5
Craig dejó caer su bandeja de comida sobre una de las mesas del comedor y miró los rostros de sorpresa de sus amigos.
― ¿Qué? ―resopló.
Los ojos de todos cayeron en sus manos entrelazadas con las de Addy unos segundos y regresaron a él.
Negó con el cabeza, divertido. Tomó la bandeja que Addy llevaba en sus manos para colocarla junto a la suya y ambos se sentaron.
Daniel carraspeó para llamar su atención.
―Entonces... ¿están salien...?
― ¿Desde cuándo? ―interrumpió León.
― ¿Por qué? ―continuó Bianca.
― ¿Qué le viste? ―cuestionó Brenda dirigiéndose a Addy.
Craig rodó los ojos, molesto, y miró a Addy con preocupación. No habían planeado una respuesta para una situación así.
― ¿Y bien? ―insistió Bianca.
―Y-yo... él... ―comenzó Addy sin saber cómo seguir.
―Déjenla tranquila ―gruñó el pelirrojo.
Los presentes en la mesa bajaron su vista hacia los platos llenos de puré, se encogieron de hombros y empezaron a comer, olvidándose del asunto por el momento.
―Si quieres... puedes invitar a tus amigos a sentarse aquí ―susurró Craig, lo suficientemente bajo como para que solo la castaña logre oírlo.
No quería hacerla sentir incómoda, aunque fuera imposible en una situación como esa.
Addy sacudió la cabeza de arriba hacia abajo en señal de aprobación.
Minutos más tarde, Ramona y Eduardo, amigos de ella, observaban confusos a los amigos del pelirrojo, y viceversa.
Un almuerzo incómodo, desde el punto de vista de Addy y Craig.
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