Alicia se sentó de nuevo frente al computador, tenía una taza de café en la mano y en la otra llevaba un plato con algunos pancitos pequeños. El reloj marcaba las tres de la tarde, había quedado de llamarse con Karen en unos quince minutos para desatrasarse de las fiestas de una manera diferente a solo mensajes y notas de voz.

Dejó el plato sobre el escritorio, tenía el discord abierto en el chat con su mejor amiga a la espera de que ella enviara el mensaje de que podía iniciar la llamada. Muy pocas veces se ponía nerviosa de iniciar una conversación, especialmente con ella, pero nunca le había ocultado tantas cosas como en los últimos días y Alicia sabía que terminaría explotando si no hablaba.

Pero hablar, decirle a alguien que toda su relación con Jacobo era mentira y lo único que él le ofrecía para después era sexo. El nudo que se formó en su garganta el día después de navidad, luego de llegar a la casa y tirarse en la cama fue peor de lo que imaginó.

No tenía a Felipe, ya no. Y su mejor amiga estaba demasiado lejos. Estaba sola.

Se tuvo que forzar a no darle vueltas, aunque terminó justificando el porqué una relación podría no ser buena para ellos en ese momento. O nunca. Empezaba con que había sido él quien le dio una paliza a Nikolay y terminaba con que él no quería. Y forzarse a no darle vueltas la llevó a concentrarse de más en el trabajo que tenía.

Estaba agotada, había vuelto a organizar toda su vida a cuadros perfectos y necesitaba empezar a completar cada una de las tareas y metas que tenía. Aunque no sabía qué tan bueno sería eso, el nivel de control que empezaba a ejercer en su vida de nuevo, le recordaba a otras épocas.

Llevaba dos días sin hablar con Jacobo, podía ver sus mensajes esperando a ser respondidos; pero Alicia no encontraba las fuerzas para responderle, lo vería en dos días más, cuando fuese su última noche juntos como supuesta pareja oficial... ¿qué le iba a decir a la gente? ¿terminamos pero seguimos cogiendo? Aunque lo último no era extraño, definitivamente no entraba con el tipo de imagen que quería dar.

Dio un mordisco a uno de los pancitos, tenía el whatsapp abierto en el navegador, la notificación del último mensaje de Jacobo empezó a molestarle. Necesitaba dejar de actuar de una manera tan inmadura y responder cualquier cosa, incluso si no tenía nada que ver.

Alicia: buah, disculpa me he pasado estos días concentrada en el trabajo.

Releyó los últimos dos mensajes que tenía de él, agradecía que no fuese intenso, le había escrito un espero que estes bien el día anterior y antes de ese el mensaje era un sencillo ¿hice algo para molestarte?

Alicia: solo necesitaba algo de tiempo.

Alicia: para pensar y eso, ya sabes.

Se quedó mirando los últimos mensajes cuando la notificación de Karen apareció, estaba lista para la videollamada. Alicia tomó aire, necesitaba calmar un poco sus nervios.

―¡Hola! ―En su pantalla apareció el rostro de su mejor amiga, tenía las ojeras más oscuras y el cabello organizado en un moño alto que empezaba a desarmarse.

―Alicia, tengo como mil cosas para contarte ―dijo, la voz de Karen no parecía tener mucha emoción, incluso diría que se veía triste―; pero primero cuéntame tu, al detalle, todo lo relacionado con Jacobo.

―No ―Alicia se cruzó de brazos―. Empiezas tu, no te ves para nada bien, ¿qué pasó?

Karen se llevó las manos al rostro.

―Esto de vivir juntos no está funcionando ―Empezó, apoyó una mejilla en una de sus manos―. Peleamos todo el tiempo, no pasamos navidad en Pereira y no te imaginas lo horrible que fue volver de la fiesta en la que estuvimos.

Alicia no supo qué decir.

―Creo que fue un error tomar esa decisión ―Se llevó dos dedos al puente de la nariz―. Es que no puedo más, todo el rato siento que me va a terminar, es como si me odiara por traerlo hasta aquí... pero no lo obligue, se supone que él quiso venir. No entiendo por qué es tan miserable.

―Karen... ―Alicia quería poder traspasar la pantalla, darle un abrazo, comprar varios paquetes de papitas y comer mientras miraban qué hacer; pero estaba muy lejos―. ¿Por qué son las peleas?

―Cosas estúpidas ―dijo―, que si la ropa no está bien, que si la mesa está de una forma rara, que si me demoré dos minutos más de lo normal. No entiendo, Alicia, es que me gustaría muchísimo saber qué pasa pero no soy capaz.

Alicia dejó el pocillo encima del escritorio, juntó ambas manos frente a ella.

―Me suena a mi que el problema no son ustedes ―dijo, evitó inclinarse―. Es más un problema de la situación, ¿no crees?

―Situación... ―Apenas y fue capaz de escuchar la voz de Karen, tenía la vista perdida en la pantalla―. ¿El habernos cambiado de ciudad?

―Por supuesto, pero yo no soy quien para andar hablando de esas cosas, es solo mi suposición, yo te diría que lo mejor es ir a ver un consejero o algo ―dijo―. O intentar resolverlo ustedes, pero entendiendo que el problema no es la otra persona, o lo qué están haciendo sino pues el resto.

Karen se apartó un momento de la pantalla, la escuchó remover cosas en el apartamento, parecía ir de un lado a otro buscando cosas y no encontrar nada. Se quedó esperando, mientras terminaba el resto de su café y tomaba las fuerzas necesarias para esta vez ser ella quien soltara todas sus preocupaciones en su mejor amiga.

Aunque no sabía si eran preocupación, en su cabeza empezaba a sonar más como una confesión.

Pasó una mano por su cabello, quería de verdad estar al lado de su mejor amiga para ofrecerle incluso un mejor apoyo, verla desesperada porque su relación parecía estar cayéndose a pedazos no era algo que le deseaba a nadie, dolía demasiado una situación en la donde nadie parecía tener culpa. No al menos por lo que ella le decía.

―Listo ―dijo, Karen volvió a aparecer en su pantalla―. Estoy mejor, le he escrito a Andrés lo que me has dicho y he realizado una compra para tiquetes a Pereira, quiere pasar año nuevo allá.

―Eso fue más rápido de lo que esperaba ―Alicia se reclinó contra su silla.

―Ahora tu, ya que hemos hablado un poquito de lo mío.

El estómago se le revolvió, a pesar de llevar los minutos practicando como le diría a su mejor amiga que todo era una gran mentira, una gran farsa. Tomó aire y lo dejó escapar con lentitud, necesitaba todas las fuerzas que pudiese conseguir.

―Mi relación con Jacobo es falsa ―dijo, las palabras salieron más fuerte de lo que esperaba y más rápido y sin dudas―. Y eso me está matando.

El rostro de Karen pasó de ser uno tranquilo con ojos rojos a uno lleno de confusión, se acercó a la pantalla, tenía la boca abierta y no parecía estar diciendo nada. Alicia cerró los ojos unos segundos.

―¿Y no me habías dicho? ―Había cierta indignación en su tono, Alicia podía notarlo―. ¿Por qué? Creí que eso era solo de la primera vez, que ahora todo era maravilloso, que Andrés había logrado juntarlos.

Alicia no fue capaz de hacer otra cosa que reír. A pesar de que el nudo en su garganta se empezaba a hacer más grande.

―Era un secreto ―dijo, intentando que no se notara la tristeza en su voz―. Y todo iba bien, hasta que... bueno, hasta que nos besamos y nos acostamos y ahora sé que él quiere es una relación solo sexual y se supone que debería estar bien con una relación de ese tipo porque tampoco quiero algo sentimental pero eso parece una mentira porque cada vez que lo pienso quiero llorar.

Tomó aire de nuevo.

―No sé qué hacer, estoy que me muero.

Karen se quedó mirando la pantalla fijamente unos segundos más antes de responderle.

El portero la dejó pasar luego de que Jacobo permitiera su entrada al edificio, caminó lo más natural que puedo, de manera que no se viera la tensión en su cuerpo o no fuese posible ver lo nerviosa que estaba. Alicia no había anunciado que iría a visitarlo, mucho menos que lo haría en la noche y la idea de ser rechazada se enterró en su pecho mucho antes de siquiera salir de su casa.

Se recostó contra una de las paredes del ascensor, a diferencia del de la casa de la tía de Jacobo, este no tenía ningún espejo en el que mirarse. Solo le quedaba esperar que estuviese tan decente como había salido.

Jacobo la esperaba cruzado de brazos, estaba contra el marco de la puerta y tenía el ceño fruncido.

Caminó hacia él con lentitud, verlo le quitaba de encima todos los nervios, había algo acerca de estar cerca que la ayudaba a tranquilizarse... aunque quizás fuese que era más la atracción que sentía por él, de manera que cualquier nervio quedaba opacado.

―¿Por qué no me dijiste que venías? ―preguntó. Pasó un brazo por su cintura, acarició la piel descubierta de su espalda―. Me hubiese puesto presentable.

Alicia sonrió.

―Me gusta cuando solo usas una sudadera ―dijo.

La llevó hacia dentro, cerró la puerta con suavidad y se quedó mirándola.

Alicia dejó caer el bolso en el sofá y luego se deshizo de la chaqueta que llevaba. Su vestuario podía verse como provocativo cuando removía lo único que la cubría, llevaba puestos unos shorts negros bonitos y una camisa vinotinto con la espalda descubierta y un escote pronunciado.

Jacobo se acercó a ella, colocó ambas manos en sus caderas.

―¿Qué quieres Alicia?

Alicia cerró los ojos y se empinó un poco para besarlo.

¿Qué quieres Alicia? Se repitió varias veces en su cabeza mientras el beso cobraba fuerza. No tenía ni idea de qué quería, a pesar de llevar la tarde preguntando lo mismo tanto a ella como a su mejor amiga. No lo sabía. Ni siquiera estaba segura de querer saberlo.

Prefería dejarse llevar, luego de una vida tan planeada, necesitaba más de improvisación. Solo un poco, lo suficiente como para sentir que era posible ser más que solo sus logros.

―Alicia... ―Jacobo se separó de ella―. ¿Qué pasa?

No se había dado cuenta de que había empezado a llorar. Pasó una mano por su mejilla.

―No lo sé ―susurró―. Creo que solo necesito cariño.

Jacobo la envolvió en un abrazo, depositó un beso suave en su frente.

―También soy muy bueno en eso. 

Muchas gracias por leer. Recuerda dejar un voto o comentario <3

Me demoré mucho en terminar este capítulo y espero me lo disculpen. El siguiente se viene para el domingo y espero poder subir el último el siguiente miércoles. Si quieren saber qué anduve haciendo para no escribir como debía pueden seguirme en instagram.