13: La noche del 5 de enero

―Tan, tan, ta, tan ―canta Ezra la marcha nupcial―. Tan, tan, ta, tan.

Quiero golpearlo en sus partes.

Me hace una seña como para que agarre el vestido y yo me mantengo parada, observando las cuerdas, haciéndole gestos también. Chasquea los dedos, luego niega moviendo la cabeza.

―No puedo ponérmelo si no me las quitas ―le aclaro.

―Pero qué mujer más inteligente ―se burla.

Miro cómo mueve el cuchillo.

―¿Me vas a apuñalar? ―consulto.

―Es que ya lo intenté con el revólver y no funcionó muy bien. Además, estuve imaginando la escena como un sacrificio. Seguro en las noticias saldrá algo muy bueno sobre esto.

Me hace caminar hasta la habitación matrimonial, abandonando el cuarto en el que estuve atada estos últimos días y en donde sé que se encuentra la pistola. Doy un respingo cuando corta la cuerda, luego agita el arma blanca, insistiendo sobre el vestido de novia.

―Ezra...

―Vamos, cámbiate ―insiste.

―¿Vas a ver? ―cuestiono.

Enarca una ceja.

―Como si no lo hubiera hecho antes.

Suspiro, entonces me quito la remera, luego la falda, quedándome en ropa interior. Tomo con brusquedad el vestido mientras me sonríe, entonces me lo coloco. Una vez que termino, suspiro con pesadez.

―¿Ahora?

―A la cama a dormir para siempre. ―Hace una pausa―. Ya quiero ver cómo ese blanco se tiñe de rojo.

―No... no puedo. ―Mis ojos se humedecen.

―Si te resistes, puede que sea una muerte muy dolorosa, sobre todo con un cuchillo ―advierte, luego me empuja allí, entonces se sube encima, mirando el filo de su arma―. Quiero que sea justo en el corazón, pero si no mueres de una, te prometo que te degollaré, dolerá menos y terminará rápido.

Todas mis lágrimas mojan mi rostro.

―¿Y no me das un beso de despedida?

Enarca una ceja.

―¿Y eso?

―Bueno, estoy haciendo todo lo que pides, ¿tú no me puedes conceder al menos un buen gesto?

―Hum, no veo por qué no.

Acerca su boca a la mía, entonces la une. Ambos movemos los labios mientras siento el mojar de mis lágrimas por las mejillas. Es frío. Intensifico el beso, entonces muevo mi mano a su pantalón, buscando su lado más primitivo. Ezra da un estremecimiento.

―Eso es muy travieso de tu parte ―declara, acalorado.

Mis labios tiemblan.

―Pues, ¿no es acaso una noche de nupcias?

Se relame los labios y abre mi escote, entierra su cabeza allí, entonces mi espalda se enarca. Mantengo la mirada en el cuchillo, luego enrollo mi mano en sus cabellos negros, mientras utiliza su boca en mi pecho. Acto seguido, bajo su camisa y con disimulo, recorro sus brazos. Acaricio sus manos, así que puedo notar que el agarre del arma está flojo.

―Oh, Ezra ―finjo un gemido.

En un movimiento rápido, le robo el cuchillo y se lo clavo en el hombro. Adolorido, se separa de mí e intenta quitárselo, entonces aprovecho para levantarme de la cama. Tomo las cuerdas del suelo, así que corro hasta la otra habitación. Empujo el mueble, para que no pueda abrirla. Busco dentro de este el revólver, luego ajusto la soga por el balcón y me tiro. Aunque, cuando lo veo venir por las escaleras, ya que lo vislumbro a través de la ventana, decido soltarme. Me golpeo fuerte con el piso, pero me levanto de forma veloz y entonces empiezo a correr. Empujo la reja, dirigiéndome al bosque. 

Insertando meme de: ¡¡Corre, perra, corre!! 😂

Toca decir que el siguiente día tiene: madrugada, mañana y tarde, así se van preparando. Además, hay epílogo ❤️ 

Saludos, Vivi.

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