Así, el tiempo paso...
Aura sabía lo que le esperaba en casa, aunque realmente se impresionó que su padre sólo se limitará en soltarle una bofetada, después de todo, pasó la noche afuera y regreso a casa al día siguiente como si nada, nunca le dio motivos a su padre para que le diera algún castigo, pero por menos cosas a sus hermanos ya le había hecho cosas peores.
Al menos regreso a casa sana y salvo.
Era cierto lo que decían sus hermanos, ¿se estaba suavizando un poco por ser la menor de todos sus hijos?, para la niña era absurdo, pues para ella ambos padres eran totalmente distantes para ella. Personas que no debía molestar, pero que tampoco contaría con ellos para nada en realidad; es por ello que se sintió en un principio feliz cuando el único castigo que recibió que se iría lejos de todos ellos, sin embargo algo que realmente iba extrañar era a su incomparable amigo descalzo que tiene la habilidad de convertirse en un demonio.
Con una gran sonrisa y una promesa de volverse a encontrar se despidieron, porque le juro que ella volvería y vendría como siempre al bosque para verlo y le daría un gran abrazo.
{•••}
El tiempo corrió, más bien voló para ambos a pesar de ser muy largo a veces cuando el reencuentro se volvió a dar ambos estaban nerviosos por su reencuentro, bueno no pasan 10 años en vano.
- ¿Te pondrás zapatos? - pregunta una chica quien trataba de vendar una herida del brazo.
- Sip - nervioso, contestó Gérard amarrándose sus zapatos -. Vaya que se siente raro usar esto, ¿cuándo fue la última vez que use zapatos?
Su amiga Dwïone se le veía un poco triste que su amigo estuviera más preocupado por otra cosa que lo que le pasara con a ella, bueno que ella siempre ha sido temeraria y siempre en su búsqueda de criaturas busca a las más peligrosas, ya lo tenía acostumbrado con verla llevar con una cicatriz nueva. Ella que lo presumiera como si fuera un trofeo nuevo, sin embargo se le notaba muy distante, mucho más hacia con ella, Dwïone.
Él tenía su encuentro con su gran amiga después de tanto tiempo, por supuesto que estaría tenso y no centrará su atención a cualquier otra cosa que no fuera el momento. Dwïone sabía a quién vería pues le contó todo sobre esa pequeña, pero no podía evitar sentir grandes celos, pues lo más seguro es que ahora esa niña ya era una mujer y le daba terror pensar que algo surgiera entre estos dos, le dolería el corazón su "eso" pasaba.
{•••}
Él regreso al bosque sudado, cansado y sorprendido.
¿Flechado?
<<¡Maldición este corazón no para de latir desde que la vi!>>
Tocó su pecho y ¡PUM! ¡PUM! Y cada latido del joven era más sonoro que el anterior, colocó todo su peso en un árbol estando de espaldas y lentamente tomo asiento en el suelo. Cielos, sabía que ella cambiaría, aunque no creyó que ahora se vería como toda una mujer.
Diez años pasaron, claramente ya no sería una niña.
Por supuesto, aún así en cuanto vio ese semblante tan maduro, tan bello, tan diferente a la niña juguetona que conoció, eso lo asustó.
Con una mirada llena de relajación y serenidad, sin dejar ese interesante brillo de juventud. Aquella mujer ahora tenía un millón de puertas abiertas para ella de par en par, llenas de esperanzas y posibilidades de tener un gran futuro que ella misma tendría que forjar, claro y para llegar a ese futuro tenía que renunciar a muchas cosas infantiles.
Ya no la seguiré más.
Eso pensaba él, tenía que ser realista y no un crío esperando a que su amiga de la infancia cumpla una promesa de niños, de seguro ella ya lo olvido, de seguro ella piensa forjar un futuro rodeada de amigos y tal vez de una pareja, ya no necesita del mundo de la fantasía o del amigo que jugaba con ella al avioncito y le narraba historias de animales fantásticos, porque ella ya cumplió una edad donde esos sueños llenos de azúcar y aventuras llenos de peligros terminaron.
- Duele, pero sabes Aura me gustaría haber oído tu voz llamándome una vez más...- palabras que el joven soltaba para que la brisa de primavera se los llevará -. Solo una última vez.
- ¡Gérard!
Eso hizo sobresaltar al joven, esa voz era claramente de una mujer, por supuesto, pero una que nunca antes había escuchado, dulce, se hizo de ilusión de que tal vez fuera su amiga. Unos pasos se acercaron lentamente hacía él y luego le tocaron el hombro, giro a ver a la chica que se encontraba de pie.
- ¿Cuánto tiempo? - una chica rubia preciosa con un lindo palazzo de color crema y un lindo sombrero del mismo color -. ¿Qué no me recuerdas? - el chico rubio se paró estando nervioso con la joven linda frente de él -. Que grosero que te portes así, a una dama deberías saludarla con cortesía.
Él se acercó a verla directamente a los ojos y está frunció el ceño y le sacó la lengua, su lado infantil no había cambiado ni un poco, eso relajó al muchacho y se atrevió preguntarle:
- ¿Aura? - por unos segundos ambos se quedaron callados observándose uno al otro sin pronunciar ni una palabra, hasta que por fin se atrevió a decir: -. ¿Realmente eres tú?
La chica sonrió y asintió con una gran sonrisa. Gérard sonrió también y luego miró al cielo, se estaba haciendo tarde, que no tardo en tomarla de la mano y llevarla a lo más profundo del bosque al campo lleno de flores, malvas, margaritas, canolas, jancitos, dientes de león, hortensias, lavandas, etc. Se llenó de color, era tan precioso vibrante y diferente que solo la luz de la atardecer podría estar tan lleno de magia, amarillo, morados, blancos discretos, mientras el sonido de las cigarras poco a poco se hacía presente.
La mejor bienvenida que le podían haber dado a la chica.
- ¿Te gusta? Quería que en cuanto volvieras sea la primera en ver la llegada de la primavera después de un frío y gélido invierno. Estoy contento de que hayas vuelto.
La chica soltó unas cuantas lágrimas ante tanta belleza, tanto candor y color, aún cuando el sol estaba partiendo, la lleno de sentimiento. Se giro a ver a Gérard, rápidamente se limpio sus lágrimas y saltó a sus brazos sin pensarlo dos veces, tomó tan desprendido al hombre que ambos cayeron en campo de flores y los dientes de león al igual que algunos pétalos se iba al viento.
- Estoy tan feliz de estar aquí contigo nuevamente.
Yo soy el que está feliz de tenerte de vuelta y que seas tan cabezota e impulsiva.
Primero fueron unos encuentros en el bosque, charlas y juegos del pasado, después comenzaron a salir al pueblo, unas citas e idas a las tiendas, ir al cine, a parques, eran salidas entre amigos que poco a poco desearon más y sin darse cuenta se habían vuelto una pareja que adoraban la compañía del otro, tan inocente y puro como si fuera el noviazgo de un par de niños, desbordante de pasión como un romance juvenil, eso sí, no cruzaban la línea de unos cuantos abrazos y besos, ameritaban más a las palabras y los detalles en su relación.
Atesorar cada momento que compartían.
Ambos estaban tumbados en el césped miraban las nubes descansando después de haber corrido por un rato por el campo su corazón estaba al mil que al mirarse a los ojos se sonrojaron la instante.
- ¿Tengo algo en la cara? - la chica estaba tan nerviosa que desvío la mirada, pero el muchacho la abraza para acercarla más a él.
Lo miró de nuevo a la cara, sin darse cuenta juntaron sus labios y consumieron su acto, jurando con el corazón lo siguiente:
- Ahora Aura, bajo está luna que nos observa siendo mi testigo, que tú y yo nos casaremos muy pronto. Te lo prometo.
- Lo sé muy bien, ya te lo dije cuando pequeña, ¿qué no? Qué tú serías mi esposo, bueno que aquella vez lo dije para no olvidarte, eres mi mejor amigo y mi compañero.
El chico sonrió y beso la frente de la mujer con ternura - Tu eres mi mundo, cuando creí que el amor solo era puro un cuento, llegaste tú y me demostraste todo lo contrario. Te amo.
Así durante dos estaciones ambos jóvenes estuvieron como amantes, locamente enamorados. Entonces la llegada del otoño llegó, las hojas se fueron pintando de su característica naranja y una por una fueron cayendo, además que las tormentas eran terribles, hacían inundar varías partes del pueblo, pero la tormenta más grande fue la que se desató en la casa de la chica, cuando presento a su futuro esposo a su familia y que muy pronto se casarían. El joven fue bombardean con muchas preguntas, que con todo respeto desistió contestar, sobre todo las que eran relacionadas con su trabajo, él padre no pudo contener su indignación y rabia al no recibir respuestas satisfactorias y corrió al muchacho de su casa.
Se aproximó a su hija de manera muy peligrosa y por primera vez en su vida, le soltó más de una bofetada. Eso hizo tambalear a la chica, sin embargo ella se mantuvo firme y no cayó al piso, miró con disgusto a su padre.
- ¡¡No puedo creer que una hija mía nuevamente se busque un vago Don Nadie como esposo!!
- ¡¡No entiendo cuál es tu queja!! - la chica levanto al mismo volumen que padre para hablarle.
- Eres igual que tus hermanas mayores, ¡no tomas ejemplo de Agatha que se hizo de un gran puesto en su empresa y se casó con un gran hombre o de Christopher mi sucesor que será el próximo dueño y...
- ¡¡A mi todo eso no me interesa!! - exclamó sin titubeos y sin miedo -. ¡Concluí con mis estudios con excelentes resultados siendo una de los primeros tres lugares! ¡Di lo mejor de mí para cumplir con lo mínimo que me pediste para ser considerada una integrante!
>> Hace tiempo que lo conozco, desde antes de irme de este pueblo, me enamoré de él y desde un principio éramos mejores amigos. ¡Vine aquí como buena hija a presentarles a mi pareja, con quién deseo estar por el resto de mi vida y no escapar como mi hermana Julie! - todos jadearon ante el nombre y miraron con miedo al dueño de la casa del como iba a responder cuando la "innombrable", la que le faltó al respeto a él, al su nombre, y quién decidió irse era nombrada sin miedo en los labios de la más joven de sus hijas.
- Yo no lo apruebo - dijo al final.
La chica se resignó a tratar con él y soltó un suspiro - Me casaré con él. No me iré de la casa hasta que yo no salga de aquí de blanco, ya propusimos la fecha y será dentro de poco - lo último era mentira, pero sabe que asi su padre se sentiría presionado y sabría que su hija no se echaría para atrás.
Se acercó de manera muy amenazante, eso asustó a todo el mundo incluso a la chica, sin embargo aunque temblaba en su interior, no flaqueo ni un poco.
- Si te irás de está casa será para nunca regresar, y ya no serás mi hija.
Todos la dejaron sola su padre claramente se fue furioso, sus hermanos la miraron con decepción, su madre ni siquiera le dijo nada, agarró una botella de vino y paso de ella, sin embargo no se le veía para nada bien. Nana se puso a llorar y Flora se retiró de ahí con su bebé en brazos, sin decir nada, pero sonriente por la pequeña Aura, que ella fuera tan valiente y solo le deseo su felicidad.
Y así el gran día llegó, las únicas que ayudaron en arreglar a la hermosa novia fueron su Nana, Flora y la primogénita de Flora una niña que apenas había cumplido los dos dígitos, deseándole la mejor de las suertes, ella además de sentirse feliz por su vida, pero sumamente triste, porque ni sus hermanos fueron capaces de despedirla.
Antes de salir de la casa grito se detuvo en la mitad de pasillo y observo el salón, miró al gran ventanal que daba al jardín y luego el bosque donde conoció su amor. Tomó fuerzas para levantar la voz y despedirse de todos <<¡Ya me voy!>>, miró a la planta de arriba, exactamente donde estaba la puerta de la habitación de su padre, no hubo ningún ruido y entonces decidió irse resignada, antes de irse se encontró a su madre en la puerta principal.
- ¿Madre?
La mujer camino hacia ella casi perdiendo el equilibrio, con un semblante serio.
- ¡Eres una tonta! Espero que al rato no regreses llorando con un niño en brazos pidiendo resguardo - arrastraba sus palabras.
- Te aseguro que yo jamás volveré, sin embargo les escribiré, siempre que pueda.
Aura levanto la cabeza en alto segura y decidida al siguiente paso que iba dar. No lloraría, ya no en esa casa, no en brazos de una madre que una vez le dijo que lo último que debe perder una mujer es su orgullo, mantener la compostura y caminar con elegancia, con pasos seguros a un futuro brillante. Claro que esa madre lo hizo con la intención de que esa niña ambicionara y apostará al poder, sin embargo ella apostó a la felicidad. Y a pesar de que Aura tenía deseos de llorar no lo hizo y después de la boda y celebración, se sentía la mujer más dichosa del mundo.
{•••}
Un año después la pequeña Emery vino a su vida de la pareja, una pequeña rubia tan parecida a ella que entendieron ambos lo que era el amor a primera vista.
A los pocos meses del nacimiento de Emery de último momento un problema se presentó en el mundo de Gérard, sin embargo ahora con una niña era imposible que ambos compartieran está aventura.
- Es algo crítico, muchas criaturas junto con más niñas están desapareciendo, no quisiera dejarlas solas yo...
Lo interrumpió su mujer y se acercó para acurrucarlo contra su pecho.
- Yo la cuidaré y esperaremos a tu regreso - él la mira, lleno de aflicción, miedo, como si de un niño sin saber que hacer, se tratase. Un mal presentimiento se apoderó de la cabeza de ese hombre -. No te preocupes, yo sé que volverás, te esperaré aquí en nuestro hogar el tiempo que sea necesario.
Limpió las lágrimas que escapaban de su esposo. - Juró que volveré, Dwïone vendrá a verlas siempre que pueda y te dirá las noticias de mi, por favor cuida a nuestra Emery.
- Con mi vida, amor mío.
Él se fue con su pesar y miedo, las cosas en el mundo de él habían empeorado, no tenía opción. Su mujer fue valiente, por la fuerte convicción de volverlo a ver con una sonrisa en el rostro.
- Bella señorita, me encantaría que usted me diera la oportunidad de salir con usted.
- No quiero y es la última vez que se lo digo, ¡déjeme en paz!
La mujer continuaba con su pasó y entonces el hombre jala a la mujer y hace llorar a su bebé en brazos de la rubia.
- ¡Nadie me ig...- antes de terminar la madre lo había pateado en sus partes nobles sin pensarlo dos veces y calmo después a su nena.
- ¡¡Nadie me toca a mi y hace llorar a mi niña!! - bramó la mujer mirando con una cara asesina al hombre.
Él hombre con miedo saliendo corriendo de ahí.
La madre calmo a su pequeña Emery y continuó con su paseo por el mercado. Aura ya está acostumbrada a tratar con idiotas que vienen a rogarle y amenazarla para casarse con ella, los rechaza y amenaza peor, es cuando ellos salen corriendo, a veces con patadas en sus partes, otras huyendo por la piedras que lanza la mujer, en ocasiones salen despavoridos a palazos, hasta el que la amenazó con pistola en mano lo hizo correr del pueblo y que huyera de regreso con su mamá.
- ¿Cómo no sé cansan de pedirme matrimonio? Yo ya estoy muy felizmente casada y soy una madre incluso - besa a su hija en su frente.
Valientemente salió adelante, aprendió a hacer muchas cosas para su hogar y en como trabajar, aunque dinero nunca les hizo falta, ella quería hacerse valer por si misma y estar preparada para cualquier cosa.
Tres años esperando con ansias a su esposo, criando a su niña con mucho amor y enseñándole lo hermoso de la vida, su niña aprendía muy rápido y más temprano que tarde pregunto por su padre. Aura le contó su historia y la de su padre, como se conocieron y de dónde eran antes de conocerse, después de su amor y luego de como Gérard partió para cumplir con su deber para con su mundo.
Emery para decir que era lista, le quedaba muy corto, para su madre fue una genio, a pesar de ser traviesa y jugar como una niña en el jardín, a decir verdad aprendió muy rápido a caminar y hablar, y así también le pidió a su madre aprender a leer, para leer por cuenta propia sus cuentos junto a su madre, observadora, eso le ayudo a llegar a una conclusión, a pesar de ser la historia de amor que su madre le contaba, le daba tristeza, al ver a la mujer esperar noche con noche a un hombre que tal vez nunca volvería. Aura lloraba a solas en su habitación cuando cree que su hija no la oye. Emery escucha a las señoras del pueblo que hablan mal de ellas, sobre todo de su madre y que tal vez su mamá era simplemente una triste amante o una tonta que se casó por impulso y que, como siempre su marido se alejó antes de cargar con la responsabilidad de una familia. Emery jamás recibió noticias de él, jamás conoció a ese hombre quien se dice ser su padre, por ello de alguna manera le creía a las mujeres del pueblo, que tal vez su padre las abandonó.
Dwïone, después de que Emery cumpliera un año jamás volvió a parase en la casa, un verdadero misterio, eso preocupaba más Aura y rezaba cada noche de que nada le hubiera pasado ni Dwïone, ni a su marido, pero no estaba sola, a pesar de que todo el pueblo las odiaba, había una mujer que venía a visitarlas cada vez que podía, una mujer de edad avanzada.
Esa mujer entro a sus vidas diciendo que conocía a Gérard y Dwïone. Muy pronto era muy cercana a Aura y la niña, aunque cada vez que la mujer preguntaba algo sobre su esposo, solo le contestaba <<Él está bien, volverá pronto>>, solo se limitaba a decir eso y nada más.
{•••}
Por mucho tiempo sus vidas estaban llenas de paz, hasta que una vez Emery mostró sus cuernos, cuando otro hombre volvió a molestar a Aura sobre pedirle matrimonio y toda esa gente nombró a su niña como un monstruo. La mujer regreso a casa con miedo de que le hicieran algo a su hija.
- Mami, ¿qué vamos hacer? - pregunto con tristeza en su voz.
La mujer miró a su hija, estaba preocupada, sabe que por su marido que nadie debe saber del otro mundo, la gente solo le haría daño a su hija, ahora ella ya no estaba a salvó en ese lugar, ni ella ni su pequeña, pero si se iban su marido algún día podría volver y...
- No - se contesta la mujer, a si misma, (lo primordial es mi hija y su bienestar) -. Nos iremos de este lugar, buscaré a alguien que sea como tú o que sepa algo, y juró por mi vida que llevarás una vida normal y serás feliz - acaricio su cabello.
La felicidad de mi hija está por encima de todo.
Aura siempre se juro que ella sería una madre diferente a lo que fue la suya, dándole a su hija una familia que fuera a base de cariño, respeto y priorizando siempre su felicidad, a pesar de que ella tuviera que hacer sacrificios.
Le diré a la anciana sobre nuestra partida de está noche.
{•••}
Una madre, de verdad, daría todo por sus hijos hasta la vida.
Aura tenía a su pequeña en brazos, agarrándola fuertemente protegiéndola, mientras tanto unos hombres la golpeaban y trataban de quitarle a la niña de los brazos.
Confíe en la persona equivocada.
- Aura, preciosa, siempre procuré por ustedes desde que esa mujer amiga de tu esposo jamás volvió - dijo la anciana poniéndose en cunclillas mirando directamente a la madre quien estaba sangrando en el suelo y temblando, aunque aún no soltaba a su niña -. Dame a tu niña por las buenas o te la quitaré por las malas.
Está anciana jamás fue su amiga, siempre se mantenía cerca de ellas por lo que era Emery. Que tonta fue Aura, el no darse cuenta desde el principio. La anciana ya se canso de jugar a ser la buena vecina, tenía un tornillo suelto y quería quitarle a Emery desde hace mucho, solamente que quería esperar, se iba llevar a la niña a quién sabe donde, además que temía que fuera a buscar a Umbra o ayuda, y por supuesto odiaba con cada fibra de su ser a las mujeres bonitas como Aura.
Como gozaba que la madre de Emery se viera tan destrozada y ensangrentada.
La mujer escupió en la cara de la anciana.
- Vale - la anciana saco una pistola de su abrigo de piel y apunto en dirección en la mano de la mujer que protegía la cabeza de la niña -. Si no la sueltas y dejes que me la lleve te juro que le perforare tu mano y la cabeza de Emery.
Los hombres que estaban con la anciana le cuestionaron por lo que iba hacerle a la niña, está no le importaba, después de todo estaba segura que más niños demonios como ella ya los tenían bajo su mandó.
Aura vio como la mujer se preparó en soltar el gatillo, beso la cabeza de su bebita:
- Iré pronto por ti Emery, espérame - soltó entre lágrimas, y luego dejó a su niña que se fuera con esos hombres.
Mientras que pedía a los cielos que no le ocurriera nada malo.
- Siempre me desagradaste Aura - la anciana apunto en dirección en la sien de la mujer golpeada en el suelo -. Hermosa, amable y de buen corazón, que tuvo la suerte de engendrar el hijo de un demonio muy reconocido de nuestro mundo. Bueno era de esperarse, esos demonios buscan aparearse con muchas chicas como tú, lo más seguro es que tú esposo ya haya embarazado a muchas idiotas como tú, solo para dejar descendencia - preparó el gatillo.
Espera, yo tengo cosas por hacer. Quiero ver a Emery crecer, quiero llevarla de la mano a su primer día de escuela, quería comprarle muchos vestidos antes de que ella me dijera que ya no le gustan, quería verla convertida en una adolescente y discutir con ella de cosas tontas. Verla convertirse en toda una mujer y casarse, verla feliz hasta que mi cabello se llenará de canas mientras la viera jugando con mis nietos. Tanta vida que tiene ella por delante y quise ver mientras la llevará de mi mano el tiempo que fuera necesario... Aún no he hecho nada por ella, ¡no puedo morirme aún!
- Espera...
¡¡BANG!! Jala el gatillo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top