, retirándose lentamente por si necesitaban ir a pedir ayuda a un adulto—. Hay que resolver esto pacíficamente...
—¡Claro! ¡Hay que resolverlo pacíficamente! —Dazai entornó los ojos en Chuuya— ¿Por que no llamas a tu nuevo novio a que venga a defenderte!
—¡ERES UN HIJO DE PUTA!
Y se armó el caos. Chuuya se abalanzó a Dazai y le pegó un puñetazo en la cara. Nikolai se retiró de inmediato, y fue a tomar a Sigma de la mano y alejarla tres pasos de la pelea.
Dazai no se quedó sin hacer nada. Al recibir el puñetazo de Chuuya en la cara no pudo evitar encogerse de dolor, pero aprovechó para darle un rodillazo en el abdomen. Chuuya se dobló mientras jadeaba.
—No tienes derecho de decirme nada —Resolló—. ¡No tiene nada de malo querer conocer a otras personas!
—¡Es un problema cuando las demás personas son unos cretinos!
—¡Pero yo no lo sabía!
Otro puñetazo le dio en el costado, y Dazai gritó del dolor. En un juego sucio, tomó a Chuuya del cabello y lo zarandeó con fuerza.
—¡No es mi culpa que tengas la necesidad constante de estarte justificando con las demás personas porque no te sientas suficiente! —Lo criticó. Chuuya se libró de su agarré y le dio una patada en el pecho.
—¡No es mi culpa que tengas traumas de socializar porque tus verdaderos padres te abandonaron porque no te querían!
Nikolai intentaba detener a Sigma, quien trataba de salir corriendo hacia ellos y detenerlos. Gritaba, pero ellos no escuchaban.
—¿Ah, sí? ¡Pues no es mi culpa que tú madre prostituta adolescente no tenga tiempo de cuidar de ti porque es una irresponsable!
Eso ya fue poner el dedo en la llaga. La mirada de Chuuya brillaba de furia, y en un arranque de furia le dio una patada tan fuerte que lo lanzó al suelo. Se creyó en ganador de la pelea, pero supo que había cometido una estupidez tremenda en cuanto Dazai gimió de dolor mientras se agarraba el brazo.
Fyodor fue corriendo a su encuentro, empujando violentamente al pelirrojo. Se arrodilló junto a Dazai.
—¡Imbécil! —Le gritó a Chuuya— Tiene el brazo roto.
Sentía que su corazón iba a detenerse en cualquier momento. ¡No era su intención romperle el brazo! Él amaba a Dazai, no quería hacerle daño... Odiaba ser tan irascible y tan propenso a explotar por cualquier cosa.
—No... Yo no... Dazai, no era mi intención...
La profunda mirada de odio que le dedicó el castaño se quedó grabada en su memoria tanto como en su corazón.
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Y aquí es donde todo se va a la pitufichingada.
Me parece gracioso que tanto en este fic como en Conquistando a Sigma y El Crush haya llegado al conflicto principal más o menos al mismo tiempo, aunque los empecé en momentos diferentes.
Hablando de Conquistando a Sigma, quiero mostrarles la nueva portada que le hice.
No estoy muy contenta que digamos, andaba en un bloqueo y siento que quedó mirando como que mala clase, así que tal vez lo redibuje... Algún día.
La diferencia con la otra siempre es muy diferente
Gracias por leer!
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