Capítulo 9
Capítulo 9:
Ada.
Esto va a ser muy divertido –froto mis manos de forma malévola en mi mente─ No sé ustedes, pero a mí no me gusta que me traten como una cosa a mis espaldas.
Convencer a Emma fue un poquito difícil. Obvio que al comienzo se negó a conspirar conmigo contra su amigo, pero le asegure que ella no tendría que hacer nada en absoluto, solo contarme precisamente que dijo y como lo dijo. Al final, luego de unos quince minutos haciéndole pucherito con cara del "gatito de Shrek", accedió. Bajamos a la cocina en total sigilo, parecíamos espías a punto de dar un golpe final, después de rebuscar algo espeso o cortado o vencido sin obtener resultados ─ ¿es que aquí nadie se olvida la leche en la heladera por una semana? ─ decidí modificar un poquito el plan, encontré una bolsita con un poco de harina. En un vaso grande color rojo, coloqué una manotada de la dichosa harina, luego le agregué agua y empecé a revolverlo todo. Emma, que vichaba que nadie viniera, me miraba como si delante suyo tuviera a la bruja malvada de Blanca Nieves. Te apuesto a que en mi cara se veía la sonrisa maliciosa de niña traviesa. Ada haciendo engrudo, excelente servicio.
Bueno, ahora tengo que echárselo en la cabeza a Codi.
Emma se acerca primero al grupo, mostrando un cierto aire de nerviosismo. Otra más que no sabe disimular.
Mierda Ada, ¡no te rías! Seria y concentrada en el plan. Pongo el culo en el sillón más cercano al niño "marcador de vacas". Obvio que no tan cerquita, si estira un poco el cogote y se da cuenta que tengo masa diluida, de seguro me mata.
─ ¿Se fueron a una habitación sin mí? ─ pregunta Jake mostrando pucherito.
─ Si, las ganas que tienes─ le suelto rodando los ojos. Casi le doy un trago al engrudo. Ven que soy despistada.
─ Estuvimos hablando cosas de chicas─ le aseguró Emma. Yo la mire con cara rara.
─ Bien─ dice, herido─ no me cuentes, tampoco me importa.
Hora de actuar.
Me paré, pensativa mirando el contenido del vaso rojo. Todos me miran, ¿Qué mierda hago? Ah sí, tirarle el engrudo a Codi. Me giro sobre mis talones enfrentándolo. Su cara de confusión no puede ser más explícita. Entorno los ojos y musito lentamente mirándolo a los ojos. ¡Dios! ¿No podrías habérmelo puesto más fácil? ¿Por qué tiene que tener los ojos tan bonitos?
─ Que te quede claro que no soy una vaca ni un juguete, mi querido molesto─ dicho esto le vació el contenido del dichoso vaso rojo por encima de la cabeza.
Codi hace tremenda mueca de sorpresa, y ahoga un grito mientras el contenido se va deslizando por su cabello, para pasar por su cara y cuello, hasta llegar a sus hombros. Sorry mi molesto, pero nadie tiene derecho que decir que soy suya, y menos a mis espaldas.
Casi al instante, levanta la cabeza, muy enojado. En sus ojos se puede ver un infierno completo. Creo que metí la pata, por si no te habéis dado cuenta, soy bastante estúpida. Se levanta del sofá, quedando más alto que yo, como veinte centímetros, pero me siento cien metros más pequeña de lo que soy. Solo a mí se me ocurre vengarme del único chico que no me teme. Carajo, si seré mensa. Sin decir ni una palabra, me toma de la muñeca y comienza a jalar de mí como si fuera aire. Todos ponen cara de espanto, incluida yo. Sigo caminando a la fuerza siguiendo rumbo al patio trasero. Seguro me tira a la pileta. Un momento, aquí no tienen pileta. ¿A dónde me lleva? Encima los movimientos bruscos de Codi hicieron que todo el alcohol en mi organismo entrara en función.
Modo Ada borracha/tarada activado.
Nos detenemos en medio del patio. Él mira por encima de mi hombro para asegurarse que nadie nos hubiera seguido. Si no me mata él, me mato yo. Me sigue clavando cuchillos con los ojos. Me pide que lo mire. Ni loca, lo evito. Me vuelve a suplicar, pero ni modo. La tercera me grita a todo pulmón por lo que giro instintivamente hacia él, mirando esos ojos azules.
¿Es que me pasa algo cuando tomo mucho alcohol? Siempre que estoy en pedo, me resulta irresistible Codi. Puaj, que asco.
─ Tienes los ojos muy bonitos─ le suelto. Mi conciencia ya me apuñaló doce veces en menos de un minuto.
Sin saber muy bien porque, acerco mi mano y con toda la delicadeza del mundo le aparto parte del engrudo de la cara, a lo que Codi torció a un más su gesto.
─ ¡¿Se puede saber qué te pasa?!
─ ¿A mí? – me señalo dramática con un dedo.
─ No, al vecino. ¡Pues a ti, bruta!
─ ¡Me pasa que no me puedes marcar como si fuera de tu puta propiedad! ─ Si quiere guerra, la tendrá.
─ ¿Y en que puto momento dije que eras mía?
─ Ay no te hagas. Ambos sabemos que se los dijiste a tus amigos luego de la fiesta donde nos conocimos.
─ ¿Estas en pedo o qué?
─ ¡Pues sí, Codi, estoy en pedo! ¡Llevo bebiendo tres putas horas contigo y tu grupo de amigos!
Él se ríe maliciosamente.
─ No me refería a ese tipo de pedo.
─ Ohm... ya veo─ Ósea, volví a meter la pata. –Pues en ese caso, no estoy de broma. Te advierto que no puedes reservarme para ti.
*Cruza los dedos* Oh por favor resérvame y paga seña.
¿Qué? ¡No! ¿Qué pienso?
─ Y yo te advierto que en cuanto vuelvas a hacerme algo así de nuevo, hare que te arrepientas por siempre─ dice comenzándose a alejar.
─ ¿A dónde vas?
─ ¡Pues a ducharme! ¡Puesto que una loca me ha llenado la cabeza con engrudo!
Lo que me faltaba, se saca el dedo del medio con ambas manos. Bueno, esto ha acabado mejor de lo que creía.
[..]
Que paja. Me estoy durmiendo en el sillón de la sala. No vuelvo a emborracharme jamás. En estos momentos todos los lugares visibles me parecen apetecibles para dormir. Adrián ya se quedó dormido en el sofá más grande. Veo como Cristal sigue embelesada con Jake, y por embelesada me refiero a un traspaso exagerado de babas entre ellos. Puaj, el amor apesta. Queridos, no cuenten plata delante de los pobres.
Estos últimos, luego de un rato, se fueron arriba. Supongo que a la habitación de Jake. Por fin, ya me estaba entrando el asco después de ver tantos gérmenes mesclados.
¿Seguro que no se nos apetece buscar a Codi para intercambiar gérmenes? Segura que ¡no! Y dale con eso.
─ Ada, creo que deberías irte a dormir, al igual que yo─ me señala Will.
─ Si, yo también lo creo.
En esto que Will pensaba donde corno meterme para echar el sueño, me he percatado del espacio de la casa. Tiene un total de cinco habitaciones, cuatro en la planta superior y una en la baja. Me sorprendió saber que todos los chicos de hoy viven en la casa y cada uno es dueño de un cuarto. Y ya sé que estaréis pensando ¿Cómo es posible que una casa con solo cinco personas cuente como fraternidad? Bueno hay una muy sencilla razón, el padre de Will es el director de la universidad a la que asisten (así que con solo un papelito sus hijos aumentan prestigio), la cual tiene como siglas representativas WHH, aunque no me pregunten por qué ni que culo significan, puesto que la Universidad en realidad se llama Universidad Nacional del Norte Argentino (UNNA) ósea nada que ver una cosa con la otra. Loco ¿eh?
La cosa es que todo el mundo se desparramó. La única habitación libre es la del dichoso Adrián, quien duerme como tronco en el sofá.
─ Antes de que entres en la habitación del "Morocho", tengo que advertirte de su decoración peculiar─ me advirtió Will
Wow. Wow en el mal sentido.
La habitación de Adrián es... peculiarmente pornográfica. Leíste bien. Están de forma literal todas las paredes empapeladas con posters y fotos de chicas desudas. Hasta el edredón de la cama tiene una estampa de una vaquera sexi. Y créeme que eso no es lo peor. Adrián tiene unas cuantas muñecas inflables desparramadas por todo el cuarto. Dios, prefería dormir con el perro, pero claro no tienen uno. Ni bien di un paso dentro de la habitación, Will se marchó dejándome sola con un montón de fotos porno.
No quiero ni pensar en lo que hace el dichoso Adrián aquí en su cuarto que desborda en estímulos visuales.
Seguro que esto forma parte del karma.
Está más que claro que no pegue un ojo en toda la noche.
Juro que no me entiendo, debería empezar a escuchar a mi voz en mi cabecita, seguro ya está en plan de hacerme una demanda por ser tan pendeja, y su abogado debe ser mi ángel de la guarda, que, por mi culpa, anda atentando contra su vida.
Pero ya. Creo que es hora de parar. En las últimas horas he hecho una lista bien idiota de decisiones mal tomadas. Para empezar, me tendría que haber ido con Codi al internado. Por mucho que estuviera enfadada, tendría que haberme marchado. La verdad es que hoy no quería quedarme a esta pedorrada porque tenía que seguir repasando para el examen de mañana, si lo apruebo me pasan al último año. Pero como en vez de cerebro tengo una puta nuez, estoy aquí ahora con al menos cien caras de posters porno mirándome fijamente. ¿Pero en que me he metido? Todo por llevar la contra. Sigamos. Tampoco tendría que haberle tirado engrudo a Codi –se lo merecía un pocaso─, no ha estado bien. Si quiero que me pasen cosas buenas tengo que frenarme un poco. Soy una niñata. De seguro debo disculparme, aunque no quiera. Es lo correcto ¿no?
¿De verdad tuve que quedarme en un cuarto morboso para recapacitar? Uf que forma de hacer auto-terapia.
Igual soy consciente de lo tarada que soy. Nadie tiene que hacerme un cartel de ni nada. Por eso ─y porque estoy borracha─ tengo que disculparme con Codi.
Salgo de debajo del edredón de vaquera sexi, y así descalza como estoy, me dirijo a la última habitación del pasillo. Golpeo como loca, nadie me da bola, por lo que vuelvo a golpear. Un Codi despeinado y con sueño me abre.
─ ¿Qué mierda? ¡Estaba durmiendo! ─ protesta pasándose la mano por la cara.
Dios mío, ¡Esta en bóxer! Concéntrate Ada, no seas mamona. Mente enfocada en el objetivo.
─ Luego de como tres horas, mientras unas cien caras me estuvieron observando, llegue a la conclusión de que tengo que pedirte disculpas─ le sonrió.
Se súper nota que bebí de más.
─ ¿Era necesario despertarme a las cuatro de la mañana?
─ Pos sí─ Me miro las manos, nerviosa, yo no soy de pedir disculpas─. Perdón. Bueno... por tirarte engrudo en la cabeza y todo eso─ Minuto de silencio─ ¡Pero igual estoy en contra de que me marques!
Codi esbozó una gran sonrisa de satisfacción.
─ Te perdono. No fue para tanto, Princesa. Ahora si me perdonas, quiero dormir.
─ ¿Tan pronto quieres dormir?
─ Pues sí. Mañana debo levantarme temprano. Vete a dormir.
─ ¡No quiero dormir! –protesto cruzándome de brazos.
─ ¿Por qué? ¿Tienes miedo o... quieres hacer otra cosa?
Ruedo los ojos como si la vida me dependiese de ello.
─ No quiero hacer otra cosa... Solo...─dudo un momento─ me da impresión que las chicas de los posters me miren fijamente.
Él lo pensó un momento. De seguro recapacita los pros y los contras de mi situación, aunque no sé qué está pasando por su cabecita.
─ Así qué Will te metió en la habitación de Adrián─ pensó en voz alta mientras se pasaba la mano bajo la barbilla.
Este chico se está tardando mucho. Mejor me voy a dormir, ya le pedí disculpas, misión cumplida. Me doy la vuelta despacio y sin hacer ruido, para luego encaminarme a la habitación pornográfica. Una vez que llego al marco de la puerta, me giro hacia Codi, quién me mira con total diversión.
─ Buenas noches, Codi.
─ Espera. Ven a dormir conmigo─ ¿What?
Esta vez no voy a dejar que mi orgullo se entrometa. Me da un cagaso dormir en la bendita habitación de Adrián, y aunque estaría durmiendo con el enemigo, es mejor que esto.
Al cabo de quedarme mirándolo fijo por unos minutos, salgo corriendo para buscar mis cosas del cuarto. Agarro mi mochila pequeña, mis zapatillas y el móvil. Salgo corriendo con la misma intensidad y... ¡Puf! A tierra señores. ¿Cómo carajo me caí? Toda desparramada en el suelo como alfombra de oso, me percato de la figura de Codi entrando en la habitación.
─ ¿Estás bien? ─ disimula una carcajada.
─ Tenía unas terribles ganas de abrazar al piso, gracias.
Me toma de las manos ayudándome a levantar. Alcanza el interruptor de la luz, al encenderla todo el cuarto queda iluminado, dejando al descubierto las decoraciones peculiares. Busco el objeto con el que tropecé, porque seré torpe, pero con algo debo haber tropezado.
¡Me cago en la mierda! ¡No puedo haber tropezado con eso! Es asqueroso.
Pego un chillido ahogado, sin querer me pego a Codi asustada. Él se ríe, de mí obviamente.
─ No puedo creer que te tropezaras con un consolador─ yo tampoco lo creo, no te preocupes.
─ ¿Por qué un chico necesita un consolador? ¡¿No le basta con toda la estimulación visual que se puso?!
¿Por qué se ríe tanto? No entiendo lo gracioso.
Me agacho para juntar mis cosas y salir de la habitación. ¿Se vale morir ahora?
Un rato más tarde, me encuentro tumbada en un extremo de la cama de Codi. En definitiva, tendría que haberme ido al internado. Pero esto no está del todo mal. Quiero decir, no todos los días puedes ver a un chico durmiendo. Se ve tan tranquilo cuando duerme. Su pecho sube y baja a ritmo constante y lento. Los mechones de cabello le caen sobre la frente y enmarcan su rostro. Es muy lindo, podría verle dormir toda la noche.
En fin, a dormir. Me doy la vuelta dándole la espalda. Cuando estoy por quedarme dormida, noto que la cama se hunde del otro lado. Su brazo me rodea la cintura, jalando hacia él. ¡Me está abrazando! ─Nah, si no lo decías no se enterábamos─ Entierra su cabeza en el hueco de mi cuello descansando su nariz cerca de mi clavícula. Y entrelaza sus piernas con las mías. Posición cucharita activada.
Mmm. Huele muy bien. El aroma a shampoo de menta invade mi nariz. Frota su cabeza contra mi cuello haciendo que todos los bellos de mi piel se ericen.
Trato de moverme, pero se me es imposible. Ajustó su cuerpo tan bien con el mío. Esto no está ocurriendo, no está bien. No lo soporto. No me soporta. ¿Por qué estamos así?
─ Codi─ le murmuro.
Como no muestra señales de vida, vuelvo a llamarle.
─ Mmm─ se queja.
─ ¿Estas consiente de que me estas abrazando?
─ Mmm, sí, creo.
─ ¿Y no vas a hacer nada? ─ es menso, no entiende.
─ ¿Podes cerrar el pico de una vez y dormirte?
─ Pero...
─ Shh. Duérmete─ y con eso se apretujó más a mí.
¡Hola mi pequeño grupo de lectores!
Cómo que hace más calor ¿no?
Bueno, les quería pedir que escriban en los comentarios si es que notan algún error, puesto que Wattpad me elimina acentos y espacios entre palabras. A mí no me aparecen, por lo general.
Besos.
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