2.7 Las oportunidades no regresan

Nota:  no olviden el dato curioso de esta semana, solo faltan tres significados más de los nombres de los chicos. 

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En algún punto de la vida siempre existe la interrogante de ¿lo que estoy haciendo es lo correcto?, si estás seguro o no que tus decisiones te llevaron a lo que querías, es una duda que todo ser humano tendrá cada vez que se enfrente a algún nuevo desafío que repercute en su vida, sabiendo que si no lo hace sus posibilidades no van a mejorar. Al mismo tiempo está el hecho de no tener la seguridad que este bien o mal.

En repetidas ocasiones Rayan tenía el impulso de botar todo a la basura y regresar a casa con sus padres, pero luego recordaba que había salido del lugar casi huyendo tratando de demostrarse a sí mismo y a su madre que no era más un niño el cual no comprendía el mundo, que podría solo en un nuevo ambiente hostil porque nadie le sacaría de la cabeza que conformarse con algo está mal, si lo que tienes no te hace feliz queda en ti buscar y construir el camino hacia donde quieres llegar. Por supuesto que iba a tener problemas para entender lo que es enfrentarse al mundo exterior, más con el hecho de vivir en una burbuja de engaños donde los métodos de crianza le habían llenado de miedos.

Era un chico que vivió toda su vida en una pequeña provincia muy alejada de lo que se trataba una ciudad gigante. Donde los tipos de crianza eran tener hijos para que de viejos los padres podrían ser mantenidos, es decir, te debías a tus progenitores porque ellos te dieron todo, incluso a costa de tu propia felicidad. Eso era algo que le quedó muy claro a Rayan en el momento, cuando unos años atrás, perdió la oportunidad de estudiar en la ciudad con una media beca en la universidad, por quedarse junto con sus padres, no se arrepentía porque lo hacía por una buena causa.

Aunque también se había dejado convencer por su familia que no tendría oportunidad de llegar lejos, y sería juzgado por ser de fuera por todos los niños ricos. La universidad a la que asistiría no era precisamente la más económica, pero con su esfuerzo al pasar el examen de aceptación del programa de becas era posible salir con buenos estudios de uno de los establecimientos con prestigio en el país. Incluso, aún recuerda ese día hace seis años, al cual quisiera regresar una y otra vez.

Marzo 28 de 2014... meses antes de...

Este era su último año de carrera media, la pregunta que le atormentaba desde que había iniciado el año escolar era "¿ya pensaron qué estudiar en la universidad?", los profesores se encargaban de recordarles constantemente que este sería el más desafiante año de su vida porque se estaban preparando para entrar en esa maravillosa etapa de escoger una carrera, con la cual cargarás como una cruz para toda tu vida, aquella con la que te catalogaran para toda tu vida. Fichándote bajo el seudónimo de un título, escuchando comentarios como "ahí va el ingeniero Dachs" "es el doctor Araya" "el licenciado Róales" "es la enfermera Navarro" "el profesor Sorni"

Rayan estaba cansado de solo escuchar la charla repetitiva de los proyectos de vida y planes a futuro que debían elaborar para el final del año. Muchos de sus compañeros se empeñaban en discutir cómo sus padres los enviarían a la ciudad para estudiar, otros mencionaban que trabajarían en los locales familiares y uno que otro apostaba por ver cuál de las parejas de último año repetía la estupidez de convertirse en padres para el final de los cursos. Sería siempre la típica chica ilusa que se deja engañar por alguno que le bajara la luna y las estrellas por una noche para resultar con su pequeño fruto. Todo el salón estaba lleno de murmullos hasta que la imagen de la profesora se hizo presente, seguida de un hombre ajeno al establecimiento llamando la atención de todos los presentes.

—Bien chicos el día de hoy tendremos una visita especial con información que asumo a muchos les interesará – habló la profesora, una mujer de mediana edad que había dedicado su vida a brindar educación. De hecho, se atrevía a opinar que jamás salió del pequeño distrito donde la mayoría se conocía, incluso su madre había tenido la oportunidad de compartir la escuela durante su juventud con la mujer. Tenía la idea de haberla visto desde siempre como la típica profesora, una vida entera ligada a un lugar, a diferencia de él que necesitaba salir de ese lugar asfixiante – les agradeceré que sean respetuosos con nuestro invitado.

—¡Qué tal jóvenes!, me alegra mucho estar hoy con ustedes – demasiado entusiasmo para tan tempranas horas de la mañana, fue lo primero que pensó Rayan, se notaba que el hombre tenía un tipo de ataque de ansiedad o esa era su forma de mostrar su emoción porque le gustaba su trabajo se frotaba las manos constantemente y sonreía de manera nerviosa – mi nombre es Christian Sorni, estoy aquí con una nueva iniciativa por parte de una de las universidades con más prestigio del país. Estamos abriendo un programa de becas para aquellos que desean estudiar, pero no tienen los fondos económicos suficientes para hacerlo.

—¿Eso aplica para todas las carreras? – preguntó una chica que estaba a dos mesas de distancia de él. Era la típica niña tímida a la que no le escuchabas la voz, a menos que fuera estrictamente necesario como en las exposiciones – y ¿qué requisitos necesitamos para solicitarlas?

—Señorita Riven el tiempo para realizar preguntas se dará después que les brinden información. No sea tan maleducada en interrumpir a los adultos y menos cuando están hablando de un asunto importante.

—No se moleste de verdad ese tipo de actitud es la que estamos buscando en los estudiantes – sonrío ampliamente el hombre hacia la chica que se había encogido en su lugar, gracias a la vergonzosa escena que le hizo pasar su profesora frente al extraño minutos antes – queremos personas como ella que demuestren esa sed de aprender y no quedarse atrás. Verán no me tardaré más para darles la información y luego tendremos el espacio para resolver todas sus dudas ¿de acuerdo?

Gracias a la llamada de atención por parte de la profesora expresando su desagrado a las interrupciones, no hubo más comentarios o un sonido de afirmación que le expresara que tenía la atención del grupo, más que las miradas atentas de algunos y otros que se notaba estaban totalmente desinteresadas sobre el tema. Lo cierto era que en sus pocos años como docente se había dado cuenta que la educación que se recibía en la mayoría de lugares tenía la técnica de mantener callado al alumno sin opinar, siendo que el profesor tenía la última palabra, era por eso que se estaban empeñando en la universidad en establecer una dinámica diferente, el interrumpir al profesor por una duda no era sinónimo de castigo como se venía haciendo desde décadas.

Sus colegas se quejaban que dentro de los primeros años de las carreras los chicos siempre eran temerosos de hablar, incluso a dar su opinión, disculpándose por hablar. Cuando eso era lo mejor para una clase donde se estaba aprendiendo, cada persona tiene algo que aportar, él creía fielmente que el profesor también podía aprender de sus alumnos porque todos tenemos vivencias diferentes por lo que se traduce que los conocimientos serán más enriquecidos debatiendo y dando diferentes puntos de vista. Estando en ese salón de clase pudo observar aquellos diamantes en bruto que aportarían de mucho en sus clases, siendo oprimidos por las enseñanzas del silencio.

Sin perder más tiempo comenzó el discurso sobre el programa que estaban dando apertura. Se trataba de una nueva modalidad de estudios en esa institución donde brindarían medias becas aquellos alumnos destacados en sus estudios, por supuesto que no podrían evadir el examen de aceptación por parte de la universidad que se practicaban para cada carrera estipulando no solamente que el alumno sería apto para optar a la beca, sino también que encajaba con el perfil de un estudiante de dicha carrera. Trataban de tener la menor cantidad de deserciones porque estaban enfocándose en los alumnos dándoles una educación adecuada, pero, así como brindaban necesitaban resultados, demostrando así a lo que se enfrentarían en la vida laboral, donde todo se basa en lo que sabes hacer para beneficiar a una organización o en su caso a ti mismo.

Una vez explicado que luego de terminar sus estudios la universidad los estaría exonerando de diferentes pagos de acuerdo a sus resultados en cuanto estudios, llegó el tan preciado momento de las preguntas. Dudoso si la profesora los había cohibido mencionó que respondería a todas sus preguntas por más tontas que les pareciera ellos, así que no tardaron en levantar la mano tímidamente para realizar sus preguntas.

—Si accedemos al programa de becas luego del examen... – habló de forma tímida de nuevo aquella chica, era la segunda vez que tomaba la palabra eso le llamó la atención a Rayan. Aunque no iba a mentir esa pregunta también rondaba su cabeza, sabía qué era lo que cuestionaría porque fue el único detalle que no añadió aquel hombre en su discurso –. Podemos escoger la carrera que queramos.

—Es correcto, la universidad te apoyará con todos los materiales incluso. – volvió a sonreír feliz que, aquella llamada de atención por parte de la profesora no la haya cohibido para hacer sus preguntas –. Cualquier carrera está abierta para recibirlos.

Rayan se aventuró a levantar la mano dado que la duda no quedaba para nada resuelta en su cabeza soñadora, donde la posibilidad de estudiar fuera ya creaba todos los escenarios posibles de salir de aquel lugar que lo había visto crecer, pero que le cortaría las alas sino seguía sus sueños. Necesitaba toda esa información para el momento que tuviera que tocar el tema en casa; sabía que su madre era la primera en decir que los hijos de sus amigas habían entrado a prestigiosas instituciones, así que algo le dijo en su interior que debía intentar ser parte de aquel grupo de hijos por los que sus padres estaban orgullosos.

—Sí, dime ¿cuál es tu duda?

—Creo que mi compañera no pudo expresar bien la duda – se atribuyó el hecho que la chica no se dio a entender y que tampoco se atrevió a preguntar de nuevo, quizá por miedo a ser juzgada ya que, cuando levantó por segunda vez la mano para hablar todos le había lanzado miradas como si se tratase de un bicho raro por tener dudas sin resolver acerca del tema - ¿Cuáles son las carreras a las que podemos acceder? No me refiero si nos apertura a todas sino, cuáles son, los nombres para incentivarnos a lo que posiblemente podemos estudiar, o si existe alguna página donde revisar las carreras e informarnos.

—¡Ah, claro! – ahora parecía que sí entendía el cuestionamiento de la chica, no estaba redundando si los aceptarían en las carreras, sino más bien cuáles eran esas que tenían en la universidad. Ahora se sentía como el novato que era en esa nueva experticia –. Les anotaré en la pizarra la página dónde está la información completa para que puedan revisar cada carrera, los requisitos, la malla curricular y demás.

—Gracias Rayan por la intervención tan puntual. – recalcó lo último la profesora, no es como si no le hubiera visto su desagrado ante la pregunta repetitiva de la chica – Entonces profesor Sorni, porque usted también enseña ¿cierto?

—Sí es correcto.

—Bien, entonces nos podrá indicar ¿Cuándo serán esos exámenes para que los chicos se preparen? – le sonrió de una forma poco amigable, que incluso le causó escalofríos, podría catalogarla como algún personaje de los villanos de sus cómics por tan siniestra facción.

Lo cierto es que podía parecer una pregunta inocente, pero en el fondo siempre existe el orgullo de los establecimientos educativos por no quedar mal ante el resto. Ya que su instituto era de los pocos seleccionados para tomar en cuenta a los alumnos no quedarían en ridículo por no "preparar" como se debe a sus estudiantes.

—Los exámenes serán en agosto para brindar los resultados en octubre. De hecho, esto también es una invitación para que a mediados de año puedan asistir a la feria de carreras, donde todos hacen campañas para los diferentes establecimientos educativos. Podrán conocer las instalaciones y se den una idea del lugar donde pasarán sus próximos años de estudios.

—Como una carnada para atrapar más gente – el comentario fue ácido, sin fines de gracia realmente, proveniente de la parte de atrás del salón. Era el típico hijo de papá que no necesitaba de becas porque tenía resuelta la vida.

—Ahórrese sus comentarios señor Gregory.

—No hay problema, de hecho es una forma de verlo realmente – parecía que el hombre lo que menos quería era alterar el ambiente y a la mínima tensión salía en defensa de cualquier comentario restándole importancia, no era algo común en ese lugar. Era un adulto más que tenía la autoridad, si quería podía creerse superior a todos, incluso de la profesora, solamente por estar dando clases en la universidad, pero era todo lo contrario –. Si no hay más preguntas en la página podrán encontrar toda la información necesaria.

—Gracias señor Sorni por su presencia.

Las clases terminaron relativamente rápido para Rayan, que se la pasó pensando durante el resto del día cómo entrar a esa universidad, no cabía nada más en su mente que la idea de salir lo más pronto rumbo a superarse. Ese mismo día les habían entregado sus notas del final del bimestre, así que esas notas positivas solo acumulaban puntos para ser tomado en cuenta. No hablaría en casa nada de lo sucedido, estudiaría por sus propios medios y una vez tuviera asegurada su meta diría todo como una bomba atómica derribando todo a su paso, dejando a sus padres atados de manos para que no tuvieran ni una mínima posibilidad de convencerlo de quedarse. 

Cuando deseas que el tiempo pase más lento suele ser totalmente lo contrario, podría decirse que su vida se vio reducida a estudiar, revisar los temarios para la carrera y ser autodidacta en lo que necesitaba para superar aquel examen que sería en una semana. Su único mayor problema era que su familia no le apoyaba lo suficiente, incluso en las vacaciones cuando intentó ir a aquella feria no logró convencer a su madre, ni siquiera mintiendo que iría de visita con sus tíos. Le hubiera encantado visitar aquellas instalaciones y no solamente imaginárselo por las imágenes en aquella página de información donde podía encontrar fotografías del campus central.

Para el final de esa semana se encontraba totalmente agotado entre los casi últimos proyectos del año de la carrera media y los estudios notables. Todos salían deprisa para descansar en sus respectivos hogares, con excepción de quienes iban a optar por el examen de aceptación. No podía decir que eran una gran cantidad de estudiantes, aunque sí eran una suma sustanciosa de personas, lo único bueno era que no había un número estipulado de cupos, la entrada solamente dependía de tu desempeño. Todos fueron llamados hacia el salón de actividades del instituto donde se estaría llevando a cabo la evaluación, una vez terminabas el examen, te retirabas esperando a que llegase octubre con buenas noticias.

Se encontraba caminando hasta el lugar cuando algo en particular llamó su atención. Al principio fueron casi imperceptibles, pero con forme se fue acercando se hizo más notorio. Se trataba de alguien llorando y se escuchaba como una discusión con alguien más en uno de los salones vacíos. Posiblemente alguna pareja que discutía por cosas absurdas.

—¡Esa cosa no es mía! – escuchó el grito del mayor tocapelotas de su salón – quién sabe con cuantos más te acostaste y me lo quieres meter a mí.

—¡No he estado con nadie Gregory! – era un grito ahogado entre sus sollozos, se maldijo por lo bajo porque conocía ambas voces y una de esas personas debería estar camino al salón de actividades para hacer su examen de aceptación para la universidad y no llorando frente al gran idiota del salón. Él también tenía que estar preocupado por llegar a tiempo y no anclado al piso dudando en si entrar era lo correcto, solo quería asegurarse que Gregory no atentaría a levantarle la mano a la chica –. Yo no soy como esas con las que te acuestas.

—Pues qué crees, en el momento en el que lo hiciste conmigo te convertiste en una más de esas. Te crees que soy idiota para creerme que solamente conmigo lo hiciste.

—Esto lo hicimos los dos. Tenemos que hacernos responsable, tienes que...

—¡No!, a eso se le llama no cuidarse, te dije que tenías que tomarte la maldita pastilla.

—Es obvio que no me la iban a vender por ser menor de edad – alzó la voz sonaba como desesperada de estar en esa situación, se acercó a la puerta lamentando lo que iba a hacer en esos momentos. No le competía ni siquiera entrar a ese lugar o se vería más comprometida la chica, pero sus valores no dejarían que ella se humillara de esa forma - ¡Qué pretendías que hiciera!

La puerta se abrió dejando ver la escena frente a los ojos de Rayan, la chica tenía la cara roja, con lágrimas desbordándose por sus mejillas. Por supuesto que la cara de susto no se debía a la discusión que tenían, sino más bien por la impresión de verlo dentro del salón. Siendo descubiertos como fugitivos de un gran crimen, uno que crecía en su interior.

—Riven nos han llamado para presentarnos al examen – notó el semblante de la chica y prefirió fingir demencia de no haber escuchado la discusión, comenzó a acercarse para poder llevársela de ese lugar pasando al lado de Gregory como si no existiera o no respiraran el mismo oxígeno en ese espacio, la tomó de la mano cuidando de no ser brusco en su agarre, sacándola de su trance – vamos.

—Ves como sí te metiste con más hombres además de mí – eso fue demasiado para Rayan, que era un adolescente llegando a su juventud, donde son más impulsivos. Nadie iba a comentar estupideces de él y mucho menos degradar a una mujer, él tenía una hermana, y la veía en cada una de las chicas que eran humilladas como lo estaba tratando de hacer ese bastardo con Riven – o no es así Rayan, ya probaste las sobras.

Tuvo el impulso de brindarle la golpiza de su vida, pero eso arruinaría su historial académico, no podía mandar al caño todo el esfuerzo de eso los últimos meses, quedaría manchado su expediente, en el momento en el que le pusiera un dedo al niño de papá, Gregory no dudaría en tomar represalias. Así que puso su peor cara acercándose a paso fuerte hasta el otro chico intimidándolo de inmediato, su aura era fuerte porque en su mente estaba reflejando a su hermana en esa chica que temblaba como borrego a medio morir del miedo que estaba invadiéndola.

—Cierra la maldita boca Gregory o lo próximo que saldrá de ella será la sangre que brotará por los golpes que te daré, así que no me toques las pelotas – hizo como si fuera a abalanzarse a él para asustarle y se alejó con rapidez para tomar de la muñeca a la chica y sacarla del lugar.

—Rayan detente – escuchaba quejarse a la chica, no se había dado cuenta que la estaba tomando con demasiada fuerza, lastimándola, tampoco tomaba en cuenta que su estatura era menor a la de él, por lo que un paso de él significaba tres mini pasos de ella – me lastimas por favor detente – entre el forcejeo por error le terminó lastimando el brazo con sus uñas, lo cual fue suficiente para detenerlo a medio pasillo – lo siento.

—No... – se detuvo un momento para analizar la situación, el rasguño no había sido mayor cosa, pero al ver la muñeca de la chica que estaba marcada con un color rojizo y la silueta clara de sus dedos se arrepintió –. No te disculpes, soy yo quien debería disculparme contigo.

Trató de acercarse a ella porque el color pálido de la chica le hizo preocuparse parecía como una hoja de papel, tan frágil que en cualquier segundo se desplomaría en el lugar. Intentó romper la distancia, pero todo pasó tan rápido que en menos de lo que pensó la chica salió corriendo hacia los baños. Su instinto protector se activó y decidió seguirla, no sabía que haría si la encontraba desmayada en el baño o si se lastimaba por la forma en la que corría sosteniéndose el estómago y con una mano en la boca; si tropezaba no le daría tiempo de poner ningún escudo entre su cara y el suelo.

Riven logró entrar a los baños sin pensar mucho en cerrar la puerta del cubículo en el cual comenzó a vaciar todo lo que tenía su estómago o más bien lo poco, porque parecía que hacía demasiado esfuerzo por devolver algo que era inexistente en su cuerpo. Rayan volteó a ver unas cinco veces a su alrededor para cerciorarse que ningún profesor lo vería entrar al baño de chicas, era prohibido, estaría en grandes problemas si lo encontraran ahí. Una vez dentro pudo ver la imagen temblorosa de la chica casi abrazada al retrete, lloraba de manera incontrolable y él solo pudo acercarse para tratar de calmarla dando leves caricias en su espalda.

—¿Te encuentras bien Riven? – obviamente era la pregunta más estúpida que podía hacer viendo la situación en la que se encontraba, pero qué más le diría – necesitas ayuda con algo.

—No... Rayan, no necesito tu ayuda – sorbió su nariz, mientras que iba regulando su agitada respiración, sentía como poco a poco la asquerosa sensación volvía a subir como un volcán en inminente erupción, cosa que la hizo tener más arcadas y volver a su acción anterior. Algo que había estado pasando durante la última semana.

—Está bien, tranquila no tienes que estar sola. – se dio una bofetada en la cara por lo tonto que sonaba, siendo consciente que Gregory prácticamente la estaba dejando a la deriva, así que trato de enmendar un poco su error –. Soy el peor para este tipo de cosas, pero eso no me aleja de no poder dejarte sola ¿sí?

La chica pudo calmar por fin las arcadas que no hacían más que debilitarle el cuerpo, no había comido bien porque su estómago no soportaba absolutamente nada. Rayan sacó un trozo de papel para que pudiera limpiar sus labios, cosa que agradeció. Aún sentía como los jugos gástricos se habían acumulado incluso en su nariz haciendo que el tragar saliva fuera la acción más repulsiva. Pero ahí estaba, siendo consolada por un chico con el cual apenas habían interactuado por trabajos grupales.

—Llegarás tarde al examen – logró articular con su voz un poco ronca por el daño que había recibido durante los últimos días – tienes que irte Rayan, estaré bien.

—¿Tú, no tomarás el examen? – la decepción en su mirada hacía más que clara su respuesta. Lo cual le parecía injusto porque ellos habían compartido algunos ratos de estudios para prepararse, y ahora todo se veía arruinado –. Deberías al menos intentar hacerlo.

—Con qué fin haría eso.

—Te quedará la satisfacción que al menos lo intentaste.

—Y me arrepentiré durante el resto de mi vida.

—Te arrepentirás de igual manera – era cierto que hacerlo no le garantizaba ganar, pero Rayan sabía que se culparía durante mucho más tiempo por ni siquiera intentar – ven te ayudaré a ponerte de pie. Puede ser una buena anécdota decir que lo hiciste...

—Tú escuchaste todo ¿cierto?

—No tengo que ser un adivino para entender el contexto de todo Riven – terminar catalogada como la chica que resultó embarazada para el final del curso no era algo bonito. Rayan tampoco era tonto para entender las repercusiones, pero no la juzgaría y se lo dejó en claro al no seguir con el tema – si nos apresuramos todavía llegaremos a tiempo.

La ayudó a ponerse de pie notando la debilidad en sus piernas no la soltó un solo momento, probablemente era porque acababa de casi vomitar su estómago entero o el simple hecho de estar aterrada por lo que pasaría de ahora en adelante que parecía hacerse más pequeña, incluso sosteniéndose de su brazo. Trató de ir lo más rápido que podía mientras se encargaba de no lastimar a la chica que, con todo el esfuerzo le trataba de seguir el paso, no fue hasta que llegaron a la puerta del salón que ella detuvo su andar de manera abrupta. Parecía que a pesar de sus esfuerzos Riven se estaba dando por vencida.

En una línea muy similar a los acontecimientos un entusiasta Christian Sorni los vería parados en la puerta alentándoles a entrar, pero este no era el caso porque el hombre se había tenido que ausentar, ya que estaba en medio de una crisis con su único hijo, al cual casi pierde por una enfermedad del corazón que jamás pensaron que atacaría habiendo pasado tanto tiempo desde que se los advirtieron. Si hubiera sido el caso, Rayan no hubiera entrado tarde por tratar de convencer a Riven, acortando su propio tiempo y no se habría perdido más de media hora del dichoso examen. Dicen que el tiempo es oro, que cuando no lo aprovechas las cuentas se pagan con creces.

No fue de extrañar que para octubre su carta de aceptación condicional le trajera algunos inconvenientes. El escrito informaba que era aceptado, pero tendría que ir a cursos de nivelación en ciertas categorías, ya que veían potencial en él. Sin embargo, existía un pequeño detalle, significaba que su estadía sería extra, algo que no cubría la matrícula porque estaría fuera del tiempo en el que empezaría el año de estudios. Lo que implicaba dinero, cosa que claramente no tenía y tampoco sería fácil de conseguir en menos de tres semanas, tendría que encontrar dónde quedarse durante dos meses.

La universidad le daría opción a quedarse en los dormitorios, pero eso representaba un monto extra la cual no cubría a totalidad la beca; dicen que cuando firmas un contrato debes leer entre líneas, hasta la más pequeña de las letras, pequeños detalles que con la efervescencia del momento no tomó muy en cuenta. Había pensado en un lugar más económico, pero alejado de la universidad, aunque no representaba mayor obstáculo gracias a que le brindarían apoyo con el transporte si en dado caso no se quedaba en las instalaciones, y una mínima cantidad de ingresos para alimentación. Tendría que trabajar medio tiempo y él iba aprovechar los últimos meses hasta llegar a febrero para obtener un poco de dinero. Esto arruinaba sus planes.

Las cenas en casa eran normalmente silenciosas, no pasaban de una pregunta esporádica sobre los estudios y comentarios de su padre sobre lo cansado que se sentía del trabajo durante el día. Esa noche deseaba que sus padres tocaran el tema de los estudios para no ser él quien abriera la conversación, pero dicen que cuando quieres que pase algo que es común no sucede por extrañas razones ajenas.

Incluso la dinámica había cambiado, resultaba ser que era el día de conversar sobre todo menos del estudio. Su madre tenía una conversación sobre cómo su hermana debía vestirse más femenina ahora que era una mujercita. Cosa que no le agradaba en lo absoluto, porque esas palabras repercutían en la menor de forma negativa. Todo el tiempo le regañaban por comer, aunque sea un poco más por el hecho que subiría de peso, tenía que caminar recta para lograr una postura de señorita, no podía utilizar faldas cortas porque llamaría la atención y el "peor problema" sus piernas no eran para ese tipo de prendas reveladoras de su grasa extra.

—James apóyame un poco – le reprochó a su esposo quien estaba distante de la conversación sobre cómo debía verse su hija – deberíamos llevarla a comprar ropa nueva ahora que empieza a crecer y entrará a su carrera media, quiere estudiar para secretaria, así que no será una carrera fácil.

—De qué hablas, si tiene suficiente ropa y además en el instituto utilizará uniforme – él sabía que el hecho de decir que la carrera sería difícil no era por otra cosa más que, su esposa queriendo tenerla como un estereotipo de secretaria femenina – estas bien así cariño no necesitas nada.

—Gracias papá – murmuró la chica con una sonrisa tímida, si alguien los apoyaba siempre era su padre – Rayan tú qué piensas.

—Que eres demasiado bonita como para hacerte algún cambio que no quieras – este era su momento habían tocado un poco el tema de estudios, no era precisamente una puerta, más bien era una grieta, pero tendría que tomar la oportunidad – hablando de cambios y carreras.

—No me digas que te fue mal ahora que es tu último año – le interrumpió su madre de inmediato.

—Déjalo hablar cariño – la regañó por sus prejuicios apresurados, su esposa siempre vivía presionándolos de alguna forma, incluso si era para no dejarlos hablar – ¿Qué es lo que quieres decirnos hijo?

—Bien, quiero estudiar en la universidad – era más fácil ser directo a su punto de vista, no es como si esa frase no hubiera estado ahí durante los últimos meses. El desagrado por la noticia se hizo notar de inmediato en el rostro de su madre, pero eso no lo detuvo en su discurso – decidí que quiero estar en una de las universidades de la ciudad, para estudiar la carrera de Administración de Empresas.

—Y con qué dinero la piensas pagar – su madre lo vio incrédula como si estuviera hablando de la peor locura que se le podía ocurrir – tu padre no tiene suficiente dinero para pagar unos estudios universitarios Rayan.

—Lo sé – tenía que cortar cualquier desvió del tema, necesitaba ser rápido como cuando te inyectan y le temes a las agujas, así que volteas a otro lado para no ver el momento en el que la aguja ingresa en tu cuerpo – por eso opté a un programa de becas, me realicé un examen para entrar y logré pasar la prueba.

—¡Ese es mi hijo! – la cara de satisfacción de su padre le aligeró solo un poco la presión del pecho que se crecía con lo próximo que debía decir. No podía mencionar que tendría una nivelación, así que una mentira blanca no dañaría a nadie en ese lugar, incluso si su padre lo veía con esos ojos de orgullo –. Escuchaste eso mujer, nuestro hijo se gradúa con honores y de paso con una beca.

—Hay algo más... – hizo una pausa viajando su vista de su madre hacia su padre que se encontraban de extremo a extremo de la pequeña mesa de cuatro plazas –. Tengo que irme en tres semanas, es parte del programa, como una adaptación al lugar.

—Eso significa que te mudarás desde ahora y no en febrero – le reprochó su madre, estaba disgustada porque tendría que ver partir a su hijo hacia la ciudad donde todo estaba descontrolado – no voy a aceptar algo así, si las clases comienzan en febrero entonces hasta ese momento te irás.

—Pero debo estar ahí mamá.

—¿Por qué? ¿Cuál es la urgencia? – estaba alzando la voz, lo cual era un gran indicio del posible drama y victimización anticipada hacía sentirse culpable por hacerles esto – acaso no les basta con que tienes que irte allá durante años; sin ver a tu familia, alejado de todos, absorbiendo tu tiempo y juventud, mientras que podrías disfrutar de una vida tranquila aquí.

—Basta cariño, si tiene que ir como parte del programa tendrá que hacerlo, no podemos retenerlo.

—No estoy de acuerdo – se levantó molesta de la mesa dirigiéndose hacia la cocina con su plato a medio terminar – sabes, es gracioso eso mismo le dijo una de las hijas de mis amigas hace unos meses. Ella confío en la chica para dejar que viajara a la ciudad para mediados de año, ahora resulta que la niña bonita regresó embarazada – no tenía nada que ver con él, porque en primer lugar y aunque sonara machista, no podía quedar embarazado, en el caso hipotético que fuera él quien dejara embarazada a alguien sería porque fue muy estúpido como para no usar preservativo. Pero ahí estaba su madre yéndose por una tangente muy alejada de él – tú debes conocerla Rayan, está en tu clase o bueno estaba ahora que han terminado los estudios.

—Mamá eso qué tiene que ver conmigo.

—Te descontrolarás una vez estés en la ciudad, te verás solo sin autoridad y harás lo que se te venga en gana.

—Voy a estudiar no a pasar el rato teniendo relaciones sexuales con cualquiera que se me atraviese.

—Vamos a tranquilizarnos por favor – se levantó su padre de su asiento cansado de la discusión absurda – Rayan me alegra que tengas esta oportunidad para estudiar, pero hay algo que estas omitiendo. ¿Cómo te mantendrás allá?

—De eso quería hablarles de hecho, la universidad me dará para vivir – bien tenía la opción de decir una mentira o una verdad a medias seguía siendo un engaño, pero a menor escala al menos al pensamiento de Rayan – aunque durante estos meses necesitare de su apoyo económico para subsistir allá.

—¡Y cómo es que planeas subsistir durante estos meses!

—Tengo visto un lugar muy económico en el cual puedo vivir, la universidad me pagará el transporte y alimentación dentro del campus, solo necesito un poco de dinero para estos meses – miró con ruego a su padre, esos ojos de cachorro que derretían a cualquiera cuando era pequeño, pero que ahora era una imagen más que cómica – solo por un par de meses, por favor papá.

—Vaya lo tenías todo pensado ¿cierto? – ese tono acusatorio de su madre siempre le ponía los nervios de punta, sabía que no era el que hacía cuando estaba orgullosa por su intelecto, más bien hacía notar como si estuviera indignada por haber sido excluida de sus planes a futuro, donde obviamente dejó en claro que no los incluía. Regresó a la mesa, sin tomar asiento y solo sosteniendo el respaldo de su silla. Se podía notar que se estaba conteniendo por abalanzarse sobre Rayan –. Y pretendes que con el poco dinero que tenemos te enviemos a la ciudad pagando tus cosas por tres meses.

—No es mucho tiempo el que estaríamos un poco ajustados cariño – trató de convencerla con un poco de contacto, pero eso empeoró la situación. En un arrebato por evitar su agarre terminó por tropezar contra la mesa, derramando el líquido de los vasos del resto de la familia, además de pasarse llevando el mantel. Su esposo la tomó entre sus brazos haciendo un movimiento brusco, agravando aún más al dolor punzante que había padecido en secreto, la mueca no pasó desapercibido por sus hijos – cariño te encuentras bien.

—James, ten cuidado podrías lastimarte – la mujer casi de forma instantánea se volteó, para revisar a su esposo - ¿puedes ponerte de pie?

—¡Papá! – alzaron la voz ambos hijos, ninguno se detuvo en su lugar para no llegar hasta donde se encontraba su padre en el suelo.

—Estoy bien – siseó tratando de ocultar el dolor incontrolable, todo el día le había molestado, pero esto parecía haber empeorado la situación – no se preocupen de verdad.

Cuando trataron de ayudarle para ponerse en pie, pero el grito de dolor fue desgarrador para todos, quienes detuvieron sus acciones de inmediato, estaban viendo al pilar importante en esa casa retorcerse en el suelo, sin poder hacer nada. Su hermana salió corriendo para llamar a emergencias, mientras él contenía a su madre para evitar que se abalanzara sobre el cuerpo de su padre. No era una imagen agradable, se sentía impotente por quedarse de brazos cruzados.

La ambulancia no tardó en llegar para llevar a su padre al hospital, él tomó la decisión de ser el encargado al momento de ir en la ambulancia. Su madre había entrado en una especie de crisis y la entendía, así que le pidió a su hermana que llamara a alguno de sus tíos para que las llevara luego al hospital, una vez que su madre estuviera más tranquila.

Durante el camino no supo responder a las preguntas de los paramédicos, su padre se quejaba constantemente; a lo único que pudo responder fue, explicar la situación antes de encontrarlo en el suelo. No sabía si padecía alguna enfermedad porque su padre no era de las personas que se quejaran por algo, lo único diferente era que últimamente se había quejado de un dolor en la espalda baja, pero lo habían atribuido a el trabajo en el taller, siendo siempre trabajos manuales, estar muchas horas en el suelo revisando motores o en posiciones no muy cómodas, era obvio que el cuerpo lo resentiría, por lo que no pusieron atención a algo como eso.

Estando una vez en el hospital lo apartaron de su padre para estabilizarlo, ya que no sabían qué era exactamente lo que tenía, decidieron realizar análisis, algunas tomografías y demás estudios para descartar cualquier daño físico por la caída. Podía incluso ser una lesión en la columna que se agravó por el movimiento, fue lo que le explicaron, pero en realidad no sabría decir si eso hubiera sido mejor o peor de lo que realmente fue el diagnóstico.

—Familiares del señor James Maelick – se escuchó en la sala de espera, donde ya se encontraba su madre y hermana, quienes se demoraron más en llegar debido a que ningún familiar quiso ayudar para movilizarlas, hasta que uno de los vecinos llamó a su puerta preguntando si todo en orden ya que su esposa le había comentado el ver una ambulancia frente a su casa, fue la única persona disponible con vehículo que las llevó sin dudar al hospital – hay algún familiar del señor Maelick en la sala.

—Nosotros – se levantó de su asiento Rayan, estaba tan ido que no escuchó el primer llamado de la mujer que agitaba una hoja para llamar la atención de los presentes - ¿Cómo está mi padre? ¿Se encuentra bien? ¿podemos pasar a verle?

—Relájese joven – hizo un ademán con sus manos para calmarlo – ¿usted es familiar?

¿Qué acaso no había escuchado que estaba preguntado por su padre? Era ridículo volver a preguntar si él se trataba de un familiar, a veces los protocolos de los lugares son absurdos y las personas actúan como robots programados por un guión el cual deben seguir al pie de la letra alterando mucho más a las personas que esperan una respuesta sobre sus familiares.

—Soy su hijo – dijo entre dientes tratando de guardar la compostura – tiene alguna respuesta sobre el estado de mi padre.

—Claro, acompáñeme por este lado – antes de darse la vuelta notó la presencia de las dos mujeres que lo estaban acompañando – ¿son familiares también?

—Sí, son mi hermana y mi madre.

—Bien, entonces síganme les indicaré cuál es la habitación del paciente.

Rayan solamente llamó a ambas mujeres, despertando a su hermana quien estaba descansando en el regazo de su madre. Los tres acompañaron con paso apresurado a la enfermera que parecía haber olvidado que debía acompañarlos y no dejarlos atrás en su guía al encuentro con su padre. Atravesaron un pasillo enorme donde estaban el resto de pacientes, sin embargo, había un pequeño detalle en ese lugar que pasaron por alto. La enfermera paró en seco su caminar en una puerta indicándoles que podían pasar adelante y que el doctor pronto llegaría con ellos para explicar la situación actual de los análisis realizados.

Rayan tragó duro esperando que al atravesar aquella puerta no se encontrara con una escena traumática donde estuviera con muchos monitores atados al cuerpo de su padre, pero, todo lo contrario. El hombre se encontraba sentado en la camilla viendo el televisor, como si solamente estuviera de paso, unas mini vacaciones que casi provoca que media familia tuviera un colapso.

—¡James! – su madre fue la primera en salir a su encuentro y abalanzarse hacia él para abrazarlo –. Te encuentras bien cariño, no sabía qué haría si te sucedía algo.

—Estoy bien amor relájate te dije que no tenías que exagerar – le devolvió el abrazo, dándole caricias en su espalda. Observó que en la puerta de la habitación ambos hijos se encontraban parados esperando una invitación de su parte. Rayan sostenía a su hermana de los hombros, como deteniéndola de hacer algo que no debía – venga aquí hijos – les extendió el brazo para que se unieran al abrazo, cosa que ninguno dudo.

—Pensé que todo había empeorado – murmuró su madre, estando aún aprisionada entre el cuerpo de su esposo y el de sus hijos que la rodeaban a sus espaldas – James ¿Qué haríamos sin ti?

—¿Papá estarás mejor luego que salgamos? – preguntó preocupada su hermana, a lo que su padre solo pudo asentir como respuesta ya que su esposa no dejaba de estrujarlo contra su cuerpo –. Entonces mamá tiene razón, ya no te pondrás peor.

—¿A qué te refieres con peor mamá? – el comentario de su madre parecía conocer más información de la que ellos estaban manejando, eso le parecía lo más injusto, se suponía que los adultos te dicen que no les mientas en nada y ellos eran los primero en ocultar cosas, ¿Qué clase de hipocresía era esa? –. Nos están ocultando algo.

—No es nada hijos, de verdad estoy mejor.

—Yo no estaría tan seguro de eso señor Maelick – se escuchó una voz ajena a todo el cuadro familiar. Todos voltearon asustados por la sorpresa de tener a un intruso prácticamente invadiendo su espacio en la habitación, aunque se tratara del doctor que llevaba el caso de su padre – ¿Se puede?

—Doctor ¿a qué se refiere con lo que acaba de decir? ¿Mi padre se encuentra grave? ¿de verdad tiene una lesión en la columna?

—Nada de eso – trató de sonar lo más relajado posible, no era fácil dar malas noticias cuando todos esperan escuchar un "no fue más que un simple golpe" esa sería una vida soñada, pero esta era la realidad – señor Maelick tengo los resultados de sus análisis. Dígame, ha sentido molestias en su espalda últimamente.

—Constantemente se queja de los dolores – interrumpió la mujer sin dejar hablar al verdadero involucrado – pero ha estado tomando medicinas, incluso yo le he inyectado relajantes musculares, sabe yo estudié para esas cosas, así que tengo buena mano para ese tipo de situaciones. Es que trabaja tantas horas en el taller que todo eso le ha afectado.

—Con todo respeto – hizo una pausa para analizar el ambiente, tratando de mantener la compostura, ya se estaba viendo en uno de esos casos – imagino que es la señora Maelick – la mujer asintió efusivamente – bien, esto es un tanto más complicado que un simple espasmo como lo han venido tratando. No debió automedicarse y tenía que acudir al médico en cuanto las pastillas no funcionaron, porque imagino que eso solo empeoró la situación.

Su padre se veía como un niño cuando era regañado por realizar una travesura, como cuando tu madre dice que no hagas algo y de igual forma lo terminas haciendo, terminando por romper un objeto, lastimándote, enfermando o involucrando actos que repercuten en otros, escuchando al final del día una llamada de atención con un "te lo dije". Tenía la mirada agachada, su madre le insistía que contestara a la pregunta por lo bajo, a lo que él ignoraba.

—Él dijo que había mejorado luego de las inyecciones.

—No es por ofenderla señora Maelick, pero el médico aquí soy yo – no había utilizado un tono grosero, pero si autoritario haciendo énfasis en que quien tenía la razón, pues era la persona estudiada frente a ellos – además tengo los análisis que dicen todo lo contrario.

—¿Y qué dicen los dichosos análisis? – su madre se puso a la defensiva de inmediato, no le gustaba que le llevaran la contraria, era de esas personas que incluso le rebatía a quien tenía la razón con fundamentos, un doctor no iba a ser la excepción, para el pensamiento de ella, le estaba quitando crédito a lo que había hecho – vino aquí desde hace unos minutos y lo único que ha hecho es acusar a mi esposo que él no se sintió mejor con el tratamiento.

—Comprendo su molestia, pero le repito soy médico señora, tengo años de experiencia y estudios – su tono de voz era demasiado calmado ante la histeria de su madre lo cual era cómico porque era el fuego que encendía el enfado de su madre, que la trataran con amabilidad cuando ella buscaba pelear. En la psicología explican que para evitar una pelea con alguien de este tipo es mejor atacar dejándolo sin medio para poder discutir, la distracción es la mejor arma, se sentirán tan desconcertados por la forma en que les hablan que su cerebro no procesará muy bien la información por estar ocupado en pensar la razón del actuar del otro – ahora bien, lo que dicen los estudios es que no es algo leve que se pueda arreglar con pastillas. Entonces señor Maelick ya que es usted quien padece los dolores, quiere responder a mi pregunta ¿desde cuándo vienen estas molestias?

—Desde hace unos meses – no había hablado en todo el rato gracias al constante parloteo de su esposa, ahora que la habían callado no tenía de otra más que hablar – pensé que funcionaría con pastillas genéricas de la farmacia, pero como usted menciona empeoró. Así que asumí que era por el estrés del trabajo y pedí unas inyecciones para bajar el dolor.

—Nunca pidió la opinión de un médico cuando se automedico debo imaginar – su padre asintió con la culpa reflejada en su rostro – entonces lo que estoy a punto de mencionarles no les agradará. Encontramos que sus riñones están fallando señor Maelick, es muy común que el dolor se tome como algo a la ligera porque la zona está expuesta siempre a malos movimientos, pero el hecho de haber tomado esos medicamentos lo empeoró ya que sus riñones no están en las mejores condiciones para procesar ese tipo de tratamientos fuertes.

—¿Qué tan grave es el estado de sus riñones? – el miedo se le calaba hasta en los huesos, sentía sus palmas heladas y leves temblores, solo esperaba que fuera algo como un quiste, o las conocidas piedras en los riñones.

—Su padre tiene una Insuficiencia Renal que debe ser tratada con hemodiálisis, ya no es solamente el dolor, sino que estará afectando a su salud en diferentes puntos. Los estudios de sangre lanzaron niveles muy altos de toxinas lo que quiere decir que está a un punto muy crítico.

Impresionante como la vida puede cambiar de un segundo a otro, todo lo que significaba el mantener una enfermedad crónica era demasiado para sostener de un momento al otro. Sin embargo, era suficiente para inestabilizar a cualquiera de los que se encontraban en la habitación, Rayan en serio trató de poner la mayor de las atenciones para conocer sobre la enfermedad de su padre, pero por tiempos era como si escuchara una voz a lo lejos, aquello que se llamaba su libertad, se esfumaba.

Su padre era el pilar que brindaba los ingresos económicos a esa casa, gracias al trabajo en el taller; Rayan en ocasiones le ayudaba, pero su padre prefería que se concentrara en sus estudios para que no se quedara estancado en un trabajo como ese. El hecho de ahora no tener certeza si mejoraría era el mayor de los factores que dejaban un mal sabor de boca en James, de por sí se le dificultaba trabajar, no le había mencionado a nadie que incluso el trabajo estaba decayendo por su falta de puntualidad en entregar los vehículos que le dejaban, esto era un enorme obstáculo.

Su madre entró en una fase de enojo que remataba con todos, era normal porque no es fácil aceptar que una persona la cual parecía sana al siguiente minuto esté postrada en una camilla con una enfermedad crónica que necesita cuidados específicos. El doctor se marchó luego de dejar en claro la situación actual de su paciente, dejando el caos que representaba la mujer en esa habitación.

—¡Esto es toda tu culpa Rayan! – gritó su madre luego de varios minutos después de lanzar maldiciones al aire. Ese había sido un golpe duro, el culparlo por una enfermedad ajena.

—¡Mi culpa madre! Yo qué tengo que ver en todo esto – la indignación le colmó la poca razón que estaba teniendo en esos momentos, nadie estaba en sus mejores condiciones, todos se encontraban sensibles por la noticia, así que no era de extrañar las reacciones exageradas, pero culparlo era el colmo – no fui yo el que le dijo a papá que no debía ir al médico en su momento.

—Insinúas que fue mi culpa – se llevó una mano al pecho para hacer notar su dramatismo al sentirse acusada de algo – hice lo que mejor creí en ese momento.

—Yo escuche cuando le dijiste que sería muy costoso el asistir a un médico y que solamente eran quejas sin razón – le alzó la voz, cansado de la victimización de su madre; obviamente no hubieran evitado la enfermedad, pero estarían enterados desde antes, el daño no sería tan elevado como en esos momentos y no estarían teniendo esta discusión – ¡¿por qué tendría que ser yo el culpable de todo?!

—Porque si tú no hubieras sacado a discusión el tema de mudarte a la ciudad todo esto no estaría pasando – dicen que cuando estamos molestos por no encontrar una razón de los sucesos lanzamos cualquier idea al aire lastimando al resto, y eso era justo lo que estaba haciendo su madre – si tan solo no lo hubieses mencionado... tu padre estaría bien.

—Madre te estas escuchando, papá estaba enfermo desde antes de todo esto.

—Pero no lo hubiéramos descubierto y no estaríamos metidos aquí – Rayan se sentía decepcionado de su madre, cómo si quiera estaba atreviéndose a decir que era su culpa.

En cierto modo la situación no estaba muy alejada de una verdadera realidad, porque en su momento la enfermedad de su padre se habría manifestado a mitad de su primer año de universidad, donde él ya tenía un trabajo de medio tiempo con el cual podía apoyar económicamente a su madre en los gastos. Así que lo injusto sería decir que por querer superarse lo culparan de una enfermedad que no fue prevista con anterioridad, por las decisiones de sus padres, o más bien por el descuido que tuvieron, algo muy normal en las personas, una gran mayoría prefiere no asistir al médico por miedo, por los costos elevados y otros porque se rigen de automedicarse sin medir las posibilidades de empeorar.

La culpabilidad de tener que asistir a cursos extra lo invadió porque ahora ese dinero debía usarse para que su padre mejorara, no habría oportunidad de siquiera pensar en ir a la ciudad para estudiar. Así que tomó la decisión más difícil para un joven de apenas dieciocho años con ilusiones de superación, se quedaría en casa, trabajaría en el taller de su padre y si era necesario trabajaría en algo extra para obtener ingresos. 

Junio 21 de 2020, Domingo por la mañana... Actualidad

Fueron cinco largos años en los cuales se lamentó por no tomar aquella oportunidad de estudiar en la universidad, se había hecho realidad aquello que le mencionó a Riven sobre arrepentirse. Aunque claro aquella chica no había tenido otra opción por el hecho de estar embarazada. Él por su parte las oportunidades se le cerraron antes de siquiera saborear nuevos campos de la libertad y logros de sus propios objetivos.

Eso cambió, hacía unos diez meses, cuando se decidió mudarse por fin a la ciudad, el negocio del taller de su padre no dio para más cuando el local donde se encontraba ubicado les fue quitado por la falta del pago en la renta del lugar. Sus tíos habían mencionado que en la ciudad podría funcionar mejor el encontrar un trabajo, así que aventurándose por encontrar un ingreso un poco más estable viajó hasta la ciudad.

No había sido sencillo evitar los reclamos de su madre, pero se encontraba harto de las manipulaciones constantes de la mujer, incluso hizo que su hermana trabajara al mismo tiempo que estudiaba, mientras ella se quedaba en casa para cuidar a su padre. Lo cual era un total engaño porque siempre encontraba que estaba con sus amigas en una tarde muy animada, cuando su padre necesitaba de alguien.

Ahora luego de un tiempo alejado de aquel ambiente se sentía libre de respirar tranquilidad absoluta, no tenía el mejor trabajo, de hecho, estaba haciendo exactamente lo mismo, trabajar en un taller, con la diferencia de no tener que pagar un lugar donde quedarse, ya que el dueño del taller le dejó quedarse en el local, como forma de convencerle de pagarle un poco más, se ofreció de guardián. Eso representaba un gasto menos. Su jefe era bueno con él, siempre comentaba que era el hijo que nunca tuvo, llegó a creer que quizá el hombre no tuvo hijos o siquiera estuviera casado porque su mano estaba sin un anillo de matrimonio. Recordaba que su padre jamás se quitaba el suyo, aunque se manchara de aceite o grasa, decía que era la mejor forma de honrar a su madre demostrando que estaba casado.

Sin embargo, en una de esas tantas conversaciones luego de un día cargado de trabajo con una cerveza en la mano tuvo el valor de preguntar si no estaba casado y si esa era la razón para no tener hijos. La respuesta lo descolocó un poco, comenzó con una carcajada siniestra para terminar por mencionar que tenía cuatro hijas, mujeres que no servían para esta clase de trabajo, si bien era cierto no había visto alguna mujer realizar trabajo de mecánica no era motivo para llamarlas inútiles, parásitos o mantenidas, citando las palabras del hombre. Cuando pasó a la parte de su esposa, mencionó que era otra carga más en su vida que se mantenía en casa nada más.

Dicen que los borrachos no mienten acerca de lo que están pensando o diciendo y su jefe no era la excepción, se notaba sin necesidad del alcohol que era un machista en su casa. Pero quién era él para decir algo al respecto, sino se metía con él, le bastaba con tal que el hombre no lo sacara del lugar donde vivía y trabajaba, estaba agradecido por la oportunidad, aunque el tipo fuera el mayor hijo de puta en su casa. Afortunadamente los domingos no abrían, así que podía despertar hasta tarde, no conocía mucho la ciudad porque no quería gastar dinero en cosas banales. Aunque ese día se lo estaba pensando realmente, tenía un poco de dinero guardado, podría utilizarlo para ir en bus a algún lugar céntrico.

Al menos ese era el plan hasta que escuchó que alguien daba golpes en la persiana del local, eso le asustó pensando que se trataba de algún ladrón intentando entrar a la fuerza. El sonido era molesto, parecía que querían botar la puerta a patadas, de hecho, podría apostar que de eso se trataba.

—¡Abre la maldita puerta Rayan! – esa era la voz de su jefe, ¿Por qué estaría un domingo en la mañana dando golpes en la puerta, si él tenía el juego de llaves original? – maldita sea Rayan, abre la puta puerta.

Sonaban tan atropelladas las palabras que estaba seguro que el hombre se encontraba más que ebrio, no quería tratar con alguien en ese estado, pero tampoco podía arriesgarse a ser despedido por no abrirle la puerta al dueño del lugar. Maldiciendo para sus adentros decidió darle paso al hombre, quien al no más notar que se le abría el pasó ingresó como si lo estuvieran persiguiendo. Para asegurarse que no fuera el caso Rayan revisó la calle, encontrándola vacía, por lo que no perdió más tiempo para volver a encerrarse.

—Maldita sea – se tomaba la cabeza mientras se desplomaba en una de las llantas viejas que utilizaban para sentarse, la cual habían acomodado como un sillón improvisado – perra, hija de puta – definitivamente no estaba en sus cinco sentidos y pobre la persona que se estaba llevando todos esos insultos.

—Señor le sucede algo – se acercó con temor a la reacción del hombre, estaba como desorientado, parecía que había llorado en algún punto de la madrugada. Tenía manchada la cara con grasa y su atuendo era el mismo del día anterior. Con esa imagen a cualquiera asustaría en la calle – ¿necesita ayuda?

—Alcánzame una de las cervezas que quedaron ayer – seguro, porque tomar más era la única forma para calmar la resaca para ese hombre, pensó Rayan. Sin otra opción decidió revisar en la refrigeradora si habían quedado más de alguna, encontrando dos, las tomó y le dio una – gracias Rayan.

—Señor dígame hay algo en lo que pueda ayudarle – no es que quisiera realmente auxiliarlo, pero por cortesía podía ofrecerse en apoyarle si tenía problemas – es extraño que esté por aquí un domingo en la mañana.

—Dime algo Rayan tienes novia – le miró con desdén antes de empinarse la botella, parecía que el mal humor no estaba dirigido precisamente a él o la botella de la cual bebía como si se tratara de agua.

—No señor.

—Bien, porque son la peor basura que existe en este maldito mundo – golpeó la botella contra el suelo, un poco más y hubiera estallado por la fuerza que utilizó. Se encontraba realmente molesto y podía asumir con quién – son unas hijas de puta, que creen que se pueden burlar de ti cuando se les plazca la gana.

—Me temo que no comprendo a lo que se refiere señor – no era partidario de escuchar a alguien llamar de ese modo a las mujeres, seguía con el mismo pensamiento de siempre, defenderlas porque él tenía una hermana a la cual adoraba y aunque le diera dolores de cabeza tenía una madre que sin ella no estaría en este mundo – tuvo algún problema en casa.

—Yo no – bufó por lo bajo sonriendo sin gracia y volviendo a empinarse la botella para terminarse el contenido – pero la estúpida de mi mujer los tendrá una vez llegue a casa, me va a escuchar esta vez.

Eso no sonaba para nada alentador, a decir verdad, su sentido de alerta se encendió sabía que en el momento que decidiera salir de ese lugar sería solo para hacer daño en su hogar. Estaba en una encrucijada entre llamar a la policía y no hacer nada al respecto, pero qué diría en el caso que hiciera aquel llamado, "mi jefe está amenazando a su esposa mientras bebe en su taller" lo tomarían como un bromista más, además si el hombre no salía del lugar no podría hacer nada.

—Te la tomarás – le gruñó al ver que la otra botella seguía intacta, así que se la extendiendo, realmente no iba a tomar a esas horas – bien gracias, tendrás que comprar más hasta que piense muy bien cómo llegar a casa.

—Si gusta puede quedarse todo el tiempo señor Robbie este es su taller.

—Hazme un favor Rayan toma un poco de dinero de la caja y ve por más cervezas – le ordenó señalando el lugar donde guardaban el dinero. Algo que no le agradó mucho a Rayan pues de las ganancias del día anterior era su paga – descuida te repondré el dinero cuando me lleves a casa.

—¿Yo señor? – abrió sus ojos por la sorpresa, lo estaba involucrando en un posible crimen porque quién sabía qué cosas pensaba hacer el hombre una vez haya decidido su actuar. Aunque eso podría darle una prueba para llamar a la policía y no ser un culpable más – pero ¿cómo lo llevaría hasta su casa?

—Detalles en los que no debes preocuparte por ahora Rayan – le sonrió de nuevo, eso le causaba escalofríos – ahora ve por el almuerzo y más cerveza. Prometo que cuando me lleves a casa te daré un dinero extra por tu ayuda.

Genial ahora se convertiría en un vendido porque necesitaba el dinero, nada le aseguraba que el hombre le fuera a pagar más por llevarlo, pero tampoco quería que su ira recayera en él, que no tenía nada que ver en todo el caso. Estaba entre la espada y la pared. Sin embargo, se levantó derrotado de su lugar para buscar el dinero necesario.

—Este quedó listo ayer ¿cierto? – señaló uno de los autos que se encontraban en la entrada del local, el cual habían llamado al dueño para que fuera a recogerlo quedando en que lo sacaría el día lunes por la mañana. Él asintió extrañado por la pregunta, más por el hecho que él mismo fue quien le dio el visto bueno el día anterior – bien sacaremos a probar este bebé para que me lleves en el hasta mi casa.

Era normal que sacaran los autos del local para probarlos en la calle, pero eso ya lo habían hecho antes, solamente era una excusa para no negarse por aquello que se le ocurriera decir que no había cómo llevarlo. Sería un día muy largo, así que tendría que estar atento para llamar o no a la policía al finalizar el día. Esperaba que no fuera así, en serio deseaba que no. 

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Hola muy buenas a todos queridos lectores, personitas hermosas, espero esta semana haya sido de éxitos para todos. Se nos vino un poco de la historia de Rayan y cómo fue que terminó en la gran ciudad. Ahora como todas las actualizaciones tendremos el dato que será el significado del nombre de Iham

Iham es un nombre de origen indú que significa "expectante", son personas que se fijan consumidos por los diferentes proyectos o su profesión. Esta es probablemente la razón principal por la que su vida amorosa se pone a menudo en espera. Hay un cierto temor a su vida sentimental, ya que podría poner en peligro su desarrollo profesional. 

Son sociables, abiertos, amables y buen humor estos rasgos de personalidad de los suyos como resultado una gran cantidad de relaciones. Por lo que tiene una red muy amplia y extensa que le permite cambiar las relaciones. Aunque nuestro querido rubio sea un amargado en ocasiones, eso no evita que tengas todas las redes de apoyo con sus amigos y familia.

Hasta aquí el dato de nuestro querdio rubio  creo que esto te puede interesar a ti. 

Gracias a todos por seguir el hilo de esta historia. Feliz mes de Junio a todos. 

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