Capítulo 19
Decisión
El lugar vacío a su lado le hizo saber que Gerard ya no estaba.
Suspiró pesadamente, dispuesto a dormir otra vez, pero al momento de girar y enterrar su cara en la almohada, la voz de su novio lo interrumpió.
— Frank, bebé...
El mencionado se sonrojó y sonrió como idiota, mas no dio la cara. Cerró los ojos y fingió dormir.
Pronto, la cercanía de Gerard se hizo presente, pues se encontraba sentado en la orilla de la cama, para luego depositar un casto beso en la espalda del menor, y volver a susurrar:
— Frankie... Debemos irnos.
El de ojos avellana simuló estar somnoliento –aunque eso no era del todo mentira–, dándose la vuelta a una velocidad lenta, suspirando y tallándose los ojos cuando su espalda estuvo en contacto con la cama.
— ¿Qué? —Susurró fingiendo no saber qué demonios sucedía. ¡Carajo! Sería tan buen actor...
El pelirrojo sonrió enternecido, dándole al pequeño un beso en los labios.
No entendía cómo podía verse tan adorable incluso teniendo tatuajes, y posiblemente jamás lo haría.
— Debemos irnos.
— ¿Así de rápido? —Hizo un leve puchero.
Gerard asintió—. La película está terminada; harán una reunión para celebrarlo.
— ¿Celebrar una película porno? —levantó una ceja—, ¿hacen orgía o qué?
— ¡No! —Gerard rió—, celebramos el buen trabajo que se ha hecho, y luego hacen algo "especial" —Dijo esto último haciendo las comillas con sus dedos.
— ¿Y eso es...? —Preguntó el tatuado, con interés.
— A veces ponen películas porno que ha hecho alguno de los actores, o alguna importante. Y básicamente se hace una apuesta: quien dure más tiempo sin excitarse, gana lo que se haya apostado.
— ¿En serio? ¡Qué les pasa!
— Frank, somos actores porno, ¿qué esperabas que hiciéramos?
— Buen punto.
Fue lo único que respondió el tatuado, para luego levantarse e ir a vestirse.
Su humor había decaído sin saber realmente por qué. Una parte de sí mismo le decía que la simple palabra apuesta le llenaba de malos recuerdos. Y la otra parte, le recordaba que Gerard era actor, y que era jodidamente normal que él hiciera cosas sexuales con más personas; no tenía por qué ponerse celoso.
Una vez terminó de arreglarse, fue recibido por un fuerte abrazo de parte del mayor al salir de la habitación.
Los brazos cálidos –que aunque no eran fuertes–, le cobijaban con fuerza, como si con ellos Gerard quisiera protegerlo de absolutamente todo.
— Te amo, Frank.
— También te amo.
Al separarse del abrazo, Gerard cargó en su espalda a su novio.
Caminaron de esa forma, en dirección a la camioneta, pues ya todo estaba listo. Sin embargo, Frank tenía otros planes...
— Gee, ¿podemos primero ver lo que hay alrededor de la casa? —Preguntó con voz inocente—, es que no he visto nada.
— Está bien. —Gerard desvió su camino, yendo hacia la alberca—, pues sólo está esto, porque del otro lado hay árbole-.
Fue todo lo que pudo decir, pues con un rápido movimiento, Frank los hizo caer al agua en segundos.
El menor reía como loco, mientras Gerard intentaba recuperarse del susto. ¡Casi muere!
El tatuado nadó hasta su novio, apartó el cabello rojo que se colaba en su rostro, y lo tomó de las mejillas para luego unir sus labios en un beso.
Las manos del mayor tomaron las caderas de Frank; poco importaba si el agua estaba fría.
Sus lenguas comenzaron una batalla, hasta que el aire les faltó y les obligó a separarse.
Se abrazaron nuevamente, pero esta vez Frank puso su cabeza en el hombro del mayor.
— Tenía que hacerlo. No me iría de aquí sin mojarme contigo.
— Frank, tú te mojas conmigo en todo lugar —sonrío con perversión.
— ¡No me refiero a eso! —Exclamó riendo.
Ambos salieron del agua y tomados de la mano caminaron hacia el vehículo.
Y así, mojados con sólo una sudera cubriéndolos a cada uno, partieron a casa...
[...]
Al llegar al departamento de Gerard, lo primero que escucharon fueron gemidos que bien podían confundirse con los suyos.
Se miraron sin entender qué mierda, hasta que Frank caminó hacia la habitación de huéspedes y vio lo que sucedía.
Cerró la puerta, diciéndole a Gerard que no viera, pero eso sólo hizo que la curiosidad creciera en el actor.
Abrió ligeramente la puerta, y lo que vio lo dejó helado.
Mikey debajo de... ¿Bob? Siendo penetrado.
Gerard hizo el ademán de ir a separarlos, pero Frank lo detuvo.
— Se gustan, Bob hará las cosas bien con James.
— Mikey. —Corrigió.
— Yo lo conozco como James.
— Pero es Mikey.
— ¡Es el mismo!
— Ya, mejor vamos a ducharnos y vestirnos.
Frank asintió, tomando la mano de Gerard.
El actor fue el único en ponerse traje, pues debían ir a casa de Frank por su traje –que aunque odiaba usarlo, no tenía otra opción–. Así que él usó la pijama de Gerard hasta llegar a su casa.
Minutos más tarde, con ambos listos, se dirigieron a la reunión. Casi veinte minutos de camino, llegaron. Era una casa muy grande, lujosa.
Una hilera de automóviles se presumía afuera, donde justo Gerard estacionó el suyo.
— ¿Listo?
Frank asintió. Se tomaron de las manos y caminaron hacia la entrada.
Al cruzar la puerta, una diminuta fuente los recibía; al caminar más adentro, una sala llena de personas con traje y vestidos los esperaba.
— ¡Sí llegaron! —Exclamó Cheech.
— ¡Bienvenidos sean!
Gerard comenzó a saludar a todos con un abrazo, siendo acompañado de su gran sonrisa. Frank lo seguía, sin conocer a nadie los saludó.
Hasta que llegó con su papá, y a él sí lo abrazó y le sonrió.
Luego, se sentó junto a él y sonrió aún más cuando Gerard se sentó a su lado y tomó su mano.
Ahora tenía la certeza de que a Gerard no le da vergüenza o algo así estar con él.
Comenzó a sentirse en confianza durante la plática, hasta que los nervios amenazaban con aparecer cuando los comentarios empezaron a ser sobre su persona.
— ¿Cómo es que un actor tiene una relación estable con alguien?
Preguntaban cómo era posible que Gerard tuviese pareja dedicándose a la actuación, pero eso ni siquiera ellos lo sabían.
— ¡Además, qué lindo chico se consiguió el fosforito!
— ¡Pero claro! Es un Iero como yo.
Los comentarios no acababan. Sobretodo cuando minutos más tarde pusieron la película terminada.
Llegaron a la parte en donde él salía, y los comentarios sobre aquella escena no se hicieron esperar.
— ¿Verdad que sería buen actor? —dijo Gerard.
— ¡Lo sería! ¿Lo has pensado? —Le preguntaron.
Frank sonrió con emoción; vaya que sí lo había pensado, Gerard se lo había propuesto.
Toda la atención estaba en él, esperando una respuesta.
— Sí lo he pensado; y... Supongo que lo haré. —Dijo con orgullo—, ya es tiempo de dedicarme a algo. Voy a estudiar lo que sea necesario y bueno, si Gerard me sigue queriendo así, yo encantado de ser actor.
El pelirrojo lo besó frente a todos, escuchándose de fondo los aplausos y murmullos de emoción.
— Te amaré aún siendo actor, Frankie...
Al separarse, continuaron hablando sobre aquello, comentando la película.
Entonces llegó el momento especial de la noche.
Sólo pocos quedaron en la sala. Gerard le preguntó si se quedaban, Frank asintió, sería divertido.
Para su suerte, su papá había decidido no participar. Y de mujeres, sólo Jessica se quedó; esa mujer le caía bien ahora.
Sentados en el sofá frente a la televisión, la película comenzó a reproducirse.
Desconocía el nombre de ésta, sólo ponía atención a cada escena. Poco a poco las manos de los demás llegaban a sus propios miembros, tocándose sobre las prendas.
Los jadeos tomaban lugar. Miró a Gerard y el gran bulto que tenía lo excitaba, pero no se tocó.
A su lado, Jessica comenzó a tocarse. Sólo quedaba él y su novio.
— Ganamos... —Susurraron al unísono.
Unieron sus miradas, y como si estuviesen conectados, comenzaron a masturbarse entre ellos. Su mano tatuada tocaba el pene de Gerard, y viceversa.
El pelirrojo lo detuvo. Se puso de pie y tomó el dinero, llevándose a Frank tras de sí.
Los demás seguían en sus asuntos, que no notaron cuando ambos se fueron a una habitación.
Necesitaban arreglar un problema de pareja...
×~×~×~×
Luego de cuatro intentos, he podido acabar el capítulo.
Wattpad borraba todo, duh. :'v
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