Capítulo 12°
Por suerte, las pruebas revelan que la columna vertebral de Dylan está sana aunque débil por el golpe obligándolo a ir en silla de ruedas una temporada.
- No me lo puedo creer - Dylan entierra la cara entre sus manos mientras Thomas lo conduce por los pasillos del hospital rumbo al coche.- Puedo caminar - masculla, por décima vez.
- Lo sé, pero ya escuchaste al médico: o vas en silla de ruedas unos días y haces tus ejercicios - doblan una esquina - o te quedas aquí hasta que estés totalmente recuperado.
Dylan hace un chasquido con la lengua, molesto.
- ¿Dónde está Wes?
- Haciéndose cargo del papeleo para sacarte de aquí - responde cuando llegan a la primera planta y se sienta a esperar al director junto al moreno.
- Thomas - el rubio lo mira por respuesta.- Os he asustado, ¿verdad?
Él desvía la mirada, sintiendo el espectro de una ola de ansiedad. Respira hondo para alejar de sí sus pensamientos.
- No te haces una idea. Realmente pensé... - se mira las manos.- Dylan, pensé que... que ya no abrirías los ojos, que ya no... no podría verte sonreír más y... tú no despertabas, los médicos no decían nada y mi mundo se... se venía abajo.
- Thomas...
- No quiero volver a sentir ese miedo jamás en mi vida, Dylan - lo taladra con la mirada.
- Intentaré que no me vuelvan a aplastar - se encoge levemente de hombros, emocionado por las palabras de su amigo que significaban una mínima esperanza para él.
- Me vale - sonríe suavemente.
Una palmada los sobresalta y Wes releva a Thomas al mando de la silla de Dylan.
- ¿Nos vamos?
- Por favor, sacadme de aquí ya.
Continuará...
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