Parte única
Un jóven minino, acostado sobre la cama matrimonial él solo, despertando con unas pequeñas punzadas en el vientre, un fuerte dolor de cabeza y náuseas. Se levantó lo más rápido que pudo, y tapando su boca entró al baño dejando la puerta abierta,se arrodilló frente al retrete. Levantó la tapa y metió su rostro levemente para poder sacar todo lo que llenaba su estómago desde la reciente noche.
Al terminar tosió un poco más, sentía arcadas pero era más por el asqueroso sabor que quedó en su lengua, que por las mismas náuseas.
Él se sentía bien, por lo que le pareció raro el querer vomitar así de la nada, no era algo normal.
El híbrido perruno, entró a prisa al baño de la habitación, él se encontraba en la cocina preparando el desayuno para ambos, hasta que con uno de sus oídos alcanzó a escuchar al minino quien expulsaba su cena. Preocupado sirvió el desayuno en la mesa, y se apresuró para atender a su mayor, el gato no era alguien fácil de enfermar, por lo que su preocupación se centró en él.
Se arrodilló a su lado y con una de sus manos acarició la espalda del contrario, hasta que las arcadas cesaron. El minino por fin levantó su rostro. Tenía la cara roja por el esfuerzo, respiración jadeante y una expresión de asco, sus ojos, rojo y azúl, se habían puesto llorosos; vomitar sin haber desayunado antes provocaba un esfuerzo mayor y una horrible sensación de dolor en la garganta.
-Hyung, ¿se siente bien?
-Uh... Sí, tranquilo Jimin-ah.
-¿Seguro? Si quiere lo acompaño al hospital...
-Tranquilo, hoy te toca exponer tu tesis, no quiero ser una carga, iré yo, en caso de algún problema te llamaré -le contestó con tranquilidad.
El chico-perro no se sintió conforme con ésto, pero no tenía de otra más que aceptar las palabras de su Hyung, por lo que ayudó al mayor a levantarse y le dejó un beso en la frente, y otro en la oreja afelpada de blanquecino color.
-Lo amo, Yoon-ie Hyung -susurró en la oreja, provocándole un escalofrío en la columna vertebral, y un ligero sonrojo en su pómulos blanquecinos, dándole un adorable aspecto al felino bicolor.
-Y yo a ti, Jimin-ah -respondió suavemente el minino, a punto de darle un beso en los labios al joven castaño, el cual lo rechazó alejándose un poco y con cara de asco.
—Hyung, lo amo mucho, pero no quiero probar el vómito —sonrió entre pequeñas risas tratando de aligerar el asunto.
El felino asintió riendo y se dispuso a lavarse los dientes y la lengua, hasta que el sabor a bilis y comida se disipara por completo. Mientras se disponía en aquello, el jóven perro se terminaba de vestir, listo para su tesis. Antes de retirarse se acercó a su mayor, quién ya se había terminado de lavar los dientes, y besó los labios contrarios con delicadeza.
Duraron un par de minutos conectando sus labios con parsimonia, hasta que el perro Chow Chow se separó con suavidad.
-Ya me iré Hyung, volveré más tarde -besó la mejilla contraria-, en caso de algo no dude en llamarme.
No le dió tiempo para responder al gato Persa, ya que en cuanto terminó de decir aquello cruzó la puerta principal de la casa.
El minino sonrió de lado, e instintivamente lamió el dorso de su mano para luego acicalar con ayuda de esta, una de sus orejas.
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Después de haber desayunado, el híbrido gatuno decidió descansar un poco después del esfuerzo adicional que le contrajo su estómago. Se transformó en su forma animal, debido a que se sentía más cómodo de aquella forma, y se recostó sobre su sillón usando de almohadilla sus esponjosas patitas delanteras.
Cuando media hora después, las arcadas volvieron de forma repentina, un fuerte malestar se alojaba en su vientre, por lo que su desayuno fue expulsado sobre su preciado sillón.
El pobre felino tuvo que lavar la tela rápidamente antes de que se traspasara.
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Yoongi no quería preocupar a su pareja, ya que se encontraba en un momento muy importante para su vida y su carrera, la tesis del menor, así que decidió por su propia cuenta vestirse e irse a un veterinario, ya que su malestar se concentraba principalmente en su forma animal.
Durante el camino sintió unos cuantos malestares, notó que su olfato se agudizó y ante sus platillos favoritos su estómago se revolvía, a diferencia de cosas que él odiaba comer, sentía como sus papilas gustativas trabajan más a prisa.
Entre quejidos y un estómago hambriento llegó a la veterinaria, entrando por la puerta, la cual hizo un sonido con la campana que tenía integrada avisando su llegada.
En cuanto la puerta se cerró, de un cuarto del local, entró a la sala de espera un joven de tez almendrada.
—Buenas tardes señor, mi nombre es Jung Hoseok, bienvenido a mi veterinaria, ¿en qué puedo ayudarle?
Min se quitó su sombrero de copa y el saco que traía puesto dejando ver sus peludas orejas y su larga y esponjosa.
—Espero no tenga ningún problema en el chequeo de un híbrido —comentó Yoongi.
—Para nada, pase a mi consultorio —Jung abrió la puerta por la cual entró anteriormente dejándole pasada libre al felino heterocromático.
El mizo bicolor se sentía nervioso, pero aún así tomó el saco y su sombrero, entrando con cautela al consultorio del amable veterinario. Ambos entraron y Hoseok cerró la puerta tras de si, haciendo un ademán con sus manos para que se sentará en la camilla del lugar.
Yoongi asintiendo se sentó en aquél lugar.
—¿Qué malestares tienes?
—Nauseas, leves mareos, dolor de cabeza, vómito repentino —dijo mencionando cada uno mientras los contaba con sus dedos—, antojo a alimentos que no me gustaban, y me dan asco los que si me gustaba comer.
—Eso es un poco extraño, ¿gustas transformarte para hacer un chequeo?
—Uh... Claro —nervioso se bajó de la camilla, dejando en esta su saco y sombrero, transformándose en un gato persa de pelaje bicolor y con heterocromía.
Salió de entre sus ropas, y agitó su pelaje, acto seguido comenzó a acicalar sus patas y su oreja, el sentir su pelaje enredado era la peor sensación que el podía sentir sobre si mismo. Después de hacer lo antes dicho, se subió de nuevo en la camilla y acostándose sobre ella.
—Por favor no se incomode, pero checaré partes sensibles —avisó el veterinario.
Utilizó un método que aprendió con sus consultas pasadas a otros gatos y perros. Pasó sus dedos parte de su palma por detrás del gato, bajo sus partes privadas, para que, por inercia se levantara en cuatro patas.
Abrió con dos de sus dedos la entrada rectal del felino y metió un pequeño tubo con linterna y cámara —segundos antes encendió un monitor— con cuidado de no lastimar al minino.
—A través de este monitor veré si hay algún problema en sus intestinos.
Siguió con la exploración, pero cuando vió una anomalía dentro del gato macho, algo que solía ver dentro de las hembras de la misma raza. Observó como estaba hinchada una pequeña parte y con cuidado retiró el tubo. Puso sus manos a la altura del vientre del minino, e hizo un poco de presión. Sintió algunas partes, algo interno que no debía estar ahí, pero que le daba lógica y razón al porqué de los síntomas que el híbrido gatuno padecía.
Jung Hoseok sonrió nervioso y emocionado, no sabía que tan bien o tan mal el gato persa se tomaría la noticia, o debería decir "¿las noticias?".
—Señor Min, ¿podría transformarse por favor? Necesito hablar con usted sobre algo importante.
Esto hizo que el pelaje del gato se erizara, ¿acaso era algo malo? ¿Se iba a morir? Y, ¿por eso tenía esos síntomas?
El veterinario se dió media vuelta para darle privacidad al híbrido para que se transformara y vistiera. Al cabo de unos minutos volvió la mirada hacia el híbrido ya vestido con sus ropas y sentado sobre la camilla reflejando una expresión de angustia y preocupación.
El joven híbrido se mordía el labio con un poco de fuerza, sus colmillos se encajaban en estos creándole pequeñas heridas.
—Es.... ¿Es algo malo?
—Nada de eso señor Min —se rascó la cabeza con algo de nervios, una pequeña manía que tenía al momento de explicar las cosas y no saber por dónde empezar con exactitud—, señor... Verá, usted está.... Um —cada vez que hacía un titubeo provocaba un mayor nerviosismo en el felino pelinegro y de tez blanca—, está embarazado.
Yoongi se quedó unos minutos estático, para luego estallar en una risa estrepitosa, dejando en confusión al joven veterinario.
—¿Dije algo gracioso?
—Claro, ¿usted está cuerdo? No me puedo embarazar —dijo con una sonrisa burlesca plantada en su rostro—, soy un macho, por si usted no lo habrá notado.
El gato persa siguió carcajeandose en su lugar hasta que el joven de tez almendrada y de bata blanca tosió a propósito para llamar la atención del contrario, quién paró de reír y sus orejas reaccionaron al sonido hecho.
—¿Acaso usted no lo sabe?
—¿Saber qué cosa?
Preguntó arqueando una de sus cejas.
—Señor Min, usted es intersexual.
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Un híbrido de perro, de tez almendrada y cabello castaño, unos labios bien formados y de buen trasero iba entrando a su hogar, suspirando cansino y con una sonrisa en el rostro.
—Hyung, he llegado.
Cerró la puerta tras de sí y colgó su maletín y su saco en el perchero. Se desató la corbata y la dejó colgada sobre su cuello y hombro, se acercó a la sala y vió al felino de tez blanca sentado, con rostro inexpresivo y una taza humeante de café pegada a sus delgados labios.
El canino se preocupó por la expresión del mayor, por lo que se acercó a su Hyung y se arrodilló frente a él. Tomó la taza de entre las manos del pálido pelinegro y la dejó en la mesa de centro que se encontraba frente al sillón. Acto seguido, tomó el suave rostro del felino.
—¿Hyung?
Observó la vista del mayor, quien tenía su mirada llorosa.
Volteó a ver a Jimin a los ojos, soltando pequeñas lágrimas.
—Jimin-ah.
Mencionó con voz temblorosa.
—¿Que sucede, Yoon-ie Hyung?
—¿Me querrás aunque sea alguien diferente?
—Si eres tú lo haré, te amaré así seas un humano, un gato o un pez.
El felino sonrió de lado levemente y volteó a ver sus blancas manos.
—¿Incluso si puedo tener cachorros?
Al principio Jimin se quedó estático, pero luego al captar aquello sonrió.
El ya lo sospechaba, porque varias veces notó que su mayor tenía algunas características de una gata en vez de un gato macho, era su ventaja de ser un cachorro listo. Abrazó a Yoongi con cuidado y lo apegó a su pecho.
—Claro que te amaría... Te amo ahora, y en el futuro.
—Tendremos cachorros.
—Me siento feliz por ello Hyung... Seremos padres, y tú un excelente criador. Te amo —susurró en los labios contrarios para después besarlo con delicadeza tomando el rostro del gatito persa, quién rodeó el cuello de Jimin y al final separarse con una sonrisa manteniendo sus frentes unidas.
—Y yo a ti... Cachorro.
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