Capítulo 1: Pelusa
Francia estaba terminando un pedido especial para una mujer que quería atrapar a un hombre muy rico y también muy viejo a comparación de ella. Aquella acción le repudiaba, sí, pero no se quería negar, solamente que haría que su hechizo fuera más corto, quizá que durara solo 1 semana, para que esa mujer aprendiera una lección.
Lo único bueno que tenía de hacer la versión de choco-bombones era que cuando terminaba de usar las cucharas o palitas, podía lamerlas. Obviamente él era inmune a sus propios hechizos, así que no tenía por qué invitarle a nadie de sus dulces.
Pero su tranquilidad se agotaría cuando su puerta fue abierta de golpe y varios de sus contenedores de cristal amenazaron con caer de sus estantes.
-¡Francia!-
Su invitado inesperado no era otro que Australia, acompañado como siempre de una de sus tantas mascotas, esta vez tocaba el turno de una araña que para el europeo era una enorme y fea, no iba a indagar en que especie era el ejemplar.
-¡Por Notre Dame! ¡¿No te enseñaron a tocar?!- gracias a una maniobra evasiva pudo rescatar la taza de sabia de árbol que casi caía.
-Lo siento... Es que mi padre me pidió que te diera esto- justo debajo de su gorro de explorador, guardaba una carta con un sello que tenía la forma de una rosa y escrita en papel perfumado... toda una cursilería.
-Aww, mi U.K. siempre tan galante- Francia dejó a un lado sus cosas para tomar la carta y comenzar a leerla.
Australia se quedó esperando, era aburrido tener que esperar a que alguien acabara de leer una carta que, a juzgar por el grosor del sobre, era muy larga. Para matar algo de tiempo se recargó en un estante y comenzó a jugar con un yoyo que traía consigo de pura casualidad en el bolsillo de su pantalón.
Solo 2 segundos de distracción bastaron para que la araña que estaba en el hombro de su dueño, saltara a la estantería, buscando algo que comer. Justo paseándose por entre los frascos la pequeña pudo ver que uno que parecía miel goteaba, no espero dos veces para comenzar a saborearla.
Francia tardó aproximadamente 10 minutos en terminar de leer aquel texto que no decía nada relevante, tan solo destacaba que era un poema que le indicaba acompañar a Australia hasta el aeropuerto donde los esperaba su avión privado.
-¿si sabes que pudiste solo decirme que te acompañara y yo leía todo en el camino?- le recalcó al oceánico
-ups, no pensé en eso- soltó una risita claramente apenado.
Para cuando esto estaba pasando, la araña de Australia ya se había acabado todo lo derramado del frasco y se había acercado a la ventana semi-abierta, eso que había comido le hacía actuar como normalmente no haría.
Su dueño la pudo ver justo en el momento en que su mascota se tiraba al vacío y era llevada por su telaraña al viento.
-¡No! ¡Pelusa!- quiso alcanzarla pero fue inútil –¡Pelusa! ¡Regresa aquí en este instante!- el chico ya había empezado a llorar, sentía como si su mejor amiga lo hubiera abandonado
-¿Por qué U.K. tiene hijos tan raros?-
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
El viento había guiado a Pelusa hasta el aeropuerto, justo donde estaba el avión privado de la encarnación del reino unido. Cayó suave en el enorme sombrero del hombre y caminó sin preocupación en dirección a su cuello.
-Es inútil que sigas llamando, además ¿Cómo le haces para siempre adivinar mi número de teléfono?- U.K. estaba en medio de una discusión telefónica con Argentina, su ex novio.
Ambos habían tenido una relación anterior... Algo compleja, el latino terminó embarazado y teniendo a Malvinas y allí todo se fue a la mierda. Peleaban todo el tiempo hasta que el reino unido decidió acabar con eso pidiendo la custodia total de su hija. Claramente eso no era para nada justo, pero Argentina no había podido ganar, los jueces determinaron que U.K. tenía una mayor capital para mantener a esa pequeña y que legalmente el latino no tenía derecho de verla o hablarle.
-¡No me cambies el tema, pelotudo de mierda!- le gritó tan fuerte que el europeo tuvo que alejar su teléfono para no destruir sus tímpanos –¡Solo pido un día, un maldito día a la semana para verla, soy su madre carajo!-
-Ella está perfectamente bien conmigo, no necesita tenerte cerca ni tener influencia de tu gente- se sentía el rencor en las palabras de este, no era necesario gritar para notar su molestia.
En ese momento sintió un fuerte dolor, como de pinchazo, en la nuca. Se llevó la mano al cuello, pero no sintió nada, Pelusa era lista y había saltado antes de recibir cualquier golpe, luego, se había colado dentro del avión; después de todo, la escalera estaba puesta.
-Te reto a repetir esa mierda- Argentina no iba a permitir que lo hicieran menos –Escúchame bien, tú y todos esos jueces que sobornaste pueden meterse la custodia por el orto, yo buscaré la forma de recuperar a mi hija- cortó la llamada
U.K. sintió un ligero mareo cuando la llamada se terminó, y luego sintió claramente un vació en el estómago, como cuando te dan malas noticias. No dio mayor importancia y prefirió entrar al avión y esperar a Francia.
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
Malvinas o Falklands, estaba con su teléfono celular, chateando por WhatsApp con Argentina. Era un secreto para su padre y sus hermanos, pues se suponía que no debía mantener ningún contacto con su madre.
"¿Lograste convencer a papá?"
"Lo siento"
"te prometo que no dejaré de llamarlo hasta que logre hacer que me deje verte"
"No importa ma, no quisiera que te pelees más con papá por mi"
"No te preocupes, nuestros problemas no son culpa tuya"
"si, lo sé"
"debo irme, papá ya subió al avión y vamos rumbo al territorio de USA"
"Perfecto linda, yo estoy ahora mismo en territorio de México en el norte, tomaré un bus y quizá pueda verte"
"llegaremos directo a Washington, tú avísame cuando estés allí y me escaparé a verte"
Ese fue el último mensaje que envió, después cerró sus aplicaciones, bloqueo su celular y lo guardó en su bolsa de mano. Mejor sería que las cosas fueran así, ver a su madre en secreto, no la veía desde que ella tenía 3 y ahora estaba por cumplir los 15.
Era duro tener que vivir en aquella situación, con dos padres que se odiaban a muerte. Se sentía como si su padre la viera como simple objeto de chantaje para hacer a su madre más miserable, lo peor es que tampoco era tan unida a su padre, él era muy estricto y serio, nunca quiso escuchar cuando ella trataba de decirle como se sentía.
Quizá el único de sus medio hermanos que la hacía sentir mejor era Nueva Zelanda, él fue quien le había conseguido el número telefónico de su madre y, de hecho, también fue quien le compró su primer celular en secreto, pues según su padre, ella era muy pequeña para pensar en tener uno.
-Hija ¿ha llamado Australia?- ya qué ella estaba sentada junto al teléfono en el avión imaginó que sabría
-No, pero no debe tardar- le aseguró
-linda, ya te he dicho que no te sientes así- U.K. había notado como su hija estaba sentada con las piernas muy abiertas para el gusto del británico.
Ella se percató de eso y unió sus piernas como una señorita de alta clase –lo lamento padre-
-Por cierto- de uno de los cajones de equipaje, el mayor sacó una cajita de no más de 10 centímetros –Sé qué tu cumpleaños no es hasta pasado mañana, pero quería dártelo-
Malvinas tomó la cajita y la abrió, revelando una cadena de oro blanco con un dije de la luna –Es hermoso, Gracias padre- agradeció.
No era que ella no apreciara los regalos de su padre, pero siempre le daba cosas así... neutrales, porque él jamás se tomó el tiempo de conocer sus gustos ¿Él como sabría que el mejor regalo sería tener a su madre de nuevo? O solo poder viajar de vez en cuando a ver su otro país de origen (Aunque en el caso de U.K. eran 4, Inglaterra, Irlanda del norte, Escocia y Gales).
-De nada mi princesa-
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
Al final Francia tuvo que ser él quien condujera al aeropuerto, Australia seguía lamentándose por perder a su mascota.
-Calma, estoy seguro de que ella va a estar bien- trató de animarlo inútilmente
-mi Pelusa...- seguía llorando a mares.
No tardaron mucho en llegar, ya en el estacionamiento estaba el chofer que se lo llevaría de regreso a la compañía donde lo habían rentado. Se dirigieron al hangar y ahí vieron a U.K esperando por ellos.
-¡Mon Amo!- Francia no esperó y corrió a los brazos de su pareja.
-Honey, te extrañé mucho- aseguró
-Nos vimos hace una semana tonto- ese tono coqueto del francés era demasiado meloso para gusto de Australia
-A mí me pareció una eternidad-
-¿Pueden continuar esto luego? Me gustaría estar sentado dentro del avión cuando despegue- ambos tortolos estaban en la entrada y no dejaban al chico pasar
-ups, claro-
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
De acuerdo fue todo de este libro por hoy, esperen más capítulos pronto :3/
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top