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CUATRO AÑOS ATRÁS
JiMin gruñó realmente fastidiado, el día estaba soleado, era simplemente perfecto para jugar con sus amigos, pero él quería ver a su hermana, aquella niña rubia con mejillas rosas que siempre alegraba sus días estúpidos. Pero a pesar de ser un sábado hermoso, los días de visita habían sido prohibidos por una equivocación de alguien más. El rumor decía que un Alfa atacó a una Omega en su día de visita, o algo así, otro aseguraban que este en realidad desgarro con sus garras al Omega.
Observó por el campus a sus amigos en las bancas, disfrutando de unas malteadas que recibían por buena conducta. La piscina e incluso la cancha de básquet estaba siendo usada en exceso por los Alfas energéticos, él no tenía ganas de nada, sólo quería ver a MinHee luego de un largo mes, extrañaba las caricias de su hermana en el cabello, o cuando ella le contaba sobre sus días aburridos en clases de modales.
Suspiró, dejando caer su cuerpo en el césped. Se alejó tanto de los demás por su enojo que incluso podía ver el bosque desde su lugar, nunca se había metido allí, pero decían que era peligroso.
―¿Por qué estas solo? ―una voz femenina lo sacó de sus pensamientos, vio a JooHyun sentarse a su lado. Sus mejillas tomaron color con sólo verla, la Alfa más linda de todo el área, con su largo cabello negro y labios pequeños rosas le hablaba.
―N-Noona.
―¿A ti también te prohibieron ver a tu familia?
―Sí ―admitió sacudiendo su cabello―. No sabía que tenía familia aquí.
―Mi hermano menor tiene diez años, está en el edificio de Betas, y tengo una hermana de trece años en el edificio de Omegas, ¿Y tú?
―Mi hermana es Omega ―contestó, reluciendo la tristeza―. Es injusto que no nos dejen verlos sólo porque un idiota seguramente quiso tener relaciones con una Omega.
―¿Crees que fue eso? Yo oí que él la quiso atacar.
―Pero es absurdo, ¿Por quién nos toman? Jamás atacariamos a nuestra especie, no somos lobos primitivos. ―gruñó otra vez― Yo jamás le haría daño a mi hermana.
―¿Por qué tan seguro? ―sonrió―. Somos lobos después de todos, somos Alfas y eso nos hace agresivos por naturaleza.―JiMin la observó pasmado, sin poder creer lo que decía.
―Pero noona, nosotros avanzamos, ya no atacamos a los Omegas o Betas como si fueran presas. Podemos convivir en la sociedad con igualdad, ¿Acaso tú le harías daño a alguien por su área? —JooHyun negó.
―Sólo digo, ya sabes, los lobos en algun momento no pueden estar más reprimidos en nuestro interior. Mamá siempre me lo dijo...
JiMin no quiso pensar en que sería de ellos si los lobos salieran, sería simplemente un descontrol. Pero eso jamás sucedería, ¿Cierto?
ACTUALIDAD
―Unnie, yo quiero dormir. ―se quejó Yi Xan, aferrandose a las sábanas rosas de su cama― Está noche no quiero salir.
―Pero tengo que seguir buscando sobre JiMin, necesito ir al Distrito C, mi hermano iba allí cada vez que se sentía presionado, la cabaña que él usaba con sus amigos debe estar deshabitada en esos momentos.
―¿Pero y los Instructores? ¿No escuchaste al Señor Jung hoy? ―intervino SoYoung, fruncido su ceño― MinHee, ellos son capaces de darnos un castigo más grande que sólo limpiar baños y canchas.
La Park observó a sus amigas tensa, tenía en cuenta que no podía obligarlas a acompañarla, porque si debía ser sincera, ella también tenía miedo después de lo sucedido. Pero aún así quería intentarlo, no podía cerrar los ojos tranquila por tener a JiMin en su mente, haber visto a su propio hermano, su sangre, tirado en el suelo por un electrochoque la ha dejado helada.
¿Qué pensarían sus padres? Estaba segura de que su madre destruiría toda la escuela por hacer sufrir a su querido hijo, mientras que su padre demandaria a los directores por una gran suma de dinero. Sí, quería que eso sucediera, quería salir de allí y verles los rostros. MinHee quería saber como eran las vidas de los adolecentes normales, deseaba poder saber como era tener amigas y hablar con ellas de cosas diferentes a reglas que te lleven al castigo si no las cumples.
Dejó escapar un suspiro de sus labios y bajo la cabeza decepcionada.
―Esta bien chicas, ire yo sola.
―MinHee, sé que quieres saber la verdad, que JiMin haya huido después de todo es la cosa más rara que escuché en mucho tiempo. Pero... ¿No crees que es mejor dejar las cosas así? No sabemos que puede pasar, estamos en este internado desde muy pequeñas, ¿Qué harías al descubrir la verdad? ¿A quien le dirías? ―MinHee quedó en silencio, sin saber que responder―. Esa noche fueron los instructores quienes nos encontraron, y fueron también ellos quienes dejaron inconsciente a JiMin.
La rubia se desplomó en su cama con el cosel abierto, cada vez necesitaba saber más sobre su hermano y enterarse de que posiblemente fueron las personas que los protegen quienes rompieron la primera regla de Acendrado no es muy agradable.
«Regla número 1: Proteger a nuestros futuros líderes mundiales de cualquier mal que los aceche, y eliminar a cualquiera que atiente contra la salud de ellos.»
Ahora todo parecía sarcástico e irónico.
―El edificio central.―dijo Yi Xan.
―¿Qué? ―las miradas fueron a ella sin entender.
―El edificio central, donde hacen las pruebas de llegadas para definir tu rango. En un edificio bastante grande para albergar a únicamente algunos Instructores médicos, ¿No se han preguntado que más hay allá?
―Eso queda más lejos, Yi Xan ―respondió SoYoung, agitando su cabello― y no sabemos si hay guardias.
―Debemos ir ―asintió MinHee―, hay que buscar a los chicos.
CUATRO AÑOS ATRÁS
Luego de unas semanas y que la tragedia haya salido a la luz por el acontecimiento de la Omega asesinada, se le otorgó un día permitido para ver a su hermana menor. JiMin sonrió grande cuando vio a MinHee entrar a la área de Alfas con un Instructor atrás de ella. Había notado a otros compañeros también verse con sus amigos o familiares, y eso aumentó su estado de animó. Abrió sus brazos, esperando a que la rubia corra hacia él, y como lo supo, ella lo hizo.
MinHee se ocultó entre su cuerpo, abrazandolo lo más fuerte posible, como si en cualquier momento fuera a desaparecer.
―Te extrañe mucho, JiMin.―dijo contra su pecho.
Él sonrió, pegando su nariz al cuello de la menor, olfateando su glándula del olor.
―Yo también te extrañe.
―Tienen el resto del día, cuando la campaña suene ella debe volver con el resto de Omegas para ir a su área. ―dijo el Instructor. Ella asintió esperando a que se vaya, y cuando lo hizo, pudo sonreír en grande para volver a abrazar a su hermano mayor por un día.
Observó el campus de los Alfas, veía con fascinación los tres edificios que habían en su Área, aunque eran iguales a los suyos.
―JiMin, ¿Te gusta estar aquí? ―preguntó, entrelazado sus dedos con los de él.
―No ―negó― ¿Y a ti?
―Lo odio. ―confesó divertida.
―Yo también... en realidad, hay alguien que me hace disfrutar de los días pesados.
―¿Quién? ―lo observo curiosa.
JiMin estuvo a punto de decirlo.
—Obvio tú, bonita.
Pero prefirio guardar el secreto.
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