Capítulo 20
Actor
No cabe duda que el tiempo pasa volando.
Un día eres un idiota que ama el sexo con todos, y al otro estás enamorado de un hombre, dispuesto a estar sólo con él, dejando atrás esos malos hábitos.
Un día estás admirando a tu actor porno favorito, masturbándote con su imagen; y al otro estás haciendo el amor con él, siendo su novio.
Han pasado seis meses de aquella propuesta para ser actor. El proceso que Frank hizo no fue fácil: Estudios rápidos, prácticas, teorías y experimentación. Todo para llegar hasta donde está.
La experimentación definitivamente fue la mejor parte de ese proceso; el hecho de tener sexo con Gerard y que él le explicara qué malditas posiciones tomar, era lo mejor.
Carajo, sí, era un estúpido mantenido, pero no se arrepentía. Todo lo que vivió y experimentó era lo mejor que pudo pasarle en esa miserable vida que llevaba.
— ¡Frank! ¿Ya estás listo? —Su novio le gritó desde la cocina.
Bufó y se levantó, yendo con su novio. Desde hace casi tres meses que viven juntos, en el departamento del mayor. Se supone que Mikey –que afortunadamente ya se acostumbró a llamarlo así, y no James–, también vive allí, pero desde que comenzó a salir con Bob rara vez estaba en el departamento.
— Ya, vamos. —Respondió el tatuado.
Se sonrieron y compartieron un beso, para luego subir al automóvil e irse.
Casi quince minutos más tarde, las grandes puertas del estudio se hicieron notar; bajaron del auto tomados de la mano, llegando hasta el hombre que cuidaba la puerta.
— Frank Iero y Gerard Way. —Dijo el pelirrojo.
— Adelante. —El hombre les dio el paso, haciéndose a un lado.
Una vez dentro, caminaron a saludar a los demás actores. Ya era el cuarto día de grabaciones.
Si se tenía suerte, los trabajos eran así: Terminas uno, comienzas otro.
Y si por alguna razón no pasara tan rápido, tenían asegurados un buen dinero para subsistir durante un tiempo.
Visualizaron la orilla del lugar, caminando hacia ella para después sentarse en el suelo como desde un inicio lo habían hecho. Era una costumbre.
Las grabaciones comenzaron; de vez en cuando decían comentarios sobre la escena que se montaba; pero cuando no estaban hablando, sus labios se encargaban de unirse en besos de todo tipo.
El temor –que realmente nunca estuvo presente–, no tenía lugar en aquella relación. Incluso podían asegurar sentirse totalmente cómodos y acostumbrados a los comentarios de los fanáticos de ambos.
Había ocasiones en que llegaban a pedirles besos en público, y bueno... al público lo que pida, ¿no?
— Iero, Way, West y Foster; a escena.
El anuncio del director les obligó a salir de la pequeña burbuja en que estaban sumergidos. Despojados de sus camisetas y con sólo calzoncillos cubriéndolos, se encaminaron frente a cámaras, donde los otros dos hombres mencionados ya estaban ahí.
El director se posicionó frente a ellos, explicándoles rápidamente qué debían hacer.
Agradecían ser actores porno porque, además de pagarte por tener sexo, era muy fácil hacer una escena. Era, en pocas palabras, dejarte grabar mientras haces lo que te causa placer.
— ¡Acción!
La escena comenzó. Gerard y un hombre rubio se encontraban recargados en la pared falsa, en completa desnudez.
Frank y el otro chico pelinegro se acercaron a los hombres, murmuraron quién sabe qué cosa, y de un momento a otro, Frank se encontraba propiciándole un oral a Gerard. Los otros hacían lo mismo.
El pelirrojo dejaba escapar jadeos sin vergüenza alguna. Él y Frank tenían la ventaja de que sus gemidos nunca eran actuados. ¡Carajo! Podrías notar a kilómetros que en cada escena juntos se traían unas ganas...
Minutos después, Gerard fue empujado a una silla que estaba tras él. El tatuado se sentó sobre él y comenzó al instante un vaivén de caderas, siendo seguido por el pelirrojo. Los actores comenzaron un beso lleno de pasión, lujuria, deseo y amor, un beso intenso que, para los demás era actuación, y para ellos era el mundo.
Estando ahí entraban en una pequeña partícula en la que sólo había cupo para ellos.
Ya no tenían la certeza de dónde se encontraban los otros actores, pero tampoco les importaba.
Si tenías a la persona que te hacía reír, enojar, llorar, sonreír, gritar, que te hacía feliz, el resto del mundo podría irse a la mierda.
Las manos pálidas se posicionaron en las caderas del menor, atrayéndolo más a sí.
El tatuado respondió colocando sus manos en el cabello rojo, para luego concentrarse en delinear la clavícula de su novio con fervor.
A cada paso sus erecciones se rozaban, incluso podrían asegurar que cada tacto les provocaba ponerse más duros y excitarse aún más si eso fuera posible.
Hasta ese punto tenían la pequeña certeza de que estaban trabajando, unas cámaras los estaban grabando... tenían que ser realistas, ¿no?
Sin embargo, poco a poco ese aspecto se fue al carajo.
Claro que escuchaban los murmullos que pedían que se separaran, pero decidieron dejarlos pasar.
Estaban duros, estaban llenos de pasión, esperaban que sus erecciones fuesen atendidas, ellos no se detendrían.
La primera vez ya los interrumpieron, no habrá una segunda oportunidad.
— Y-ya... —Susurró casi inaudible el mayor.
Frank sonrió con emoción y besó por cortos segundos más los labios ajenos.
Lamió el sudor que se notaba en las mejillas del pelirrojo y, si en otros momentos eso le hubiera dado asco, justo en esa situación incluso eso le excitaba.
Frank apuntó el pene hinchado y grande del mayor en su cavidad, le regaló una sonrisa Iero y se dejó caer nuevamente con agilidad. Ambos gritaron de placer casi al unísono. Les valía una mierda si los veían, si los grababan... de todos modos ya todos sabían de su relación.
— Hmm Fra-ank... M-más rá-rápido...
Frank aumentó la velocidad. Subía y bajaba rápidamente. Gerard aferró sus manos a las caderas de Frank y ayudó a embestirlo. Pronto la punta del pene tocó la parte clave de Frank. El punto magnífico en donde el placer era mayor.
Unas cuantas empotradas más, y ambos se corrieron casi al mismo tiempo. En ese sexo tuvieron una conexión impresionante, aunque era de esperarse, pues desde un inicio lograron entenderse a la perfección en todos los ámbitos de sus vidas.
Se besaron otra vez, Frank gruñó al separarse de Gerard, mientras éste último abrazaba a su pequeño por la cintura.
— B-bien... si quieren pueden irse... —Murmuró con algo de timidez el director.
Los novios se miraron y acordaron lo que harían. Se vistieron rápidamente y partieron a casa.
— Lo bueno es que no hay tráfico... —dijo el tatuado.
Gerard negó y soltó una pequeña risa. El resto del camino estuvo en total silencio.
Luego de diez minutos llegaron a su destino.
El pelirrojo fue a poner una canción, se trataba de With Me de Sum 41, Frank se acercó a él y lo abrazó por el torso.
Gerard se giró y envolvió al menor en sus brazos.
No supieron en qué momento empezaron a moverse de un lado a otro, bailando en sincronía.
Tal vez no llevaban un ritmo, pero si ellos se entendían y sincronizaban de tal manera, el ritmo podía irse al carajo junto a lo demás.
El "Gerard, no puedes enamorarte porque nadie querrá estar con un actor porno" dejó de existir para el mayor al conocer a ese chico tan bajito y adorable de hermosos ojos avellana.
El "Frank, tú ya no puedes cambiar" dejó de importar cuando el tatuado conoció en realidad a su actor favorito. Ese hombre de cabello extravagante, facciones delicadas, piel pálida y ojos esmeralda llenos de luz iluminaron su camino para encontrar esa felicidad de la que tanto se hablaba.
— Gracias por todo... te amo, Frankie.
— No digas eso, suena como despedida, y tú y yo aún estaremos juntos por muchos años más...
El pelirrojo asintió, sonriendo— Jamás pensé enamorarme de un tatuado bonito.
— Nunca creí enamorarme de un actor porno.
Y entonces unieron sus labios una vez más, prometiendo un montón de cosas que sólo ellos entenderían...
Terminado: 16/09/17. 1:22 a.m.
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