Un sueño de un gran amor
Para comenzar a narrar la historia de Emery, se debe comenzar a hablar de sus padres y como llegaron a conocerse.
Esta historia comienza en el mundo humano, en una pequeña ciudad donde tener una mujeres eran una verdadera bendición, si una bendición, unas increíbles joyas suaves y delicadas, valientes y determinantes, en este lugar daba flores de diferentes formas con un aroma único y diferente en cada uno de ellas, mujeres que han dejado en alto con las tradiciones del pueblo unas verdaderas damas, ganando premios en todo ámbito tanto del conocimiento, deporte, cocina, arte y demás por excelencia, dejando saber que si alguien tenía una mujer en esté pueblo sería grande.
Sin embargo, en el pueblo llegó una familia de lo más peculiar, con un hombre que era de lo más conservador y serio de lo que te podías encontrar, es por eso que él prefería tener más hijos varones que mujeres, para su mala suerte, apenas y logró tener dos hijos y cinco mujeres, su octavo bebé estaría a punto de llegar, y nació una adorable nena de cabellos rubios, casi dorados, radiantes como el sol. Como era de esperarse el padre no estaba contento por tener otra niña y bueno su madre, no es que le importará mucho, no quería maltratar su cuerpo después de tener a su tercer bebé.
Aura, así fue nombrada por sus hermanas. Y como dicta las tradiciones del pueblo, este dulce bebé tendría un destino muy diferente que el de todas sus hermanas.
El amor nunca estaría en planes de está familia. No después de tener un lamentable historial en cuanto ese ámbito, pues verán el compromiso de los padres de Aura fue planeado por beneficio de ambas familias, y aunque desde un principio trataron de que todo funcionará, la mujer era una libertina borracha que veía más interesante gastar todo el dinero de su esposo en apuestas. El padre en un principio estaba dispuesto a cumplirle cada capricho que en ella surgía así se tratará del abrigo más caro y nuevo de la temporada, pues antes su mujer era su adoración, pero eso no impidió que se hiciera de una amante. En un principio la madre de Aura quiso confiar en su marido y comenzaba a tenerle cierto afecto, aún así todo se derrumbó cuando supo que su criada tendría a su primogénito de su marido, a partir de ahí el matrimonio fue cuesta abajo, tan solo, entre ellos, pudieron tener un hijo y dos niñas contando a Aura. Los otros cinco fueron por parte de vientres alquilados, con excepción del primogénito; el hombre quería ser un gran padre de familia y tener un gran número de hijos, que sobretodo fueran varones, pero solo consiguió tener más niñas, desde el incidente del primogénito, la mujer comenzo a sumirse más y más en sus vicios, tanto en la bebida como en el juego cada vez más, que cada situación parecía ir tocando cada vez más a fondo el asqueroso fango. A veces no volvió por días a su casa y cuando lo hacía, se ponía a discutir con su marido y llevarse dinero para volver algún casino; eran tan grave la situación que antes de quedar embarazada de Aura había estrellado su auto nuevo en un establecimiento recién inaugurado, por eso se mudaron a aquel pueblo.
La madre era como una adolescente, no media las consecuencias de sus actos y como era de esperarse, no era para nada cercana a sus hijos, solo como para dar algún que otro consejo rebuscado; su padre era todo lo contrario duro estricto y realmente severo para imponer su autoridad, para evitar la vergüenza del escándalo; a sus hijos los educó con mano dura, solo podían hablar cuando él se los indicará, ir algún lugar siempre y cuando él se los permitiera y no comentar de algún tema que no fuera realmente importante para él, estar en cama a la hora que él lo estipulaba, aunque con los dos varones de su hogar era algo más flexible, no era lo mismo con sus hijas, que las tenía con más reglas y prohibiciones solo para evitar de que fueran tan libertinas como su madre.
Los hermanos tampoco eran muy a llegados unos a otros, tenían algunas charlas, breves ratos de juegos, pero nunca se consideraron como verdaderos hermanos, ya que no lo eran completamente en la sangre, así que se guardaban todo sentimiento entre ellos mismos, que cuando pasaron a ser jóvenes y otros adolescentes dejaron de lado a la más pequeña a un lado.
Como todo niño, Aura se refugió en su juegos y muñecos, sobretodo en una pequeña muñeca rubia al igual que ella, y jugaba con ser la mamá de aquella muñequita y la llamo Emery.
— Eres mi hermosa hija Emery y yo soy tu mamá, ya es tan tarde y no he hecho la cena — exagera su vocecita y corre a su pequeña cocina y finge preparar algo para su muñeca Emery.
Para esta niña, en su necesidad de cariño y ver a muchos de sus compañeros cercanos a sus madres, era lo que más quería una madre, pero sabía a su corta edad de 8 años que eso sería imposible, tampoco podría ser cercana a ninguno de sus hermanos, la hacían de un lado siempre que podían y mucho menos lo sería a su padre.
— Aquí tienes mi hermosa Emery, provecho.
— Eres una fabulosa mamita, mami — fingió una voz para Emery.
— Lo sé Emery — está se ruborizó y se emocionó —. ¡Soy la mejor mami del mundo que te prepara ricas comidas con sus propias manos!
Su mayor anhelo para Aura era ser mamá, tener hijos a los cuales amar con todo su corazón, para no sentirse sóla y ser una madre que le hubiera encantado tener, una madre cariñosa, dulce y atenta. Para ella era su más grande sueño y tenía unos grandes deseos que el tiempo avanzará rápido.
Eran así sus ratos de la pequeña Aura, solitarios. Salía a jugar al jardín, le era más a gusto sin que nadie la moleste, pero esa tarde un ruido más allá del jardín capturo su atención, un sonido de lo más peculiar, que por su curiosidad la hizo adentrarse en aquel bosque que hasta ese momento no se había dado la oportunidad de aventurarse a entrar.
— ¿Hola? — hablo la pequeña mientras abrazaba su muñeca Emery, se acerco a los arbustos con pequeños pasos —. No tengas miedo, soy solo una niña chiquita.
Cuando se acercó a los arbustos sus ojos no dieron crédito a lo que vio un pequeñísimo hombre de color marrón, con un rostro realmente arrugado con un pelo realmente brillante de color anaranjado con los ojos totalmente negros.
La niña mira a la pequeña criatura asombrada de nunca ver visto nada igual.
— ¡Ven aquí, pequeño Brownie! — se escuchó una nos por los arbustos.
Fue entonces cuando se encontró con un hombre muy atractivo, ojos azules, cabello marrón algo claro, largo y rebelde, una piel perfecta y un tanto morena, de seguro por estar tanto tiempo en el sol, y a pesar de los años tenía esa escalofriante vibra de ser muy joven, un muchacho a punto de convertirse en hombre. Para la pequeña se parecía tanto a los príncipes que le leía siempre en sus cuentos de hadas y que tanto aborrecía.
— ¡¿Una niña?! ¿Qué haces aquí? — pregunto el muchacho.
— ¡Esa pregunta la debería hacer yo! ¡¿Quién eres y qué haces en la propiedad de mi padre?! — exigió la niña saber.
El muchacho soltó un suspiro -— solo te diré mi inicial de mi apodo, así que llámame Jay.
— ¿Yeii?
— No, es jota, pero en inglés, ¿vives por estos lugares y no sabes inglés?
- ¡Ah es Jay (yei)! Of course, in this part of the region it is common for people to speak Spanish as well as English - (Por supuesto, es está parte de la región es común para la gente hablar español como inglés) contesta la niña en inglés completamente ofendida -, both are mother tongues here; and sometimes Italian too. - (ambas son lenguas maternas aquí; y a veces el italiano también).
- Como sea, dame ese Brownie.
- ¿Te refieres a... - la pequeña criatura se había acercado a la niña, - está cosita? - la toma entre sus pequeños manos.
La criatura inclina la cabeza de lado con curiosidad a la pequeña niña, ella hace lo mismo pero le dedica una hermosa sonrisa. La criatura se emociona y se lanza a abrazar a la niña.
—Si es un Brownie.
<<Jeje tiene nombre de postre>> pensó Aura.
— Los Brownies son pequeños humanoides de origen feerico que viven en bosques y valles.
— Ya veo — toma a la criatura de nuevo en su manitas para acariciarlo —. Es simpático este Brownie, porque se lanza a mi así.
— Creo que es por la dueña de este Brownie tiene un gran parecido a ti — se acerca a la niña y toma la criatura, lo mete en una pequeña jaula —. Ella no es tu dueña, tranquilo, pronto estarás con ella.
Cuando observo la fina jaula de oro y gemas preciosas, eso quería decir que la dueña de la criatura era una niña rica como ella, y puede que era mucho más rica que ella. Y puede que hasta sea una noble de cuento, ¿una princesa? Imaginarse que se pareciera a una princesa de un mundo de cuento le hacía ilusión.
El hombre miro a la niña por un rato, había visto a la criatura a él por consiguiente, claro que lo más viable sería borrar su memoria de lo ocurrido, pero últimamente los magos del campo de borrar la memoria han tenido muchos problemas, además de que últimamente hubo unos inconvenientes de que se aprovechan de algunas personas y niños para hacerles cosas horribles antes de borrar sus memorias, y es que no conocía a nadie de ese campo que fuera de su entera confianza, eran solo rumores, pero está niña era muy pequeña como para arriesgarla; además solo vio un Brownie y eran tan chiquita que si dijera algo no la tomarían en serio.
— Mi mundo es diferente al tuyo pequeña, por lo que te consejo que no comentes nada lo que pasó aquí.
— ¡Mi nombre es Aura! - sacó su lengua —. ¡Y si digo algo de esto, me meteré en problemas por meterme al bosque cuando lo tengo enteramente prohibido! — giro su cabecita indignada a que la llamara chismosa. Ya que ella se consideraba un damita y los chismes no iban con una.
<<Esta niña tiene la misma actitud que nuestra princesa, al menos a está no me obliga llamarla "su majestad">> pensó el joven poniendo cara de hartazgo.
Suelta un suspiro — Bien Aura...
— "Damita" — lo corrige, este en arca su ceja en señal de "¿estás de broma?", la niña se cruzó de brazos mientras lo miraba con severidad.
(Las niñas ricas tienen un carácter pesado) pensó — Da-damita — suelta al fin —. ¿Entonces no dirás nada de esto, ni siquiera con tus amigas sobre está criatura?
La pequeña da una señal de "Ok!" Juntando su pulgar con su dedo índice de su mano derecha, y luego hace una seña como si sellará sus labios con un cierre invisible y luego lanza el zipper invisible al suelo.
El chico la miro extrañado — Tomaré eso como un sí.
De todos modos no creo que nos volvamos a encontrar.
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