Capítulo 6
Itachi mientras corría analizaba "¿qué propósito tiene mi vida?" recordó las palabras del Uzumaki "gente amada" él no tenía eso ¿él no tenía propósito? ¿qué era amar? tenía muchas preguntas ¿cómo resolverlas? Entraron a Konoha, el azabache giró su mirada hacia la gente en la aldea, reían, platicaban, convivían, trabajaban. Naruto veía al Uchiha con cuidado observar a la gente, se acercó a su lado, el azabache sintió cómo se acercó ¿qué buscaba? -¿te gustaría ir conmigo por un ramen? -Itachi levantó una ceja con sorpresa ¿qué pretendía? lo vio con duda -¿Qué es lo que pretendes? -Naruto sonrió quedito -¿siempre estás a la defensiva? ttebayo, sólo quiero que seamos amigos -Itachi lo observó con seriedad -¿qué ganarías con eso? No soy una persona sociable a decir verdad -el rubio sonrió ligero -simplemente me agradas -el Uchiha apretó el ceño con desconfianza, era consciente que su habilidad de agradar era nula -tal vez en otro momento -el rubio suspiró audiblemente con decepción, continuaron su camino.
….
Al salir de entregar misión, cada quién corrió hacia su hogar. Naruto bajó hacia el área civil. Itachi lo vio con cuidado a lo lejos hacerlo, paró con curiosidad, entre los techos de las casas corrió ocultando su presencia, lo siguió un momento observando que llegó al puesto llamado Ichiraku, la gente se reunía a su alrededor, el rubio saludaba con emoción a todos "yo no tenía a nadie", le parecía increíble que alguien que dijo que no tenía a nadie ahora era rodeado por tantos -Naruto-kun -Naruto sonrió quedito, la gente se alejó de inmediato al llegar la chica junto al rubio, eso había sido extraño.
El Uchiha giró su rostro con duda observando a la Hyuga sentarse junto al chico, la pelinegra con astucia robó un beso de los labios al Uzumaki quién se vio incómodo por un momento, sonrió. Itachi los veía con atención, esa sonrisa que el chico había dado no se parecía a la que había demostrado esos días a la gente, se veía forzada -Hinata ¿creí que estarías en misión? -la chica negó con una sonrisa -no, he decidido tomar un tiempo para nosotros, ya sabes, aún hay muchas cosas que organizar para nuestra boda, papá ya consiguió una casa para nosotros, no debes preocuparte por nada -Naruto sonrió forzado -creí que ese era mi deber -rascó su nuca con molestia disimulada. Hinata sonrió divertida -nada de eso, papá se está haciendo cargo, tú sólo debes relajarte. El día de la boda todo estará listo, nuestra casa, muebles, todo, déjalo para nosotros -el Uzumaki vio su plato de ramen, por primera vez en su vida había sentido el estómago revuelto -Hinata ¿entonces cuál es mi labor? ¿creí que era labor de ambos organizar esa boda, encontrar una casa, los muebles ¿ya sabes? -Hinata apretó su mano suavemente -eso déjamelo a mí, no te ofendas, pero eres capaz de dejar nuestra casa en color naranja Naruto-kun -rio quedito tapando sus labios siendo coqueta. Naruto apretó su puño libre con molestia, soltó su mano de la chica con disimulo, comió su ramen de un trago. Hinata lo vio con duda -no me siento bien, estoy cansado -la Hyuga sonrió linda -entiendo Naruto-kun, te acompaño a tu departamento si gus... -el Uzumaki negó -no es necesario, tienes cosas que hacer -la chica sonrió -eres tan considerado Naruto-kun, debo irme -besó sus labios en un suave beso rápido. Itachi observó todo esa escena con cuidado, su mirada reparó en el pequeño quién volteó a los lados, con velocidad limpió sus labios con molestia. El Uchiha levantó una ceja con sorpresa al ver esa acción ¿qué sucedía? ¿eso era normal?
Caminó con sigilo siguiendo al chico hasta su departamento, le causaba demasiada curiosidad e intriga su persona. Al llegar al lugar lo vio por la ventana, vio como sacó su ropa de su cuerpo, quedó en unas pequeñas ¿bragas? metió su ropa sucia y la que traía en la mochila en la lavadora, los ónix lo observaron con atención, recorrieron su delgado cuerpo lentamente, apretó el ceño con duda, no era el cuerpo de un hombre musculoso o trabajado, se veía delicado, su cintura era estrecha y marcada, sus piernas eran largas y torneadas, su trasero era firme, su pecho no era marcado, parecía una chica con pechos planos, lo vio caminar hacia su habitación y tomar ropa para dormir, sus ónix no querían perderlo de vista, le agradaba bastante lo que veía.
El pequeño entró al baño a darse una ducha, había dejado la puerta abierta, desde el ángulo en qué se encontraba el reflejo del espejo le daba bastante imagen al azabache de lo que sucedía en esa ducha, activó su sharingan para ver con claridad, observó al rubio lavar su pecho y su espalda suavemente, sus manos pasaban por su trasero y piernas con delicadeza. Itachi lamió suavemente sus labios, sintió su miembro endurecer con lo que veía, lo vio lavar su cabello con un shampoo con aroma a vainilla, ahora entendía el delicioso aroma que había percibido en aquella habitación de hotel, durante su estancia en ese lugar no detalló en lo que ahora su vista le regalaba, observó la mano del Uzumaki bajar y lavar sus partes íntimas, tragó pesado, por un momento se imaginó tocando y probando al pequeño.
El rubio salió de la ducha con una toalla sobre su cuerpo hasta su pecho, eso era extraño, los hombres generalmente usaban la toalla en la cadera. El pequeño secaba su cabello con delicadeza, cuando terminó sacó un frasco de crema, comenzó a huntarlo en sus brazos usando sus manos con cuidado, quitó la toalla, continuó por su abdomen, comenzó a bajar por sus piernas suavemente.
Los ojos del Uchiha no podían parpadear, no quería perderse ni siquiera un segundo de lo que estaba sucediendo frente a él, lo observó colocar la ropa para dormir, era distinta a la que usó en la misión, era un pequeño short que apenas cubría su trasero, una blusita pequeña sin mangas, tragó pesado. Algo sucedía con él, no era ajeno a los placeres humanos, los desfogaba en las casas de chicas usando henges para cubrir su identidad, las tomaba y salía del lugar, no quería crear lazos. Era consciente de sus necesidades, en este momento su necesidad era tomar a ese pequeño y hacerlo suyo, apretó sus puños tras la barda donde se escondía, lo vio sacar la ropa de la lavadora, acostarse y comenzar a dormir. Por bastantes minutos lo observó en el lugar donde se encontraba, su mirada giró dándose cuenta que la ventana del comedor estaba ligeramente abierta, sin pensar, corrió con velocidad y se introdujo en el departamento.
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