Capítulo 10
Capítulo 10:
Ada.
Día de mierda. Vida de mierda.
Perdón por tantos insultos, pero es verdad. Tengo miles de compromisos hoy, en lo general no puedo ni con un compromiso al día.
Muy temprano por la mañana, Ahítan fue a recogerme de la fraternidad. Ambos asistimos a clases y almorzamos juntos. Hace bastante que no pasaba tiempo con él. Nos conocemos hace mucho tiempo. Aún no te he contado mucho acerca de nuestra amistad, así que te daré un breve pantallazo.
Tenía unos catorce años cuando llegue a este inmundo internado/instituto para terminar mis estudios secundarios. Por ese entonces, ya odiaba todo, pero en un nivel superior. Si ahora te parezco insoportable, molesta, estúpida y con problemas de ira, no querrás conocer mi versión más oscura. Algún día te voy a contar sobre mis problemas, pero ahora no quiero agobiarte. Volviendo a mi amistad con Ahítan. Al llegar, con frecuencia me castigaban toda la tarde, y pues ahí conocí a mi cómplice. Cierto día equis, mientras valía madres por mi existencia, un chico pálido, con cabello negro y ojos brillantes, ingresó al salón de castigos. Ese muchacho flacucho, era el tipo de estudiantes que lleva una carpeta bajo el brazo, aunque realmente solo lleve escritas tres hojas. Él también valía madres por su vida. Conectamos enseguida. A partir de ese momento nos hicimos grandes amigos. Empezamos a mandarnos cagadas juntos, pero por sorpresa, Ahítan comenzó a madurar, comenzando a perder el interés en las cosas que solíamos hacer juntos, sin embargo, sigue siendo mi amigo.
Si estas pensado en shipearnos, quiero decirte que eso jamás va a pasar. Nunca nos vimos como algo más que dos amigos. Y, además, él tiene novia –muy tarada, pero novia─, pervertidos.
¡Hora del examen decisivo! *inserta música de suspenso*
Quiero tirarme de un puente. Últimamente quiero morir seguido.
Ada tranquila. Inhala, exhala, repite.
Saben, soy de esas personas frías que funcionan mal bajo presión.
Estoy sentada en el banco, con una hoja llena de preguntas múltiple choice delante de mí, mi cuerpo tiembla de forma indiscreta, el sudor frío me recorre el cuerpo. La camisa se me pega al cuerpo por el sudor. Escucho los tic-tac de las agujas del reloj, y mis nervios aumentan. Respira, solo respira. Es un simple examen, que va a definir algo importante para mí, pero un simple examen. Mi pierna se mueve de arriba abajo, mierda, quédate quieta, por favor, te lo suplico.
Me pongo a leer las preguntas mejor. Seguro con eso me calmo.
─ Marque con una cruz los grupos de palabras que no contengan gerundios ni adverbios─
¿Qué?
Espera, piensa, si sabíamos eso, es sencillo. Creo.
[...]
Dos horas después, sufro en silencio. ¡Vamos señor director, apure y corrija rápido, que me va a dar un ataque de ansiedad! ¡Y ya me comí todas las uñas!
Por fin sale, junto a una profesora y un hombre que no conozco.
─ Señorita Cooper, entre un momento─
Sí, me estoy muriendo, casual.
─ Queremos decirle que no solemos admitir este tipo de pruebas a estas alturas del año, usted fue una excepción─ Me mira de reojo. Sigo ansiosa.
─ Pero –dice el señor que no conozco─, el señor director dijo que no nos arrepentiríamos. Y vaya que tenía razón. ¡Eres brillante! ─ ¿Escuche bien?
─ Nos alegra informarte que sacaste el puntaje más alto hasta ahora en estas pruebas. Obtuviste un 9.89. felicidades─ me sonríe la profesora.
Estoy en shock. Aprobé. Significa que me graduó en dos meses. Creo que voy a desmayarme.
─ ¿De verdad? – pregunto.
─ Sí. ¿A qué universidad planeabas apuntalar?
─ A la WHH. Digo, a la UNNA. Es muy difícil de entrar, pero tienen un programa excelente de literatura y filología.
Es verdad. Si entro, sería un sueño hecho realidad.
─ Casualmente, soy el coordinador de becas de la Universidad que mencionaste. Me gustaría que realices una entrevista en enero. ¿Qué te parece?
¡Oh por Dios! ¿Este señor me ofreció lo que yo creo? Siento el cuerpo frío.
─ Gra-gracias Señor. Es... es un honor. Se los agr-agradezco de corazón. Es lo mejor que me paso en la vida.
Y sí. Empecé a llorar de felicidad. A pesar de que mi corazón quería escapar de mi pecho, y de que mi piel se sentía muy fría, quería llorar de felicidad.
Creo que la teoría de que cuando lloramos, en realidad lloramos por todas las veces que reprimimos lagrimas es cierto. Porque así me siento ahora.
Jamás me pasan cosas buenas ¿vale? Esto es lo mejor que me puede haber pasado, por lejos, lo mejor. Y no exagero. Cómo mucho, lo mejor que me había pasado, era ganar un yogurt gratis en esos concursos de tapitas.
Saco el móvil para mandarle un mensaje a Ahítan. No creo que a nadie más le importe este momento. Solo tengo dos amigos, Sofía y Ahítan, y entre ellos se llevan fatal, solo puedo ver a uno por vez. Lo sé, mi círculo de amigos apesta. A mi padre no le voy a contar, ni en pedo, aunque me secuestren y para salvar mi vida tenga que contárselo. Igual figura como mi tutor, seguro que le chismea el director. Y mi madre, bueno, hace años que no le hablo, debería hacerlo, pero ella se olvidó de mi existencia.
*¡¿A que no sabes qué?!─ le escribo
*¿Qué?
*Aprobé!!!! Ahora puedo morir en paz.
*Espérame cinco minutos, ya voy a donde estas. ¡Hay que festejar!
Tranquilos que festejamos. A nuestra manera.
Ahítan fue a comprarle a Charles –ya saben, la guarida del lobo─, un par de cervezas y comida dentro de bolsas de plástico.
Hasta que él regrese, me puse a acomodar un poco la habitación. ¿Yo acomodando? Un panorama difícil, pero cierto. Igual no hay mucho quilombo, un poco de ropa tirada y una cama desordenada, nada que en diez minutos no se solucione.
Tengo que lavar mi ropa, el canasto desborda. Que pereza. Deberían crear ropa desechable, para evitar lavar, es más, podrían crearla con materiales reciclables y no contaminar un carajo. Tengo ideas buenas ¿eh?
¿Por qué te demoras tanto Ahítan? Voy a hacerme vieja hasta que vuelvas. Ni bien termino de pensar eso, escucho un portazo, es Ahítan, sin dudas. Me giro para mirar la puerta y al intruso. ¡Por Dios! Parece que fue a la guerra, tiene los pelos desparramados, la respiración agitada y una cara de susto imperdible. Me río a carcajadas. ¡Qué mono que está!
─ ¿Fuiste a la guerra o la cerveza se peleó contigo?
─ Cállate enana. No te pongas en plan de enano gruñón.
─ ¿Me puedes recordar porque somos amigos?
─ Porque soy de los únicos que te soportan─ que ironía, muy gracioso.
Nos sentamos en la alfombra que uso para leer, en el suelo. El estar bien al pedo, es un ambiente perfecto para ver una película. Obvio que la elijo yo, uno porque la del festejo soy yo, y dos porque la computadora es mía.
Como hay basura en la web. Quiero una película decente ¿es mucho pedir?
Luego de ser casi asesinada por mi mejor amigo impaciente, vimos "Duna", no la había visto antes. Me encantó. Si no la viste, tienes que verla. Tiene unos escenarios preciosos, es una película futurista, donde hay una monarquía, viajes a otros planetas, y mi favorito, ¡un elegido! Amo cuando hay un elegido. En definitiva, tengo que leer el libro, con urgencia.
Ahítan rechazó la idea de venir conmigo al centro de rehabilitación. ─ No. Ni muerto─ me dijo antes de marcharse de mi habitación. Ellos no se llevan bien, no se aguantan. Con Will quedamos en encontrarnos a las seis de la tarde, frente a la clínica de rehabilitación, se ofreció a venir a buscarme, pero lo rechacé enseguida. Para eso tengo un mejor amigo con moto. Cuando llegamos, o más bien, cuando mi mejor amigo me abandonó frente al centro, no tarde en divisar a Will. Ambos llenamos un par de papeles que autorizaban nuestra visita. Un coñazo de pesado.
La clínica está bien, va, no es nada del otro mundo. No tiene nada de especial, predominan las paredes blancas y el olor a lavandina. Seguro que a esta altura me odias un poco por saltarme cosas, pero me da pereza vivir, imagínate describir todo lo que veo. Además ¿Qué quieres que te cuente? ¿Sobre el olor a lavandina penetrante? No. Si yo leo un libro donde me describen hasta el color de las bragas que lleva la protagonista, de seguro lo aviento por la ventana. Hay cosas que es mejor ignorar.
Sigamos.
Vuélvanos al presente.
Sofí está alojada en una habitación blanca, como toda la maldita clínica. ¿Es que no había otro color en la tienda? Se la ve más delgada, pero igual de alegre que siempre. Ni bien Will cruza el umbral de la puerta, Sofía se cuelga de él como un koala. El amor apesta, señores. Ella le llena la cara de pequeños besos, a medida que Will, le sonríe y deja ver un colorete en sus mejillas.
─ ¿Cómo estás, Julieta? ─ le digo, a medida que pongo mi culo en la cama.
─ Bastante bien, Reina del Drama─
─ Te extrañe mucho─ comenta Will mientras la abraza a más no poder.
─ Sabes que no va a desaparecer si la sueltas ¿no?
Ambos me miran como si de mis labios hubiera salido la locura más estúpida que han escuchado.
─ Me gustaría estar un momento a solas con cada uno de ustedes. ¿Puedo?
─ Sí, puedes. Me voy a retirar para que hablen los tortolos.
Me aburro. Saco el móvil para boludear, hasta que esos dos terminen de pasarse gérmenes. ¿O a alguien se le ocurre una mejor suposición?
Después de no sé cuánto tiempo, por fin se abre la puerta de la habitación. Will sale un poco nervioso, muy sonrojado. Ahora ingreso yo.
─ Suéltalo.
─ ¿Qué? ─ Sofí está confundida.
─ El sermón que seguro me quieres dar.
─ Bueno – La conozco muy bien. Me va a putear─ Mi psicólogo me dijo que tengo que expresar todo lo que siento, más con las personas cercanas a mí. Por eso, los llame... Ada, no me odies. Sabes que te quiero muchísimo...
─ Pero.
─ pero, hay una razón por la que no te conté sobre mi relación con Will. Tú...tú siempre lo fastidias todo. Cagas las cosas, Ada.
─ ¿Qué dices?
─ Sí, Ada. Siempre lo fastidias, arruinas las cosas porque no te importan. Sé que no lo haces queriendo, y que eres así, pero... en serio me gusta Will. Y no quería que te burles o lo espantes. Eres un poco cruel.
─ ¿Hace cuánto salen? ─ Las lágrimas me amenazan con salir. No responde─ ¡¿Hace cuánto?!
─ Tres meses. Tal vez, un poco más.
Carajo. No puede ser cierto. No confía en mí, ni un poco. Como su mejor amiga, tendría que haber sabido de su noviazgo. ¿Qué clase de amiga soy? ─ La peor, sin dudas─
─ No quiero que me odies. Aun así, te quiero. Como hermanas ¿recuerdas?
─ Si fuéramos así de unidas, me hubieras contado todo. Desde tu relación hasta ¡que no me aguantas!
Silencio.
─ ¿De verdad? ¿No recuerdas como te comportas cuando te muestro algo que consideras ñoño? – Sofía frunce el ceño, enojada.
─ ¡No tengo la culpa que tu novio tenga la imagen y comportamiento de un niñato! ─ le grito irritada.
─ Ves─ dice señalándome completa─ Sueltas estupideces cuando algo no te gusta. ¡Eres cruel!
─ Nunca quise ser cruel. Deberías habérmelo dicho ¡Me ves como una idiota! ─ Sí, señores, mis lágrimas salen disparadas como locas, resbalando por mis mejillas.
─ ¿Decírtelo? Ada, me jodiste una semana porque me compré una sudadera con un unicornio. ¿Crees que no me hubieras dicho nada? ¡Por favor, me repites constantemente que el amor te hace débil! ¡que es una emoción que sobra! ¡No quería que me vieras como una estúpida inferior a ti!
Mis ojos se clavan en los suyos. El líquido salado sigue resbalándose por mis mejillas. Soy una pendeja de primera. ¿Por qué tardé tanto en darme cuenta? Bueno, Sofía me lo ha dicho, por eso me duele. Duele muy feo. Lo peor es que tiene razón, ¿para qué negarlo? Sí es verdad.
─ Creo que debería irme─ me levanto─ No te preocupes, voy a volver.
─ Ada, yo...
─ No digas nada, ¿sí?
Y con eso me marcho de la escena.
!Hola, mi pequeño grupo de lectores!
¿Les gutó el capítulo? Ya sé, es un poco más corto de lo habitual, pero es porque se vienen cosas buenas.
Bueno, les quería adelantar que dentro de poco veremos nuevamente, la perspectiva de Codi. Él os mostrará un par de detalles para que entendan mejor su relación.
Les quiero mucho, gracias por su apoyo!!!
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