24.- Día

El castaño entró a la habitación y solo tomó dos segundos para analizar la situación, en el ámbito de su "trabajo" era muy importante reaccionar rápidamente.

De dos largas zancadas llegó junto al rostro del vampiro, tomándolo por la mandíbula para que no pudiera abrir la boca ni hablar le volteó la cabeza para que no pudiera verlo tampoco.

Una vez limitada su fuerza física con ayuda de las cadenas de plata, lo más peligroso en ellos era el poder de su voz, los más fuertes podían incluso hipnotizar a un humano simplemente con los ojos; por eso era importante evitar que hablaran o que hiciera contacto visual.

—Me pareció escuchar algo, ya veo que has logrado algunos avances, pero es inútil intentarlo.

Utilizó la mano libre para recoger la cadena y volver a ponerla sobre la boca de SeungHyun, colocó también la tela con la misma rapidez.

—Ya veo que tienes bastante fuerza, será bueno aprovechar que aún late tu corazón.

Se inclinó a un lado de la cama, donde había dejado sus instrumentos, al enderezarse lo hizo con una nueva aguja y la pequeña manguera conectada, la clavó con fuerza en el cuello de su víctima y pronto la sangre comenzó a bajar.

JiYong, quien observaba todo esto desde la pequeña rendija en el baño, tuvo que cerrar con fuerza los puños y utilizar cada gramo de voluntad en su cuerpo para evitar salir de su escondite a golpear a aquel bastardo. Y lo único que lo disuadía de hacerlo era el brillo del arma.

Si salía solo lograría que lo mataran y eso en nada ayudaría en nada a SeungHyun, de nuevo, tenía que ser mucho más inteligente que eso sí quería que todo saliera bien. Así que se contuvo, manteniéndose inmóvil dentro del baño mientras veía a aquel maniático acariciar el cabello de su Top como si lo estuviera consolando.

Esperó hasta que Seungri salió del cuarto y aún entonces contó hasta veinte antes de salir silenciosamente.

Se acercó de nuevo a SeungHyun pero se dio cuenta de que estaba totalmente inmóvil, no había rastro de respiración ni movimiento alguno. Jiyong inhaló profundo, autoconvenciéndose de que sólo era el sol que había salido.

Salió del cuarto atento a cualquier ruido que delatara la presencia del intruso lo escuchó en el estudio de SeungHyun, lo cual le daba una buena oportunidad, así que se dirigió a la salida de la casa aun con el doble de cuidado con que había entrado.

No fue hasta que estuvo fuera de la casa que echó a correr con desesperación, por primera vez desde que iniciara aquella horrible aventura dejó que el pánico tomará el control de sus acciones: echó a correr por entre las calles aún dormidas a pesar de la luz naranja y suave del amanecer. Al inicio gritaba los nombres de Taeyang y de D-Llite en un intento por encontrarlos.

Dejó de gritar cuando se quedó sin aire y dejó de correr cuando se quedó sin fuerzas, terminando en un pequeño parque solitario en el que se dejó caer sobre la hierba húmeda. Sólo entonces dejó que su cerebro volviera a funcionar y tomará el control, fue así que logró pensar mejor: sacó su celular y comenzó a buscar el nombre real de Daesung en las redes sociales hasta por fin dar con él.

Le envió un mensaje y la espera fue de solo unos minutos pero a él le pareció eterna.


Hola ¿GD?

Sí, soy yo, necesito su ayuda urgentemente.

¿Por qué? ¿Qué ocurre?

No puedo decirlo, necesito verlos, por favor.

De acuerdo, mándame tu ubicación e iré por ti.


Así lo hizo, y una vez más la espera se le hizo mucho más larga de lo que realmente fue, solo veinte minutos después el descapotable rojo de Daesung aparcó junto al mismo parque. Aun antes de que se detuviera por completo JiYong ya había brincado para sentarse en el asiento del copiloto.

Por algunos momentos Daesung observó preocupado al otro, se veía cansado y angustiado.

—¿Qué ocurre GD? —preguntó en lugar de saludar.

—Es Top, pasó algo horrible,

—Tranquilízate, está bien —dijo Daesung intentando entender las frases entrecortadas de su amigo—. Ahora sí, explícame lo que pasó.

Arrancó el coche, Jiyong se cubrió el rostro con ambas manos antes de comenzar a narrar lo que había ocurrido. En ningún momento Dae interrumpió su narración ni siquiera para preguntarle algo, sin embargo su rostro se tornaba cada vez más serio y preocupado sin despegarse del camino. Cuando se detuvieron frente a una casa JiYong volteó confuso, no era la casa de SeungHyun.

—Taeyang me ha contado sólo un poco de ello, su sangre puede ser utilizada para crear una fuerte droga sin casi efectos secundarios así que hay un mercado negro para ella, aunque es muy pequeño y ya casi inexistente, parece que nos hemos topado con uno de esos traficantes.

—¿Y qué hacemos aquí? ¡Hay que ir a ayudarlo! Entre los dos podríamos detener a ese malnacido

—Es peligroso, esos tipos están acostumbrados a tratar con las habilidades superiores de los que son como Tae y Top, no podemos arriesgarnos así. Como tú lo dijiste, debemos tener un mejor plan que garantice que lo lograremos.

—¡Pero no se me ocurre otra cosa! Daesung, si no nos damos prisa ese maldito desangrará a SeungHyun.

—Eso no ocurrirá, al menos no tan pronto. Recuerda que ellos se alimentan de la misma sangre así que tienen mucha más que un humano cualquiera. Además, durante el día su corazón deja de latir, eso hará mucho más lenta la salida de su sangre.

>Tenemos tiempo, planeemos bien nuestro siguiente movimiento y esperemos a que Taeyang despierte ¿Sí? Creo que esa es nuestra mejor opción.

Mientras hablaban habían entrado a la casa, que resultó ser la que compartían Daesung y Taeyang en la ciudad, una vez dentro Dae le preparó un té para que pudiera relajarse y tuviera algo en el estómago.

Sin embargo en cuanto se lo terminó el sueño comenzó a pesar sobre los ojos de JiYong con tanta intensidad que sospechó que había algo más.

—Lo siento amigo, pero necesitas recuperarte. —Escuchó a Daesung aún entre sueños—, te despertaré en cuando Tae llegue.

Y así terminó por quedarse profundamente dormido, sin sueños a causa de la droga dada por Dae.

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