Capítulo dos.
Aquí les traigo la segunda y última parte de este fic~ Justo en San Valentín, para darle un toque más mono. (?)
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Luego de haber dejado el regalo e irse como siempre, regresó para llegar a su aula, en el camino fantaseaba con la idea de cómo reaccionaría ésta vez Katsuki, en esta ocasión le regaló bombones bañados en chocolate.
Al entrar al aula se encontró con sus compañeros que murmuraban cosas, al ver la llegada de Izuku callaron todos a la vez, eso había sido un poco extraño, caminó hasta su lugar mientras miraba a los demás, quienes le devolvían la mirada. Finalmente cuando llegó a su pupitre lo encontró. Había sobre este un paquete mediano, el cual tenía un gran moño verde sobre la tapa.
—¡Woah! ¡Midoriya también tiene una admiradora secreta!
—¡Ehhhh! ¡Pero qué suerte!
—Yo igual quiero una...
Los comentarios no se hicieron de esperar, al ver que ahora Izuku recibía regalos comenzaron a deducir el siguiente en que lo haría, incluso hasta apostaban. Pero el dueño de ojos verdosos se encontraba congelado, aun no podía asimilar que él había recibido un obsequio ¿De quién? Con suerte tenía dos amigos en la clase, no es que no se llevase bien con sus demás compañeros, tenía una buena relación con la mayoría de ellos, pero eso no significaba que se tenían tanto cariño como para darle algo.
—Quién... -Ladeó la cabeza aun confundido sobre el dueño de esa caja ¿En verdad era para él? Quizá haya sido una equivocación. Una vez que salió de su pequeño estado de impactado dirigió rápidamente su mirada hacia la única persona que creía lógico que le diese algo, Uraraka. Sin embargo ésta negó con la mano, dando a entender que no había sido ella.
Suspiró, había una probabilidad de que fuese alguna broma de alguien, así que no podía hacerse ilusiones y aunque fuese en verdad una chica él era fiel a sus sentimientos hacia Katsuki. Aun así decidió ver el contenido de aquel paquete, sería mentira decir que no le daba curiosidad saber lo que había adentro. Quitó el listón que formaba el moño, para poder quitar la tapa, todos en la clase miraban atentamente, igual que Izuku, querían saber el contenido de la caja, para no hacer esperar más, quitó la tapa, mostrando finalmente lo que había.
—¡Awwww! –Exclamaron todos los que miraban aquella caja, por otro lado, Izuku tenía los ojos abiertos tal cual plato.
¿Qué era? Era nada más ni nada menos que un oso de felpa vestido con el atuendo de All Might. Izuku lo tomó entre sus manos y lo sacó de la caja, mirándolo atentamente, sintió que era muy suave, daban ganas de abrazarlo, era... Simplemente un regalo perfecto, sin mencionar que estaba vestido como al héroe que más admiraba.
Lentamente una inmensa sonrisa se fue dibujando en su rostro, era adorable, le había gustado, no, gustar definía muy poco a lo que realmente sentía, le encantaba. Pero ¿Quién se lo había dado? Y más, ¿Cómo sabía que All Might era su héroe favorito? No lo sabía, pero le encantaría hacerlo y poder agradecerle aquella persona.
Minutos después notó que había un papel dentro de la caja, quizá era una nota y eso podría darle una pista del responsable, dejó al peluche en su lugar y tomó la nota. La emoción lo invadió, se preguntaba qué clases de cosas podría estar escrita, a lo mejor venía el nombre de la persona, había muchas infinidades sobre su contenido, decidió acabar con esa curiosidad y leer la nota.
"Por lo menos hubieras dicho que eras tú quien dejaba los obsequios, maldito nerd."
Y sintió como su corazón se detenía.
La sonrisa que tenía se borró por completo y la expresión de emoción se esfumó, dejando en su lugar una de pánico, comenzó a sudar frío y los nervios le invadieron.
—"No es posible... Có-cómo... ¿Me descubrió?" –Llevó su mano a su boca y la cubrió con esta, no podía creer que en verdad Katsuki le hubiera descubierto, pero no lo entendía ¿Por qué no le había golpeado una vez que se enteró? Pensaba que si se llegaba a enterar le insultaría de mil maneras y no dudaría lastimarle. Pero no sucedió eso, estaba tranquilo ¡E incluso le dio un obsequio!
Estaba feliz, asustado y confundido a la vez, su rostro estaba rojo de la pena con algunas gotas de sudor debido a los nervios y su corazón latía muy rápido. No podía creer que había recibido un regalo de Katsuki, la persona que amaba.
Se sentó en su lugar para luego recargar sus brazos sobre el pupitre y así esconder su rostro en sus brazos, no sabía qué hacer, tampoco sabía lo que significaba el hecho de recibir algo de Bakugou, ¿Quería decir que sentía lo mismo? ¿Qué sentía pena? ¿O qué le daba igual? No lograba comprenderlo, pero eso no impedía que se sintiera sumamente feliz.
—¡Oh! Ahora sí estás comiendo lo que te dieron ¿Eh? –Aquel comentario llamó su atención, rápidamente alzó la mirada y la fijó hacia adelante, encontrándose con Katsuki que comía los bombones que Izuku le había dado.
—¿Cómo negarle algo tan delicioso a esa persona que dejó los bombones? No jodas Kirishima, claro que los comería. –Habló con un tono de burla, quizá normal para los demás, pero no para Izuku, pues él sabía identificar el tono que usaba específicamente contra él. Katsuki se recargó en la silla y alzó sus piernas al pupitre, sin dejar de comer los bombones, al estar ligeramente inclinado podía mirar un poco hacia Izuku, quién le miraba fijamente, soltó una risita para luego sonreírle divertido. ¿Lo que provocó? Que Izuku se sonrojara hasta las orejas.
En ese mismo momento rogaba a la tierra que se lo tragara.
Durante el resto de las clases Midoriya continuaba confundido y más que nada sorprendido por lo que acababa de pasar. Quería preguntarle porque lo había hecho, qué significaba, pero hacerlo directamente no podría, aún no era lo suficiente valiente como para mirarle a la cara mientras decía esa clase de cosas, además nada aseguraba que no recibiría un golpe si se le acercaba.
Al llegar a su hogar fue directamente a su habitación y se aventó sobre su cama, donde comenzó a rodar en esta mientras carcajeaba. No le interesaba el motivo por el cual Katsuki había hecho eso ¡Le había dado un obsequio! Uno especialmente para él de su parte, no podía estar más feliz, aunque confundido, pero eso era lo de menos.
Tomó su mochila y de ésta sacó el obsequio, tomó entre sus manos aquel oso. Le miró por unos segundos para después abrazarlo y seguir rodando en la cama, una cálida sensación invadía su pecho, sentía de se estaba ahogando en corazones.
¡Necesitaba darle algo especial!
No sabía si estaba bien seguir dándole obsequios ahora que le habría descubierto, pero de no ser así ¿Cómo podría transmitirle sus sentimientos? No importaba si le enfadaba o si ya no debía de seguir con eso, tenía esa necesidad de seguir dándole regalos además de que necesitaba decirle unas cuantas cosas.
Se levantó rápidamente de su cama, dejó el oso sobre ésta y salió de su habitación, rumbo al salón donde debería de estar su madre, sí, nuevamente recurriría a ella pero esta vez tenía algo en mente, para que no se volviese a repetir el incidente de las flores.
—¡Madre! –Llamó su atención, ésta giró y le miró con curiosidad. Hubo unos segundos de silencio, Izuku respiró para luego seguir. —Quiero... Quiero que me enseñes a preparar galletas... -Como había sido la otra vez habló con cierta timidez, sin poder evitarlo un tenue rosado se posó en sus mejillas. Su mamá simplemente sonrió por ello, claramente no se iba a negar a aquella petición que le hizo.
—¿Son para esa persona importante de la que hablaste la otra vez? –Izuku se quedó quieto por un corto tiempo, para luego asentir con la cabeza, haciendo que la sonrisa que tenía su madre se hiciera más amplia. —Pues no perdamos más el tiempo. –Dijo animadamente, lo que hizo que el peliverde sonriera con emoción.
—¡Claro! –Madre e hijo se dirigieron a la cocina, donde la mayor le enseñaría como preparar las galletas, le daba las indicaciones, los ingredientes necesarios y cómo mezclar cada uno de ellos. De esa manera Izuku prepararía sus propias galletas para Katsuki, que sería el regalo del siguiente día.
Así a la mañana siguiente, apareció un nuevo presente en el pupitre de Katsuki, cuando llegó se había sorprendido, pensó que ahora que lo había descubierto dejaría de darle cosas, pero parece que no sería así. Se sentó en su lugar y abrió la pequeña caja que había ahí, encontrándose con las galletas que había hecho Izuku el día anterior, las cuales... No tenían forma circular, todas eran de diferentes figuras poligonales, parece que la forma de la galleta no le había quedado. Decidió ignorar eso y centrar su atención en la nota que había, como siempre la tomó para poder leerla.
"Jejeje... Me has descubierto, aún no sé cómo es que lo hiciste, pero sólo espero que no te moleste ahora que sabes quién soy. Tenía miedo de que si lo sabías te enfadarías, por lo que siempre te di los obsequios anónimamente, ahora que sabes que soy yo no tiene sentido que siga ocultándome ¡Pero no eso no quiere decir que dejaré de darte regalos! Ojalá que sigan siendo agradables para ti.
Por cierto, el oso que me diste está hermoso ¡Te lo agradezco mucho! Me encantó.
Atentamente: Deku.
PD: Estas galletas las hice yo mismo, quizá no quedaron muy bien, aún así espero que te gusten."
—"Con que si era él, ¿Eh?" –Soltó un suspiro, en cierto modo era extraño que Midoriya fuera el responsable de todos esos obsequios que recibió, lo más extraño de todo es que no se rindió a pesar de que éste jamás conservó ninguno de ellos.
Eso llegaba a resultar... Lindo.
Sacudió bruscamente su cabeza, frunció el ceño disgustado ante su pensamiento ¿Había considerado lindo a Izuku? Debía de ser simplemente una equivocación. Para no seguir pensando más en ello, decidió probar las galletas que había ahí, según la nota, las había hecho Izuku... ¿Las había hecho especialmente para él? Un rubor apareció en su rostro por esa idea, que tonto sonaba que se sintiera así sólo porque Deku se tomó la molestia de prepararle galletas.
Tomó una de ellas y la miró, no se veía muy apetecible, la extraña forma que tenía le quitaba lo antójale, pero... Valía la pena probarla. La llevó hasta su boca y le dio un mordisco, saboreando el sabor de esta, segundos después comenzó a toser. Quemada y demasiado dulce para su gusto.
—¿¡A-ah!? ¿Estás bien, Bakugou? –Preguntó un poco asustado Eijirou a la vez que palmeaba la espalda de éste en un intento de ayuda.
—"Ésta cosa sabe horrible..." –Pensó Katsuki aun tosiendo, no creyó que el sabor fuese peor que la apariencia que tenía.
—¿¡Acaso tendrán veneno esas galletas!? –Kirishima estaba alarmado con aquella idea. Todos los demás le miraron asustados, sería terrible que así fuese, pero sólo se trataba de la comida de un chico pésimo en repostería. Katsuki miró de reojo hacia atrás y vio la mirada decepcionada de Izuku, en ésta se notaba el arrepentimiento por haber hecho las galletas. El pelirrubio bufó con molestia para luego tomar una, dos, tres galletas y comérselas sin descanso alguno, como si fuesen la cosa más deliciosa de todo el mundo.
—No seas estúpido, simplemente me atragante con la galleta. –Habló mientras comía las galletas, apretaba con fuerza sus ojos haciendo el mayor esfuerzo para comerlas. No se detuvo hasta acabar con cada una de las galletas que había en la caja, para él había sido todo un logro el haber acabado con todas ellas.
—Ahh... Se ve que te encantaron. –Dijo Denki mientras se encogía de hombros al ver que Katsuki devoró todas las galletas en tan poco tiempo, aunque viendo mejor la cara de éste... No parecía que lo hubiese disfrutado.
—Co-como no tienes idea... -Habló sarcásticamente. Respiró profundamente, ya luego de un rato se sentía mejor, aún no podía creer que realmente se comió todo eso, aunque se preguntaba ¿Por qué? Sólo fue necesario ver la mirada de Izuku y su cuerpo actuó por sí sólo.
Ahora que pensaba en Deku, decidió ver cómo estaba ahora, nuevamente miró hacia atrás, encontrándose con Izuku que tenía las mejillas rosadas y una sonrisa de completo idiota, más de lo normal. Parece que al menos valió la pena, aunque presentía que tendría un futuro dolor en el estómago.
En cambio Izuku estaba conmovido, sabía perfectamente que las galletas no quedaron deliciosas como esperaba, pero creyó que estarían aceptables, supo que no era para nada así cuando vio toser a Katsuki, estaba esperando a que se burlara al respecto, pero nunca se esperó que se las fuese a comer todas, aunque pareciera que era algo tan simple, aquella acción significó demasiado para él.
¡Con más razón continuaría dándole regalos! Aunque se aseguraría de que realmente fueran del agrado de Katsuki.
Siguió dándole regalos a Katsuki, como lo hacía antes, aunque esta vez sin el anonimato ya que no tenía caso que lo hiciera.
Lo diferente esta vez, es que Bakugou le devolvía los regalos ¿Por qué? Ninguno de los dos sabía, ni siquiera Katsuki quien le siguió el juego. En un inicio dejaba un obsequio sobre el pupitre de Midoriya cada cierto día, después se acostumbró a dejarle uno día tras día, así como lo hacía Izuku.
Junto con los obsequios aparecían notas, donde ellos establecían una conversación, sin embargo casi nada entre ellos había cambiado, sí, ambos dejaban un presente sobre el pupitre del otro, pero cualquiera que los viera no notaría diferencia en ellos dos, ya que a pesar de los regalos y las notas continuaban sin hablarse directamente, evitando siempre hacer algún contacto. Las veces que Katsuki se veía obligado a tener que hablarle lo hacía como siempre lo había hecho, llamándole "nerd" y uno que otro insulto, por otra parte Izuku se quedaba callado y evadía todo lo que éste decía, como siempre lo había sido.
Claramente esto ponía un tanto triste a Midoriya, ya que había creído que su relación con Bakugou mejoraría ahora que ambos intercambiaban regalos, pero las cosas no salieron como lo esperaba. No entendía qué era lo que eso significaba, ¿Por qué razón le daba obsequios y ahora sí conservaba los que Izuku le daba? Y a pesar de eso continuaban igual, quería preguntarle porque hacía eso, pero le daba temor de que si lo hacía podría arruinar lo que llevaban ahora, era lindo recibir obsequios de su parte y las notas que le dejaba, no quería que eso dejara de suceder pero tampoco podía seguir con esa intriga de saber la respuesta a sus preguntas.
Aquella tarde Izuku iba de regreso a su hogar, algo decaído ya que con ese día se cumplía tres días desde que Katsuki no le dejaba algún regalo, no negaba que le preocupaba, aunque los regalos eran lo de menos, lo que le preocupaba eran las notas, estaría feliz con sólo recibir una nota por parte del otro, pero desde hace tres días no había nada, a pesar de eso Izuku no dejó darle los regalos, como siempre con nota deseándole buen día, más de una vez quiso escribir la pregunta de sí le pasaba algo o había algo que le molestaba, pero los nervios se lo impedían y ni hablarse para hacerle la pregunta directo a la cara.
Soltó un suspiro pesado a la vez que apretaba con fuerza el agarre de su mochila, debía de ser paciente, posiblemente no tenía el tiempo para darle algo o incluso para escribir una nota y estaba bien, no tenía la obligación para hacerlo, además de que Izuku no era nadie especial para poder quejarse, le dolía pensar en eso pero era la verdad.
Sacudió la cabeza intentando ya no pensar en eso, de por sí estaba con los ánimos por los suelos, pensar en ello empeoraba las cosas. Quizá dormir un poco le ayudaría. Continuó caminando por los pasillos del instituto, haciendo el mayor esfuerzo para no caer de nuevo en aquellos pensamientos negativos, sin embargo algo llamó su atención, escuchó los pasos de alguien que caminaba por el mismo pasillo, algo que era extraño pues la mayoría de los alumnos de la U.A. ya se habían ido, alzó la mirada y se sobresaltó al ver quien era; Katsuki.
Rápidamente se sintió nervioso, no había nadie en el pasillo más que ellos dos, no sabía qué hacer ¿Saludarle? ¿Actuar como si no estuviera? Esto resultaba ser algo imposible, pero aun así intento hacerlo. Bajó la mirada y continuó con su camino, haciendo su mayor esfuerzo para evitarlo, Katsuki siguió caminando, acortando poco a poco la distancia entre ellos hasta que ambos se rebasaron, pasando justo al lado del otro sin decir nada.
Izuku sentía que su corazón estallaría debido a lo rápido que latía, ya lo había rebasado, sólo necesitaba llegar al final del pasillo y dar vuelta para irse, estar solo con Katsuki realmente le ponía muy nervioso. Lo que no notó fue que el sonido de los pasos cesó.
—Deku. –Se detuvo en seco al escuchar eso, un escalofrío recorrió su espalda, lo nerviosos aumentaron, no creyó que éste le fuese a llamar. Lentamente se fue girando, aún con la mirada hacia el suelo, no se atrevía alzarla.
Hubo un lardo silencio, cosa que ponía inquieto al peliverde, pero minutos después se escuchó nuevamente los pasos, cada vez más cerca, eso indicaba a que Katsuki estaba caminando hacia él. Comenzó a sudar frío, ¿Estaría molesto? ¿Le diría algo importante? ¿Debía de huir? Su mente era invadida por mil y un dudas, estaba confundido y un tanto asustado.
Katsuki se detuvo justo frente a él, sin decir nada. Izuku continuó con la mirada en el suelo, podía ver los pies del otro, poco a poco fue alzando la mirada, encontrándose con un paquete de envoltura rosada.
—¿Ah? –Parpadeó un par de veces por eso, ¿Se lo estaba dando? No lo sabía, pero pensar que podría ser eso le dejó sorprendido.
—Argh, sólo tómalo maldito idiota. –Le dio de golpe el paquete contra el pecho de Izuku, fue eso lo que le hizo reaccionar. Rápidamente lo tomó entre sus manos para que no se fuese a caer ya que Katsuki lo había soltado y empezó a alejarse. Midoriya miró un poco desesperado el obsequio y a Bakugou, no sabía qué hacer o decir, pero se estaba demorando mucho, pues el otro comenzaba alejarse cada vez más y por primera vez no quería que se fuese.
—¡Gra...! –Intentó hablar, pero su voz le traicionaba, haciendo incompleta su frase, aunque sólo fue necesario eso para que detuviese el andar de Katsuki. —¡Muchas gracias! –Se inclinó hacia adelante en agradecimiento a lo que éste hizo, lamentablemente no obtuvo respuesta alguna, sólo un incómodo silencio.
Izuku continuó con su inclinación, esperó a que algo sucediera, pero nada, ni siquiera se escuchaba si el otro había seguido con su camino, supuso que se encontraba quieto, cosa que le ponía un poco inquiero.
—Hey... -Tragó pesado al escuchar la voz de Katsuki, pero aun así siguió en su postura. —Puedes acompañarme en el camino de ida... Si qui-quieres... -Abrió a todo lo que sus ojos podía dar al igual que se alzaba de golpe, viendo como Katsuki miraba hacia otra parte con un ligero rubor en sus mejillas, lo que causaba más sorpresa en Izuku.
—¿Qué? –No podía creer lo que acababa de escuchar, ¿En serio le había propuesto ir juntos?
—¡No pienso decirlo otra vez! Sí escuchaste que bien y si no, es tu puto problema. –Se giró con velocidad mientras llevaba sus manos a los bolsillos de su pantalón, a pesar de que le había dado la espalda podía notar que éste estaba severamente sonrojado, pues alcanzaba a ver sus orejas rojizas.
—¡No, no! ¡Sí escuché! –Movió con nerviosismo sus manos, no quería que el otro pensara cosas equivocadas. Corrió hasta donde estaba y así alcanzarle.
Una inmensa sonrisa se formó en el rostro de Midoriya por lo que estaba pasando en ese momento, regresarían a sus hogares juntos, por fin tendría ese acercamiento que tanto anheló desde hace mucho, no le importaba si no hablaban de nada, con tal de estar cerca de él le hacía feliz. Debido a eso, le fue imposible retener una risita de pura felicidad, cosa que creó una confusión en el más alto.
—¡No estés tan cerca de mí, idiota! –Katsuki lo empujó con su pie para que se alejase de él, ya luego de unos minutos de ir caminando juntos Izuku se fue acercando cada vez más, haciéndole sentir incómodo al chico de ojos escarlata.
—Lo siento Jajaja. –No le importó que hubiese recibido aquel empujón, su felicidad eran tan grande que eso no le hizo deprimirse.
Así, ambos caminaron por las tranquilas calles, en un total silencio, que, curiosamente no era incómodo para ninguno de los dos, era todo lo contrario, en cierto punto llegaba ser agradable.
En todo el camino ninguno de los dos se dirigieron alguna palabra, Katsuki iba unos tres pasos más delante de Izuku, éste miraba su espalda, desde que partieron no le quitaba la vista de encima. Observaba detalladamente la graciosa manera en cómo caminaba, con ambas manos en sus bolsillos, su mochila en su hombro izquierdo, como la brisa removía suavemente el cabello de él, todo eso admiraba Midoriya, no había mejor vista que esa.
Hasta que llegó el momento en donde debían de separarse y tomar el camino que daba para ir a sus respectivos hogares. Katsuki se detuvo antes de ir por la calle donde quedaba su hogar, Izuku se detuvo justo detrás de él, un poco confundido por que se hubiese detenido, creyó que se iría por su camino sin decir nada más, aunque igual estaban en silencio así que mucha diferencia no había.
—Kacchan... Ehh... Yo, me iré por aquí, gracias por dejarme acompañarte. –Se armó de valor para decir eso, comenzando a dar unos pasos hacia la derecha, donde él debía de irse. —Nos vemos mañana... -Se despidió para luego dar vuelta y seguir con su camino.
—Hasta mañana, Deku. –Aquellas palabras se sintieron como flechas para Izuku, ¿Realmente se despidió de él? No podía creerlo, había pensado que lo ignoraría como siempre, al ver que no fue así comenzó a caminar con una inmensa sonrisa en su rostro.
Aquel día había sido un gran avance, pues había hecho un acercamiento hacia él, eso significaba que en poco tiempo quizá podrían llegar a ser algo más.
Midoriya apretó sus mejillas sonrojadas mientras movía su cabeza hacia los lados, era inevitable no sentirse feliz al pensar en eso. Ahora que había pasado un rato con Katsuki a solas le daba la sensación de que podría repetirlo, pensar de esa manera le llenaba de valor para hablarle, ya quería que llegase el siguiente día, quería verlo, a pesar de que no hace más de cinco minutos lo vio.
Comenzó a correr lo que faltaba para llegar a su hogar, al hacerlo entró con rapidez, saludó a su madre y fue directo a su habitación. Necesitaba pensar en un nuevo regalo, pero al llegar ese pensamiento a su mente recordó el obsequio que le había dado Katsuki, no sabía lo que era pues cuando lo recibió lo guardó en su mochila para que no se fuese a maltratar. Tomó la mochila y de ésta sacó aquel paquete, se deshizo de la envoltura, al hacerlo se encontró con una nota antes de quitar la tapa, tomó la nota y la desdobló para ver lo que decía, supuso que debía de leerla antes de ver el contenido del paquete.
"Quería darte esto personalmente."
Su pecho se estremeció al leer esas simples palabras, quizá para cualquier otra persona eso no era nada especial, pero para Izuku era todo lo contrario. Katsuki tomó la iniciativa para darle un regalo en persona, mientras que él pensaba que sería una mala idea el otro se tomó el tiempo para hacerlo. ¿Cuál era el límite de la felicidad? Sentía que su pecho estallaría de lo alegre que estaba, sin duda un día maravilloso.
Dejó la nota de lado y decidió ver finalmente lo que había en el paquete, le quitó con cuidado la tapa, encontrándose con el dichoso obsequio. Era... ¿Una libreta? Ladeó su cabeza hacia la izquierda confundido por recibir aquel regalo, no le desagradaba, era parte de Bakugou por lo que seguía siendo especial, pero no entendía porque dárselo. Le miró por un par de segundos para luego revisar mejor aquella libreta, abrió por mera curiosidad y vio la primera hoja de esta.
"Para tu notas sobre los héroes y te ayuden a convertirte en un gran héroe."
Y una lágrima cayó sobre aquella hoja.
Su vista se tornó borrosa debido a las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos, no podía creer que en verdad Katsuki hubiese escrito eso, cuando anteriormente le restregó en la cara que nunca lograría ser un héroe, ahora, le había dado una libreta para continuar con sus apuntes respecto a los héroes.
Pasó su mano sobre sus ojos al igual que sorbía la nariz, miró una vez más la libreta y sonrió levemente, podría ser ese en verdad el mejor obsequio que hubiese obtenido, fue esa frase lo que lo hizo tan especial, esas palabras lo conmovieron y enamoraron nuevamente.
Alzó la mirada decidido, ahora necesitaba darle algo mucho más especial, no cualquier cosa, no, debía de darle algo donde demostrase sus sentimientos hacia él. Dejó la libreta sobre la mesa que había en su habitación y caminó de un lado a otro, no sabía qué podría darle que fuese especial y le causase la misma sensación a Katsuki.
—¡Oh! –Chasqueó sus dedos ante una brillante idea que llegó a su mente, analizándola mejor era un perfecto regalo para Katsuki, sin duda alguna. Pero nuevamente, necesitaría la ayuda de su madre, ésta vez se aseguraría de que saliese bien.
Después de todo, dicen que la tercera es la vencida.
Salió con rapidez de su habitación y fue hasta donde estaba su madre.
—¡Necesito que me ayudes en otra cosa, madre! –Habló firmemente, esta vez no tartamudeó ni se puso nervioso, estaba decidido en hacer esto, por lo que no tenía tiempo que perder.
—¿Sí? ¿En qué? –Izuku comenzó a explicarle lo que quería hacer, haciendo que la mayor le mirase sorprendido, pero luego soltó una leve risita. —¿Es de nuevo para esa persona especial?
—Así es y quiero que quede perfecto. –Su mamá asintió con la cabeza, feliz al ver a su hijo tan decidido por una cosa, sin duda alguna aquella persona tenía bastante suerte.
—Manos a la obra entonces. –Le ayudaría en lo que le pidió, se veía tan feliz por ello que se esforzaría para brindarle todo lo que éste necesitase.
Toda la tarde se la pasó trabajando en ello, cayó la noche y aún no terminaba y no pensaba irse a dormir hasta que lo acabase, su madre no aguantó y se fue a dormir, él continuaría, llevándose casi toda la noche en el obsequio para Katsuki.
—Listo... Finalmente está. –Miró el obsequio finalizado. Estaba cansado, sus ojos se cerraban del sueño y tenía unas ojeras debido a que no había dormido. Tomó el regalo y lo metió en una caja amarilla, para luego caminar hasta su cama y aventarse en ella, dormiría lo que restaba de la noche.
Para su mala suerte, minutos después sonó la alarma que indicaba que debía de comenzar a preparase para ir a clases. Soltó un suspiro pesado y se levantó de la cama, caminando al armario para tomar su uniforme y vestirse para desayunar.
Salió de su hogar medio dormido, a pesar de que mojó su rostro con agua helada el sueño permanecía. Su madre se preocupó y sugirió que mejor se quedara en casa a descansar, a lo que Izuku se negó de inmediato, necesitaba darle el regalo ese día.
Llegó a la U.A. y fue hasta su aula, ya con un poco de aire fresco le despertó, aunque continuaba cansado, pero habría valido la pena.
El día pasó con normalidad, extrañamente ese día no apareció el típico obsequio en el pupitre de Bakugou, todos creyón que quizá la chica que estaba interesada en él se había dado por vencido, pero estaban equivocados, pues Midoriya planeaba darle el regalo en persona, ya había sido cobarde durante mucho tiempo, esta vez no dejaría que el miedo le ganase.
Al finalizar las clases todos comenzaron a retirarse, Izuku salió primero del aula, esperaría a que todos se marchasen y esperar a Katsuki, generalmente éste era el último en salir.
—¿Deku? ¿No te vas a ir? –Preguntó con curiosidad Ochako al ver al pecoso de su amigo recargado en la pared, como si estuviese esperando a alguien.
—A-ah... No... Bueno sí, pero en un rato, tengo cosas que haces. –Rascó con nerviosismo su mejilla mientras miraba hacia otro lado. Uraraka miró de reojo al interior del salón y vio a las personas que había aún adentro, una leve sonrisa se dibujó en su rostro al ver a una en especial.
—Esperarás a Bakugou ¿Verdad? –Izuku dio un pequeño saltó asustado por su acertado comentario, se quedó callado, no sabía qué decir, no quería delatarse. —Jajaja, mucha suerte con eso. –Palmeó el hombro de éste, en un intento de darle ánimos. Su comportamiento, ese nerviosismo y las mejillas rosadas le daba una idea de porque estaba esperando a Katsuki, en verdad que necesitaría ánimos para ello.
Ochako se retiró rápidamente para no estorbar y así no arruinar lo que tenía planeado Izuku. Minutos después todos se habían ido, por lo tanto, como era de esperarse, la última persona en salir fue Katsuki, quien al encontrarse con Izuku se encogió de hombros, caminó intentando ignorar su existencia.
—¡K-Kacchan! –Le llamó antes de que siguiera alejándose, éste se vio obligado a tener que detenerse. —Puedo... ¿Podemos volver juntos? –Se giró para mirarle directo a la cara, no estaría viendo al suelo como siempre, no, necesitaba verle directamente. Katsuki le miró para luego chasquear la lengua.
—Haz lo que quieras. –Continuó con su camino, dándole el permiso que Izuku deseaba. Comenzó a caminar a su lado, mirándole de reojo, para así salir en dirección a sus hogares.
Nuevamente caminaron en un silencio, al igual que Katsuki iba adelantado por unos cuantos pasos, mientras que Izuku se estaba armando de valor para darle el regalo, de nuevo los nervios se apoderaron de su cuerpo, pero no podía rendirse cuando ya había iniciado. Respiró profundamente para después caminar los pocos pasos que les separaban y jaló de su ropa, para que detuviese el paso.
El pelirrubio se giró para mirarle, extrañado de que hubiese hecho eso. Clavó su mirada en él, esperando a que le dijese la razón por la cual le hizo detenerse.
—Yo... Quería darte el regalo de hoy... En pe-persona... -Su voz nerviosa le traicionó, pero ya lo había dicho, ahora sólo faltaba dárselo. Pasaron unos cuantos segundos para que Midoriya sacase la caja de su mochila, en éste estaba el regalo, lentamente se lo fue dando, sus manos temblaban, no podía creer que estuviese tan nervioso. Katsuki se quedó sin hacer nada por un corto tiempo, para luego arrebatarle la caja.
—Hmmm. –Fue aquel su agradecimiento. Intentaba mantener una mirada seria, pero internamente estaba sorprendido de que le hubiese dado el regalo personalmente, se veía tan cobarde como para hacerlo que pensó que jamás lo haría.
—Me gustaría que lo abrieras ahora... -Jugueteó con sus dedos, rogaba internamente que no se molestara por ello, pero en verdad quería ver su reacción al ver lo éste estuvo haciendo durante toda la noche.
Katsuki rodó los ojos por su petición, no entendía porque quería que lo hiciera, pero aceptaría hacerlo, simplemente porque la curiosidad era muy grande y quería saber lo que contenía. Quitó el listón que lo ataba para poder quitarle la tapa que lo cubría, cada segundo que pasaba era una tortura para Izuku, se sentía emocionado y nervioso a la vez, esperaba que le fuese a gustar.
Y finalmente lo vio, luego de quitarle la tapa se encontró con el regalo de Izuku.
Era un conejo de peluche, pero no cualquier conejo, no, pues este traía el traje de héroe que usaba Izuku. El más alto tomó aquel peluche y lo sacó para verlo completamente, viendo el resto de éste, el conejo sostenía un letrero, el cual hizo que los ojos de Katsuki se abriesen como platos.
"¡¡Kacchan, eres mi héroe No. 1°!!"
Izuku había pasado toda la noche haciendo un mini traje para aquel peluche, escribiendo el letrero que éste sostenía, se aseguró de que no hubiese ningún error y quedase lo más lindo posible.
—Espero y te guste... -Habló con cierta timidez, Bakugou ya llevaba bastante tiempo callado, cosa que le puso más inquieto al peliverde. Estuvo alerta al ver que había hecho un movimiento y alzó lentamente la mirada.
—Tsk. –Apretó con fuerza su puño derecho, causando que Izuku se asustara. Alzó aquel puño y lo dirigió hasta Izuku, éste cerró sus ojos listo para recibir aquel golpe, parece que el regalo no había sido de su agrado.
Sin embargo no sucedió nada de eso. Kacchan agarró el cuello de la camiseta de Deku y lo jaló hasta él, juntando sus labios contra los contrarios.
Izuku estaba congelado, procesaba lo que sucedía, dando un pequeño salto al entender lo que estaba pasando. ¡Katsuki le estaba besando! Rápidamente su rostro se sonrojó, su cuerpo se tensó y sus manos las movió sin saber qué hacer exactamente. Pero se calmó un poco cuando esa agradable sensación lo invadió, ¿Quién diría que sus labios eran suaves y quizá hasta un poco dulces? Sin duda alguna le fascinaba.
Cerró sus ojos y se inclinó ligeramente hacia adelante para así corresponder el beso que le había dado Katsuki, sentía como su corazón revoloteaba de felicidad, creía que sólo en sus sueños pasaría algo así, pero no fue de esa manera, ahora se encontraba besando a la persona que tanto amaba, a Bakugou Katsuki.
Se separaron una vez que el aire comenzó a ser falta, una vez hecho eso Katsuki se giró rápidamente para darle la espalda a Izuku, quien tenía una sonrisa boba en su rostro, clara señal de un idiota completamente enamorado. El más alto comenzó a caminar, dejando al otro atrás, el cual continuaba impactado por lo que acababa de suceder, segundos después se percató de que Katsuki se alejaba cada vez más, sonrió para así correr hacia donde estaba éste y se le aventó en un fuerte abrazo, luego de aquel beso le había dejado en claro algo y es que sus sentimientos eran igual a los suyos.
—¿¡Q-qué crees que haces!? –Preguntó alarmado el pelirrubio al sentir como le abrazaban por detrás, la única respuesta que recibió fue unas carcajadas de felicidad por parte de Izuku, no tuvo de otra más que dejarse ser abrazado, pero se puso nervioso cuando Midoriya frutó su rostro contra su espalda, sin resistir se giró y le tomó de los hombros para alejarlo de él, con el ceño fruncido y las mejillas rojizas pellizco y jaló las de Izuku. —Estúpido Deku, ¿Por qué hici-
—¡Te amo Kacchan! –Le interrumpió mientras sonreía ampliamente, cosa que hizo enrojecer más el rostro del mencionado. Izuku hundió su rostro en el pecho contrario, mientras que Katsuki estaba aturdido por escuchar esas palabras, rápidamente se alejó de él y deposito un golpe en la cabeza de éste.
—¡No diga estupideces! Y vayámonos de una vez, comienza a hacerse tarde. –Refunfuñó a la vez que continuaba con su camino, haciendo lo mejor posible para calmar el latido de su corazón. Izuku no se quejó al respecto, ni siquiera le prestaba atención al ligero dolor de su cabeza provocado por el golpe que recibió, estaba tan feliz que no le interesaba haber sido golpeado.
Ambos siguieron con su camino, esta vez Midoriya no se quedó atrás, caminaba justo al lado de Bakugou, aunque ambos continuaban en silencio. Katsuki le miró de reojo, podía sentir la felicidad que desprendía éste, inevitablemente sonrió por ello. Lentamente sacó su mano del bolsillo y la dirigió hasta la mano de Izuku, tomándola y entrelazando sus dedos.
Eso sorprendió al peliverde, pero igual incrementó su felicidad, aceptó el agarre, dándole un ligero apretón.
De esa manera, los dos caminaron por las silenciosas calles bajo el cielo naranja, tomados de la mano y con una felicidad que era mutua.
Fin.~
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Bien, ese ha sido el two-shot owo)/ Espero y haya sido de su agrado tanto como lo fue para mí escribirlo.~
Aprovecho para desearles un feliz Día de San Valentín. ♥
¡Hasta la próxima!
¡Y Plus Ultra! (๑'>᎑<)~♡ -Tenía ganas de decir eso(?)-
Se despide Lucy-chan. ♥
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