Capítulo 4
Hola mi pequeño grupo de lectores!! Ayer no pude subir contenido, pero lo prometido es deuda y aquí tienen el nuevo capitulo. Gracias por el apoyo, los quiero (adjunta corazón).
Les dije que este capítulo iba dedicado a las personas que se tomaron el tiempo de leer y darme su apoyo... Dedicado a: Ed_Nigma Jose_Manuel_17 hanakosskk
Capítulo 4:
Ada.
Mierda no tengo medio de transporte. ¿Cómo voy a llegar a la fiesta? Le envió un texto a Ahítan para que me recoja. Pero pasa el rato y me aburro, empieza a soplar el viento, me aferro a mi chaqueta oscura.
*Me tardaré un rato, Susi está que devuelve los intestinos.
Hijo de puta. ¿Hace cuánto conoce a esa perra de Susi? Dos semanas tal vez. ¡Y ya es más importante que yo! Está bien que sea su novia, pero me abandona por una alcohólica. No son ni las once y ya está como una cuba.
Son solo unas cuadras. Me voy a pata. Es peligroso, pero estoy tan deprimida que no me importa, además siempre tengo una mini navaja en mi pantalón, vivimos en una sociedad donde si no te protegen, lo haces tú sola, así que no me den mala cara por enterarse que llevo una navaja en mis bolsillos, mido menos que un pitufo y llevarme sería muy fácil, aunque nadie me quiere, soy una persona. Los autos pasan de forma veloz, yo sigo pensando. El viento sopla su nombre y me afecta muchísimo, siento un frio recorriendo mis mejillas no tengo deseos de llorar, pero es inevitable. ¿Quién sabe lo que está pasando Sofía? Es mi mejor amiga, la única "familia" que me quiere y se preocupa por mi sin tener la obligación de hacerlo y la quiero.
Escucho que me gritan porquerías, automáticamente reacciono. ¡Vayan a la mierda, putos! Grito y saco mi dedo del medio. Por fin llego.
Hay mucha gente. La casa de Susi es elegante, sus papás tienen plata, mucha plata. Cuando están de viaje, ella arma terribles pedas. Esto es lo típico de las fiestas a las que voy; borrachos en el patio delantero, muchos vehículos aparcados en el frente, la casa súper llena, adentro personas alocadas, posiblemente con toxinas en sus cuerpos, juegos de Ping Drink, el patio trasero con personas a semis vestir, botellas tiradas, las habitaciones llenas y los baños cubiertos de vomito.
A decir verdad, no tengo idea de porqué vine, tal vez porque quiero llorar, pero no quiero hacerlo. Estoy vacía, no siento nada. Quiero dejar de estar sola, pero la soledad me sienta tan bien que no quiere abandonarme.
Ya llevo un par de botellas encima, me mareo solo un poco necesito aire fresco, salgo al patio trasero, pero está lleno. La casa del árbol, eso es. Hace un tiempo Susi me contó sobre una casa del árbol que su padre le construyó hace un par de años, ya no podan el árbol así que a simple vista no se ve la casita. Me parece un buen lugar para huir un rato, bueno es el único lugar al cual puedo huir en esta situación.
Tomo dos botellas de cerveza y cuidadosamente las coloco en los bolsillos de mi chaqueta. Me dirijo silenciosa hacia la casita abandonada, nadie me mira están demasiado ocupados para notar mi sufrible existencia, en parte les agradezco a pesar que mi interior grita a todo pulmón. Con poca dificultad encuentro las tablitas adheridas al tronco, de manera pintoresca forman una escalera que separan el suelo de la casa, la realidad de mi escape.
Al terminar de subir me siento en el frio suelo de madera. No está sucio como creía, bien parece que los criados de la familia de Susana limpian todo, hasta esta parte ignorada de la casa. Saco de a una las botellas de mis bolsillos, tintinean un poco al dejarlas en el suelo.
─Creía que estaba solo.
─La puta madre─ casi muero de un infarto.
¿Qué mierda? Hay alguien aquí, por su voz un chico. Lo que me faltaba, mejor trato de marcharme antes que trate de hacer algo este pervertido.
─ No te voy a hacer nada. No soy ese tipo de chico...Solo quería estar solo.
─ ¿Codi?
─ ¿Te conozco? Ah eres la princesa que no me devolvió la remera.
─ Sí, tarado. No soy una princesa y te voy a devolver la remera.
Me acerco con confianza. Tomo lugar junto a él, nuestras piernas cuelgan mientras nuestros brazos descansan en la madera que nos salva de caer al precipicio. Debo admitir que es lindo, la oscuridad le sienta bastante bien, hace que sus ojos azules realcen y dejen que la luna se refleje en ellos.
─ Hola. Me debes una, te salve.
─ ¿Estás ebrio? ¿Por qué estás aquí?
─ Ay princesita, yo también soy amigo de Susi, ella me invitó. Y en mi defensa no bebí mucho, tampoco te importa.
─ Voy a ignorar que me dijiste princesita. Creí que eras un chico bueno, ahora sé que bebes como yo.
─ No te rías princesa, si soy un chico bueno, pero estoy echo mierda.
─ ¿Qué? ─ no esperaba eso.
─ No tengo una vida perfecta cómo crees y hoy...solo quiero olvidar hoy─ le da un trago a su botella y agacha la cabeza.
─ Si quieres puedes contarme. Seguramente termine tan borracha que no recuerde ni una sola palabra.
─ No quiero. Pero lo haré. Tienes razón estoy ebrio y no puedo cerrar la boca. Hoy mi mamá tenía una cita con el doctor y no quise ir con ella.
─ ¿Eso es...
─ Ayer me enteré que tiene, está muriendo. Tiene cáncer─ empieza a llorar de forma involuntaria─ Me pidió que la acompañara a su quimio, pero lo único que hice fue salir por la puerta como un imbécil. La he dejado sola, yo...yo no quería verla sufrir, sé que la quimio duele mucho, ella no se merece eso, es muy buena─ mierda, está llorando.
─ Codi, no es tu culpa.
No me mira. La puta madre sigue llorando y se toma toda la botella de un trago. Tiene que parar, se va a hacer daño. Toma otra botella, la destapa, pero se la quito de la mano, él me mira, en sus ojos se ve la tremenda tristeza que siente. Intenta quitármela, pero el tiro haciendo que se rompa contra la pared de madera. Antes de que pueda decir algo me impulso contra él para abrazarlo. Lo resiste un segundo, pero luego lo acepta y me toma con fuerza. Huele asombroso. Juro que no puedo creer mi respuesta ante semejante acción de un chico al cual prácticamente no conozco, tal vez si soy buena gente, muy en el fondo debo serlo. Por extraño que parezca siento alivio y mucha paz, debo de admitir que yo también necesitaba un gran abrazo, lo deseaba y lo gritaba en silencio al igual que Codi, no es a quien estoy abrazando, sino el abrazo en sí. Se siente como un millón de osos de peluche, como una cama caliente, como un baño tibio después de llorar mucho, se siente como una rica hamburguesa sumado a un maratón de tu serie favorita, es como oler mil flores favoritas sin estornudar, es como estar en casa...
Este hermoso momento se rompe. Este chico tiene que vomitar, pero ni crea que lo va a hacer sobre mí. Siento como empieza a hacer arcadas, me aparto y él como buen chico educado mira hacia el balcón y suelta todo el exceso que tiene encima, seguro alguien quedó decorado con vomito de borracho lastimado, así que me pareció buena idea corrernos del balcón, no quiero que nos echen riña por un par de fluidos asquerosos.
Me acabo de acordar que yo también estoy bien peda, todo empieza a dar muchas vueltas, veo vagamente como Codi está dormido sobre el suelo de madera, y yo le voy a hacer compañía.
─ Deja dormir. Quiero dormir─ me quejo.
─ Vamos levántate. Te va a doler el culo si te quedas sobre la tabla.
─ No importa, quiero dormir.
─ Nop. Vamos.
Mierda, seguro ya es de mañana. Me duele la cabeza quiero dormir. Me acabo de acordar lo molesto que es este muchacho.
La casita del árbol no es el mejor lugar para dormir cuando andas bien pedo. Bajo con cuidado las escaleras entrando en razón de que aún es de noche. Codi me ayuda a bajar los últimos escalones. Me quedo sin palabras, jamás me había levantado luego de dormirme en una fiesta, observo con asombro a todas las personas dormidas por donde sea, hace frio, pero parece que el alcohol es más poderoso. Él me toma de la mano y me guía a través del patio, en mi mente suena una canción bien fuerte pero no puedo descifrar cual es, tampoco sé si me gusta o me molesta.
Es curioso, el alcohol hace a este chico despeinado demasiado irresistible, me guía por toda la casa también llena de gente dormida y bien peda, existen unos cuantos fluidos extraños los cuales ni loca piso. Subimos las escaleras, pasamos por un par de puertas y llegamos a una no diferente a las otras, pero el chico se detiene, la mira un momento y justo cuando estoy por abrir mi boca, abre la puta puerta. En la habitación hay dos camas de una plaza, una ya está ocupada por un chico robusto y grandote, la otra está libre.
Una cama libre, puta madre, no estará insinuando que dormiré con él ¿o sí? Se sienta en la cama libre, yo lo miro desde la puerta, con su mano da unos golpecitos a la cama y me mira con una sonrisa torcida. Me acerco para susurrarle.
─ ¿Y si buscamos una habitación con dos camas? ¿o con una matrimonial, bien grande?
─ Ada no creo que encontremos otra cama ni otra habitación, ves esta cama, por lo general siempre la encuentro libre.
─ No me convence─ me cruzo de brazos
─ Bueno, si hay otra habitación. Tal como quieres, pero siempre cogen en ella, seguro sabes de cual hablo.
Tiene razón, la última habitación siempre tiene camas bacías sin embargo es usual despertarte a cada rato porque alguien se puso a coger, es embolante.
─ Está bien, si quieres anda y busca otro cuarto, pero yo estoy cansado.
─ Bien, pero voy del lado de la pared, y no quiero que intentes nada. No te rías─ lo señalo con un dedo.
─ Ahora pareces princesa. Ven vamos a dormir.
Me recuesto y luego él junto a mí. Estamos bastantes juntos, pero algo incomodos, empezamos a acomodarnos, esto es muy molesto. Al revés no, seguro tiene un terrible olor a pies, no podemos acostarnos ambos sobre nuestras espaldas o nos caeremos, no queda de otra.
─ Sabes algo, esto no va a funcionar. Tengo una idea, abrázame.
─ ¿Qué? Querías distancia y ahora quieres un abrazo, estás loca Princesa.
─ ¿Tienes una mejor idea para dormir cómodos y sin caernos u oler tus apestosos pies?
─ Buen punto. Ven aquí Ada.
Odio estar así, pero las circunstancias los determinan, las otras opciones son un descarte, además solo vamos a dormir, nada más. Sus brazos son fuertes y me reconfortan, hijo de una puta madre que bien huele, no tiene olor a alcohol ni a vómito, mi mano que descansa en su pecho siente su cuerpo trabajado y un suspiro involuntario sale de mi boca. Es la peda. Codi lo nota y presiona su cuerpo contra mi mano, no me atrevo a mirarlo, pero quiero hacerlo, este estado hace que este individuo sea prácticamente un objeto dominante. Pasa su mano por mi espalda erizándome la piel, vuelve a hacerlo y me estremezco, sé que lo nota puedo sentir sus labios evocando una sonrisa sobre mi frente, el pendejo sabe que está bueno. Vuelve a pasar su mano esta vez llega más abajo, rozando mis caderas. Ya está suficiente, levanto la cabeza con suavidad y lo miro. –Basta─ le advierto y él se disculpa. Me acomodo un poco y Codi tira de mi para ponernos más cómodos, nuestras narices se juntan, yo siento su corazón latir a mil y él escucha el mío. Una parte de mí se siente contenta de provocar ese efecto en alguien, pero mi otra parte sabe que es el subidón que provoca la ingesta de alcohol en exceso. Suelto la respiración que por alguna estúpida razón sostenía, Codi me acomoda un poco el cabello para que no se me meta en los ojos, se lo agradezco ya quería corrérmelo yo misma.
─ Me gustas─ su susurra.
─ ¿Qué? ─ mis ojos empiezan a cerrarse, estoy bien en pedo.
─ Me gustas mucho, Ada─ él también empieza a tener los ojos casados.
─ ¿Por qué te gusto?
─ Que mierda sé. Solo me gustas, Princesa.
Por Dios este chico no puede decirme esto ahora, en este puto estado sin conocernos bien. No puedo responder, ¿Qué se supone que diga? Ya demasiado extraña es la situación, yo también me muero por decirle que es perfecto, pero no voy a hacerlo, no lo conozco lo suficiente para afirmar esta perfección que siento ahora, normalmente lo golpearía por decirme esta pendejada. Sin embargo, se acomoda y se acerca aún más a mí, no lo aparto, estamos tan cerca que siento su respiración en mis labios y sus laditos junto a los míos. Cruzamos miradas, dudamos una milésima de segundo pero nuestros labios no dudaron. Sus labios rozan los míos como si fuera terciopelo, sus labios son cálidos y reconfortantes. A pesar que la duración del beso fuera de exactamente tres segundos, fue bonito, no hubo lengua ni nada por el estilo, solo nuestros labios abrazados por el frio.
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