«Quizás recuerdes algo en aquel lugar»

Recordó lo último de lo dicho de su amiga Lazuli antes de que la nombrada le diera una caja de preservativos; Para Goku, y unos tapones para el oído; Para Gohan, si piensan tener relaciones en esa casa. Prevenía de un trauma a Gohan, es lo que dijo Lazuli.

Aunque en el trayecto a las afueras de la ciudad transcurrieron unas tres horas por el motivo que la ciudad era inmensa.

Goku miraba por la ventanilla del bus en silencio, sin moverse ni hacer ninguna cosa que lo caracterizaba. Mientras Gohan se había dormido en su regazo teniendo una leve fiebre y tos, se había enfermado de nuevo por jugar con Videl en el refrigerador y cabe mencionar que la infante se olvido de sacarlo encontrándolo Milk en una situación casi congelado.

Goku mencionó que tenia hiervas medicinales en su campo de cultivo y que al llegar a su hogar le prepararía alguna medicina con lo dicho y asi su hijo se sentiria mucho mejor.

Se inclinó a la derecha apoyándose en su hombro sacándolo de sus pensamientos y llamar su atención— ¿Te ocurre algo?, desde que comenzamos el viaje has estado muy callado —Nisiquiera se inmuto en verla, su mirada fue directa a la de su hijo.

Le dio cierto escalofríos cuando vio que su expresión cambiaba a uno de enfado— Tendrá pesadillas si duerme de esa manera —Murmullo el de ojos esmeraldas, inclinándose y agarrar a su hijo para atraerlo hacia su pecho y acariciarle su cabello rubio alborotado.

— No lo sabia, disculpame —Goku volvió a ignorarla cerrando sus ojos y soltar un suspiro pesado.

— Recuerdas lo que te dije esa noche —Solto, la azabache recordó lo dicho de la noche anterior, la teoria de Goku de que quizás tuvieron un segundo hijo.

— Lo recuerdo —Ella alzo la mirada—, lo más probable es que mi abuelo me haya sometido a un aborto, es lo que pienso si tu teoría sea cierto —Dijo.

Goku parecía estar molesto e irritado por su respuesta— ¿No te importa?, ¿Qué clase de mujer eres tú? —Se asusto por su comportamiento.

Se disculpo de nuevo sintiéndose más deprimente— Yo no lo sabia. Lo siento.

— Quizás solo nos abandonaste.

Milk estaba enojada y un poco triste, lo que Goku decía era cierto. Supuso.

— ¡Mamá!, papá rayó tu rostro —La azabache despertó por las sacudidas en su hombro a causa del pequeño rubio.

— ¡Ni Judas era tan traicionero Gohan! —Recrimino Goku detrás de ellos escondido.

El infante le dio un espejo y ella se miró. Sonrio, Goku no era esa clase de persona que le diría palabras duras ni alguien que se molestaría demasiado. Él solo era un masoquista y padre de su hijo.

— ¡MALDITO EXTRATERRESTRE VEN AQUÍ! —Lo correteo hasta alcanzarlo y golpearlo.

Mientras su hijo los observaba riendo a carcajadas.

— Cómo que le falta modernidad a esta casa —Comentó Milk, Gohan y Goku la dejaron hablando sola estando ya adentro de su casa.

La azabache refunfuño colocandose sobre su piel contra los insectos, y vaya que habían demasiados. Al ingresar a la que fue su hogar tuvo el mismo pensamiento que la anterior, dijo que tenían malos gustos.

Goku agarro la escoba y se lo entrego— Deja de quejarte, si fuiste tú quien quiso esta casa con entusiasmo —Milk quedo en blanco y luego tartamudeo sonriendo con nerviosismo.

— ¿Hasta la decoración? —Él asintió, ella quiso hablar pero luego recordó su historia relatada por Goku.

Ambos fueron independientes y tuvieron esa casa con esfuerzo. Al pensar en ello sintió orgullo por parte de los dos.

— Barre la sala, iré a cultivar las hiervas medicinales para Gohan y también traeré algunas verduras y frutas de nuestro campo, cerca hay un almacén y comprare lo necesario para la cena, ¿Quieres que te compre algo? —¿Barrer? ¿ella? ¿Cultivar? ¿campo? ¿almacen?, quizás para él no sea difícil pese a que esta acostumbrado mientras ella, bueno quizás barrer no sea tan difícil.

— No gracias, solo regresa pronto —Él asintió y se fue a la puerta trasera para tomar su bicicleta con una canasta e irse.

Que rápido. Pensó ella.

— Mamá no es necesario que barras, yo puedo hacerlo —El aura de Milk hizo que sus pasitos se detuvieran.

— Esta bien hijo, tu madre puede hacerlo —Expreso radiantemente.

El infante tambaleo un poco y tosió— ¿Estarás bien? —Ella asintió.

— Solo ve a descansar hijo, tu fiebre incrementara si te esfuerzas —Lo acompaño hasta su habitación que era cruzando el corto pasillo doblando a la derecha.

Solo habían dos habitaciones y Milk supuso que en uno dormía su hijo y en el otro Goku. Pero luego Gohan comentó que esa habitación estaba cerrada.

— Papá se entristecía cuando salia de esa habitación, creo que es la que compartían —La curiosidad de ver esa habitación le invadió, acurrucó a su hijo y salio de la habitación para estar frente a la cerrada.

Fingió barrer pero al hacerlo solo hizo que la escoba cayera al suelo.

Era una experta. Se dijo en su mente.
Al querer recojer la escoba y sostener el palo de esta una cucaracha subió rápidamente por su brazo hasta su rostro. Ella gritó.

La casa se sacudió.
¿Como diantres vivían en ese lugar?

— Usas el plumero para sacudir la suciedad de los muebles y esto para quitar las telarañas, esto es el trapeador para limpiar el piso, esto suavecito es la esponja para lavar los trastes y...—La fémina anotaba todo lo que su hijo explicaba, cada cosa en que se utilizaba.

Lo más fácil era contratar una sirvienta pero quería aprender, aunque ganas de escapar de ese lugar no le faltaba.

— Apenas nos fuimos dos semanas con unos días y mira la suciedad de nuestra casa —Comento Goku llegando recién.

Eran exactamente las siete y media de la noche, se tardó una hora y Gohan le platico que su padre se distraía con la señorita de la tienda y la cosechadora, con otras más.

—  ¿Estabas con Faziro? O ¿Carla? —Sudo frío y con miedo negando con la cabeza.

— Con ninguna de las dos, estaba con Martha hablando de...—Milk le regó en sus ojos un spray para matar insectos

— La abuela Martha, ¿Como esta papá? —No le respondió ya que estaba mareado.

Gohan le comentó que la señora Martha les ayudo demasiado con su nieto Piccoro.

Para la otra quizás debería preguntar sobre las amistades profundas de Goku y su hijo, y no dejarse llevar por sus malas imaginaciones.

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