Separados
Llevo 3 días aquí sin saber de mi cachorro, sin teléfono y sin nada de mi uso personal. Las enfermeras han sido amables y han cuidado de mí, dándome todo lo necesario, pero mi corazón no resiste estar tanto tiempo alejado de mi cachorro. Todos los días estoy en la cama del hospital pensando en todas estas cosas, pero hoy ocurrió algo diferente: todo cambió cuando vi entrar a Jhope a la habitación.
—¿Cómo te sientes, Jimin? —dije viéndolo acostado.
Me senté rápidamente, no creí que fuese posible alegrarse tanto de ver al amante de tu esposo. —¿Cómo está mi hijo?
—Qué mal educado, Jimin. La soledad de estos tres días te afectó. Bueno, entiendo. Ya Yoongi me ha dicho que estás cayendo en demencia.
Perdón, es que verte aquí me dio la esperanza de saber de mi bebé.
—Precisamente he venido por eso. En vista de que no quisiste abortar, Yoongi se irá al extranjero con el cachorro y conmigo, y quiere que te olvides de él.
No, no, eso no puede ser cierto___Ví a J-Hope esbozar una sonrisa y me enojé. Nunca fui malo contigo, incluso te defendí de sus golpes, y vienes aquí a reírte de mí.
—Eres un malagradecido, Jimin. Te estoy quitando una carga, agradece. Ahora podrás hacer tu vida con quien quieras, mientras yo me quedo con el dinero de Yoongi.
¿Haces esto por dinero?
—Yoongi sabía que huía de mi familia, que estaba siendo buscada por corrupción, y me aceptó. Pero eso de trabajar no era ni será lo mío. Por eso me propuse conquistarlo, y este cachorro, lamentablemente, lo adquirí en el camino.
Te juro que dejaré ir a Yoongi, pero déjame ir con mi cachorro.
—No, mi amado Jimin. Si el problema no eres tú, el problema es que él no ha querido soltarte aún, yo siendo su omega. Por esa razón, del hospital recibirá una llamada diciendo que tú has muerto.
¿Vas a matarme?
—No, tú lo harás solito.
Yo jamás haría algo tan bajo como eso.
—Jajajaja, Jimin, qué gracioso. En fin, tenemos un vuelo que tomar.
J-Hope salió de la habitación y yo me quité las agujas de mis brazos y la de la muñeca. Salí corriendo de la habitación y al llegar al pasillo fui cuidadoso, pero me apuré en salir del hospital sin que me notaran. Debía alcanzar a J-Hope, en ese momento no sentía una debilidad más grande que mi miedo de perder a mi hijo para siempre. Cualquier malestar era menor comparado con eso. Mis ojos se empañaban por la lluvia torrencial que caía. Los taxis me evitaban porque aún tenía puesta la bata del hospital. Gritando, decía: "¡ALGUIEN POR FAVOR, QUIEN SEA, AYÚDENME, SE LLEVAN A MI BEBÉ!", pero la gente era indiferente e incluso me miraban como a un demente.
No, Yoongi, no te lleves a mi hijo, te lo ruego. Yoongi, prometo jamás decir nada en contra de lo que tú digas. Y si esto es una cruel broma tuya, sal a burlarte, pero no te lleves a mi bebé. Me tiré al piso luego de gritar eso desde lo más profundo de mi ser, sintiendo aquellas palabras raspar mi garganta. Las lágrimas se mezclaban con la lluvia y empecé a caminar con el único deseo de llegar al aeropuerto. Si nadie me llevaría, entonces agotaré mis fuerzas y llegaré por ti, hijo. ¡Espera, papá va por ti!.
Mientras corría una vez mas me cai en medio de la torrencial lluvia, mis gritos desgarradores resonaban en el vacío de la noche. El dolor y la desesperación se apoderan de mi mientras suplicaba a Yoongi que no se llevara a mi hijo.
La angustia me consume, impulsándome a correr hacia el aeropuerto con la esperanza absurda de alcanzarlo.Cada paso es una agonía, mis piernas se hacen pesadas y mi corazón late con fuerza en mi pecho. La lluvia empapa mi ropa, mezclándose con las lágrimas que corren por mi rostro. Pero no me importa, solo quiero llegar a mi hijo, no puedo soportar la idea de perderlo.
Me volví a caer y gateaba como un bebé impulsado por esa fuerza que solo la tenia por ser padre mi anhelo era llegar a ese aeropuerto, estaba sollozando desconsoladamente. La lluvia seguía cayendo, mezclándose con mis lágrimas y mi dolor. Pero incluso en mi desesperación, una pequeña llama de esperanza ardía dentro de mi. Seguire buscando a mi hijo, no importa cuánto tiempo o esfuerzo requiriera. Porque soy su padre, y nunca dejaré de luchar por él.
—Hola, buenas noches. He venido a ver a mi esposo, Min Jimin —dije en la recepción.
—Señor Yoongi, creo que nadie le ha informado, pero su esposo abandonó el hospital y dejó una carta para usted.
—¿Jimin dejó el hospital? Eso es absurdo. Él jamás haría eso. Dame la carta.
Busqué en el escritorio de recepción un sobre blanco y se lo entregué.
Rápidamente tomé el sobre y lo abrí. La carta decía: "Yoongi, he decidido buscar mi felicidad lejos de ti. Me di cuenta de que el cachorro estaría mejor contigo. Por favor, no me busques y déjame vivir en paz. Lo mejor es que te quedes con ese cachorro y yo me quede con el que aún no nace". —No, esto no es posible. Jimin jamás escribiría esto. Tengo que buscarlo. Él debe darme una explicación.
—Yoongi, ten un poco de dignidad. ¿No entiendes que Jimin te abandonó y que no te quiere en su vida?
—Cállate, Jhope. Tú no conoces a Jimin. Él no sería capaz.
—Y, ¿cómo lo vas a buscar? No tiene teléfono, ni la marca, no tiene nada, ni una tarjeta de crédito que usar que te lleve a él.
Las palabras de Jhope iban cargadas de verdad, pero no sabía qué hacer o cómo reaccionar. Era como si me cayera un balde de agua fría.
—Yoongi, tú venías a decirle que vas conmigo al extranjero para atender mi parto con mejores especialistas. No puedes olvidar que tenemos un vuelo programado.
No creo que podamos viajar, no me siento bien.
—Yoongi, ¿te vas a echar a morir? Por favor, él te abandona, quizás para irse con el alfa con el que te fue infiel y a ti te entra la depresión.
Alcé mi mano con la intención de darle una cachetada, pero me contuve. —Vámonos, tenemos un vuelo que tomar.
Detuve el auto al ver a alguien en la acera, vestido de hospital. Me bajé y volteé hacia la persona para ver su rostro. ¡Y como la peor de las coincidencias, era Jimin hecho bolita en la acera, temblando con sus labios azulados como si se tratara de una hipotermia! Me quité mi saco y lo cubrí. Lo llevaría a mi casa y lo cuidaría. Si tiene ropa de hospital y está por aquí, por algo será.
"Mi bebé..."
—¿Qué dices, Jimin?
—No te lleves a mi bebé.
"Estás delirando, tranquilo. Te llevaré a mi casa y entrarás en calor." Lo metí al auto y conduje hasta mi casa. Al llegar, le quité sus ropas mojadas, lo cubrí con un edredón grueso y encendí la calefacción, pero él seguía temblando. Por eso, quité mis ropas y dejé salir mi lobo para darle aún más calor.
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