Capítulo 25
Capítulo 25:
Codi.
Dejo las llaves en la encimera. Hace una semana terminé la cursada de la universidad, quien iba a decir que segundo año es agotador, y tercero será peor. Debí haberme tomado un año sabático como hizo Will. Entre el trabajo en el restaurante, el fin de cursada y mi intento de tener una vida tranquila de universitario, me han dejado agotado. –A eso súmale tus intentos fallidos de conquista- tuvimos una tarde asombrosa- Eso fue hace dos semanas. Estábamos más tranquilos cogiendo a cualquiera cuando se nos daba la gana- No voy a discutirlo, pero en verdad algo me ha hecho esa chica. No es normal que me la pase pensando en ella todo el tiempo. En mis noches se mete bajo mi piel y sucumbe su persona entre mis sueños. A menudo me despierto a deshoras rogando que su infame imagen desaparezca de mi mente, pero ella sigue allí, sonriéndome iluminando sus ojos de una manera salvaje y dolorosa. ¡Qué asco es sentir amor! Jake tiene razón, es una mierda. Ninguna persona debería enamorarse a menos que vivan una pasión duradera.
Me dirijo a la cocina, como siempre, hay olor a comida casera. Veo a mi abuela picando verduras sobre una tabla de plástico verde, me acerco y dejo un beso en su mejilla, ella me corre un poco para poder echar las cosas dentro de la olla. Voy en busca de mi madre, la cual está limpiando mi viejo cuarto para que yo pueda quedarme unas semanas con ellas durante las fiestas. Me cansé de rogarle que me esperará para limpiar, mi madre no está en condiciones de hacer esfuerzos, pero no entiende. Siempre que le digo algo acerca del tema me dice cosas como; "No me trates como enferma" o "Ya soy lo suficientemente inútil", yo solo quiero cuidarla.
─ Mamá ¿qué haces? Estás agitada.
─ Otra vez con eso. No estoy invalida- dice mi madre sacudiendo las sabanas limpias sobre la cama.
─ Lo sé, pero te vas hacer daño. Déjame ayudarte.
─ Ten- dice pasándome la escoba- Barre la casa.
Tomo la escoba y comienzo a barrer el cuarto. De adolescente, yo era un pequeño cabrón obsesionado con los comics, tampoco es que mis gustos hayan cambiado tanto, sigo siendo un friki, pero este cuarto está lleno de figuras de acción, posters y mangas e historietas. Sigo barriendo el resto de la casa. Estoy acostumbrado a utilizar la escoba como todo un profesional, al parecer tengo cara de barrendero puesto que siempre me mandan a barrer, y no exagero. Aquí en casa, mi madre y mi abuela me tienden la escoba si me ven aburrido o si me ofrezco a ayudar en algo, en la fraternidad, al terminar las pedas quien termina barriendo soy yo, Emma se ocupa de tenderme la escoba si me olvido, menuda pesada.
Mi abuela pone delante de mí un plato hondo desbordando estofado de papa. Desde que dejé el gimnasio he engordado tres kilos. Devoro la comida de forma apresurada, después de limpiar la mesa y lavar los platos me dirijo a mi viejo cuarto. Mi adorada abuela tiene un dicho; "El que cocina no lava los platos", así que me los encajaron a mí.
Siempre me gustó mi vieja cama individual, el colchón se hunde amoldándose a cada parte de mi cuerpo. Sacó el móvil y luego de perder veinte minutos de mi vida en redes sociales, decido escribirle a Ada.
*Hola.
Pasan cinco minutos y no responde. Le vuelvo a escribir.
*Hola, pesada.
*¿Estas bien, Princesa?
No me contesta. Hace días que no contesta. Intento llamarla, una contestadora sin configurar me responde. Mejor le escribo a los expertos.
*Hola, tortillera.
*Necesito ayuda.
Emma responde de inmediato.
•¿Qué quieres, pendejo?
*Ada no me responde.
•Puf, qué infantil. Son las doce y media de la noche. Puede estar dormida.
* ¿Y si me ignora?
•No sé por qué yo no te estoy ignorando.
•Estaba hablando con una morocha hermosa, tiene un culo bien redondo. ¡Y me interrumpes!
*¡Es enserio, Emma!
•Ok. Ok. ¿Le hiciste algo?
*Fuera de la masturbada, nop.
•¡La masturbaste! ¡¿Y recién me cuentas?!
* ¿Dices que la hice enojar?
•No. No creo. Dime ¿Es estrecha como me imagino? ¿Grita cómo perra o recita las vocales?
*¡Concéntrate, Emma!
*Además no te daría detalles, ni siquiera si me hechas a los tiburones.
•Puf, qué aburrido. Antes me contabas todo.
*Antes no era ella.
•Primero Will, luego Jake y ahora tú. ¿Acaso es una invasión de gente qué odia la soltería?
•Atrás demonio ¡Atrás!
•Desde hoy, empiezo a rezar porque no quiero terminar chupando el mismo agujero toda mi vida.
*Gracias, Emma. Fuiste de gran ayuda.
*Es ironía, por cierto.
Cansado de la arrecha de mi amiga, decido escribirle a Will. Es mi mejor amigo y tiene novia, en algo puede ayudar.
*Will. Tengo una puta crisis.
•¿Y me escribes a esta hora?
*¡Sí! Es una crisis amorosa.
•¿Tienes crisis amorosas?
*Es la primera que tengo. Me estoy volviendo loco. Quiero ir a buscarla y fijarme si está bien.
•Es normal. Estás enamorado.
*No. Ella no es mi novia.
•Inútil, ¿tienes cinco años? Te dije que estás enamorado, no que Ada es tu novia.
*No dije qué hablaba de Ada.
•Es por la única que babeas. Todo el mundo se dio cuenta. ¿Crees que no es curioso qué nadie baje en calzones desde tu cuarto? Solo hablas de lo bonita que es, y si te llama vas corriendo.
*Oh. Qué pendejo soy.
¡No sirvieron de nada! Mejor me duermo, pero ¿cómo me la quito de la cabeza?
Voy de un lado al otro, la cama no es tan grande como para moverme mucho, sin embargo, me parece un asco. Me levanto, tomo uno de los libros que leí de adolescente. ¿Por qué leía estas cosas? ¡Son horribles! Ciento cincuenta libritos de mangas al pedo, llenos de historias burdas y cursis, seguidos por los embriagantes caballeros de la noche acomodados linealmente en un estante y rellenados por una pequeña parte de mi colección personal de comics de los zombis destripadores que mi Princesa tanto añora. Bueno, tomo el único libro decente que hay; El Resplandor de Stephen King.
Recuesto mi cuerpo nuevamente y comienzo a leer.
¡Mierda! ¡Odio esto! No recordaba que enamorarse implicaba sufrir así. Creo que me volveré loco. Leo y leo, pero nada tiene sentido en mi cabeza, las palabras pasan las unas con las otras pasando desapercibidas. Lo último que falta, qué me agarre un bloqueo lector culpa de esta wila molesta. ¡Agh! ¿Por qué tuve que mirarte, Ada? Juro que te aborrezco por hacerme sentir tantas cosas. De momento estoy en el cielo, acurrucado contra su cuerpo que descansa en una suave nube, inspiro su aroma a miel y siento su delicada piel pálida contra mis dedos, y de pronto, ella me empuja de la nube haciendo que caiga en el infierno, de momentos me siento como un perro dentro de su jaula esperando las ordenes de su ama, suplicando qué me mire para poder ver lo peligrosa y angelical que es. Carajo, Will tiene razón, estoy hasta las madres por ella.
Me incorporo, salgo de mi habitación en busca de comida, preferentemente helado.
Hurgo en el frízer, bingo, un pote de helado. Apoyo mi culo en una silla y con una cuchara comienzo a comer directo del pote.
─ Parece qué hay una rata en la cocina.
─ Abuela, no me digas rata- digo con la boca llena.
─ Ya te volviste a enamorar ¿Eh? –dice sentándose frente a mí.
─ No. Solo no puedo dormir.
─ Claro- dice poco convencida- Supongamos que te creo. Pero ¿no se te hace raro escucharte refunfuñar a las dos de la mañana?
─ Abuela, sigo soltero- clavo la cuchara en el helado con algo de decepción.
─ No hace falta estar en pareja para sufrir por un corazón roto.
─ Mi corazón está intacto.
─ ¿Seguro? Un corazón saludable no causa insomnio. Anda, dile a tu abuela como se llama la causa de tu somnolencia.
Suspiro, es inevitable esconderle algo a ella. ─Se llama Ada- resoplo dejando a un lado el postre congelado.
─ Ada. Qué bonito nombre. Supongo que es guapa.
─ Y molesta- agrego sin negarle nada.
Ella sonríe por lo bajo incorporándose. Saca dos vasos pequeños y me dice ─ ¿Quieres licor de chocolate, dulce de leche o huevo?
─ ¿Existe el licor de huevo? –pregunto asqueado ante la idea- Chocolate, ese me gusta.
Mi abuela saca una botella grande de licor de chocolate, la destapa y sirve en los vasos el líquido oscuro. Me entrega uno y lo bebo de un trago largo. El líquido se desliza por mi garganta de forma torpe y áspera, por lo que toso un poco al sentir esa sensación.
─ ¿Alguna vez te conté como era mi relación con tu abuelo? –niego con la cabeza- Bueno, te cuento ahora. Al comienzo, yo odiaba a tu abuelo. Era irritante a niveles increíbles. Siempre aparecía cuando menos quería que aparezca. Una vez me empujó contra el barro y manchó mi vestido de los domingos, esa vez me enojé tanto con él que fui a buscarlo para devolverle el favor. Y así comenzó nuestra pequeña guerra mezclada con pasión y amor. ¿Quién iba a decir qué el chico nuevo del pueblo se fijaría en mí y cabrería mi existencia? Cierta vez me mandó una carta disculpándose por las travesuras crueles que me hacía, me pareció súper romántico. Y no, hijo, no era masoquista, si eso es lo qué te preguntas. Por mi parte también le devolvía cada una de las bromas que él me realizaba, incluso siendo novios seguíamos molestándonos mutuamente. Pasó de ser algo molesto, a algo divertido- dice. Yo la escucho atento mientras sigo rellenando a cada rato mi vaso- Solo digo que talvez, te molesta que ella te haga sentir de más. Eso le molestaba a tu abuelo, y sí, me lo dijo. Si es correspondido y aun así te sientes impotente, debe ser qué esa niña despertó sentimientos que ni tú sabías que poseías.
─ ¿Y si no quiero sentir nada nuevo?
─ A todos nos aterra sentir cosas nuevas, pero es mejor aceptarlas y dejarlas fluir. Puede que vivan una bonita historia de amor momentánea, larga o eterna, pero no puedes saberlo si te ocultas a ti mismo. No retengas lo que sientes ¿sí?
Este cap tiene dos partes, dentro de unos pocos días subo el siguiente, estén atentis.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top