Capítulo 20
Hola, Mi pequeño grupo de lectores!
Sé qué tarde una eternidad en actualizar, últimamente ando súper ocupada. Lo siento. Bueno, aquí lo prometido no es deuda, así que disfruten el capítulo 20. Besos, les quiero mucho.
Atención!⚠️ Este capítulo contiene descripciones de acoso y violencia física, se recomienda discreción.
Capítulo 20;
Ada.
Sus manos están alrededor de mi cuello, ejerciendo un poco de presión, la suficiente como para que duela la piel. Me revuelvo intentando librarme, el tipo me cachetea liberando momentáneamente una mano, mi cara arde, pero no es lo importante ahora.
─ Eres muy linda, aunque también una puta asquerosa- dice arrimando su rostro y acaricia la mejilla que me abofeteo.
─ ¡Suéltame, Jimmy! –grito moviéndome.
─ Siempre quise cogerte, pero eres insoportable, imposible de querer- aprieta mi cuello con más fuerza.
─ Por favor, déjame- suplico sintiendo un poco la falta de oxígeno.
─ ¿Me estás suplicando? ¿Ada suplicando? Esto sí que es nuevo- Jimmy pega su cuerpo al mío sin soltar mi cuello y apretando uno de mis brazos- Ahora te voy a coger y vas a quedarte calladita... te va a encantar, puta.
Jimmy arrima su rostro al mío, su aliento es repugnante, intenta besarme, pero le escupo la cara. Él se aleja un poco sin soltarme, mi baba le chorea por los labios por lo que se limpia apresurado con el dorso de su manga, aprieta los labios ajustando sus manos alrededor de mi cuello con más intensidad. Ahogo un grito mientras choco reiteradamente contra la pared. Piensa Ada, algo tienes que hacer, tienes que luchar, debes evitar lo que viene. Jimmy mete una mano por debajo del tajo de mi vestido para tocar mis nalgas, me siento sucia y asqueada, una pequeña lágrima se desliza por mi rostro. No quiero que me toque. Estoy borracha a punto de ser violada por un chico que era mi amigo. El oxígeno se siente cada vez más escaso, muevo las piernas y enrollo las manos alrededor de las muñecas de Jimmy. Tengo que escapar de esta situación. Piensa Ada, por favor, tu puedes.
-Más vale que nos salves el culo- tú deberías pensar por mí, ¿Qué hago? - no sé...espera, él no te agarro de las piernas- es verdad, cerebro. ¡Tengo las piernas libres!
Debo concentrarme, ya estoy hiperventilando y el hijo de puta este me está dele meter mano. Como puedo lleno mis pulmones de aire, trato de apoyar ambos pies en el suelo, coloco los brazos con intención de empujar sujetando los antebrazos de Jimmy con mis manos, con toda fuerza que me queda alzo una pierna dándole una patada en la rodilla a mi agresor. Él retrocede liberando mi cuello, siento como el aire vuelve a ingresar a mi organismo con naturalidad, igual toso un poco. No me doy mucho tiempo, ya tendré de más para recuperarme, para evitar que me persiga, antes de huir lo empujo haciendo que caiga de culo. Entonces lo pateo en las costillas, la rabia me invade y vuelvo a patearlo una y otra vez. Pateo su cara, luego lo escupo, Jimmy se retuerce en el piso, aprovecho para subir por las escaleras y buscar mi cuarto. Entro y cierro la puerta con llave. Me desplomo en el piso quedando a cuclillas, en cuatro patas me arrastro hasta mi escritorio metiéndome debajo del mueble. Estiro la mano para agarrar un almohadón del suelo y apretujarlo contra mi pecho. Ya no aguanto, suelto lo que estaba reteniendo todo este tiempo y lloro deliberadamente.
Estoy en un bollo bajo mi escritorio, abrazando un almohadón, llorando a todo pulmón, agradeciendo que logré defenderme, pero sufriendo por lo que acaba de pasar. Debo haber hecho algo muy malo en mi vida pasada para que tantas mierdas me pasen en esta. Soy llorona lo sé, pero como puedo no llorar si me eh aguantado por mucho tiempo las lágrimas, ahogue mis penas de formas incorrectas que solo me causaban más daño, tal vez llorar no sea tan malo después de todo.
Vuelvo a preguntarme lo mismo que me pregunto desde los diez años ¿Por qué a mí? Sé que hay personas que sufren mucho peor que yo, que tienen la vida más desgraciada, pero también estoy consciente que cada persona siente su sufrimiento como el peor del mundo, aunque no sea así, y yo siento que mi vida siempre fue un asco, pero fui ciega cuando estaba pequeña, cuando abrí los ojos ya era demasiado tarde, me convertí en el saco de boxeo de mi familia, si es que puedo decirles así. Estar aquí debajo derramando lágrimas, sintiendo dolor en mi cuerpo, sintiéndome asqueada, hace que recuerdos involuntarios vuelvan a mi mente, las voces resuenan en mi cabeza y todo se vuelve nítido cuando cierro los ojos.
─ ¿Qué vas a hacer con la mocosa? No entiendo cómo no se hace cargo su madre.
─ No espero que lo entiendas. Escucha Gabriela, solo serán unos meses hasta que pueda pedir la renuncia de la custodia- suspiraba mi padre.
Recuerdo que yo me ocultaba bajo el escritorio de mi alcoba y me tapaba los oídos con las manos, peleaban siempre por mi culpa, aunque no había hecho nada. Por entonces mi madre no quiso hacerse cargo de mí luego del divorcio, así que me mandaron con mi padre y su novia. Mi hermana Candela se salvó de andar de una casa para la otra, no sintió lo que es ser una carga molesta, ella es ocho años mayor así que en ese tiempo tenía mi edad actual y podía quedarse sola, pero no dejaron que se haga cargo de mí, no me quedó más remedio que ser la oveja negra de la familia. En una ocasión les conté que Gabriela (la novia de mi padre) me empujó por las escaleras y me hizo cortes en el cuerpo, pero la verdad es que ella me venía haciendo sufrir desde hace mucho tiempo. Sorbo mis mocos apretujando con fuerza el almohadón, mis lágrimas siguen cayendo, no quiero recordar una mierda y los recuerdos siguen llegando.
Gabriela me mezquinaba todo, y cuando digo todo es todo. Con solo decirles que no dejaba que abra la heladera para tomar una fruta puesto que eso era suyo, todo era suyo. Ella me gritaba o me tomaba del pelo empujándome como si no valiera nada. Lo peor era que cuando no estaba mi padre, ella no quería cuidarme, así que me encerraba en mi habitación y no salía hasta que él regresaba, no me daba ni agua ni comida hasta que salía. Igual mi padre mucha bola no me daba, hacía vista gorda, obvio le conté, pero para solucionarlo movió mis cosas a otra habitación, esa poseía un baño privado. Según él, con un baño podría tomar agua y hacer mis necesidades mientras estaba encerrada. No piensen que mi padre no quería regañar a su novia y que me amaba o algo así, en realidad él aprobaba el comportamiento de ella, lo sé porque él mismo me encerró tres días, los peores de mi vida. Así es, pasé tres días encerrada en una habitación a los diez años, en esos días no comí nada, bebía agua de la llave del lavado, pero el último día no salió ni una gota, luego me enteré que estaban haciendo reparaciones en la red hidroeléctrica. Recuerdo que me la pasaba bajo el escritorio, ese era mi lugar seguro, siempre lo fue y al parecer sigue siéndolo. Seguro dirán, Ada no es para tanto, pero para mí sí lo fue. Jamás le conté estas cosas a nadie, ni a Sofía ni a mi hermana, no quiero darle el poder a nadie de hacerme sentir débil o estúpida, tengo que mostrarme fuerte, hasta ahora eso es lo que me ha mantenido estable.
Sigo llorando, escucho voces en mi mente recriminándome lo basura que soy y que todo es mi culpa, tienen razón, pero no quiero oírlas. Me acurruco contra el pequeño espacio de pared que se ve por debajo del mueble, soy toda lágrimas y mocos, el líquido salado limpia mi alma, puedo sentirlo. Soy mala, Jimmy tiene razón nadie puede quererme, soy imposible de amar, soy una imbécil al creer que Codi puede amarme, él no me quiere, a lo sumo le atraigo. Y en el caso de quererme, tendré que alejarme de él, Codi no se merece a una persona como yo, nadie se merece tenerme cerca, yo siempre lo arruino todo porque estoy desgraciada. A lo mejor yo no sé querer a nadie y no sé dejar que nadie me quiera a mí.
[...]
Abro los ojos con lentitud, las lagañas decoran mis pestañas, tengo el cuerpo entumecido, pasar la noche bajo un escritorio no es la mejor idea del mundo. Suelto el almohadón, tomo la hebilla de mi sandalia liberando uno a uno mis pies, de a poco salgo del lugar donde pasé la noche. Valla forma de empezar mi cumpleaños, como la mierda. Como estoy sola me chupa un huevo desnudarme, deslizo el vestido por mi cuerpo hasta que cae al suelo, quedo en calzón. Me dirijo al baño, ¡carajo! Me veo horrible, todo el maquillaje corrido con marca de lágrimas en mis mejillas y mocos desparramados. Lavo mi cara con abúndate agua y un poco de jabón. Me veo más o menos decente. ¡No! ¡No es suficiente! Me siento asquerosa. Meto mi cuerpo dentro de la ducha y me doy un baño intenso, con el jabón restriego mi cuerpo, en especial las zonas donde él me tocó. Luego de quince minutos me siento mejor. La verdad es que me canse de esperar algo que no ha pasado nunca, esperar a que te rescate un príncipe es ridículo, por eso me acostumbré a salvarme yo sola.
Busco mi celular, ¿Dónde culo lo puse? ¡ahí está! Genial, ni un mensaje de ningún familiar, típico de ellos, olvidarse mi cumpleaños. En fin, saco una remera del ropero y me la pongo. Esta semana me he esforzado en no tener ropa sucia, puesto que mañana o pasado tengo que desocupar la habitación, te dan un máximo de tres días para irte, y tener una pila de ropa sucia no es precisamente la mejor idea del mundo.
Me duele la cabeza, es la resaca y todo mundo sabe que la resaca se cura con más alcohol. Debo haber puesto una botella de cerveza en alguna parte. Se me ocurre husmear bajo mi cama, en cuatro patas observo una botella cerrada junto a la cabecera. Me estiro metiéndome un poco bajo el mueble, hasta que la alcanzo. Te felicito Ada, siempre tienes alcohol de emergencia. Me pongo de pie tratando de buscar con qué abrir la birra, un momento ¿qué es eso? ¿un paquete? En la punta de mi cama individual descansa un paquete cuadrado o más bien algo cuadrado mal envuelto con papel de cartón. Destapo la botella con la punta del escritorio, doy un trago mientras me acerco a recoger el paquete misterioso.
Pongo mi culo en el piso sobre mi "alfombra para leer", la botella descansa a mi lado en el suelo y con cuidado rasgo el papel del paquete. ¡Ah! No se cómo describirles lo que es, pues es precioso. Dentro del paquete hay un libro, es lo más bello que me han regalado. Porque tengo muchas emociones acumuladas, pequeñas lágrimas resbalan por mi rostro. Este libro nunca lo leí, no lo tengo en mis estantes, no lo había podido encontrar en las librerías, eso hace que sea aún más especial. Mensajes en las Paredes del Baño, de Julia Walton se lee en la portada. Doy un trago de cerveza para aumentar mi valor, estoy segura que quién sea que me dejó esto aquí puso algo en la primera página del libro.
- "Eres arte en los ojos correctos... ¡Es mentira! Princesa, tu siempre fuiste arte, pero los ojos correctos pudieron apreciarte tal y como lo mereces".
Tuyo a partir de hoy, Codi.
PD: Me vengaré de tu broma. -
Esto debe ser una broma muy estúpida. ¿Esto es real? ¿Realmente Codi me regaló un libro? Juro que puedo imaginármelo metiéndose en mi cuarto cuando yo no estaba solo para dejarme un regalo de cumpleaños. Ahora entiendo porque la puerta ayer no tenía llave cuando entré, estaba en shock, pero recuerdo todo lo que pasó. Pongo el libro en mi pecho mientras sigo bebiendo mi cerveza, son las una de la tarde, me chupa un huevo, estoy triste, me siento asquerosa con ganas de matar a una persona de la forma más cruel que se me ocurra. Imagino muchos escenarios posibles para la muerte de Jimmy. Una aplanadora rompiendo su cráneo. Yo cortándole las bolas con unas tijeras de podar. Jimmy con cuervos comiéndole los ojos. Yo empujándolo de un décimo piso. Los demonios de al menos seis libros de Stephen King cortándolo en pedacitos para alimentar a los animales del zoológico. Él bajo una lluvia de flechas provocada por su servidora. Un millón de abejas africanas picándole el culo chato de Jimmy. Jimmy como muñeco de prueba de las trampas de Shaw...
Pero al mismo tiempo, pienso en el tierno chico molesto que se preocupa por mí desde el día en que me conoció. El mismo que come pochoclos agridulces, a quién le gustan los comics y las películas sangrientas al igual que a mí, el chico que come como si no hubiera un mañana, el peleador que escucha canciones cursis de amor, quién me ofrece dormir con él siempre que puede, el chico que sabe cocinar pero lo oculta porque le da pereza hacerlo, el poseedor de una energía locamente atractiva, el dueño de los ojos más bonitos que vi, el chico que besa delicioso, el tonto que me regaló un libro imposible de conseguir en mi cumpleaños y le agregó una dedicatoria, el cargoso que no teme verme loca consumida por mis demonios, sino que me intenta salvar de ellos, pienso en el chico con el cual fingí demencia cuando confesó que le gusto en una fiesta con casita del árbol y luego me besó. Codi viene a mí mente y no puedo evitarlo, pero tal vez no deba evitarlo.
👉¿Qué os pareció el capítulo? 🙇🏻♀️El lunes tendremos actualización!✔
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